Era un retoño, estaba en un campamento de verano que organizaba en Almazán la parroquia San Ignacio de Loyola, era futbolero, recuerdo el partido Italia-España, cuartos de final, la nariz sangrando de Luis Enrique, las lágrimas por la gloria esfumada; recuerdo el partido de Colombia-EEUU, los pelos excéntricos de Valderrama, el autogol de Andrés Escobar, la eliminación de la selección sudamericana en primera fase, el impacto de la noticia de su asesinato, aquel 2 de julio de 1994. El fútbol, una lavandería internacional de dinero del narcotráfico. "Los Dos Escobar", el mejor documental que he visto sobre el deporte rey.
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