La gran gesta constructora del comunismo, exige que los sentimientos individuales, incluido el noble deseo de venganza, acicate de una temeridad que forja héroes, queden relegados a las exigencias estratégicas del Partido. Y este es básicamente el arduo aprendizaje: acoplar las mociones individuales a la disciplina de la organización colectiva. Porque cada proletaria lleva las lágrimas en su corazón, ¿pero podría resolver algo que hiciera lo que le viniera en gana?
No hay comentarios:
Publicar un comentario