domingo, 30 de junio de 2019

Katia Lara, "Quién dijo miedo" [2010]

¿Recuerdan aquel 28 de julio del 2009? El presidente Manuel Zelaya promovía una consulta que decidiera la instalación de una cuarta urna en las elecciones de noviembre, con la que los hondureños podrían decidir activar el proceso de una Asamblea Nacional Constituyente...


“Honduras, al nombrarla me acuerdo de un film documental que acaba de estrenarse: '¿Quién dijo miedo?'. Jamás he visto el protagonismo del pueblo como en esas imágenes. La reacción contra el golpe que sufrió Zelaya por Micheletti y la mentira que significó la 'solución democrática de Lobo'. Cómo lucha ese pueblo, en la calle, en todos lados. Qué presencia tiene la mujer, pese a los balazos, los palos uniformados, la cárcel, el exilio. Escena por escena: los rostros, las voces que no se callan, el combatir con las manos contra las armas represivas importadas del Norte. Una filmación que va a pasar a la historia, que servirá de guía para el futuro. El pueblo no se rinde. Los pueblos no se rinden. Y las cámaras de la indignación están en todos lados, en primera fila, no se pierden ningún detalle, cada rostro queda como documento. La directora de este documento, Katia Lara, hondureña, merece un premio internacional por su valentía, su precisión y su denuncia total. Un testimonio de que, pese a todo, Latinoamérica no se rinde”.

(Osvaldo Bayer.)

sábado, 29 de junio de 2019

Roger Belbéoch, "Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de la servidumbre" [2001]

¿Cómo suministrar de energía necesaria las exigencias de consumo de la sociedad industrial? Poner en funcionamiento la energía nuclear, los 'átomos para la paz' de Eisenhower, acarreaba irreversibles nocivas consecuencias. Róger Belbéoch las analiza en "La sociedad nuclear". Y si un artículo pudiera recomendar al interesado por las vicisitudes de la gestión de la catástrofe de Chernóbil sería "Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de la servidumbre". Se ha hablado tan ligeramente en estos días sobre las fallas, achacables a la naturaleza del poder soviético, de la gestión de la crisis nuclear. La cuestión de la obtención de energía, mercancía entre mercancías, clave necesaria para suministrar el avance la sociedad industrial, que posibilita el encendido de la amalgama de nuestros juguetes técnicos, nos obliga a replantearnos todo el prepotente, y frágil, edificio civilizatorio.


"Algunos escépticos incorregibles acusan al poder soviético de no haber gestionado correctamente la situación accidental, ya durante, ya después del accidente. Pero, ¿qué tendría que haber hecho el poder, qué habría tenido que decir para que la gestión hubiese sido 'correcta'?
¿Qué tendría que haber dicho a los grupos de intervención que los expertos científicos mandaron al techo del reactor fuera de control para sofocar el incendio, a los pilotos de los helicópteros que cubrieron de arena, boro y plomo el núcleo en fusión del reactor, o posteriormente a los equipos que construyeron el sarcófago? ¿Qué tendría que haber dicho a los 'héroes' que envió al techo del sarcófago una vez terminado para plantar allí la bandera soviética y glorificar el trabajo humano? ¿Habrían participado con tanta eficacia si les hubieran contado previamente los graves problemas de salud que les aquejarían después de haber sido copiosamente irradiados y contaminados? [...] ¿Es seguro que esta mano de obra habría sido tan dócil y tan valiente si los responsables le hubiesen explicado con detalle todos los riesgos que iban a hacerle correr, precisando que a buen seguro existían otros desconocidos, y que su coraje iba a permitir dar con ellos? ¡La Ciencia les quedaría agradecida, desde luego!
¿Qué habría habido que explicar a esos cientos de miles de 'liquidadores' antes de enviarlos a 'limpiar' el emplazamiento? ¿Que la radioactividad era traicionera, que iba a penetrar en ellos por múltiples vías, que no notarían nada en el momento pero sus células quedarían dañadas y que su salud se vería afectada más tarde? [...]
¿Habría que decir a los 'liquidadores' que no iban a liquidar nada en absoluto, que aquella contaminación que se supone iban a hacer desaparecer tan sólo cambiaba de sitio y que reaparecería una y otra vez allí donde había creído quitarla? ¿Había que proclamar que esa liquidación no era más que una enorme campaña espectacular para hacer creer que era posible deshacerse de la contaminación, que es posible al fin y al cabo gestionar un accidente nuclear aunque el 'genio radioactivo no puede ser devuelto a la lámpara'? [...]
¿Habría que haber advertido a todos los habitantes de Ucrania, de Bielorrusia y de una buena parte de Rusia de que, desde el día 26 de abril de 1986, había peligro? ¿De que tenían que tomar múltiples precauciones, especialmente en caso de lluvia? ¿Qué podía hacer esta gente? ¿Dejar de salir? ¿Limpiar los caminos, los huertos, sus casas, etcétera, con agua... contaminada? ¿No ingerir alimentos contaminados? [...] ¿Había que haberles dicho que esos alimentos 'sucios' eran peligrosos para su salud, pero sobre todo para la de sus hijos? [...] ¿Dónde iban a encontrar leche 'limpia' para los niños, y qué podían hacer con toda la producción de leche 'sucia'? ¿Había que destruir cosechas enteras, sacrificar a los animales destinados a carne e incluirlo todo en los residuos radioactivos? Pero ¿qué podía hacer con ese montón de residuos?
Hubo zonas a más de 200 kilómetros del reactor que quedaron contaminadas. Habría hecho falta evacuar rápidamente a un millón de personas de los territorios contaminados, incluso a más, dependiendo de los criterios de protección más o menos estrictos que se adoptasen. Ahora bien, ¿adónde llevar a tanta gente? ¿Cómo transportarla? ¿Habría aceptado la población local a esas personas en sus nuevas residencias? ¿Cómo se gestiona 'correctamente' una situación semejante? Las autoridades soviéticas no hicieron pública la importancia de estas contaminaciones hasta 1989. ¿Tenían que haber dicho entonces a la población que no fue posible proceder en 1986; a la evacuación masiva de los territorios contaminados? ¿Tenían que haber explicado que lo esencial de los daños se había introducido en su interior y que las nuevas medidas, por muy amplias que fuesen, no podrían borrarlos?
¿Habría que decir a todas esas personas que han vivido o que siguen viviendo en regiones que deberían haber sido declaradas inhabitables desde los primeros días de la catástrofe, que forman un grupo especialmente interesante para determinar el riesgo de cáncer por radiación, pero que hasta que no hayan muerto todos no se les podrá aportar la prueba científica de la magnitud del riesgo que los dirigentes les hicieron correr? [...]
¿Puede concebirse un poder estatal lo suficientementemente irresponsable como para ceder a la tentación de decir toda la verdad y nada más que la verdad?

(Roger Belbéoch, "Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de la servidumbre", 2001.)

viernes, 28 de junio de 2019

Nadine y Thierry Ribault, "Los santuarios del abismo. Crónica de la catástrofe de Fukushima" [2012]

"La radiación de la central Fukushima Daiichi se extendía hasta el fondo del océano, impregnaba la tierra y se insinuaba en el cuerpo de animales y hombres. Los muertos que iban apareciendo en la zona evacuada estaban irradiados a tal punto que no podían ser entregados a sus familias, ya que contaminarían a los vivos. Había vuelto el tiempo de los 'santuarios del abismo', por retornar la expresión del poeta Hölderlin, en que nadie velará a los difuntos por miedo a sucumbir a su vez. Ya no hay que temer solo a la muerte, sino a todos y cada uno de los cadáveres que esta haya rozado con su dedo venenoso."


La discusión sobre la tendenciosidad antisoviética de la serie Chernobyl es absurda. La crónica del accidente de Fukushima que nos ocupa, "Los santuarios del abismo", escrita por Nadine y Thierry Ribault, demuestra que los elementos terroríficos a los que se enfrenta la población circundante a una central nuclear reventada son similares, a saber, la radiación invisible, la incertidumbre con respecto a la magnitud del desastre, la imposibilidad de acercarse al núcleo de la explosión, la necesidad de sacrificar vidas, o la inconmensurabilidad de una tragedia que anula todos los modelos previos de horror y piedad con los que realizar una comparación. Wataru Iwata y el grupo 'Proyecto 47', el 'Laboratorio ciudadano para la medición de la radiactividad', demuestran que la batalla por una información veraz es similar durante una catástrofe nuclear ocurrida en la Ucrania soviética o durante una catástrofe nuclear ocurrida en el Japón turbocapitalista.

jueves, 27 de junio de 2019

Jonathan Littell, "Wrong Elements" [2016]


Los cristianos extremistas del Ejército de Resistencia del Señor, organización paramilitar dirigida por el nefando Joseph Kony, todavía buscado por la Corte Penal Internacional, raptaron a miles de niños en Acholilandia para nutrir sus filas y mantener la ofensiva en mor de su proyecto teocrático. El grueso del grupo insurgente estaba compuesto por niños soldados, chavales que se situaron en una intrincada suerte como víctimas y verdugos, como inocentes jóvenes prestos a convertirse en asesinos crueles. Años después, cuatro de estos niños, ya amnistiados, que han rehecho sus vidas o lo siguen intentando, son acompañados por el equipo de Littell mientras rememoran con digna honestidad las crueldades de las que fueron partícipes y testigos.

miércoles, 26 de junio de 2019

Zaza Urushadze, "Mandarinas" [2013]


Un certero alegato antibelicista, de dirección georgiana y de producción estonia. ¿Han escuchado alguna historia sobre la guerra de Abjasia, aquel ya tradicional conflicto entre abjasios y georgianos que alcanzó crueles cotas de virulencia durante los años 1992, 1993 o 1998? O de la guerra de Osetia del Sur en el 2008, que el conflicto permanece latente: Georgia reclama la soberanía de Abjasia y Osetia, Rusia apoya a nacionalistas abjasios y osetios. Rutas comerciales, alianzas militares, consideraciones estratégicas, estupidez xenófoba

lunes, 24 de junio de 2019

Christian Ferrer, “La curva pornográfica: el sufrimiento sin sentido y la tecnología” [2006]

La voluntad dominante en nuestros días es el anhelo, urgente, de huir del dolor. Y son las industrias formateadoras del cuerpo las que destacan en la capacidad de absorber las expectativas de anulación del sufrimiento. El espacio paradisiaco y feliz proyectado por las utopías del siglo XIX reveló su frustrante reverso tenebroso, y las ciencias sociales y su pretensión de reducir las aflicciones asociadas a la injusticia social, o la ciencia y su ambición de reducir las angustias ocasionadas por el imprevisible poder del azar, renquean ante el magno edificio de las industrias de la metamorfosis carnal y sus confortables propuestas: el irritador que impera por el campo social y estimula la búsqueda de amortigüadores del sufrimiento es la insatisfacción con respecto a nuestra imperfección corporal.


"Tradicionalmente, el diferenciador social por excelencia era el dinero, a su vez reemplazo del honor estamental. En una coordenada vertical en la que eran arrojados todos los recién nacidos, la posesión o desposesión de riqueza regía el destino vital. Quien disponía de fortuna pasaba por la vida pertrechado de placeres y comodidad. Quienes subsistían en la parte inferior de la coordenada solo podían esperar, luego de una lucha intensa y de resultado incierto en el campo de batalla definido por la economía, ascender unos escalones de la pirámide. Pero en los últimos cuarenta años otra coordenada que recién comienza a desplegarse inserta a las personas en otro diferenciador social, que cruza al anterior: la coordenada que contiene valores definidos por la belleza y el cuerpo joven. Quien dispone de esos atributos y de un mínimo de audacia puede ascender socialmente con inusitada celeridad, posibilidad que antes estaba sometida a variadas restricciones. El mundo de la prostitución de lujo y algunas facetas de subculturas gay podrían ser considerados laboratorios que apuntalan y extienden esta coordenada. Pero quien está ubicado en el otro extremo de esta nueva coordenada, y mucho más si carece de otros recursos, se encuentra sometido a intensas presiones que sólo pueden agravar su malestar existencial. Pero justamente las industrias del cuerpo se dedican a compensar la posición desfavorecida de quienes están ubicados en el extremo débil de la nueva coordenada. Antidepresivo, viagra, cirugía estética, turismo sexual, diagnóstico de preimplantación seguido de anhelos de remodelación de la dote genética de quien aún no ha nacido: tales son las ofertas actuales de amortiguación del sufrimiento. Flujos de capital se encuentra con flujos libidinales sobre una mesa de disección del cuerpo."

(Christian Ferrer, “La curva pornográfica: el sufrimiento sin sentido y la tecnología”, 2006.)

Chris Marker, "La Jetée" [1962]


La influencia es directa, los '12 monos' de nuestra pubertad es un remake de este corto experimento de Chris Marker. Siguen interesándome los imaginarios apocalípticos, y en "La Jetée" será la guerra nuclear la que arrase París y acabe con la mayoría de los humanos. La Tercera Guerra Mundial. Irás a experimentar con los viajes temporales en las cloacas, en el pasado te enamorarás de una mujer, en el futuro te desdeñará un grupo de pobladores de una sociedad futurista. Y la humanidad sobrevivirá. Marker es grande.

viernes, 21 de junio de 2019

Angela Davis, "Mujeres, raza y clase" [1981]

Harriet Tubman a los mandos del Ferrocarril Clandestino, el carisma de Frederik Douglass, la revuelta de Nat Turner, la lucha por la universalización de la educación de Prudence Crandall, Margaret Douglass o Myrtilla Miner, las hermanas Grimke, sólidas abolicionistas y defensoras de los derechos de las mujeres, Sojourner Truth desmontando los prejuicios raciales y de clase del movimiento de mujeres cuando declamaba '¿Acaso no soy mujer?', W. E. B. Dubois ácido en su ensayo "La sirviente de la casa", Ida B. Wells y la oposición al creciente racismo en el movimiento sufragista, o cómo parar los linchamientos racistas y desmontar sus venenosas justificaciones (el mito del violador negro), Mary Church Terrell, las mujeres negras en los movimientos de los clubes, Lucy Parsons, Elle Reeve Bloor, Anita Whitney, Elizabeth Gurley Flynn y Claudia Jones, mujeres comunistas, la campaña del movimiento por el control de la natalidad, entre los derechos reproductivos y la eugenesia, y la perspectiva de clase que pone como objetivo alcanzable el fin del trabajo doméstico.


"Actualmente, para las mujeres negras y para todas sus hermanas blancas de clase obrera, la idea de que la carga del trabajo doméstico y del cuidado de los hijos pueda ser descargada de sus espaldas y asumida por la sociedad contiene uno de los secretos milagrosos de la liberación de las mujeres. La atención a la infancia y la preparación de la comida deberían ser socializadas, el trabajo doméstico debería ser industrializado, y todos estos servicios deberían estar al alcance de las personas de clase trabajadora."

(Angela Davis, "Mujeres, raza y clase", 1981.)

jueves, 20 de junio de 2019

Miguel Littin, "Compañero Presidente" [1971]


Una larga entrevista entre Régis Debray y Salvador Allende, que ayuda a caracterizar la pretensiones del gobierno de la Unidad Popular: la vía chilena al socialismo. ¿El gobierno de la UP era un gobierno revolucionario? ¿Qué política institucional encabezaba Allende y en qué medida era socialista? ¿Puede instaurarse el socialismo sin un enfrentamiento violento entre las clases sociales que apunte al derribo del edificio institucional de la democracia representativa? ¿Preveía Allende la posibilidad de un golpe de Estado del ejército chileno? Algunas respuestas a estas preguntas se desprenden en la hora de charla que contiene este documental filmado por Miguel Littin.

Steve James, "The Interrupters" [2011]


Una espiral de violencia azota las calles de Chicago. Del 1 de enero al 1 de abril del 2012, 120 homicidios se registraron en la ciudad. CeaseFire es una organización no gubernamental que intenta evitar los tiroteos desde la calle mediante interruptores de la violencia, una cuadrilla de antiguos pandilleros que intentan conciliar los conflictos implicándose con los chavales, entendiendo los problemas asociados a los barrios marginales, donde la miseria azota y las perspectivas de construir una vida digna son mínimas.

Remedios Zafra, "Entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital" [2017]

Vendría a ser un diagnóstico clínico de la frustración laboral contemporánea, "El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital" de Remedios Zafra, como una obra que refleja el camino hacia ninguna parte de quienes ansíamos sacar pastaca suficiente para sobrevivir de nuestro talento y conocimiento, de nuestra vocación, en esta nuestra era interconectada. 


"Me parece que aplazar lo que consideramos 'verdadera vida', movidos por el deseo de plenitud e intensidad futura, puede funcionar como mecanismo conformista que nos permite resistir sin hacer la revolución. Sentir que la vida es algo pospuesto que nos merodea nos anima a soportar, cerrando los ojos, el temor cada vez más palpable de que nunca se nos brindará plenamente. Creer que no es espejismo, que es verdad, nos ayuda a seguir como hasta ahora.
En algún momento observamos o nos dicen, o nos dibujan en un cronograma las fases a seguir para superar la precariedad encadenada: cursos de formación, licenciaturas convertidas en grados y másteres, procesos de acreditación, estancias en el extranjero, idiomas, formación-evaluación-formación, como si 'ser' fuera lo que está al final; como si solo las personas mayores o con trabajo estable o jubilación pudieran disponer de vida y lo demás fuera sucedáneo o procesos, no logro.
Todo está desglosado, estructurado, y entretejidos los años de una juventud dilatada. Y piensan los pobres que la escuela es bastante, pero no lo es. Como si no hubieran abierto las puertas del mundo donde aplicar lo estudiado, entretenidos en sí mismos, en sus redes, pacifistas sin épica (de momento), alimentando sus aspiraciones en competiciones entre iguales. Cuando quieren darse cuenta dedican sus días y horas a buscar grandes números para sus canales de vídeo y redes sociales, ampliar currículums y recoger cartas de recomendación, llenando sus tiempos de actividad frenética e inercias que rentan a veces su vanidad y, siempre, a los grandes monopolios que hoy territorializan el mundo conectado."

(Remedios Zafra, "El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital", 2017.)

miércoles, 19 de junio de 2019

Comité Invisible, "A nuestros amigos" [2015]

Aprecio los productos culturales que esbozan un imaginario apocalíptico: multitud de mercancías culturales no pronostican un futuro halagüeño. ¿Puede extrañarnos? Un nihilismo satisfecho, enmascarado en un amplio repertorio de deberes, que taxativamente se reducen a la necesidad de ganar dinero, domina en las ciudades. La penuria energética, los desórdenes climáticos, la progresión demográfica, los movimientos de poblaciones, el envenenamiento o la esterilización del medio, la artificialización de los seres vivos: nos resignamos de mala gana a la realidad del desastre en curso, y colaboramos impotentes, cómplices ingenuos, en los vanos intentos de reconducción social; el catastrófico discurrir de la sociedad industrial se nos presenta impúdico en periódicos y pantallas. Espectadores del espectáculo del fin del mundo, ¿actores del fin del mundo del espectáculo?


"El desastre objetivo nos sirve para ocultar otra devastación, aún mas evidente y masiva. El agotamiento de los recursos naturales está probablemente menos avanzado que el agotamiento de los recursos subjetivos, de los recursos vitales, que afecta a nuestros contemporáneos. Si se encuentra tanto placer en detallar la devastación del medio ambiente, es también para velar la aterradora ruina de las interioridades. Cada derrame de petróleo, cada llanura estéril y cada extinción de una especie es una imagen de nuestras almas harapientas, un reflejo de nuestra ausencia en el mundo, de nuestra íntima impotencia para habitarlo. Fukushima ofrece el espectáculo de este perfecto fracaso del hombre y de su dominio que no engendra más que ruinas: esas llanuras japonesas en apariencia intactas pero en las que nadie podrá vivir por decenas de años. Una descomposición interminable que acaba haciendo inhabitable el mundo: Occidente terminará por pedir prestado su modo de existencia a aquello que más teme, el residuo radioactivo."

(Comité Invisible, "A nuestros amigos", 2015.)

martes, 18 de junio de 2019

Kazuo Hara, "El ejército desnudo del emperador sigue marchando" [1987]


Kenzo Okuzaki era un veterano superviviente nipón de la Campaña de Nueva Guinea, una de las principales operaciones militares de la Guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Literalmente, una carnicería: los pocos supervivientes del ejército japonés llegaron a practicar el canibalismo. A la vuelta de la guerra, derrotado física y moralmente, Okuzaki abandonó la exaltación nacionalista y abrazó un difuso humanismo anarquista que le impulsó, entre otros atentados, a intentar asesinar, mediante el uso de una honda, al Emperador Hirohito, a quien acusaba de crímenes de guerra. El célebre documentalista Kazuo Hara, durante cinco años, sigue la travesía justiciera de Okuzaki Kenzo, que intenta desentrañar un suceso acontecido finalizada la contienda en el Frente de Nueva Guinea: el asesinato de dos soldados rasos por orden del capitán de su regimiento. ¿Un castigo por deserción? ¿Un asesinato caníbal? Kenzo dirige unos incisivos interrogatorios, que llegan al empleo de la violencia física, con la ambición vehemente, contradictoria, de encontrar la verdad de lo sucedido, treinta y ocho años atrás. Es un documental de sencilla apariencia y complejo sustrato, en el que palabras como memoria, verdad, justicia, culpa, castigo, cobran una poderosa dimensión. Una rareza imprescindible, indudablemente precursora de otros prestigiosos documentales posteriores. Diría Kazuo Hara, calibrando las pretensiones realistas del género documental,
'En la ficción hay un guionista que escribe, hay un personaje, y ese personaje es interpretado por un actor. En cambio, en el documental, las personas se interpretan a sí mismas como personajes. Esa es la diferencia entre ambos, pero ficción y documental están íntimamente relacionados.'

lunes, 17 de junio de 2019

Javier Valdez Cárdenas, "Malayerba. La vida bajo el narco" [2016]


Encontré un libro de crónicas publicadas en el semanario 'RíoDoce' del periodista asesinado el 15 de mayo del 2017 por el narco, Javier Valdez Cárdenas, "Malayerba. La vida bajo el narco", era el sexto periodista ejecutado en lo que iba de año en México. Compila varias de las columnas que publicó en el célebre, ya no sé si decir tristemente célebre, semanario.

"Si vas a Culiacán no voltees. No veas a la gente de otros carros. No grites ni reclames. No pites. No cambias de luces. No manejes en chinga ni nades rebasando. Y si voltean a reclamarte y te cambian las luces y te gritan y te pitan y te pasan en chinga por un lado, rebasándote, no los peles. Se lo dijo claramente: si vas a Culiacán, y no se te olvide. Venía de Veracruz: tierra cándida, habitantes jacarandosos. La arena del mar es cómplice y concupisciente, y el mar es un alcahuete, un pararrayos, una terapia. Pero estaba en Culiacán. No es tierra caliente: es gente caliente, y cruceros y banquetas, y plazuelas y cafés y cantinas y oficinas. Culiacán ardiente y no siempre cálida. La ciudad, el chapapote, los semáforos en rojo y los relojes: todo está caliente. La gente anda de mal humor. Apurada. Las camionetas, esas grandotas, monstruosidades que todo lo minimizan, son las que mandan. Ellos, sus conductores, tienen permiso para pasarse los altos sin ser infraccionados ni perseguidos. Ellos, los narcos, los dueños. Y con ellos esa fauna consustancial: los pistoleros, los que venden droga y los que la cobran, los que la siembran y bajan al valle y luego la llevan a la costa, los ayudantes, los mandaderos, los mitoteros, aprontados y émulos. Cualquiera, cualquiera: cualquiera de ellos puede matarte. Y no pasará nada."

(Javier Valdez Cárdenas, "Malayerba. La vida bajo el narco", 2016.)


"Y sin embargo hay gente en todo México que sigue desafiando este reino de silencio. Como resultado, muchos terminan mirando los ojos del silencio al fondo del cañón de un fusil. Periodista, activistas de derechos humanos, parientes de los asesinados, guerrilleros rurales y, a veces, funcionarios públicos honestos, son los que más frecuentemente se encuentran en la mira del silencio. Su palabra es una táctica de combate en la batalla contra la muerte anónima; su lucha es una batalla real, no contra las plantas y aquellos a quienes les gusta usarlas para doparse, sino contra el régimen perverso de ilegalidad e impunidad que hace que el narco sea tan buen negocio y que impone la muerte y el silencio necesarios para que lo siga siendo. Son gente que, a pesar de la sangre y las promesas incumplidas, sigue creyendo en una forma de justicia; si no en la justicia del Estado, de la ley, de la policía, de las cortes y los legisladores, sí en la justicia del saber, pues hablar y contribuir al saber son formas de rebeldía contra el silencio y la muerte. Los exorbitantes lucros del mercado ilegal de narcóticos requieren que una vasta y compleja red de actividad humana -cultivo, procesamiento, embalaje, transporte internacional, almacenamiento, distribución y ventas, tráfico de armas, vigilancia, lavado de dinero y extensa protección política- se mantenga sumergida en un ámbito nebuloso de palabras constantes e ignorancia perpetuamente impuesta."

(John Gibler, "Morir en México. Terror de Estado y mercados de la muerte en la guerra contra el narco", 2012.)

sábado, 15 de junio de 2019

Roxane Gay, "Mala feminista" [2015]


Roxane Gay es una crítica cultural honesta y lúcida, una feminista que analiza el mundo del espectáculo sin perder la perspectiva de las relaciones entre clase, raza y género, y que, asunto resaltable, muestra una envidiable capacidad de invalidar las reglas del Juego de los Privilegios, 'una masturbación mental que sólo gusta a quienes lo juegan': malditas sean las Olimpiadas de la Opresión. Quizá sólo se trate de rebajar la presión por cumplir ciertos ideales, huyendo de un feminismo esencialista, que apunta a la formación unívoca de la Nueva Mujer, y que no sólo prescribe lo que es ser una 'buena feminista', sino lo que es ser esencialmente mujer. Quizá se trate de intentar mantener la honestidad con los propios vicios y las propias virtudes, nuestras debilidades y nuestras fortalezas, los defectos y los esplendores. Pero vamos, que yo sólo podría ser otro pésimo aliado, que en sus conatos de rencor y desprecio, abomina de la literatura edificante.

"Estoy fallando como mujer. Estoy fallando como feminista. Aceptar libremente la etiqueta feminista sería injusto para las buenas feministas. Si, en efecto, soy feminista, soy una feminista bastante mala. Soy un cúmulo de contradicciones. Llevo el feminismo mal de muchas maneras, al menos según como se ha deformado mi visión del feminismo por el hecho de ser mujer.
Quiero ser independiente, pero quiero que me cuiden y tener a alguien esperándome en casa. Tengo un trabajo que se me da bien. Tengo responsabilidades. Estoy en comités. La gente me respeta y escucha mi consejo. Quiero ser fuerte y profesional, pero me molesta lo duro que tengo que trabajar para que me tome en serio, para recibir una décima parte de la consideración que podría recibir en otras circunstancias. A veces me entran unas ganas incontenibles de llorar en el trabajo, así que cierro la puerta de mi despacho y lo suelto.
Quiero estar al mando, que me respeten y dominar, pero también quiero entregarme completamente en algunos aspectos de mi vida. ¿Quién quiere crecer?
Cuando conduzco al trabajo escucho rap pandillero a todo volumen aunque la letra sea degradante para las mujeres y a menudo me ofenda en lo más profundo. ¿La clásica canción de los Ying Yang Twins, 'Salt Shalker'? Es brutal. 'Puta, tienes que menearlo hasta que te duela el coño'.
Poesía.
(Me avergüenzo de mis gustos musicales)
Me importa lo que piensa la gente."

(Roxane Gay, "Mala feminista", 2015.)

George Orwell, "Vagabundo en París y Londres" [1933]


"Hay otra sensación que constituye un gran consuelo en la pobreza. Creo que cualquiera que haya pasado apuros económicos la habrá experimentado. Es una sensación de alivio, casi placentera, al saber que por fin estás sin blanca. Has hablado tantas veces de la posibilidad de acabar en el arroyo… y resulta que ya estás en él y puedes soportarlo. Eso te quita muchas preocupaciones."

Me hice con un ejemplar de la primera obra de George Orwell, escrita en 1933, "Vagabundo en París y Londres", y entre los trabajos basura, los hostales infectados de insectos, las casas de acogida, el ambiente de miseria y penalidades o lo aburrida y sórdida que resulta la pobreza, queda sitio para sensaciones consoladoras.

"Los barrios bajos de París son un imán para los excéntricos: gente que ha caído en uno de esos surcos solitarios y medio desquiciados de la vida y ha renunciado a ser decente o normal. La pobreza los libera de los patrones normales de comportamiento, igual que el dinero libera a la gente del trabajo."

(George Orwell, "Vagabundo en París y Londres", 1933.)

jueves, 13 de junio de 2019

Elías León Siminiani, "Apuntes para una película de atracos" [2018]


Una admiración no disimulada por los ladrones de bancos me hace fácil el registro de las noticias relacionadas con semejantes asuntos: cuando detuvieron al 'Robin Hood de Vallecas', en septiembre del año 2013, vivía en Madrid, en Vallecas. El Flako, como se apoda en la película de Siminiani el ladrón vallecano, pertenecía a una estirpe de butroneros asaltadores que se remonta al mítico Albert Spaggiari, responsable del más célebre de los butrones, el del 'robo del siglo' en Niza en julio de 1976, cuyo popular slogan decía 'sin odio, sin violencia, sin armas'. El Flako y sus socios se colaban por los recovecos de los miles de kilómetros que recorren el sistema de alcantarillado madrileño y accedían al sótano de la sucursal fijada para seguidamente tomar la pastaca almacenada. El Flako, el mismo día de su detención, fue padre; su mujer, de la impresión ocasionada por la detención, dio a luz dos meses antes de lo previsto. Aunque se pretenda profesión asociada a la consecución de dinero fácil, la del bajo latrocinio no resulta una carrera con demasiado futuro, por ello el Flako expresa manifiesto su deseo de acabar la pena cuanto antes para llevar una vida de trabajador regular junto a su mujer y su hijo.

miércoles, 12 de junio de 2019

Rebecca Solnit, "Wanderlust. Una historia del caminar" [2001]

El caminar erguido es el primer sello distintivo de lo que terminó siendo la humanidad. Una idea aparecida en algún pasaje bíblico del Antiguo Testamento decía que 'somos extranjeros y peregrinos sobre este mundo'. Rebecca Solnit, con erudición y experiencia, establece un detallado itinerario de la ancestral práctica del caminar en "Wanderlust. Una historia del caminar": del caminar rural, por montes y praderas, junto a Rousseau o Woodsworth o Jane Austen o Thoreau, los peregrinos, los marchantes, los clubes de montañismo, y del caminar urbano, por calles y plazas, junto a Dickens o Virginia Woolf o Baudelaire o Walter Benjamin, las prostitutas, los flaneurs, los manifestantes.


"Y cuando el espacio público desaparece, también desaparece el cuerpo como, en las acertadas palabras de Sono, algo que puede llevarte allá donde quieras. Sono y yo hablamos del descubrimiento de que nuestros barrios, considerados los lugares más peligrosos del Área de la Bahía de San Francisco, no son tan inseguros (tampoco tan seguros como para pasear con toda tranquilidad por ellos). Sí, hace tiempo me atracaron en la calle, pero es mil veces más frecuente que me encuentre con amigos, con algún libro que quisiera leer expuesto en algún escaparate, con piropos y saludos de mis dicharacheros vecinos, con maravillas arquitectónicas, carteles de conciertos e irónicos comentarios políticos en las paredes y cabinas telefónicas, con adivinos, con la luna asomando entre los edificios, con atisbos de otras vidas y otros hogares o con ruidosos árboles callejeros llenos de pájaros. Lo aleatorio, lo inédito, te permite encontrar lo que no sabes que andas buscando y no se puede decir que conoces de verdad un lugar hasta que no te sorprende. Caminar es una manera de mantener un bastión contra esta erosión de la mente, el cuerpo, el paisaje y la ciudad, y cada caminante es un guardia que patrulla para proteger lo inefable."

(Rebecca Solnit, "Wanderlust. Una historia del caminar", 2001.)

martes, 11 de junio de 2019

Angela Davis, "La democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia" [2003-2005]

Las cárceles se han convertido en un agujero negro en el que se depositan los detritos del capitalismo. Una revisión de la población penitenciaria de los países de EEUUropa obliga a asumir el componente racista de la institución y atender al progresivo incremento de la población reclusa femenina. Angela Davis establece en el primer artículo de este libro, "¿Están las prisiones obsoletas?", un sucinto recorrido desde los orígenes de la institución penitenciaria en Estados Unidos, su relación con la esclavitud, su pretensión de reconducir a los individuos indapatados hacia la disciplina fabril, deteniéndose posteriormente en la violencia específica de las cárceles de mujeres, la práctica institucional del abuso sexual guardia-presa, y explayándose, en un intento de desmontar la creencia popular que asocia el índice de criminalidad con el aumento de población penitenciaria, en la conformación del complejo industrial-penitenciario estadounidense, en el que la explotación del trabajo carcelario por parte de corporaciones privadas se añade a las otras formas de colaboración entre empresas, gobiernos, comunidades carcelarias y medios de comunicación. ¿Qué alternativas podrían desarrollarse a la expedición siempre creciente de castigos penitenciarios?


"La cuestión más importante hoy día consiste en pensar cómo evitar una expansión aún mayor de las poblaciones encarceladas y cómo lograr sacar a lo que los presos llaman el 'mundo libre' a cuantas más mujeres y hombres, a poder ser negros, podamos. ¿Podríamos llegar a despenalizar el uso de las drogas y el comercio de servicios sexuales? ¿Podríamos tomarnos en serio estrategias para favorecer una justicia restaurativa frente a una exclusivamente punitiva? Ser capaces de desarrollar alternativas efectivas implica una transformación tanto de las técnicas para determinar qué es la 'delincuencia' como de las condiciones sociales y económicas que conducen a tantos niños de las comunidades pobres, especialmente de aquellas comunidades de gente de color, al sistema penal juvenil y luego a la prisión. El reto más urgente y difícil de alcanzar hoy día consiste precisamente en explorar creativamente nuevos marcos jurídicos en los que la prisión no figure como nuestra mayor bandera."

(Angela Davis, "¿Están las prisiones obsoletas?", 2003.)

lunes, 10 de junio de 2019

Miguel Delibes, "Cinco horas con Mario" [1966]


El difunto Mario, es un hombre agobiado por la incomprensión, la estulticia y la mediocridad, 'un socialista en bicicleta' al decir de Paco Umbral, modesto, cristiano, idealista, vanamente preocupado por la justicia y los problemas sociales. Su mujer, Carmen Sotillo, una mente limitada y estrecha, una personalidad intransigente y dogmática, que nos horroriza durante el velatorio de su marido con su carácter clasista, intolerante y rencoroso, se muestra como una mujer insatisfecha y frustrada que durante los veintitrés años de matrimonio se ha esforzado resignadamente por cumplir los deberes de una buena esposa. Carmen despliega su arsenal de reproches a los pies de la tumba de Mario. Un desnivel en la sensibilidad, una incompatibilidad de caracteres, una larguísima desavenencia conyugal, otra historia de un matrimonio agriamente soportado, que posibilita acercarse a las vicisitudes de la vida en la España provinciana de los años sesenta del siglo pasado.

domingo, 9 de junio de 2019

Jaime Semprún, "La nuclearización del mundo" [1980]

"La evidente superioridad de lo nuclear sobre todos los reformismos ecologistas consiste en preocuparse menos por la conservación de unos cuantos detalles subalternos, como las crías de foca o un aire respirable, y más por la conservación de las bases mismas de la organización social presente. En este sentido hay que comprender la profunda sentencia del académico Vladimir Killin, presidente del Comité de Estado para la Ciencia y la Técnica y vicepresidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética al declarar competentemente: 'La energía nuclear se nos presenta como la mejor respuesta a la protección del medio ambiente' ("Le Figaro", 15-11-79.) De este modo refutaba la larga cadena de seudo acontecimientos, desde Three Mile Island hasta el reciente vertido de ochenta toneladas de agua radiactiva por una fábrica nuclear de Japón, que tendían amedrentarnos con que la protección asegurada escrupulosamente por todos los poderes del mundo estuviese a merced de cualquier catástrofe ecológica. Esta protección no nos faltará nunca, de eso podemos estar seguros, y si una de las partes, nosotros o ella, tuviese que faltar, seríamos más bien nosotros los que faltaríamos. Mientras tanto, aquélla se ejercita atentamente con todo lo que constituye la parte más importante de nuestro medio ambiente, comenzando por sus propias condiciones de existencia."


Jaime Semprún escribió en 1980 este falso alegato, "La nuclearización del mundo", como una aportación a la crítica de la energía nuclear y del totalitarismo democrático, tras la fusión parcial del núcleo en el reactor TMI-2 de la central nuclear Three Miles Island en Harrisburg, en Pensivania, EEUU, el 28 de marzo de 1979. Es un texto en que se despliega un lapidario humor macabro, que vaticina las catástrofes nucleares por venir, un heraldo del accidente de Chernóbyl del 26 de abril de 1986, cuyo recuerdo ha sido fijado por la estupenda serie homónima de Craig Mazin. ¿Cuál es la cuestión básica que despliega Chernobyl? La gestión técnica de la vida en la catástrofe por parte del Estado y sus expertos, el progresivo desarrollo de una 'cultura radiológica práctica' que emplea a los elementos humanos como cobayas, la necesidad de la servidumbre voluntaria en la sociedad nuclearizada que ha de ser organizada en función de imperativos de seguridad en 'tiempos de paz'.

"Como las dos o tres catástrofes que todavía faltan al texto para cobrar pleno sentido son evidentemente tan 'imposibles' como las precedentes, es de temer que sus méritos sean demostrados de una forma tan aplastante que después de la demostración no quede nadie para reconocerlos."

(Jaime, Semprún, "La nuclearización del mundo", 1980.)

sábado, 8 de junio de 2019

Alejandro Montes, Daniel Arasanz y Nico Tarela, “El Peor Dios” [2014]


'La oración' es uno de los grandes ep's de aquellos años ochenta dentro del rock español, tres canciones oscuras surgidas de algún ruidoso subterráneo en el que los demonios campan dominantes y juguetones. "Destruye y mata / destruye y mata / a todo el que pasa / destruye y mata / a tu puta madre / porque eso es diversión / sobrecarga tus venas / sobrecarga tu cabeza / porque eso es diversión". Desechables derrocha magia. ¿Conocen la desdichada historia de Miguel, su primer guitarra? Al intentar atracar una joyería con una pistola de juguete, se vio sorprendido por el dueño malandro que sacó su escopeta y le lanzó un disparo mortal en el pecho.

viernes, 7 de junio de 2019

John Pirozzi, "Don't think I've forgotten: Cambodia's lost rock and roll" [2015]


Camboya, antes del 'Año Cero' de la Kampuchea Democrática, contaba con una escena musical variada y vibrante. El documental "Don't think I've forgotten: Cambodia's lost rock and roll", dirigido por John Pirozzi, explica cómo afectó el genocidio a los músicos, que fueron de los primeros en ser eliminados. Sinn Sisamouth, el vocalista camboyano más apreciado y elegante, fue capturado y ejecutado cuando su presencia fue solicitada por los jemeres rojos alegando que podía ayudar a la reconciliación nacional. La cantante Sieng Vanthy, logró escapar convenciendo a sus interrogadores de que trabajaba en un mercado. El rastro de la mayoría de los intérpretes se pierde entre 1975 y 1979, sin que se sepa fecha exacta o lugar de su muerte.

jueves, 6 de junio de 2019

Ventura Pons, "Ocaña, retrat intermitent" [1978]

En 1977, Ventura Pons rodó su primera película-documental "Ocaña: retrato intermitente", por la que fue seleccionado oficialmente por el Festival de Cannes en 1978. Retrata la Barcelona postfranquista a través de la mirada del artista y travesti José Pérez Ocaña, un retrato orgulloso y entrañable de uno de los tipos más fascinantes que paseaba por las Ramblas durante los años de la transición.


"Y luego estaba la calle, siempre la calle, que era la vida, que iba a ser más vida que cualquier otra vida después, como la llama que no se apaga y convierte en sombras chinescas todo lo demás. Talleyrand o no, quien no conoció Barcelona de mediados los setenta no conoció la intensidad de vivir, su canallería y su esplendor. Y la reina de la calle era Ocaña, que no era barcelonés ni catalán siquiera, que no se vestía de chino pero podía ser uno de esos magos chinos de un circo de provincias con nombre muy exótico. A Ocaña le gustaba llevar el bombín o peineta y traje de faralaes, que se levantaba hasta la cintura para mostrar el sexo en medio de las Ramblas, nuestro cuartel general vespertino con sede en el Café de la Ópera, frente al Liceo. A los que iban al Liceo les pitaban a veces a la entrada y los llamaban burgueses, como si aquello fuera "La saga de los Rius" y una bomba pudiera estallar en cualquier momento en platea. [...] Y llegaba Ocaña con Camilo, o Camille, como le gustaba presentarse a él, traje blanco y panamá, y a veces la loca Juana, una vieja que no lo era -lo pienso ahora- y sólo reía y gritaba obscenidades, y su entrada, los tres del brazo, en la terraza del Ópera parecía el revoloteo de papagayos de un cuadro barroco pasado por Fellini. De no encontrar a sus amigos se sentaba a la mesa que les daba la gana y así fue como les conocimos y reíamos con ellos y a veces nos encontrábamos cenando arroz a la cubana en la Fonda España y más tarde en Zeleste -la ronda de noche- mientras Pau Riba cantaba 'Noia de porcellana' y Ocaña había maquillado con polvos de arroz en el rostro y kohl alrededor de los ojos y escuchaba hierático, la barbilla apoyada en el dorso de la mano, sin decir nada y yo pensaba que en aquel momento se creía la niña de porcelana, pero al acabar Riba soltaba una grosería sobre la niña y toda la mesa estallaba en risas. Porque su presencia provocaba que estuvieras más despierto y fueras más divertido, es decir, y citando a Ferrater, más inteligente, sin que mediara por su parte pretensión intelectual alguna. Sólo un acto de desprendimiento nacido del narcisismo para que la vida continuara siendo una fiesta y la fiesta no decayera en ningún momento, y lo mismo le daba emprenderla con Lacan que con la cacareada transgresión -él lo era en sí mismo-, la revolución o el formalismo ruso. De todo se reía y sólo lamentaba tener los pies demasiado grandes: no hubo nunca nadie que se metiera con él por la calle y no saliera malparado. Y si la revolución sexual empezó en París en el 68 y en Berkeley en el 68 y a partir del 69, sí, del 69, el Deseo -con mayúscula- se instaló como eje central de nuestras vidas y Formentera e Ibiza y el hippismo y las comunas, el grupo de Ocaña marcaba otra forma distinta, popular y llana, de vivir el sexo, incrustándolo en la ciudad, muy cerca del barrio chino, lejos de las higueras y las playas de arena, como si las putas hubieran desbordado la frontera de las Ramblas y las putas fueran putos y hubieran leído a Henry Miller y a Madame Schröder-Devrient, la cantante alemana, y le hubieran añadido "El placer del texto", de Barthes y la pintura de Rousseau el Aduanero, pasada por la Macarena, con unas gotas de Bakunin, que a Ocaña todo le iba bien aunque su palabra más despreciativa era 'intelectuala'. Ocaña sabía que más que Bakunin y más Kropotkin y más Fourier y más el sexo, no existía nada en el mundo y que todo lo igualaba y hacía feliz. El zar y su familia habían sido asesinados en Ekaterimburgo y la Comuna de París había fracasado, pero él no necesitaba saber quién era Alicia de Hesse. 'Anda, nena, y no me seas intelectuala; sólo conozco a Rasputín y porque la tenía muy grande' y venga a batir palmas y cantar en la calle y reír y ahí fue donde supimos que la risa era lo más subversivo, más que el sexo, más que salir a pintar por las noches o repartir octavillas en la Universidad."

(José Carlos Llop, "Reyes de Alejandría", 2015.)

miércoles, 5 de junio de 2019

Gervasio Iglesias, "Underground, La ciudad del Arco Iris" [2003]


El documental viene a explorar fenómeno hippie en Andalucía, y la trayectoria del grupo musical que fue destacado exponente de la movida, Smash, banda pionera en la mágica fusión entre el rock y el flamenco. Rastrea el ambiente contracultural de la Sevilla de finales de los sesenta y principios de los setenta, receptora de los nuevos sonidos del rock gestado en California a través de las bases aéreas de Rota y Morón. Un movimiento subterráneo, ajeno y confuso para las autoridades franquistas, que constituía un marco diferente desde el que plantearse la existencia.

martes, 4 de junio de 2019

Luís Buñuel, "Las Hurdes. Tierra sin pan" [1935]

"Durante la guerra civil, cuando las tropas republicanas, con la ayuda de la columna anarquista de Durruti, entraron en el pueblo de Quinto, mi amigo Mantecón, gobernador de Aragón, encontró una ficha con mi nombre en los archivos de la Guardia Civil. En ella se me describía como un depravado, un morfinómano abyecto y, sobre todo, como autor de Las Hurdes, película abominable, verdadero crimen de lesa patria. Si se me encontraba, debía ser entregado inmediatamente a las autoridades falangistas y mi suerte estaría echada."

(Luís Buñuel, "Mi último suspiro", 1982.)


Al célebre libertario aragonés Ramón Acín le tocó la lotería, y cumplió su promesa: ayudó a Luis Buñuel a financiar su película sobre esa región extremeña conocida como Las Hurdes. El documental comenzó a filmarse en un contexto tenso: en enero de 1933, en Casas Viejas, la proclamación del comunismo libertario impulsado por los braceros acaba en sangrienta represión, y en Alemania, ese mismo enero, un cada vez más agresivo Hitler accede a la cancillería. Meses después, en noviembre, los comicios españoles dan una amplia mayoría a la CEDA encabezada por Gil Robles, y este Segundo Gobierno de la República prohibe la difusión de la película, consideraba que dañaba la imagen de España. Las Hurdes: hambre, fatiga y muerte. Escribía Buñuel que 'una película siempre debe defender y comunicar indirectamente la idea de que vivimos en un mundo brutal, hipócrita e injusto... La película debe producir tal impresión en el espectador que éste, al salir del cine, diga que no vivimos en el mejor de los mundos.'

Fernando Trueba, "Mientras el cuerpo aguante" [1982]


Dicen algunos grandes músicos que el mayor reconocimiento al que puede aspirar un compositor es a que sus creaciones se consideren parte de la tradición popular. Si hay un cantautor español legendario que ha logrado este privilegio es Chicho Sánchez Ferlosio, “La paloma de la paz”, “Gallo rojo, gallo negro” o “A la huelga” son ejemplos de este máximo galardón. En este documental, Fernando Trueba se acerca a su forma de afrontar la existencia y a sus pasatiempos e intereses. Entre otras cosas el Antiguo Testamento, la lingüística, el canabis, las cosas de la política y, por supuesto, la música y la poesía.

domingo, 2 de junio de 2019

Daniel Arasanz, “Venid a las cloacas: la historia de La Banda Trapera del Río”, [2010]


El documental de la banda más legendaria del rock ibérico. Intenso reflejo de la existencia en los sucios barrios periféricos de las metrópolis industriales, allí donde se hacinaban los obreros migrantes, charnegos procedentes del sur, durante la década de los sesenta y setenta. Cornellá, ciudad satélite, donde un grupo rock nihilista y destructivo irrigaba resistencia y rabia contra los caprichos de una suerte adversa. El destructor sonido que derrumbó los clanes musicales que dominaban por aquel entonces Cataluña. El primer disco de La Banda Trapera del Río es una de las más preciadas joyas del rock que se ha creado al sur de los Pirineos.

Mark Christopher Covino y Jeff Howlett, "A band called Death" [2012]


Detroit, Michigan, ciudad del motor, capitanía musical: MC5, Iggy Pop & The Stooges, Negative Approach, el maldito Eminem, o la maravillosa factoría de la Motown. ¿Habéis visto imágenes de sus barrios en ruinas? Como un apocalipsis postindustrial. La próspera Detroit, empobrecida, decadente, abandonada, declarada en bancarrota, con una altísima tasa de criminalidad. ¿La vanguardia del declive de los EEUU? La despoblación crea sus paradojas, sus enfrentamientos, sus movimientos: un graffiti de una de sus calles reza 'Dispara a los hipsters cuando salen a hacer footing'. En Detroit, antaño, en la década de los setenta, tres hermanos adolescentes no encuadrados en el dulce sonido dominante de la Motown, preconizaron la energía punk rock que se avecinaba: eran una banda llamada Death.