domingo, 14 de abril de 2019

Dziga Vertov, "¡Adelante, Soviet!" [1926]


Escribía el padre del cine documental moderno, Dziga Vertov, 'queremos introducir en la conciencia del trabajador la claridad en la valoración de los fenómenos que le suceden a él y a su alrededor. Dar la posibilidad a cada trabajador del arado o la máquina, de ver a todos sus hermanos que trabajan al mismo tiempo en diferentes rincones del mundo, y a todos sus enemigos explotadores'. El caso es que una famosa cita de Lenin reducía el comunismo a la conjunción de electricidad y soviets. La he recordado mientras veía la primera secuencia de este mítico documental, que supone la exaltación del progreso técnico materializado en la generalización del sistema de suministro doméstico de electricidad, agua y calefacción. Y tras varias décadas de sangre, fuego y plomo, intercalado por algún verano del amor, en el año de mi alumbramiento, respondía en una entrevista el eminente marxiano Manuel Sacristán, 'el problema es cómo reaccionar políticamente ante la presente tensión entre las fuerzas productivo-destructivas y las relaciones de producción existentes. Y lo principal de la solución que me parece adecuada consiste en alejarse de una respuesta simplista que se base en una confianza inalterada en el sentido emancipatorio del desarrollo de las fuerzas productivo-destructivas, [...] por el contrario, habría que entender que un programa socialista no requiere hoy (quizá no lo requirió nunca) primordialmente desarrollar las fuerzas productivo-destructivas, sino controlarlas, desarrollarlas o frenarlas selectivamente.' Como suele citarse a otro eminente y herético marxiano, Walter Benjamin, 'Marx dijo que las revoluciones son la locomotora de la historia mundial. Pero tal vez las cosas se presentan de muy distinta manera. Puede ser que las revoluciones sean el acto por el cual la humanidad que viaja en tren aplica los frenos de emergencia'.

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