miércoles, 15 de septiembre de 2021

Mary Low, "Cuaderno rojo de Barcelona. Agosto - Diciembre 1936"

Poco después de que llegara George Orwell al ruedo ibérico, Mary Low, una mujer de biografía fascinante que se imbuyó en el fragor revolucionario barcelonés, lo abandonaba. En "Red Spanish Notebook", editado en 1937 conjuntamente con su compañero, el cubano Juan Breá, recogió su valioso testimonio, que engloba los seis primeros meses de la revolución.

Su pluma rememora a los limpiabotas de la Rosa de Foc,
"Más tarde, mientras te estás tomando tu bebida a sorbos, te miras los pies, adviertes que están llenos de polvo y, si no llevas alpargatas de esparto, decides ir a que te los limpie el limpiabotas. Los limpiadores acostumbran a llevar pantalones de pana negra, y reparas en ellos, acechando en las esquinas y en las entradas de los cafés con cajas bajo el brazo. Nos sentábamos y charlábamos con los limpiabotas, que eran casi todos anarquistas, mientras ellos se ponían de cuclillas a nuestros pies, moviendo sus dedos negros y hábiles alrededor de nuestros zapatos o sacándoles brillo con un harapo que agitaban con el equilibrado gesto de aserrar.
La primera vez que me limpiaron los zapatos quise darles una propina.
El limpia me la devolvió con mucho ringorrango.
- Tengo a mi sindicato -me dijo muy dignamente. No necesito tu caridad.
- Lo siento camarada -le dije. Sentía que me quemaban las mejillas de vergüenza -. Es una vieja costumbre capitalista.
Nos dimos la mano."

O a las prostitutas barceloninas,
"Al final, las mismas prostitutas empezaron a preocuparse por sus propios intereses. No pasó mucho tiempo antes de que se les ocurriera empezar a hacerse valer. Y un día comprendieron que también ellas tenían cabida en la revolución.
Se alzaron contra los patronos a los que pertenecían los prostíbulos y ocuparon los 'locales de trabajo'. Proclamaron su igualdad. Tras una serie de tempestuosos debates, formaron un sindicato y presentaron una petición de afiliación a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo).
Compartían los beneficios igual que cualquier otro gremi. A partir de ese momento, en lugar de la acostumbrada imagen del 'Sagrado Corazón', en los burdeles había un cartel que rezaba:
'Se ruega que tratéis a las mujeres como camaradas'
'El comité (por orden)'."

(Mary Low, "Cuaderno rojo de Barcelona. Agosto-Diciembre 1936".)

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