sábado, 14 de enero de 2023

Martille, Gimenóloga, "Los caminos del Comunismo Libertario en España (1868-1937)" I [2022]

No tan irónicamente, cuando leo sobre las elucubraciones referentes a la sociedad futura del anarquismo ibérico, me viene a la memoria aquel verso, inencontrable, que suele atribuirse a Lenin, ¿Lenin poeta?, y que dice: 'es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños, de examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía'. "Y el anarquismo se hizo español (1868-1910)", el primer sintético volumen incluido en la serie, escrita por mano de Myrtille, ilustre Gimenóloga, "Los caminos del comunismo libertario en España (1868-1937)", desarrolla escuetamente un temprano jalón de la duradera disparidad establecida en el anarquismo ibérico entre el posibilismo sindicalista y la intransigencia revolucionaria: la polémica sostenida en torno a las condiciones de redistribución posrevolucionaria de los bienes producidos, puesto que habría acuerdo en la socialización de los medios de producción, dada entre los colectivistas, partidarios de que el obrero recibiera el 'producto íntegro de su trabajo', compendiables en el axioma 'a cada cual según su trabajo', próximos a las "Ideas sobre organización social" de James Guillaume, y los comunistas anarquistas, defensores de la puesta en común total e inmediata de los productos del trabajo entre todos los hombres y de la supresión del salario y de la propiedad privada, 'de cada cual según sus posibilidades, a cada cual según sus necesidades', próximos a "La conquista del pan" de Piotr Kropotkin. No se reducía a una polémica libresca y teórica. La disputa, con su reguero de publicaciones, cuya sombra se alargaría hasta las realizaciones prácticas de la guerra civil, estuvo atravesada por una ruda corriente de batallas: la huelga insurreccional de los diez mil obreros en Alcoy durante la estrictamente política sublevación cantonalista, la clandestinidad de la Federación Regional Española y la Alianza secreta, la mutación en Federación de Trabajadores de la Región Española, los saqueos de los campesinos jerezanos, la Mano Negra, los Desheredados, la fiebre huelguística, las ocupaciones de tierras, las tendencias dispares entre el campo andaluz y la ciudad catalana, los pioneros anarco-comunistas de Gràcia-ciudad, el fin de la FTRE, los atentados sangrientos, la represión feroz, Montjuic, las revueltas del hambre, la formación de Solidaridad Obrera, la Semana Trágica, el congreso fundacional de la CNT.

"Basta de fórmulas ambiguas, como la del 'derecho al trabajo', con la cual se engañó al pueblo en 1848 y con la que se trata de engañarlo aún hoy. [...] Cuando los trabajadores reclamaban en 1848 el 'derecho al trabajo', se organizaban en talleres nacionales o municipales. [...] Y cuando menos lo pensaban, les dijeron: '¡O se van a colonizar África, o los fusilamos!'. ¡Muy diferente sería el resultado si los trabajadores reivindicasen el 'derecho al bienestar'! Si proclamasen su derecho a apoderarse de toda la riqueza social. [...] Al afirmar su derecho al bienestar declararán, lo que es más importante, su derecho a decidir por ellos mismos en qué ha de consistir ese bienestar, lo que es preciso para asegurarlo y lo que, en lo sucesivo, deberá abandonarse como desprovisto de valor. [...] El 'derecho al trabajo' es el derecho a continuar siendo siempre un esclavo asalariado, un hombre de labor, gobernado y explotado por los burgueses del mañana. El derecho al bienestar es la revolución social; el derecho al trabajo es, a lo sumo, un presidio industrial. [...] Reconocer y proclamar que cada uno, cualquiera que haya sido su lugar en el pasado o su incapacidad, tiene ante todo el 'derecho a vivir', y que la sociedad debe repartir entre todos, sin excepción, los medios de existencia de que dispone."

("La conquista del pan", Piotr Kropotkin, 1892.)

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