viernes, 5 de julio de 2019

Ippolita, "El acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capitalismo" [2012]

"¿Para qué sirven los 'social media'? Tranquiliza conectar el ordenador y encontrar todos los contactos en 'skype'. Tranquiliza ver muchos 'mails' en el buzón de correo; tranquiliza ver tus 'post' comentados. Los 'social media' nos aseguran que hay un mundo ahí fuera, que es un mundo muy activo y que nosotros estamos integrados en ese mundo. Cada sms, cada pitido, 'post', 'mail', 'tweet', además de la dichosa función comunicativa, desempeñan la función primaria de confirmarnos nuestra existencia dentro de una red social."


El default power. La cultura del spot out. La facilidad de entrar y la dificultad de salir. La merma de la capacidad de atención. La estúpida perversidad de la cibernética social o considerar que a la participación en la Web 2.0 le corresponde un nivel mayor de democracia. La homofilia caralibrera: esa fascinación recíproca de quien se siente parte de una misma identidad, apuntalando una homogeneidad que se opone a la afinidad, sustituyendo el conflicto creativo por la indiferencia. La extensión de la delación. O Narciso enamorado de su propia imagen: ocultar lo que no es presentable y confesable, rehuir el riesgo de no gustar, practicar el elitismo de masas al estilo Ivy League. Convertirse en otro pez de la sociedad del espectáculo masificada y ser al mismo tiempo espectador que aplaude y actor que representa una identidad virtual. Tener amigos que no se tienen, la celebridad difusa, la actualización compulsiva, la transparencia radical y los gadgets personalizados. La pornografía emocional y relacional: comparte tu estado sentimental, ¿cómo te sientes?. Dinos en qué estás pensando. La experiencia circunscrita a un eterno presente: el pasado fluye inexorablemente hacia abajo, nadie acude a leer los posts viejos, ¿quizá alguien que quiera descubrir algo turbio?. La maldita Timeline: una narración sin puntos oscuros, lineal, clara, consecuente. La tensión por decir todo, ¿vamos gritando por la calle que el que imaginábamos el amor de nuestra vida nos acaba de dejar?, o una máxima sinceridad que rima con ingenua estupidez. El enjambre de interacciones superficiales, como bípedos pancakes instantáneos. La religiosidad científica de la tecnología digital. La sociabilidad turbocapitalista o el ajuste de nuestro perfiles para estar a la altura del mundo de ahí fuera. El registro de todo movimiento online y la paranoia securitaria. El alud de estulticias, ¿no fue Raoul Vaneiguem quien escribió el hoy banal 'todo se puede decir, nada es sagrado'?. ¿Por qué mierda el muro de Facebook se llama muro?, no estoy haciendo graffitis. Una formación continuada que no estratifica ni enseña nada más que la adecuación al sistema. El parece que imparable ascenso de la ideología anarco-capitalista: la pérdida de sentido de la crítica. La dictadura del link y la cultura del 'me gusta'. Los Hard disks de metal, silicio y minerales raros; la industria de construcción de circuitos; la electricidad; los sistemas de descodificación. Los Big Data. La socialización automática gestionada por la máquina: la inteligencia colectiva de las redes, sueño de control reaccionario. Los FB-addicted o la espiral de toxicomanía masturbatoria. Lo privado que tiende a ser público gestionado por una sociedad privada. Automercadotecnia personalizada de masas: un yo trabajador agresivo, un yo familiar cariñoso, un yo sexual apetecible, un yo amistoso divertido, un yo social caritativo, un yo revolucionario radical. Y la perversión de los mecanismos de indentificación fija promovidos-impuestos. La muerte de la Privacy, la transpariencia radical: la extracción de palabras clave para proponer publicidad contextual y dirigida sobre la base de intercambios de mensajes considerados confidenciales. Los algoritmos, ¿pueden erigirse en jueces de la bondad o maldad de un contenido?. Compartir forzada y automáticamente. La mecanización de los comportamientos. La autentificación: el login y la password. La ingeniería social que tiene a su merced un campo inmenso de experimentación, la explotación de los datos de los usuarios. Los turbios movimientos financieros. La imperiosa necesidad de ser distraídos, la estupidez técnicamente equipada. O ser socialmente activo siendo más pasivo físicamente. Los duros golpes a nuestra autoestima. Y que tenemos miedo a la soledad y el abandono.
Esto no es todo amigos y seguidores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario