domingo, 14 de julio de 2019

Santiago González Mateo, "Inventario de disidencias, suma de calamidades: la vida trágica del Job del siglo XVIII y XIX"

Toca presentaros al querido presbítero laguardiense Santiago González Mateo, natural de Lapuebla de Labarca, nacido en el lejano año de 1765. La Rioja Alavesa, tierra de mis ancestros; Laguardia, extraordinaria villa escenario de los más hermosos recuerdos de infancia. La insigne incluso allende los mares, Pepitas de Calabaza, editó hace algún lustro la azarosa vida del sacrílego sacerdote riojanoalavés, un bonito volumen titulado "Inventario de disidencias, suma de calamidades: la vida trágica del Job del siglo XVIII y XIX". Honorable pícaro que aprovecha las oportunidades de libertad, placer y gandulería, sátiro mártir, nuestro afrancesado prelado narra pasajes significativos de su desventurada existencia, magullada por la autoridad patriarcal, castigada por aquellos verdugos que se llamaban maestros, acosada por la infame Inquisición. Hec omnia inicia sunt dolorum.


"Las vocaciones propias de un debilitado espíritu y cuerpo por tantas mortificaciones inconsideradas fueron muchas. La primera fue de fraile francisco, sin duda por el trato continuo con los de esta religion. Consulté con el Padre Guardian de los capuchinos de Laguardia mi vocacion, quien me aconsejó hiciese exercicios, los que puse en practica baxo su dirección. Trece dias gasté en ellos. Los dias primeros me parecían santos todos los capuchinos, por el orden i modestia con que se presentaban a coro y todos los actos de comunidad, siendo mis delicias imitarlos en tan santas ocupaciones; pero se me acabó el fervor los dias ultimos, especiamente por el empeño del que me asistia a hacer cama y despertarme. Me echó tantas indirectas acerca de que lo convidara a anguilas, que me fue preciso salir a escondidas del convento a buscar dinero para el efecto. Logré sesenta reales, que entregué a dicho fraile importuno, todos los quales se gastó en medio arrova de anguilas, cuia maior parte regaló, dexando la menos para merendar el y yo. Otros tubieron el empeño de que comprase caxas de tabaco, por lo qual sali cuanto antes de su compañia, convencido de que hasta para buscar a Dios entre frailes es necesario mucho dinero. El guardia me disuadio de la vocacion, sin necesitar de muchos argumentos para convencerme."

(Santiago González Mateo, "Inventario de disidencias, suma de calamidades: la vida trágica del Job del siglo XVIII y XIX".)

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