viernes, 18 de marzo de 2022

Sergei Loznitsa, "The Event" [2015]


A las seis de la mañana del 19 de agosto de 1991, la radio y la televisión soviéticas comenzaron a retransmitir el comunicado del Comité Estatal para el Estado de Emergencia, el GeKaChePé, integrado por altos dirigentes de la burocracia central disgustados por las reformas de la Perestroika en general y por el nuevo encaje de las Repúblicas Soviéticas en el Nuevo Tratado de la Unión en particular; la "Declaración de la [autodenominada] dirección soviética" establecía como motivaciones del golpe de Estado 'la defensa de la soberanía, integridad territorial, libertad e independencia de nuestra patria' y prefiguraba como proyecto político la vuelta a un unificado e incuestionable estado autoritario; los golpistas detuvieron a Gorbachov amparándose en cínicas razones de salud, proclamaron el estado de excepción, nombraron comandantes militares en las principales ciudades del país, prohibieron huelgas y manifestaciones, restablecieron la censura en prensa y clausuraron todos los canales de radio y televisión, a excepción del central, en el que por orden del presidente de la radiotelevisión soviética, Leonid Kravchenko, se emitió, sin cesar, música clásica. La incompetencia de los golpistas hizo famoso entre la población rusa aquel adagio que decía, 'los comunistas, que no han sabido dirigir la economía del país durante setenta años, tampoco saben dar un golpe de estado'.
En esta cinta, Loznitsa, maestro del found footage, rescata imágenes de archivo de lo acontecido en la todavía entonces Leningrado durante los tres días del fallido golpe, hiladas, no casualmente, por la música de "El lago de los cisnes" de Chaikovski. Algún momento del documental resulta memorable. Como la aparición del alcalde de un Leningrado en trance de renombrarse San Petersburgo, Anatoli Sobchack, catalizador de la respuesta social contra el golpe, que rápido sentenciaba 'estamos asistiendo a la agonía del régimen comunista', custodiado por un advenedizo de la política insitucional, Vladimir Putin, su mano derecha, de quien fue mentor y padrino político; o como la litúrgica sustitución de la bandera de la URSS por la bandera de la Federación Rusa en el Palacio Mariinsky, sede de la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, ceremonia también regentada por un exultante Anatoli Sobchack, que también será alcade del San Petersburgo transitando a 'capital criminal de Rusia' durante las legislaturas de Boris Yeltsin, años en los que se produjo el gran asalto de la vieja mutada nomenclatura al supermercado nacional.

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