viernes, 31 de enero de 2020

Carlos Arévalo, “Rojo y negro" [1942]


Una joya dirigida por un falangista, y censurada por la dictadura franquista. ¿Un film que denuncia el horror que esconde el recrudecimiento de la lucha de clases y los embustes de las organizaciones que son su motor? Los revolucionarios contemplan con frialdad la muerte del adversario político. Pero 'los que hacen las revoluciones a medias, no hacen más que cavar sus propias tumbas'.

jueves, 30 de enero de 2020

Uli Edel, "Yo, Cristina F." [1981]


Un rudo retrato de un maltrecho Berlín occidental de la década de los setenta: las drogas como sustancias que proporcionan viajes penetrantes, el caballo como refugio en el que escudarse del temor y del sufrimiento, la legión de yonki-zombis extasiados saliendo de los cuartos de baño tras pincharse suciamente, las cuadrillas de alcohólicos peleándose ridículamente en los conciertos de glam-rock, la prostitución de chavales muy jóvenes ejerciéndose en calles y estaciones usuales, el brutal síndrome de abstinencia. Es de intensidad absorbente, y alienta un oscuro deseo de convertirse en héroe decadente ocupado en el consumo de psicofármacos que den satisfacción a una pulsión destructiva, de la misma forma que sólo deseas que acabe, que consiga fuerza para salir de ahí, que termine con esa mierda demoledora.

miércoles, 29 de enero de 2020

Sófocles, "Las traquinias" [siglo V antes de Cristo]


"En efecto, el que a Eros se enfrente como un púgil con los puños, no está en su sano juicio. Éste es el que manda sobre los dioses como quiere, y sobre mí al menos, y cómo no también sobre cualquier otra igual que yo. De tal manera que, si algo reprocho a mi marido poseído de esta enfermedad, muy loca estoy, o igual si lo hago contra esta mujer, la cómplice de lo que de ningún modo es vergonzoso ni de desgracia alguna para mí."

Deyanira que cree poder recuperar el amor de su esposo Heracles mediante procedimientos mágicos, termina por matarle. Craso error. Heracles que creía, tras sus victoriosas gestas, que le sería posible terminar en paz sus días. Amarga será su muerte. Deyanira, tan gentil y afectuosa, no vaciló en tratar de recuperar por turbios medios mágicos el amor de su marido; Heracles, el gran héroe griego, carcomido por la ira, en su agonía, no mostrará compasión hacia Deyanira, ni siquiera tras entererarse de su suicidio. La tragedia de los desvelos amorosos, de los celos, de las ansias por reconquistar el amor perdido; la tragedia de la caída de un héroe, del derrumbamiento de su grandeza.

martes, 28 de enero de 2020

Manuel Sacristán, "Pacifismo, ecologismo y política alternativa" [1987]


Este volumen reúne algunos escritos de Manuel Sacristán realizados entre 1979 y 1985, el año de su muerte. Contempla la temática que más le preocupó en los últimos años de su vida, a saber, los problemas de la crisis de civilización, las amenazas sociales y políticas para la supervivencia de la especie o la crisis del movimiento emancipatorio contemporáneo.
'La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse de milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta. La actitud escatológica se encuentra en todas las corrientes de la izquierda revolucionaria'.
Superar 'la utopía escatológica' conlleva revisar la comprensión del papel de los procesos objetivos de la sociedad en el logro de la utopía revolucionaria: la lucha de clases y la ciencia en cuanto fuerza productiva. La lucha de clases no es un agente infalible del comunismo, una época intensa de luchas sociales puede desembocar en el desastre de todas las clases en lucha. La visión progresista de la ciencia como agente productivo ignora que 'toda fuerza productiva del capitalismo es también una fuerza destructiva'. La especie humana ha desarrollado en su evolución, para bien y para mal, una plasticidad difícilmente agotable, somos, 'biológicamente', la especie de la 'hybris', del pecado original, de la soberbia, la especie exagerada. ¿Podemos seguir considerando que la tarea del agente revolucionario consiste en romper el dique social que impide el 'libre fluir de las fuentes productivas sociales'? ¿Sería posible o deseable que un movimiento comunista apoyara la idea platónica y burocrática de una aristocracia de inquisidores encargados de coartar las fuerzas productivas? El reformismo es una falsa salida a la crisis civilizatoria, no es posible conseguir mediante reformas que se convierta en amigo de la Tierra un sistema cuya dinámica esencial es la depredación creciente e irreversible. La conciencia de clase trabajadora tendrá que desarrollarse en el reconocimiento de su condición de sustentadora de la especie, encaminándose a una feminización del sujeto revolucionario. Necesitaremos inspirarnos en normas de conducta más arcaicas: 'nada en exceso' sentenciaba el oráculo de Delfos. A dos prácticas complementarias apunta la renovación de la conciencia revolucionaria, a intentar vivir una nueva cotidianidad, sin remitir a la Utopía de lo Último, y a no perder la visión realista del problema del poder político-estatal.
'Los nuevos problemas que han dado pie a los movimientos ecologistas imponen a menudo revisiones bastante traumatizadoras de ciertos puntos de vista tradicionales en la izquierda. Por ejemplo, el ideal de simple y universal democratización de los bienes presentes en la vida cotidiana, si se entiende democratización como goce irrestricto. Un caso pertinente es el tradicional disfrute por los aristócratas y los ricos de los mejores parajes de unas costas de país densamente poblado, como las del Mediterráneo español, francés e italiano. Desde el momento en que se ha democratizado el acceso a la Costa Brava catalana, por ejemplo, lo que era un disfrute paradisiaco se ha convertido en la estúpida estancia en un ruidoso paisaje de cemento'.

jueves, 23 de enero de 2020

Bruno Muel, "Avec le sang des autres" [1974]


Bruno Muel empuñó la cámara años después de aquella sangrienta jornada de junio de 1968 en Sochaux, y facturó un interesante documental alrededor de la vida cotidiana y las condiciones de trabajo de los obreros de la cadena de montaje de la célebre fábrica de la Peugeot.

"¿Has sentido al menos una vez el deseo de dejar de trabajar (sin hacer trabajar a los otros por ti?)
En tal caso has entendido que:
a) Aunque el trabajo forzado produjera únicamente bienes útiles como ropas, alimentos, técnica, comodidad..., no por ello resultaría menos opresivo e inhumano pues:
- el trabajador seguiría desposeído de su producto y sometido a las mismas leyes de la carrera tras el beneficio y el poder;
- el trabajador seguiría trabajando diez veces más del tiempo necesario en una organización atractiva de la creatividad para poner a la disposición de todos cien veces más de bienes.
b) En el sistema mercantil, que domina por doquier, el trabajo forzado no tiene el objetivo, como se nos pretende hacer creer, de producir bienes útiles y agradables para todos; tiene el objetivo de producir unas mercancías. Independientemente de su empleo útil, inútil o contaminante, las mercancías no tienen otra función que la de mantener el beneficio y el poder de la clase dominante. En dicho sistema, todo el mundo trabaja por nada y cada día adquiere mayor conciencia de ello.
c) Al acumular y renovar las mercancías, el trabajo forzado aumenta el poder de los patronos, de los burócratas, de los jefes, de los ideólogos. Se convierte así en un objeto repulsivo para los trabajadores. Todo paro es una manera de volver a ser nosotros mismos y un desafío para quienes nos lo impiden.
d) El trabajo forzado produce únicamente mercancías. Toda mercancía es inseparable de la mentira que la representa. Así pues, el trabajo forzado produce mentiras, produce un mundo de falsas representaciones, un mundo al revés en el que la imagen sustituye a la realidad. En este sistema espectacular y mercantil, el trabajo forzado produce sobre sí mismo dos mentiras importantes:
- la primera es que el trabajo es útil y necesario, y que a todos nos interesa trabajar
- la segunda mentira es hacer creer que los trabajadores son incapaces de emanciparse del trabajo y de la condición asalariada, que no pueden edificar una sociedad radicalmente nueva, basada en la creación colectiva y atractiva, y en la autogestión generalizada."

(Ratgeb, "De la huelga salvaje a la autogestión generalizada", 1974.)

miércoles, 22 de enero de 2020

Bruno Muel y Pol Cèbe, "Sochaux, 11 juin 1968" [1970]

"La mayor huelga general que haya paralizado nunca la economía de un país industrial avanzado y la primera huelga general salvaje de la historia, ocupaciones revolucionarias y esbozos de democracia directa, la eliminación cada vez más completa del poder estatal durante más de dos semanas, la verificación de toda la teoría revolucionaria y el principio de su realización parcial aquí o allá, la experiencia más importante del movimiento proletario moderno que está en vías de constituirse en todos los países de forma acabada y el modelo a superar a partir de entonces -todo esto fue esencialmente el movimiento francés de mayo del 68, esta fue ya su victoria."

(Internacional Situacionista nº12, "El comienzo de una época", 1969)

La Peugeot de Schaux, uno de los centros de producción más antiguos y grandes del famoso fabricante de automóviles, fue ocupada durante Mayo del '68, y en sus dependencias tuvo lugar uno de los episodios más violentos de aquel furioso mes: el 11 de junio del '68, tras 22 días de huelga, la policía ocupa por la fuerza la fábrica, provocando 150 heridos y 2 muertos, Beylot y Blanchet, consiguiendo frenar a los obreros en huelga.


"De aquel movimiento sin dirigentes ni representantes (pero que algunos se han esforzado en fabricar a toda prisa), en el que los más insignificantes edificios públicos estaban siendo ocupados y que, sin embargo, carecía de racionalidad hasta el punto de que nadie había pensado siquiera en sitiar el Elíseo o la Asamblea Nacional, ¿qué había que decir de él en cuanto dejara de dar miedo, excepto que no había sido en verdad sino una pantomina, una trasgresión recreativa que la 'sociedad de consumo' ofrecía a sus niños mimados, es decir, un no-acontecimiento al fin y al cabo? Terca ironía, 'los acontecimientos de Mayo' ha quedado como la fórmula habitual con la que se nombra la obsesiva vacuidad de este no-acontecimiento."

(René Riesel y Jaime Semprún, "Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible", 2011.)

Mario Marret y Chris Marker, "Hasta pronto, espero" [1967]


Una visión militante de la huelga en la fábrica textil Rhodiacéta de Besançon, Francia, en marzo de 1967. Los trabajadores de la factoría no sólo circunscribieron sus reivindicaciones a los asuntos relacionados con la subida salarial y la seguridad laboral, sino que como en un momento de radiante verdad que prefiguró el movimiento de las ocupaciones de Mayo de 1968, cuestionaron el estilo de vida que regía la dominante disciplina fabril.

"En una sociedad industrial que confunde trabajo y productividad, la necesidad de producir siempre ha sido antagonista del deseo de crear. ¿Qué queda de la chispa humana, es decir, de la creatividad posible, en un ser arrancado del sueño a las seis de la mañana, zarandeado en los trenes de cercanías, ensordecido por el estrépito de las máquinas, pulverizado y triturado por los ritmos, los gestos carentes de sentido, el control estadístico, y arrojado hacia el fin de la jornada en las salas de espera de las estaciones, catedrales de partida para el infierno de todos los días y el ínfimo paraíso de los fines de semana, donde la muchedumbre comulga en la fatiga y el embrutecimiento?."

(Raoul Vaneiguem, "Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes genereaciones", 1967.)

domingo, 19 de enero de 2020

Nick Hornby, "Fiebre en las gradas" [1992]


Para identificarme con la lógica difusa de adscripción futbolera tendría que remontarme a mi pasión infantil. ¿Por qué lo pasaba tan mal cuando perdía la Real Sociedad, un equipo de una ciudad que apenas conocía? ¿Qué me fascinaba de la turba enfadada que escupía improperios y coreaba himnos solemnes o incluso amenazantes? ¿Dónde quedó la intensidad arrebatadora con que seguía las retransmisiones radiofónicas de la tarde de domingos? ¿Cuándo 'El día después' dejó de ser mi programa favorito? Tan difícilmente explicable como el arribo de la pasión futbolera, fue su marcha. Abruptamente, el fútbol dejó de interesarme. Esporádicamente, sigo bajando a algún bar del barrio a ver algún partido, y cuando se masca la tensión, cuando los corazones de la concurrencia laten vivamente al seguir una jugada o al celebrar efusivamente un gol, o cuando el equipo está jugando fatal y todos los comentarios muestran ruindad e infelicidad, cuando un aficionado no puede ni mirar al televisor de la angustia que le da ver lo mal que está jugando su equipo, creo acercarme a qué era lo que me apasionaba del fútbol, a lo que todavía me resulta tentador.

"De todos modos, no fue la nutrida multitud lo que más me impresionó, ni tampoco fue que los adultos gozasen de absoluta libertad para gritar insultos como '¡SOPLAPOLLAS!' a voz en cuello y sin llamar demasiado la atención de los demás. Lo que más me impresionó fue sin duda que muchos de los hombres que estaban a mi alrededor detestaban, odiaban de veras estar allí. Por lo que yo sé, nadie parecía disfrutar, al menos en el sentido en que yo entendía ese término, nada de lo que allí ocurrió en toda la tarde. Pocos minutos después del pitido inicial se hizo patente la ira ('Eres un DESGRACIADO, Gould. ¡Es un mierda!' '¿Cien libras por semana? ¡CIEN LIBRAS POR SEMANA! ¡Eso mismo tendrían que pagarme a mí por venir a verte jugar!'). A medida que fue pasando el tiempo de juego, la ira se convirtió en una generalizada sensación de atropello, para helarse después en un descontento malhumorado y silencioso. ¿Qué otra cosa podía esperar en Highsbury? Lo cierto es que también fui a los campos de Chelsea, del Tottenham y de los Rangers, y en todos ellos vi lo mismo: que el estado natural del hincha futbolero es de una amarga desilusión, al margen del resultado del marcador."

(Nick Hornby, "Fiebre en las gradas", 1992.)

sábado, 18 de enero de 2020

Dennys Kelly, “Utopía” [2013]


Las cuestiones del control de población son fundamentales. ¿Conocen la teoría catastrófica de Malthus? Un aumento geométrico de la población, combinado con una progresión aritmética de la producción de alimentos, causará una extensiva pauperización, que agudizada, desembocará en cruentas guerras por la disputa de los recursos alimentarios: la propia existencia de la humanidad estará en peligro. El proyecto Janus, un magno programa de eugenesia desarrollado por los malos de 'Utopía', pretende esterilizar a la mayor parte de los seres bípedos de planeta, suprimir la procreación en aras de un bien superior: la supervivencia humana en la tierra. 'Ahora hemos rebasado los siete mil millones en este planeta. Cuando yo nací, eran poco más de dos. El precio de los alimentos se infla, el petróleo se acaba. Cuando nuestros recursos se acaben en veinte años, pese a todo lo que sabemos sobre nuestra especie, ¿de verdad crees que los vamos a compartir?', es la confesión de uno de los autonombrados garantes de la supervivencia de la especia humana, tribuno de una nueva y sofisticada ordenación eugenésica de la sociedad: como fundamental mecanismo de biopolítica de la población, un elemento nocivo que ataca las células que regulan la reproducción, corregirá, regulará, coartará, la peligrosa descontrolada capacidad reproductiva de los humanos. Toda la población mundial convertida en un peligro biológico para su propia existencia. El maestro Foucault, en el primer tomo de la "Historia de la sexualidad", escribe,
'Las matanzas han llegado a ser vitales. Fue en tanto que gerentes de la vida y la supervivencia, de los cuerpos y la raza, como tantos regímenes pudieron hacer tantas guerras, haciendo matar a tantos hombres. Y por un giro que permite cerrar el círculo, cuanto en mayor medida la tecnología de las guerras les ha permitido virar hacia la destrucción masiva, tanto más la decisión que les inicia y la que les da fin responden a la cuestión desnuda de la supervicencia. Hoy la situación atómica es el resultado final de ese proceso: el poder de exponer a una población a una muerte general es el envés del poder de garantizar a otra su existencia. El principio de poder matar para poder vivir, que sostenía la táctica de los combates, se ha vuelto principio de estrategia entre Estados; pero la existencia en cuestión ya no es aquella, jurídica, de la soberanía, sino la puramente biológica de una población. Si el genocidio es por cierto el sueño de los poderes modernos, ello no se debe a un retorno, en la actualidad, del viejo derecho de matar; se debe a que el poder reside y se ejerce en el nivel de la vida, de la especie, de la raza y de los fenómenos masivos de población.'
¿Les resulta vertiginosa la cuestión demográfica? No se conviertan en una pobre variante neonazi cabezuda. Quienes crecimos entre los postulados del anarquismo clásico, nos adherimos al neomalthusianismo proletario: la procreación limitada, la reducción consciente de la natalidad, la separación entre sexualidad y reproducción, el uso de anticonceptivos, la maternidad libre, la liberación femenina, la libertad sexual, la promoción de la planificación familiar, el cuidado de los niños.

jueves, 16 de enero de 2020

Pier Paolo Pasolini, "La rabbia" [1963]


'¿Por qué nuestra vida la dominan el descontento, la angustia, el miedo a la guerra, la guerra?', esta es la pregunta a la que pretenden responder los dos directores, Giuseppe Bertolucci y Pier Paolo Pasolini, desplegando sus particulares visiones político-poéticas de la árida realidad. En la primera parte, Pasolini acerca el pasado inmediato de aquellos años convulsos: la URSS había invadido Hungría, Francia había iniciado la guerra contra Argelia, Castro había salido victorioso, los países colonizados emprendían procesos de independencia, Lumumba había sido ejecutado por títeres de la CIA...

miércoles, 15 de enero de 2020

John Duigan, "Romero" [1989]


"El 24 de marzo de 1980, el arzobispo Óscar Romero de San Salvador (El Salvador) fue asesinado frente a los ojos de sus feligreses mientras celebraba misa. Se encontraba en la basílica del Sagrado Corazón y, en el preciso momento en que terminó su homilía, una bala le atravesó el pecho, fragmentándose y causándole una hemorragia interna. A los pocos minutos, tras ahogarse en su propia sangre, moría. Romero fue abatido por un asesino de derechas probablemente un miembro del Sindicato de los guerreros blancos. Gran parte de la derecha política sentía profundo odio por Romero debido a la franqueza con que expresaba sus opiniones sociales y políticas. Ya meses antes de su asesinato el arzobispo había recibido constantes amenazas de muerte, amenazas que se hicieron realidad en los asesinatos de muchos de sus sacerdotes, de sus amigos íntimos y de sus colaboradores. No obstante, a pesar de las advertencias procedentes tanto de sus compañeros obispos como de la jerarquía eclesiástica, Romero continuó denunciando la violencia, la opresión y la injusticia."

(Christian Smith, "La teología de la liberación. Radicalismo religioso y compromiso social", 1994.)

martes, 14 de enero de 2020

Jean Renoir, "La gran ilusión" [1937]


La gran ilusión se esfumó cuando los partidos socialistas de la Segunda Internacional votaron a favor de los presupuestos militares nacionales en la Primera Guerra Mundial, abandonando el internacionalismo. Surgió la intransigencia bolchevique y la integridad de alemanes como Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo. 'A las fronteras las dibujan los hombres. A la naturaleza le da igual.'

lunes, 13 de enero de 2020

Dziga Vertov, "Kinopravda nº1" [1922]


"Nuestro ojo ve muy mal y muy poco, y por ello los hombres concibieron el microscopio para ver los fenómenos invisibles, inventaron el telescopio para ver y explorar los mundos lejanos desconocidos, pusieron a punto la cámara para penetrar más profundamente en el mundo visible, para explorar y registrar los hechos visuales, para no olvidar lo que ocurre y que convendrá tener en cuenta a continuación.
Pero la cámara no tuvo suerte. Se inventó cuando en todos los países reinaba el capital. La burguesía tuvo la idea diabólica de utilizar este nuevo juguete para distraer a las masas populares o, más exactamente, para desviar la atención de los trabajadores de su objetivo fundamental, la lucha contra los patronos.
En el opio eléctrico de las salas de cine, los proletarios más o menos hambrientos y los parados aflojaban sus puños de hierro y, sin darse cuenta, se sometían a la influencia desmoralizadora del cine de sus amos. Los teatros son caros, no tienen muchas localidades. Y los amos obligan a la cámara a divulgar las realizaciones teatrales en las que se ve como los burgueses aman, sufren, se ocupan de sus obreros, donde se ve como esos seres superiores, esa aristocracia se distingue de los seres inferiores (obreros, campesinos, etc.).
En la Rusia anterior a la Revolución, el cine de los patronos cumplía el mismo papel. Después de la Revolución de Octubre, el cine ha tenido la difícil tarea de adaptarse a la vida nueva: los actores que representaban a los funcionarios de los zares se pusieron a representar obreros, las actrices que representaba a las damas de la Corte hacen ahora muecas en el estilo soviético.
Pero muy pocos de nosotros nos hemos dado cuenta de que todas estas muecas no han salido esencialmente de los límites de la técnica y de la forma burguesa del teatro. Conocemos a muchos adversarios del teatro contemporáneo que al mismo tiempo se muestran fervientes partidarios del cine en su forma actual.
Son muy pocos los que ven claramente que el cine no teatral (con la excepción de los noticiarios y algunos filmes científicos) no existe.
Todas las representaciones teatrales y todos los filmes se construyen exactamente de la misma manera: un dramaturgo o un guionista, luego un director de escena o un realizador, luego unos actores, unos ensayos, unos decorados y una representación ante el público. Lo principal del teatro es la interpretación del actor, de manera que cada filme construido sobre un guion y sobre la interpretación del actor constituye una representación teatral; he ahí por qué no hay diferencia entre las realizaciones de los directores de matices distintos.
Todo eso está ligado con el teatro en general y en concreto, independientemente de la corriente y de la orientación, independientemente de la actitud hacia el teatro como tal.
Todo eso no tiene nada que ver con lo que constituye la verdadera vocación de la cámara, a saber: la exploración de los hechos vivos.
El Kinopravda ha hecho comprender claramente que se puede trabajar fuera del teatro yendo al mismo paso que la revolución. El Cine-ojo sigue siendo la obra de creación de un cine soviético Rojo iniciado por el Konipravda."

(Dziga Vertov, "Cine-ojo", 1926.)

domingo, 12 de enero de 2020

Teócrito, "Idilios" [siglo III antes de Cristo]

"La hechicera", un mimo de aire urbano,
'Simeta enamorada locamente de Delfis, que en los últimos días ha dejado de visitarla, tras recibir noticia de que él le es infiel recurre con la ayuda (un tanto precaria) de su sierva Téstilis a un rito mágico, con el que pretende recuperar a su desleal amante. Luego, en un soliloquio cuyo testigo es la Luna, nos cuenta el origen de su pasión y la historia de sus amores con Delfis',
una contribución a los conocimientos sobre la magia griega antigua, y una pieza inmortal de poesía erótica, rebosante de sensualidad en la exposición del obsesivo afán de posesión amorosa, motivo romántico de una pasión sin correspondencia, frustrada.
Simeta, una especie de ingenua aprendiz de bruja, operando con las potencias oscuras de la noche, con un lenguaje tenebroso y una rueda mágica en las manos, formula un conjuro para aprisionar el corazón de su casquivano amante Delfis, y le confiesa a la Luna inerte, con tenso dramatismo, los avatares pasionales del ardiente encuentro con su amado, el fuego iracundo que prende en su corazón, su amarga inevitable soledad.

"¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a mi hombre!
Delfis me ha lastimado. Y yo por causa de Delfis
quemo el laurel. Que, lo mismo que este crepita
abrasándose y tan presto prendió y ni cenizas vi-
mos de él, así se consuma en la llama la carne de
Delfis.
¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a mi hombre!
Tal como yo derrito esta cera con ayuda de la
diosa, así se derrita de pasión al momento Delfis el
mindio. Y tal como grita, por Afrodita movido, es-
te disco de bronce, que así aquel venga a girar a mi
puerta.


"¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a mi hombre!
He aquí que guarda silencio la mar y guarda si-
lencio los vientos. Mas mi dolor dentro del pecho
no guarda silencio, sino que toda me abraso por
aquel que, cuitada de mí, en vez de hacerme su es-
posa, me ha llenado de oprobio sin ser ya doncella.
¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a mi hombre!
Por tres veces una libación te dedico, Señora, por
tres veces esta fórmula pronuncio: '¡Que ya si a su
lado yace mujer, ya si hombre también, a tal grado
se olvide de ellos cuanto Teseo una vez, según di-
cen, en Día se olvidó de Ariadna la de trenzas her-
mosas.'
¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a mi hombre!
La fárfara crece en Arcadia y con ella en el
monte enloquecen todas las potras y yeguas velo-
ces. Que así yo también vea a Delfis y como un lo-
co llegue a esta casa desde el gimnasio aceitoso.
¡Mágica rueda, arrastra tú a mi casa a mi hombre!
Esta orla Delfis perdió de su capa: ahora yo hilo a
hilo la arrojo en el fuego cruel. ¡Ay!, Amor doloro-
so, ¿por qué me has chupado toda la negra sangre
del cuerpo, como sanguijuela del pantano aferrán-
dote a mí?"

(Teócrito, "Idilios II. La Hechicera", siglo III antes de Cristo.)

sábado, 11 de enero de 2020

Vittorio de Sica, "Dos mujeres" [1960]


Sería neorrealismo italiano tardío. De Sica consigue estremecerte con la historia de estas dos mujeres que huyen de Roma a la Italia rural para mantenerse a salvo de los bombardeos de los aliados. No he leído la obra de Alberto Moravia en la que está inspirada, "La campesina", tampoco el realismo social es un género literario que disfrute con inusual atenta fruición. El cine gana la partida, el naturalismo vivo durante la escena de la violación te cruje: guerra y violación, guerra y violación, qué horror.

jueves, 9 de enero de 2020

Julio César, "Comentarios de la guerra de las Galias" [del 58 al 50 antes de Cristo]


Ya se sabe. César fue una figura fundamental y determinante en su época. El reconocimiento y la admiración que recibió en vida quiso ser emulado por sus sucesores, que ya desde Octavio Augusto, accedían al mando supremo romano con el orgulloso título de 'César'. Fue una figura central en la transición del sistema oligárquico republicano a la monarquía imperial, un acicate de la reunión de la enorme fuerza de Roma, por encima de luchas políticas y partidistas, en un mando único fuerte e indestructible, a la par que magnánimo y atento al bienestar del pueblo. Era Julio César, pacificador de las Galias, el líder del partido de los populares, el sobrino de Cayo Mario, vencedor en la guerra civil contra las legiones senatoriales al mando de Pompeyo. En su libro quinto de los "Comentarios", antes de la definitiva batalla de Alesia, aquella que redujo al gran jefe galo Vercingétorix poniendo fin a la Guerra de las Galias, en los aires de rebelión del invierno de los años 54-53 a.C., cuando los campamentos romanos estacionados en el centro y nordeste de la tierra gala, tuvieron que enfrentar las revueltas de las bandas locales, alentadas por los druidas y comandadas por temibles caudillos como Ambíorix, puso Julio César la historia de los dos conocidos centuriones, graduación más baja mentada en su narración bélica, Tito Pulón y Lucio Voreno, que pasarían a la celebridad ficcional contemporánea gracias a la gran serie creada por John Milius, "Roma".

"XLIV.- Había en aquella legión dos valerosísimos centuriones que se iban acercando a los primeros grados, Tito Pulón y Lucio Voreno. Ambos mantenían perpetuas disputas sobre cuál de los dos ascendería antes en el escalafón y cada año competían con gran rivalidad para los más altos grados. Uno de ellos, Pulón, que combatía con gran valor al parapeto, '¿Por qué vacilas, Voreno?', dijo. '¿Qué otra ocasión aguardas digna de la fama de tu valor? El día de hoy decidirá sobre nuestra polémica'. Habiendo dicho esto, sale fuera del parapeto y arremete hacia el lugar que le pareció más atestado de enemigos. Tampoco Voreno se queda entonces en el parapeto, sino que, temeroso de la opinión de los demás, sale en pos de él. Pulón, habiendo dejado una razonable distancia, arroja un venablo contra el enemigo y atraviesa a uno de ellos que corría hacia él. Los enemigos protegen con sus escudos al compañero atravesado y muerto y todo a una disparan sus dardos contra Pulón, impidiéndole avanzar. Un dardo traspasa su escudo y se clava en su tahalí. Este accidente desplaza la vaina y hace que su mano se demore al intentar sacar la espada. Los adversarios le rodean mientras forcejea con la vaina. Su rival Voreno corre en su ayuda y le protege. Al instante toda la multitud de enemigos se enfrenta a Voreno y deja de lado a Pulón; creen que este ha sido atravesado por el venablo. Voreno combate cuerpo a cuerpo con la espada y, después de dar muerte a un enemigo, los hace retroceder un poco. Mientras ataca con demasiada furia, resbala cuesta abajo y cae al suelo. Rodeado de nuevo por los enemigos, corre Pulón en su ayuda, y ambos, tras dar muerte a muchos enemigos, se repliegan al interior del campamento, incólumes y cubiertos de gloria. De esta forma la fortuna trató a uno y a otro en la emulación y la contienda, de modo que, siendo rivales, se ayudaron sin que se pudiera determinar cuál de los dos parecía que debía ser tenido por más valiente."

(Julio César, "Comentarios de la guerra de las Galias", del 58 al 50 antes de Cristo.)

miércoles, 8 de enero de 2020

Frank Capra, "Vive como quieras" [1938]


Es otra de las películas por la que transpira alegría de vivir, como un canto a la libertad sin pretensión alguna más allá de pasárselo bien, como que cada cual haga lo que le apetezca bajo un techo sin que resulten molestos cohetes, danzas o los golpes de teclas de una máquina de escribir que hila comedias fuleras, y allí que le añadimos una sana oposición al trabajo monótono y fatigoso, una enconada resistencia a los planes urbanísticos de los magnates inmobiliarios y la objeción fiscal directa a los gastos militares del Estado. Grande Capra.

martes, 7 de enero de 2020

Marco Bellochio, "Noticias de una violación en primera página" [1972]


Años de Plomo en Italia, el periódico del Partido del Orden, "Il Giornale", instrumentaliza el asesinato y violación de una joven para desprestigiar a los grupos opositores del Estado: confecciona un culpable mediante la conversión de lo azaroso y circunstancial en certeza definitiva difícilmente cuestionable.

lunes, 6 de enero de 2020

David Simmon, "Generation Kill" [2008]


La Guerra de Irak fue un desastre que ha traído tanta crueldad y miseria que una imaginación sensata haría bien en no bordearla, si le es posible. La serie creada por el gran David Simmon, inspirada en el libro homónimo del periodista Evan Wright, recrea el periplo conquistador de la compañía Bravo del Primer Batallón de Reconocimiento del cuerpo de los Marines de EEUU, su destructor tránsito del norte de Kuwait a Bagdad. Era la continuación, tras la Guerra de Afganistán, de la Guerra contra el Terror, auspiciada por el Trío de las Azores. Las consecuencias de tan chapucera operación perduran, y perdurarán con sus cambiantes manifestaciones.

domingo, 5 de enero de 2020

Alfonso Sastre, "Escuadra hacia la muerte" [1952]


"Este es el traje de los hombres: un uniforme de soldado. Los hombres hemos vestido siempre así, ásperas camisas y ropas que no protegen del frío ni del calor... Correajes... El fusil al hombro... Lo demás son ropas afeminadas... La vergüenza de la especie."

Una obra del admirable dramaturgo Alfonso Sastre, que estrenada en marzo de 1953 en el madrileño teatro María Guerrero, fue censurada por el Alto Estado Mayor del Ejército tras tres días en cartel, argumentaba la autoridad de la institución que 'la obra retrataba todo lo innoble que puede ser el sujeto humano', que llevaba 'al espíritu del espectador una impresión irreal de la familia militar'. Decía Sastre que la obra es 'una invitación al examen de conciencia de una generación de dirigentes que parecía dispuesta, en el silencioso clamor de la guerra fría, a conducirnos al matadero'. En la castrense tragedia moderna, albor de la Tercera Guerra Mundial, no hay caras nobles, sólo cabe asumir conscientemente que inocentes sólo son las piedras. Celebremos que todavía se revisen las obras de Alfonso Sastre y que puedan disfrutarse en nuestras ciudades.

sábado, 4 de enero de 2020

Ingrid Guardiola, "Dones i espai public" [2016]

"En los ojos de la gente, en el ir y venir y el ajetreo; en el griterío y el zumbido; los carruajes, los automóviles, los autobuses, los camiones, los hombres-anuncio que arrastran los pies y se balancean; las bandas de viento; los organillos; en el triunfo, en el campanilleo y en el alto y extraño canto de un avión en lo alto, estaba lo que ella amaba: la vida, Londres, este instante de junio".

(Virginia Wolf, "Mrs Dalloway", 1925.)


salir a la calle solas, disfrutar del derecho al anonimato, convertirse en 'flaneuse', sin ser asaltadas por la mirada vigía o sin interpelaciones groseras, encontrar refugio en un espacio exterior dinámico e impredecible en el que poder multiplicarse con otros y otras y vivir sus peculiares formas de honestidad y afecto, caminar entre desconocidos y escabullirse de las habladurías y de los rumores, eludir las vigilancias ejercidas en nombre de la comunidad, gozar del anonimato, ensayar los mejores intentos de fuga, acercarse a conocer en qué puede consistir la libertad,


"Ese marcaje espacial de las mujeres se traduce igualmente en un escamoteo del derecho a disfrutar de las ventajas del anonimato y la individuación que deberían residir las relaciones entre desconocidos en espacios públicos. La naturaleza neutra y mixta del espacio público es, no nos hagamos ilusiones, mucho más una declaración de principios que una realidad palpable, como también lo es la promiscuidad relacional que se supone que en él rige. Paradójicamente, en la calle esa misma mujer que vemos invisibilizada como como sujeto social sufre una hipervisibilización, como objeto de atención ajena. Las mujeres -o ciertas mujeres consideradas codiciables por los hombres- son constantemente víctimas de agresiones sexuales expresadas en sus niveles más elementales -el asalto con la mirada, la interpelación grosera bajo la forma de piropo-, pero ese exceso de focalización también puede adoptar la forma mucho más sutil del trato galante. En la calle, más que en otros sitios, las mujeres pueden descubrir hasta qué punto es cierto lo que aprecia Pierre Bourdieu de que son seres ante todo percibidos, puesto que existen fundamentalmente por y para la mirada de los demás, lo que cabe colocar en la misma base de la inseguridad a que se las condena."

(Manuel Delgado, “Sociedades movedizas”, 2007.)


"Empecé a pensar esto como alternativa de explicación ante algo que aparecía como irracional. Porque buscamos siempre la dimensión instrumental de la violencia. Nos preguntamos «para qué». Intenté, en cambio, rastrear en estos crímenes la dimensión expresiva. Toda violencia tiene una dimensión instrumental y otra expresiva. En la violencia sexual, la expresiva es predominante. No se trata de obtener un servicio sin pagar. El ataque sexual común, del violador de calle, tiene una racionalidad evasiva, difícilmente capturable hasta se permite la copia para los propios agresores. Cuando un preso, ya condenado, un tiempo después del hecho, es confrontado con la violación que cometió, lo que encuentra es algo tan opaco que se asombra, se espanta, él mismo no consigue acceder a la racionalidad de ese acto, a pesar de que lo ha perpetrado. Es como que la violación se apropia de la persona del propio violador, la sorprende. Hay una estructura compartida que actúa a través del sujeto, desde dentro de sí, utilizando al individuo para operar un pasaje al acto. Y la persona se disuelve en ese acto. El sujeto que está en una búsqueda por reconstruir su virilidad se apropia de un tributo femenino y se construye como hombre. He analizado este tipo de irrupción de un contenido compartido a través del sujeto en la violación en mi libro Las estructuras elementales de la violencia. Lacan tiene dos categorías diferentes para dar cuenta de estas irrupciones: el acting out, en la cual en lugar de hablar la persona se expresa a través de una acción expresiva de ese contenido; y el passage a l’acte, en la que el sujeto se destruye en la acción. Esto ocurre en la violación. Es muy impresionante escuchar al violador decir: «yo ahí me morí», «me maté». En la atmósfera patriarcal colonial moderna, la violación se vive como un asesinato moral. Solo que la mujer que es violada no tiene por qué acatarlo de esa forma. Esto me trajo muchos problemas con las feministas, sobre todo mexicanas. La violación es una agresión tremenda pero no necesariamente un asesinato moral, a pesar de que su intención lo sea. Es la atmósfera patriarcal que respiramos lo que la convierte en un asesinato moral, atmósfera patriarcal de la cual el violador es un agente."

(Rita Laura Segato, "La guerra contra las mujeres", 2013.)

viernes, 3 de enero de 2020

Luís Estrada, "El Narco (El infierno)" [2010]

El año 2010 fue el bicentenario de la Independencia de México, y el centenario del inicio de la Revolución Mexicana. Y de entre los obsequios dedicados a la memoria de tan magnos acontecimientos, considérese esta película, que con humor y empatía, se acerca a la sequía de posibilidades de vida pacificada y honesta que viven múltiples localidades mexicanas.


"Esos asesinatos, esas muertes, le enfurecen. Le enfurece que sea eso por lo que los conocen ahora, por los cárteles de la drogas y las matanzas. Esta es su ciudad de la avenida Dieciséis de Septiembre, el Teatro Victoria, las calles adoquinadas, la plaza de toros, La Central, La Fogata, más librerías que en El Paso, la universidad, el ballet, garapiñados, pan dulce, la misión, la plaza, el Bar Kentucky, Fred's... Ahora es conocida por esos matones imbéciles. Y su país, México, tierra de escritores y poetas: Octavio Paz, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Elena Garro, Jorge Volpi, Rosario Castellanos, Luis Urrea, Elmer Mendoza y Alfonso Reyes; tierra de pintores: Diego Rivera, Frida Kahlo, Gabriel Orozco, Pablo O'Higgins, Juan Soriano y Francisco Goitia; de bailarinas como Guillermina Bravo, Gloria y Nellie Campobevestre, Josfina Lavalle y Ana Mérida; de compositores: Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Agustín Lara, Blas Galindo; de arquitectos: Luis Barragán, Juan O'Gorman, Tatiana Bilbao, Michel Rojkind, Pedro Vásquez; de cineastas maravillosos: Fernando de Fuentes, Alejandro Iñarritu, Luis Buñuel, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro; de actores como Dolores del Río, la Doña María Félix, Pedro Infante, Jorge Negrete y Salma Hayel. Ahora los nombres son narcos 'famosos', nada más que asesinos sociópatas cuya sola aportación a la cultura han sido los 'narcocorridos' que cantan sicofantes sin talento. México, la tierra de las pirámides y los palacios, de los desiertos y las junglas, de las montañas y las playas, de los mercados y los jardines, de los bulevares y las calles de adoquín, de las extensas plazas y los patios escondidos, ahora es conocido como la tierra de las matanzas. Y ¿para qué? Para que los estadounidenses puedan colocarse."

(Don Winslow, "El Cártel", 2016)

jueves, 2 de enero de 2020

Sidney Lumet, "Doce hombres sin piedad" [1956]


La honestidad, el coraje, la firmeza de los pocos humanos justos. ¿Quién se opondrá a los juicios asumidos con más o menos ligereza por cualquier tribunal impío, probablemente ofuscado por sus opiniones preconcebidas, habitualmente empantanado en la valoración autocomplaciente, seguramente obstinado en la solemnidad de su veredicto? El jurado número ocho, el héroe de la palabra, quien siembra la duda con aplomo e inteligencia, el que cuestiona el rumor condenatorio dominante con conocimiento y habilidad, un tipo apto para asumir el liderazgo en una situación complicada.