martes, 30 de abril de 2019

César Rendueles, "En bruto. Una revindicación del materialismo histórico" [2016]

"[...] en el "Manifiesto comunista" se habla del proletariado como 'clase universal'. La expresión no es muy afortunada. Suena a que la clase obrera industrial es el Mesías redentor de la humanidad. De hecho, a menudo se ha usado la tesis de Marx para justificar un obrerismo absurdo. Hay gente que cree que ser un trabajador descualificado proporciona una perspectiva clarividente de la realidad social y una aguda inteligencia ética. Es una idea rara. Más bien parece sensato pensar que estar explotado, humillado y desesperado no te vuelve especialmente lúcido.
En realidad, la propuesta de Marx tenía que ver con la relación que mantienen nuestras propias expectativas políticas con nuestras condiciones materiales y sociales. Los distintos grupos que participan en el capitalismo están enfangados en una especie de dilema pragmático generalizado que les impide sacar partido de los avances políticos, tecnológicos y sociales contemporáneos. Los asalariados pobres pueden romper ese 'impasse' porque sus propios intereses generales a corto plazo pueden llegar a coincidir con los de la mayoría de la gente a largo plazo. Los perdedores del capitalismo son agentes privilegiados del cambio social. Son los únicos que están en condiciones de impulsar algunos progresos morales que beneficiarían a todo el mundo, pero que ningún otro grupo puede defender porque están atrapados en sus intereses particulares cortoplacistas."

Si quieren impartir un curso lúcido, sensato y relajado de materialismo histórico, adquieran un ejemplar de "En bruto. Una revindicación del materialismo histórico" de César Rendueles: la polémica entre el idealismo poshegeliano y la concepción materialista de la historia, el lugar que ocupa el materialismo histórico en el panorama de las ciencias sociales como alternativa a distintas formas de idealismo sociológico, la validez general del materialismo en el contexto de una reevaluación epistemológica de las ciencias sociales como saberes cotidianos, la aportación de la teoría marxista de la explotación a la comprensión de la sociedad moderna, o la relación entre materialismo y filosofía teleológica de la historia. Y con un epílogo que es una apuesta por la extensión naturalista del materialismo clásico contrapuesto al usual constructivismo social extremo.

David Fernández de Castro, "El Papus. Anatomía de un atentado" [2011]


El 20 de septiembre de 1977, un joven anónimo entregó a José Peñalver, portero del edificio, un maletín dirigido a la revista satírica El Papus. El paquete estalló en el rellano: mató al portero e hirió gravemente a la secretaria de la redacción y de forma leve a otras 15 personas. El consejo de redacción de la revista, objetivo del atentado, resultó indemne. El atentado fue reivindicado por la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista). Nadie fue condenado.

lunes, 29 de abril de 2019

Andreas Hartmann, "My Buddha is punk" [2015]


'¿No habrá birmanos que se opongan a la sangrienta persecución de los rohingya?' Alguna comunidad punk de Myanmar se implica en las movilizaciones contra otra 'limpieza étnica de manual'. Y no por ello abjuran del budismo. También colaboran con las marchas por la paz. Brimania es un país complejo y las disputas cruentas por las diferencias étnicas no han cesado desde su independencia de la corona británica. Y Aung San Suu Kyi, otro premio Nobel, lleva ya años siendo vista con recelo por líderes de las diferentes etnias. Algún punto de fricción resulta conocido: los proyectos de infraestructuras para explotar los recursos planificados en algunas zonas en las que se asientan grupos minoritarios.

Heather White y Lynn Zhang, "Complicit: el precio de la tecnología" [2017]


Condiciones laborales deplorables: altos rendimientos productivos recompensados con sueldos pírricos, exposición a productos químicos tóxicos, peligrosa reducción de costes materiales o jornadas de trabajo inasumibles. Y la subcontratación, que enmascara la responsabilidad corporativa. Yi Yeting, tras superar la leucemia contraída por la continua exposición al bencemio durante dos años en una factoría del cinturón industrial de Shenzhen, ayuda a sus pares de Canton a conseguir compensaciones por las enfermedades laborales contraídas, y moviliza las experiencias acumuladas para exigir a autoridades públicas y directivos de gigantes de la industria electrónica como Foxconn, proveedora de Apple, que tomen medidas en materia de seguridad laboral.

sábado, 27 de abril de 2019

Miguel Delibes, "El disputado voto del señor Cayo" [1978]

El otro día me hice por un pavo con un libro de Miguel Delibes "El disputado voto del señor Cayo", un oportuno clásico de 1978, en plena Transacción, que aborda el abandono del campo y de su sabiduría ancestral, representada por la curiosa integridad de Cayo, opuesta a la estupidez ansiosa de un grupo de jóvenes urbanos socialistas que en misión apostólica cazan votos por los recónditos pueblos de Castilla.

"La voz de Rafa se fue haciendo, progresivamente, más cálida, hasta alcanzar un tono mitinesco:
-Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende? Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir el proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil.
Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, con una chispita de perplejidad en la mirada. Dijo tímidamente:
-Pero yo no soy pobre."

(Miguel Delibes, "El disputado voto del señor Cayo", 1978.)

viernes, 26 de abril de 2019

Martín Roldán Ruíz, "Generación cochebomba" [2007]


El libro que ando leyendo te transporta absorbente a otra fascinante historia del rock, la que aconteció en la mitad de la década de los ochenta en el Perú, y que cruzó los caminos de los subtes, la fauna del rock subterráneo, y de los militantes de Sendero Luminoso, los exaltados salvajes terrucos: "Generación cochebomba" de Martín Roldán Ruíz. Transcurre en la sucia Lima, una ciudad cercada por el terrorismo y la guerra sucia, por la crisis económica y la corrupción. Menciones especiales a Eskorbuto y La Polla Récords.

"Los tiempos eran feos. La guerra interna era la principal desgracia y, como esta nunca llega sola, trajo invitados nada especiales: inundaciones, epidemias, paquetazos, escasez, inflación y todos los problemas habidos y por haber; aparte, claro está, de un presidente blablablá, de funcionarios corruptos, de una represión impune y un genocidio sistemático ejercido por el Estado, con sus injustas medidas para combatir la crisis económica. Todo esto abatía el espíritu de los peruanos. Faltaba, nada más, el terremoto apocalíptico que diera el tiro de gracia (¿o desgracia?) para hundir al país por completo, lo que provocaría una intervención extranjera encabezada por los yunaites, de seguro, apoyada por nuestros fraternales vecinos. O en el peor (¿o mejor?) de los casos, crear las condiciones objetivas para que las huestes de Gonzalo cercaran las ciudades desde el campo y aplicaran así el puntillazo final a la joven democracia del país, si es que se la podía llamar así."

(Martín Roldán Ruíz, "Generación cochebomba", 2007.)

jueves, 25 de abril de 2019

Colectivo dos Trabalhadores da Produçao de Cinema e Televisao, "As Armas e o Povo" [1974]

El 25 de abril de 1974 a las 0.25 horas de la noche, Rádio Renascença emite la canción de Zeca Afonso "Grandola, Vila Morena". El misterioso Movimiento das Forças Armadas, organización ilegal dentro del ejército portugués que aglutinaba a jóvenes oficiales que se oponían a la guerra colonial en Angola y al Estado Novo salazarista, ocupa los puntos estratégicos del país derrumbando el régimen dictatorial. Miles de personas salen a las calles de Lisboa para saludar a los soldados, pese a los llamamientos de los capitanes de abril para que todo el mundo permaneciera dentro de sus hogares. Van pertrechados de claveles que ofrecen a los militares en señal de hermanamiento. El episodio pasó a la historia como Revolución de los Claveles, y dio origen a un periodo de agitación social que se saldó con la derrota de la revolución socialista.
¡25 de abril siempre!


"El vacío de poder creado por esos soldados que, cuando debían luchar en ultramar para que nada cambiara en Portugal, eligieron cambiarlo todo en Portugal para no tener que luchar más en ultramar, agravado después rapidísimamente por la subversión proletaria, explica que este movimiento revolucionario pudiera llegar más lejos, en ciertos aspectos, que sus predecesores franceses e italianos: Crítica de los partidos políticos, exigencia de la democracia directa, rechazo de la manipulación de las asambleas, desprecio del Estado, crítica en actos de la propiedad estatal y privada, apropiación de los medios de comunicación por los trabajadores, y en fin, movimiento antijerárquico en el ejército que lo volvía inutilizable para las veleidades represivas que tenían lugar en el Estado. Pero esta facilidad explica igualmente lo que fue hasta el final la debilidad de una revolución que debía sus victorias menos a su consciencia organizada en fuerza práctica que a la inconsistencia de sus enemigos y a la neutralidad benevolente de la fracción populista izquierdista del ejército que por entonces era el único poder en el país. Y, como se pudo ver una vez más el 25 de noviembre de 1975, cuando la izquierda militar fue eliminada finalmente por los oficiales moderados, nada es tan débil e inestable como el renombre de un poder que no se apoya sobre su propia fuerza. Ese movimiento proletario que había llegado tan lejos desapareció casi de un día para otro, sin haber esbozado tan siquiera la menor lucha defensiva."

(Encyclopédie des Nuisances, "Historia de diez años. Esbozo para un cuadro histórico de los progresos de la alienación social [1968-1981]", 1985.)

miércoles, 24 de abril de 2019

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLII [1871]


Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor.... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.

Un hombre recibe una brusca noticia, y conmovido, vacilante, se apoya en la pared y pierde momentáneamente la conciencia. Cada lector es, por unos instantes, ese transeúnte que en una calle del Madrid decimonónico, acaso concurrida, sabe una mala nueva. ¿Qué secreto fue desvelado? ¿Qué deslealtad urgía contar? Una infidelidad carnal, una traición amarga. Un golpe tan fuerte que, ahora, no antes, comprende por qué se mata, una puñalada tan fría que, ahora, no antes, comprende por qué se llora. No ha matado ni dice que haya que matar, no ha llorado, ni comprendía por qué lloraba a quien veía llorar. En aquel instante, pierde la conciencia del lugar en que se encuentra, la calle que le rodea, y siente ira y piedad: se mata por la ira, se llora por la piedad. Se da las gracias al amigo que tuvo el valor de contar una devastadora verdad.

Michael Madsen, "Into eternity" [2010]


Un enorme cementerio nuclear que está construyéndose en Finlandia ha sido bautizado como 'Onkalo', 'Lugar oculto'. Es una obra faraónica en la que los tecnócratas pretenden almacenar toneladas de residuos nucleares. La presentan como una propuesta de gestión definitiva de la basura nuclear: se sellará en el año 2.100 para que sea conservada durante 100.000 años. La limpia energía nuclear.

martes, 23 de abril de 2019

Anselm Jappe, "Las aventuras de la mercancía" [2003]


"Sin duda es más fácil escribir sobre las multinacionales que sobre el valor, y es más fácil salir a la calle para protestar contra la Organización Mundial del Comercio o contra el paro que para oponerse al trabajo abstracto. No se necesita un gran esfuerzo mental para pedir una distribución diferente del dinero o más empleo. Es infinitamente más difícil criticarse a uno mismo en cuanto sujeto que trabaja y que gana dinero. La crítica del valor es una crítica del mundo que no permite acusar de todos los males del mundo a 'las multinacionales' o a 'los economistas neoliberales' para continuar su propia existencia personal en las categorías del dinero y del trabajo sin osar ponerlas en cuestión por temor a dejar de parecer 'razonable'. Pero se ha vuelto absurdo reprochar al sistema capitalista que no provea del trabajo y del dinero suficiente. El tiempo de las soluciones fáciles ha pasado."

El Marx esotérico, el analista de las categorías básicas de la sociedad de la mercancía, es el objeto de estudio de la teoría crítica del valor, un campo de estudio esbozado en diferentes obras por el eminente barbudo de Tréveris cuya aplicación posibilita una comprensión lúcida y coherente del transcurso de la crisis definitiva de acumulación del capital: el valor, la célula germinal de toda la sociedad burguesa, el dinero, el alcahuete universal, el fetichismo de la mercancía, una inversión entre objetos y sujetos, el trabajo, el vínculo social alienado. La humanidad está sometida por la lógica de la mercancía, subordinada al movimiento fatalista del sujeto automático del valor: pueblos enteros, expulsados del proceso de producción, ya forman parte de una humanidad superflua para el ciclo de valorización; el dinamismo ciego de las cosas, consagrado al dios-fetiche del dinero, aboca a la crisis final del capitalismo.

"Una cosa sobre todo está clara: ninguna crítica del capitalismo es ahora posible sin crítica del trabajo. Tal crítica no es un 'lujo' reservado a los países ricos, sino que, bien al contrario resulta todavía más actual allí donde el trabajo ha desaparecido ya o bien no ha llegado jamás; o lo que es lo mismo, para aquellos a los que la sociedad del trabajo les ha hecho saber que no los necesita y que su desaparición sería un bien para la economía mundial. Cuando ser explotado por el capital se ha convertido en un privilegio reservado a una minoría, la vieja lucha de clases en torno al trabajo pierde todo sentido. La crítica y la abolición práctica del 'trabajo' son también la condición previa para comenzar a ser verdaderamente activo, poner en marcha los recursos y salir de la inactividad forzosa a la que la sociedad del trabajo condena a una parte mayor de la humanidad. El capitalismo ha sido una expropiación de los recursos, ahora hay que organizar su reapropiación."

(Anselm Jappe, "Las aventuras de la mercancía", 2003.)

Jacques Tati, "Playtime" [1967]

Una sinfonía urbana de un París asfixiante, que despliega una sutil mofa de los objetos de la modernidad: la puerta de cristal, las sillas con respaldo en forma de corona, las ventanas por las que se ve un apartamento entero, los sillones que se aplastan y hacen ruidos confusos, la rotonda que se convierte en los caballitos, los porteadores de una luna que parecen bailarines, las puertas fabricadas con un material silencioso para evitar el estruendo de los portazos, o las máquinas electrónicas con botones incomprensibles. Y que contiene una divertida burla de los comportamientos absurdos de los individuos de la ciudad moderna: la imitación del estilo norteamericano, la presunta sofisticación que desprende el uso de neologismos, la grotesca gesticulación cortante e inquieta de quien se pretende interesante, la despreocupación beoda de otro turista con fajos de billetes para derrochar, o el extrañamiento omnipresente que transforma a los habitantes bípedos en seres escandalosamente estúpidos. Creo estar ya cerca de la torpeza rebelde, juguetona e infantil de Monsieur Hulot, un moderno hombre de la multitud, incluso un orgulloso vagabundo que recupera la cómica y mágica experiencia callejera de la infancia, si la ciudad estructura opresiva el aislamiento, nuestra curiosidad de chavales indomables subvertirá códigos, resortes y diseños virtuales. Eso quizá sea.


"No es nada casual que algunos de los movimientos más beligerantes en la reconsideración en clave creativa de las formas de apropiarse de la ciudad -de los simbolistas del XIX al grupo Stalker, pasando por las primeras vanguardias o los situacionistas- pusieran ese énfasis en la necesidad urgente de reinfantilizar los contextos de la vida cotidiana. Reinfantilizar como restaurar una experiencia infantil de lo urbano: el amor por las esquinas, los portales, los descampados, los escondites, los encuentros fortuitos, la dislocación de las funciones, el juego. No en el sentido de volverlos más estúpidos de lo que los han vuelto los centros comerciales y las iniciativas oficiales de monitorización, sino en el de volver a hacer con ellos lo que hicimos -sin permiso- de niños. Hacer que las calles vuelvan a significar un universo de atrevimientos, que las plazas y los solares se vuelvan a convertir en grandiosas salas de juegos y que la aventura vuelva a esperarnos a la salida, a cualquier salida. Recuperar el derecho a huir y esconderse. Espacios tan perdidos como nuestra propia niñez, a los que la sensibilidad de algunos creadores cinematográficos no ha podido se ajena: François Truffaut, Jacques Tati, Víctor Erice y, sobre todo, Yasujiro Ozu, cuya mirada estuvo siempre a la altura de la de los niños."

(Manuel Delgado, "Sociedades movedizas", 2007.)

lunes, 22 de abril de 2019

Anselm Jappe, "La sociedad autófaga. Capitalismo, desmesura y autodestrucción" [2017]

Son suculentas las páginas del último libro de Anselm Jappe dedicadas a las malas noticias del psicoanálisis: narcisismo, pulsión de muerte y agresividad. Una de mis distancias habituales respecto a una ingenuidad socialista (llámese anarquista, comunista, feminista o ecologista) estriba en las lindes que plantean cuestiones como '¿es posible o incluso deseable abolir el rencor o la agresividad?', '¿cómo reconciliarse satisfactoriamente con los aspectos más oscuros que laten en las pulsiones destructivas de nuestras almas?'. Sea por mi amarga experiencia, el rencor es poderoso y son múltiples sus ramificaciones, la postura freudiana clásica, que cierto es que no atiende a la historia y que se mofa de presuntas tendencias angelicales, establece un programa mínimo que, con sus debidas matizaciones, comparto: limitar la infelicidad. ¿Creen que podrá existir una sociedad futura, siempre futura, que armonice una compleja naturaleza pulsional humana con una felicidad socialmente reconocida? Apelar a la naturaleza humana resulta agrio, tanto como deshonesto afirmar su ilimitada plasticidad. La polémica entre Herbert Marcuse y Erich Fromm: un nihilismo humano que encuentra rasgos amenazantes para el edificio social actual en las pulsiones libidinales o agresivas no sublimadas o una ética idealista de acciones supererogatorias que confía en el esfuerzo moral y en las intervenciones terapéuticas. ¿La sublimación y la represión son la única posibilidad de reconciliar individuo y sociedad?


"Ya hemos dicho que durante mucho tiempo la derecha ha hablado de 'naturaleza', y sobre todo de 'naturaleza humana, y la izquierda de 'cultura'. Para la derecha, esa naturaleza asigna límites muy estrechos a la posibilidad de transformar la vida; para la izquierda, casi todo es fruto de la sociedad y de la educación, y en consecuencia puede cambiarse. Es el eterno debate entre Hobbes y Rousseau: ¿el ser humano es una bestia incorregible a la que hay que sujetar para limitar los estragos, lo cual legitima el Estado y las demás instituciones represivas, o bien es 'bueno' o al menos 'neutro' por naturaleza y es la sociedad la que lo corrompe, especialmente después de la aparición de la propiedad privada? Como sabemos, cada una de estas dos hipótesis ha llevado históricamente a la violencia e incluso al totalitarismo: el enfoque hobbesiano justifica todas las violaciones de la libertad individual para luchar contra la mala naturaleza humana presente en cada uno de nosotros, mientras que el enfoque roussoniano puede desembocar en la tentativa de hacer que el individuo 'realmente existente' coincida por la fuerza con su supuesta verdadera naturaleza eclipsada por la sociedad, con la pretensión de crear un 'hombre nuevo' y de eliminar a garrotazos todas las reliquias de la sociedad corrompida. La primera posición -la de la inmutabilidad de los fundamentos de la existencia humana- implica renunciar para siempre a la esperanza del cambio y elevar al sujeto burgués moderno a la categoría de ser humano sin más, algo que contradicen multitud de investigaciones antropológicas, y sobre todo aquellas que han tratado la temática del 'don'. La segunda posición, la de la plasticidad de dicha naturaleza y la posibilidad de modificar al hombre, entra con demasiada frecuencia en contradicción con la experiencia y acaba a menudo de tal suerte dando argumentos a sus adversarios."

(Anselm Jappe, "La sociedad autófaga. Capitalismo, desmesura y autodestrucción", 2017.)

Pamela Yates, "Estado de miedo" [2005]


¿Creen que existe ese Sendero Luminoso que destruirá lo creado para reverdecer La Edad de Oro de la Humanidad? ¿Y que para transitarlo es ineludible el uso de la intimidación, el asesinato, el terror? Abimael Guzmán, el presidente Gonzalo, Emperador de los Últimos Días, el mesías que conduciría al pueblo peruano al Fin de la Historia. ¿Le recuerdan en su celda tras ser apresado en la Operación Victoria? Gritaba iracundo, 'es simplemente un recodo en el camino, nada más, un recodo en el camino, el camino es largo, y a este llegaremos nosotros, y triunfaremos, ustedes lo verán, triunfaremos, ustedes lo verán'.

domingo, 21 de abril de 2019

Francis Wheen, "Karl Marx" [1999]


"La verdad es que no hay que negar que hay un Marx de todos, o de casi todos: de los liberales y de los demócratas, de los socialdemócratas, de los stalinistas, de los trotskistas y de los eurocomunistas...Y, desde luego, el Marx de los académicos, el Marx tema-de-oposiciones. Ni siquiera el narcisismo herido, autoherido, de todos los collettis o antiguos apologistas de Marx que ahora le imputan los campos de concentración siberianos (aunque conservan suficiente buen sentido para no imputar a Cristo el estadio de Santiago de Chile, seguramente porque no sostuvieron antes que Cristo era un científico puro sin relación con el antiguo testamento) renuncia a completar su ración anual de publicaciones con algún 'paper' sobre el santón derribado."

(Manuel Sacristán, "Carta de la Redacción", en el número 16-17 de la revista "Mientras tanto", 1983, centenario de la muerte de Karl Marx.)

Es un libro dirigido al gran público, el "Karl Marx" de Francis Wheen, sin pretensión académica, que desprecia, ignora, pasa por alto, el inabarcable debate de la marxología de la centuria pasada, que muestra un ser de carne y hueso: 'un agitador radical que pasó gran parte de su vida adulta en el académico silencio de la sala de lectura del Museo Británico; un sociable y cordial anfitrión que se enemistó con casi todos sus amigos; un abnegado padre de familia que dejó embarazada a la criada; y un filósofo profundamente serio al que le encantaba beber, fumar puros y contar chistes'. El Marx hombre, más modesto y limitado que el titán teórico y político, atravesado por molestias físicas, jinete de sus contradicciones, mordaz, brillantemente satírico, prófugo y apátrida, mal administrador, infatigable ratón de biblioteca.

"La caza de brujas del senador McCarthy en los años cincuenta, las guerras de Vietnam y Corea, la crisis de los misiles en Cuba, las invasiones de Checoslovaquia y Hungría, la masacre de los estudiantes en la plaza de Tiananmen, todas estas vergüenzas de la historia del siglo XX fueron justificadas en nombre del marxismo o del antimarxismo. Una hazaña nada despreciable para un hombre que pasó la mayor parte de su edad adulta en la pobreza, afectado de forúnculos y de enfermedades hepáticas, y que en una ocasión fue perseguido por la policía tras una noche de excesos tabernarios."

(Francis Wheen, "Karl Marx", 1999.)

viernes, 19 de abril de 2019

Zhao Liang, "Behemoth" [2015]


Norte de China, Mongolia interior. La minería a cielo abierto del carbón se traga la tierra, envenena el aire y engulle humanos. Un nuevo invisible Behemoth, a hierro y fuego, custodia las montañas socavándolas, llenando de polvo gris las praderas, cercando las tierras de los ganaderos, cercenando la salud de los trabajadores. ¿Y cuál es la creación más ambiciosa de esa región china? La célebre ciudad fantasma de Ordos.

jueves, 18 de abril de 2019

Lars Johansson, "Fuego venenoso" [2008]

El Delta del Níger es una región envenenada por la actividad extractiva de las compañías del petróleo: la población bebe agua sucia, los frutos de las plantaciones crecen contaminados, la tierra queda yerma, el gas quemado a la intemperie devasta la atmósfera, la economía agraria de subsistencia está destruida. ¿Y las rentas sacadas del petróleo? ¿Quién se beneficia de la fiscalidad de la actividad petrolífera? ¿Cómo distribuye el Estado los impuestos recaudados? Una parte ínfima de la enorme población nigeriana se enriquece espuriamente, el petróleo es sinónimo de corrupción: la capital, Abuya, como paradigma.


"A miles de kilómetros de distancia, en la región del Delta del Níger -los antiguos 'Oil Rivers', ríos de aceite del colonialismo británico-, una mujer saca las manos de lo que debería ser su tierra, pero sus dedos se elevan impregnados de un fango negro y grasiento.
Ha caminado durante horas en busca de agua potable, pisando sobre el entramado de tuberías que trasportan el petróleo. Ahora se encuentra con que los vertidos han acabado con uno de los últimos pozos a los que tenía acceso.
[...] Esta mañana Hope se despierta sobresaltada por la bella imagen de unos manglares ardiendo a su alrededor, y pugna contra sus recuerdos.
En ese momento, tres mujeres corren a ocultarse entre esos mismo manglares. A su espalda se eleva el humo del oleoducto que acaban de reventar."

(Amelia Celaya, Eduardo Romero, "Naiyira", 2016.)

martes, 16 de abril de 2019

Ryszard Kapuściński, "El Sha o la desmesura del poder" [1982]


"Hay que distinguir la revolución de la revuelta, del golpe de Estado o de palacio. Un atentado o una sublevación militar se pueden planificar; una revolución, jamás. Su estallido, el momento en que se produce, sorprende a todos, incluso a aquellos que la han hecho posible. Se quedan atónitos ante el cataclismo que surge de repente y arrasa todo lo que encuentra en su camino. Y lo arrasa tan irremisiblemente que al final puede destruir hasta los lemas que lo desencadenaron."

Una crónica apasionante y de largo alcance clave para comprender la encrucijada persa que desembocó en la Revolución de 1979, convirtiéndose en la República Islámica de Irán: "El Sha o la desmesura del poder" de Ryszard Kapuscinski. Los Millenial Milenaristas de la órbita cristiana, no dejarán de sentir cierta comprensión, distante pero familiar, hacia los chiítas, por un punto clave de su doctrina: la esperanza depositada en el Imán Oculto, el Esperado, que aparecerá en el momento oportuno como Mahdi, guiado por Dios, y fundará en la tierra el reino de la justicia. Craso error fue confundir al ayatolá Jomeini con el Mahdi.

"La revolución había elevado a los puestos de poder a gente completamente nueva, anónima hasta apenas ayer, de todos desconocida. Los barbudos de los comités pasaban días enteros discutiendo y resolviendo problemas. ¿Qué problemas? Se planteaban qué hacer. Sí, pues un comité debía hacer algo. Tomaban la palabra por turno. Cada uno quería expresar sus ideas, quería hablar en público. Se notaba que el hecho de poder intervenir revestía para ellos singular importancia, que el momento era de mucho peso. [...] Poco a poco empezó a formarse una jerarquía informal: ocupaban la cúspide aquellos que en cualquier circunstancia habrían pronunciado buenos discursos; en cambio, abajo se congregaban los introvertidos, la gente con algún defecto de pronunciación, un sinfín de los que no habían conseguido dominar su timidez, y, finalmente aquellos que consideraban que las discusiones interminables carecían de sentido. Al día siguiente volvían a discutir como si el día anterior allí no hubiese ocurrido nada, como si tuviesen que empezarlo todo de nuevo."

(Ryszard Kapuscinski, "El Sha o la desmesura del poder", 1982.)

lunes, 15 de abril de 2019

Isaac Rosa, "Feliz final" [2018]


"El amor se destruye, se falsea, al recontarlo. El amor es inenarrable, siempre se narra cuando ya ha pasado, y entonces está sometido a relectura, reajuste, cuando no revancha. El amor es inenarrable porque el tiempo del sentimiento y el tiempo del relato nunca coinciden, y lo que ahora contemos siempre será una reelaboración racional de un sentir que se evaporaba a medida que ardía. Cualquier intento por contar el amor está condenado al fracaso. El amor es ridículo, es incomprensible, es desproporcionado, es falso, es equivocado. Ni siquiera los cuadernos, las cartas, los mensajes de entonces, nos sirven para recuperar una intensidad que ya no entendemos. Solo podemos contar la ceniza, o ni siquiera eso: el tizne que dejó la ceniza antes de ser aventada."

No sé por dónde empezar. Es un libro bueno, adecuado, intenso, que querría que leyeran todos mis amigos y amigas: los que siguen juntos, las que se separaron, los padres y madres solteras, los solitarios, las desencantadas, los que todavía se odian, los dardos fueron demasiado ponzoñosos, y quienes lograron darse su tiempo y reconciliar la amistad. ¿Por qué no fundamos juntos un club de lectura? Es una historia de amor honesta, hermosa, devastadora, amarga, real. Obvio, es más fácil formar una familia, mantenerla unida, cuando se tiene el dinero suficiente, es un asunto fundamental del relato, cómo conseguir pasta, cómo mantener el nivel de ingresos, aunque dígase con razón que el dinero no lo es todo. Es una narración amorosa admirable, un despliegue de bruta lucidez en el recíproco arsenal de reproches, habla él, habla ella, sin tapujos, con descarnada sinceridad, una envenenada precisión, un talento hiriente, y ambos, expuestos, desnudos, vulnerables, conmueven. Considérese el amor un milagro, un divino azar, una increíble maquinaria de causalidades, un encantamiento transformador, o considérese el desamor una progresiva fatalidad, un desenlace inexorable, un irresistible desengaño, un fracaso definitivo. El amor, ¿revolucionario o reaccionario?. Una discusión que se mantiene desde la antigüedad perdura actual tras el paso de los siglos: 'ars amandi' vs 'reprobatio amoris'. Los monjes urbanos echamos horas en la biblioteca. Y cada época va aportando nuevas sensibilidades, nuevas exigencias, otros riesgos y otras resistencias, la necesidad de la sofisticación, de un propio refinamiento. No sé cuál será ni cómo se logrará el buen amor. Supongo que cada cual tendrá que ir improvisando su camino, sorteando las trampas y levantándose tras las caídas. Fracasar de nuevo, fracasar mejor.

"Si me hubieses preguntado, te habría contado la versión futura de mí misma y de nosotros dos, porque yo sí me hacía esa pregunta: cómo sería mi vida, nuestra vida, dentro de quince o veinte años. Te habría contado sobre un futuro que era expresión de voluntad y deseo, pero sometidos a una verosimilitud estrecha. En ese futuro estamos juntos, sí: vamos a envejecer juntos. Con las metáforas odiseicas que sabes que me gustan tanto, hemos superado la travesía, sobrevivido a tormentas, naufragios, extravíos y cantos sirénidos, sobrevivido incluso al cansancio, y no nos hemos ahogado en la orilla. Hemos alcanzado tierra firme. Nos queremos, seguramente no nos amamos pero nos queremos, no nos deseamos pero nos queremos, podríamos vivir el uno sin el otro pero nos queremos, hemos aceptado que esa forma tranquila de quererse no es una merma ni un fracaso sino al contrario, un triunfo. Estamos juntos, no por ninguna predestinación ni ridículas medias naranjas inseparables, ni siquiera por necesidad económica, sino porque hemos decidido seguir juntos. Hemos aprendido a disfrutar lo que compartimos, en primer lugar nuestras hijas. Hemos aprendido también a tener cada uno su propio espacio y tiempo, negociando las zonas comunes, respetándonos tanto que de mutuo acuerdo hemos preferido ampliar el territorio compartido. No nos exigimos exclusividades ni fidelidades frustrantes, y esa libertad es la que nos desinteresa del exterior, porque incluso hemos reconstruido nuestro deseo, acomodándolo a la necesidad de cada uno hasta sincronizarlo. Paseamos. Paseamos mucho, todas las tardes, por el monte cercano a la casa. Hasta nos sabemos ya los nombres de los árboles. Cuidamos juntos el huerto porque, aunque te burles, en mi fantasía de vida no falta un huerto, más como subsistencia que como actividad espiritual. Estamos juntos. Sabemos que nos tendremos el uno al otro si en algún momento nos golpea la enfermedad, la depresión, la degeneración cerebral, la parálisis corporal, la incontinencia de esfínteres y el olvido salvaje de rostros y nombres. Somos nuestro propio Estado del Bienestar. Estamos a salvo. Estamos en casa, esa casa que gritábamos en los juegos infantiles y al alcanzarla detenía el peligro y te protegía como una campana de acero. Casa."

(Isaac Rosa, "Feliz final", 2018.)

domingo, 14 de abril de 2019

Raymundo Gleyzer, "Sobre la acción del Banco Nacional de Desarrollo" [1972]


El célebre desaparecido documentalista argentino, Raymundo Gleyzer, filma cómo unos militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo, estructura militar del Partido de los Trabajadores Revolucionarios ajena al influjo del inevitable peronismo y activa en los convulsos primeros años de la década de los setenta de la nación austral, acceden al interior del Banco Nacional de Desarrollo y se hacen con 450 millones de pesos, veinte kilos de oro y la totalidad de las armas de las que disponía el dispositivo securitario. Cómo las gentes humildes del trabajo pueden convertirse en maestros expropiadores cuando pierden el temor.

Gustavo Gordillo y Gabriel Mariotto, "Padre Mugica: el cura villero" [1999]


Hace unos años que estuve en una de la sesiones del Primer Congreso Villero organizado por la Corriente Villera Independiente en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, bajo el lema 'por la reconstrucción del movimiento villero contra los malos gobiernos'. Las sesiones estaban custodiadas por tres pancartas: en la pancarta central, el rostro dibujado de Ernesto Che Guevara recordaba 'ahora, sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su propia historia', en las otras dos pancartas que la escoltaban aparecía el rostro del Padre Mugica con su sobrenombre inscrito, el 'cura villero': el cura de la villa 31, la villa de Retiro. Allí se podía respirar una de sus convicciones, 'la opresión envilece a quien oprime y a quien es oprimido', allí se llamaba a crear poder popular, y allí se reclamaba como consigna central la urbanización de las villas de Buenos Aires. El Padre Mugica fue asesinado por la Alianza Anticomunista Argentina en mayo de 1974.

"Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas,
de las que puedo no sufrir, ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no,
porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor, perdóname por decirles 'no solo de pan vive el hombre'
y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz."

(Oración creada por Carlos Mugica y reiterada por los curas villeros.)

Dziga Vertov, "¡Adelante, Soviet!" [1926]


Escribía el padre del cine documental moderno, Dziga Vertov, 'queremos introducir en la conciencia del trabajador la claridad en la valoración de los fenómenos que le suceden a él y a su alrededor. Dar la posibilidad a cada trabajador del arado o la máquina, de ver a todos sus hermanos que trabajan al mismo tiempo en diferentes rincones del mundo, y a todos sus enemigos explotadores'. El caso es que una famosa cita de Lenin reducía el comunismo a la conjunción de electricidad y soviets. La he recordado mientras veía la primera secuencia de este mítico documental, que supone la exaltación del progreso técnico materializado en la generalización del sistema de suministro doméstico de electricidad, agua y calefacción. Y tras varias décadas de sangre, fuego y plomo, intercalado por algún verano del amor, en el año de mi alumbramiento, respondía en una entrevista el eminente marxiano Manuel Sacristán, 'el problema es cómo reaccionar políticamente ante la presente tensión entre las fuerzas productivo-destructivas y las relaciones de producción existentes. Y lo principal de la solución que me parece adecuada consiste en alejarse de una respuesta simplista que se base en una confianza inalterada en el sentido emancipatorio del desarrollo de las fuerzas productivo-destructivas, [...] por el contrario, habría que entender que un programa socialista no requiere hoy (quizá no lo requirió nunca) primordialmente desarrollar las fuerzas productivo-destructivas, sino controlarlas, desarrollarlas o frenarlas selectivamente.' Como suele citarse a otro eminente y herético marxiano, Walter Benjamin, 'Marx dijo que las revoluciones son la locomotora de la historia mundial. Pero tal vez las cosas se presentan de muy distinta manera. Puede ser que las revoluciones sean el acto por el cual la humanidad que viaja en tren aplica los frenos de emergencia'.

sábado, 13 de abril de 2019

Juan Marsé, "Un día volveré" [1982]

'¿Cuánto tiempo podrás sostener tu idealismo ante los inclementes golpes de la existencia?', me lo preguntaba un chalado lúcido en uno de los bares de Madrid, y estos días rumiaba la cuestión leyendo la novela de Juan Marsé, "Un día volveré". Jan Julivert Mon, antigua promesa del boxeo, policía cazador de quintacolumnistas en la guerra civil, rudo pistolero anarquista de la guerrilla urbana de Barcelona durante la posguerra, regresa a su barrio (Gracia, Plaza Rovira, Parque Güell, Ronda de Guinardó) tras cumplir una condena de trece años en las cárceles franquistas. ¿Encarna la némesis que acometerá el ajuste de cuentas por las ofensas recibidas? O es un hombre agotado, escaldado, juicioso, que sólo pretende rehacer su vida buscando un trabajo asalariado ajustado a la legalidad, una ocupación pagada acorde a la decencia que le permita calibrar a su sufrida cuñada Balbina la conveniencia de venderse en las labores sexuales del barrio Chino, una actividad remunerada que también pueda posibilitar una perspectiva de futuro, quizá en el vocacional mundo del boxeo, a su resentido sobrino Néstor...

"Y entonces, cuando el vecindario ya estaba sustituyendo su capacidad de asombro y de leyenda por la resignación y el olvido, y el asfalto ya había enterrado para siempre el castigado mapa de nuestros juegos de navaja en el arroyo de tierra apelmazada, y algunos coches en las aceras ya empezaban a desplazar a los mayores que se sentaban a tomar el fresco por la noche; cuando la indiferencia y el tedio amenazaban sepultar para siempre aquel rechinar de tranvías y de viejas aventis, y los hombres en la taberna no contaban ya sino vulgares historias de familia y de aburridos trabajos, cuando empezaba a flaquear en todos aquel mínimo de odio y de repulsa necesarios para seguir viviendo, regresaba por fin a su casa el hombre que, según el viejo Suau, más de uno en el barrio hubiese preferido mantener lejos, muerto o encerrado para siempre. Volvería a discutirse en la barbería y en la taberna su ideal político y sus supuestas traiciones al grupo activista que había comandado, su pasión oculta por su cuñada y su última fechoría, pero a nosotros seguía interesándonos lo mismo que la primera vez que oímos su nombre: su truncada carrera de púgil, en qué peso o categoría había peleado o la marca de su pistola."

(Juan Marsé, "Un día volveré", 1982)

viernes, 12 de abril de 2019

Tomás Gutiérrez Alea, "Memorias del subdesarrollo" [1968]


Aeropuerto de La Habana, 1961: Sergio, intelectual burgués, se despide de su familia y de su ex-mujer, que parten a Estados Unidos huyendo de las condiciones de vida establecidas por el nuevo régimen. Él ha decidido quedarse en la capital cubana para 'ver qué pasa': la cámara va a seguir sus solitarios vagabundeos por la ciudad hasta octubre de 1962, fecha de la crisis de los misiles. Antiguo propietario, Sergio continúa viviendo en un lujoso apartamento, situado en un precioso barrio de La Habana, de las rentas que le procuran sus bienes inmuebles. Desde ahí, con su telescopio, observa la ciudad, su metamorfosis al compás de la revolución todavía reciente. Tratando de recuperar su frustrada vocación de escritor, escribe un diario personal con su máquina de escribir: analiza la situación, trata de comprender, recuerda el pasado, critica el presente. ¿Qué es la Revolución? ¿Qué es un intelectual? ¿Cuál es su grado de compatibilidad? Pero en su búsqueda de identidad, queda al margen de la dinámica revolucionaria, persiste en una existencia determinada por los valores de clase burguesa. "Para el desarrollo de la revolución es fundamental la crítica de la revolución, y esto no puede confundirse con darles armas al enemigo".

jueves, 11 de abril de 2019

Italo Calvino, "Marcovaldo" [1963]


El peón Marcovaldo, entre la angustia de la sociedad tecnocientífica y la nostalgia de un paraíso perdido que jamás existió, el desenmascaramiento del idilio industrial y la agria decepción de una naturaleza idelizada. Así se estructuran los cuentos del libro de Italo Calvino: planteamiento del ambiente opresivo de la ciudad, intento de escape de Marcovaldo, desenlace desgraciado para él y para su familia.

"Este Marcovaldo tenía una vista poco adaptada a la vida de la ciudad: carteles, semáforos, escaparates, rótulos luminosos, anuncios, por más estudiados que estuvieran para llamar la atención, nunca lograban captar su mirada que parecía vagar en la arena del desierto. Mientras que una hoja que se marchitaba en una rama, una pluma que se enganchaba en una teja nunca se le escapaban, no había tábano sobre el lomo de un caballo, boquete que no hiciera la carcoma en una mesa, una piel de higo aplastada en la acera que Marcovaldo no notara y no le llevara a reflexionar, descubriendo los cambios de estación, los deseos de su alma y la miseria de su existencia."

(Italo Calvino, "Marcovaldo: o sea las estaciones de la ciudad", 1963)

miércoles, 10 de abril de 2019

"Sendebar" [mediados del siglo XIII]


El "Sendebar", otra obra de la tradición misógina medieval, o como fue titulado en su traducción de 1253, ordenada por don Fadrique, hermano de Alfonso X, el "Libro de los engaños e los asayamientos de las mujeres", 'plogo e tovo por bien que aqueste libro fuese trasladado de arávigo en castellano para aperçebir a los engañados e los asayamientos de las mugeres'. El libro es una colección de cuentos para la educación de príncipes y caballeros, en la tradición de los 'exempla' medievales, narraciones que funcionan como profecías de lo porvenir: exponen las consecuencias de actuar de las maneras ejemplificadas e intentan dirigir la conducta del príncipe hacia una sabia prudencia. El pretexto narrativo del "Sendebar" gira en torno a la leyenda del hijo único de Alcos, rey de Judea, que al rehusar los ofrecimientos amorosos de una de las mujeres del harén paterno, es acusado falsamente de intento de violación, madrastra pérfida, y posteriormente condenado a muerte; aconsejado por su ayo Çendubete, guarda silencio durante siete días, dedicándose a la observancia de las estrellas, días en los que sus siete sabios valedores, narran cada uno dos cuentos en defensa del príncipe, narraciones que funcionan como ejemplos que pretenden desacreditar la figura femenina, quedándole a la propia madrastra acusadora narrar los dos cuentos que intentarán demostrar la culpabilidad del príncipe; el desenlace: el rey salva al infante y condena a la madrastra a morir en un caldero seco al fuego. La finalidad didáctica se dirigiría a la advertencia sobre los engaños femeninos, 'e yo, señor, non te di este enxenplo sinon por que sepas el engaño de las mugeres, que son muy fuertes sus artes e son muchos, que non an cabo nin fin', sólo vueltos inofensivos los enredos por una prudencia avisada, 'e el omne, porque es de poca vida e la çiençia es fuerte e luenga, non puede aprender nin saber, mas cada uno aprende qual le es dada e enbiada por la graçia que le es dada e enbiada de suso, de amor, profeçía e fazer bien e merçed a los que l'aman'. Todavía se discute el origen del "Sendebar", persa, hindú o hebreo.

lunes, 8 de abril de 2019

Roberto Bolaño, "Los detectives salvajes" [1998]

Ulises Lima y Arturo Belano, salvajes poetas real visceralistas, inspectores de la poesía moderna, rastreadores de los difuminados pasos de la pionera Cesárea Tinajero, persecutores de la libertad y el amor, que se hermanan con otros alocados ejecutores de la lírica, que derivan antojadizos por las calles de la gran Ciudad de Mexico, que roban en sus selectas librerías, beben en sus tugurios, invitadme a una cerveza en la Encrucijada Veracruzana, disfrutan del sexo sucio, se enamoran con temeridad, y establecen sus pequeños trapicheos para satisfacer las necesidades catatónicas de drogatas intelectualizados, que se fugan libertadores con Lupe y García Madero, burlad al infame padrote Alberto, que viajan erráticos a otras grandes urbes, París, Tel Aviv, Viena, Managua, Barcelona, Monrovia, Luanda, abiertos a la multiplicidad de encuentros, a sus riesgos y aventuras, Auxilio Lacouture, la madre de la poesía mexicana, que aquel violento día de octubre de 1968, que Taltelolco quede en nuestra memoria para siempre, fue testigo clandestina de la brutalidad del ejército y de los granaderos con los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, a su amparo acudió la poesía de Pedro Gargia, Xosé Lendoiro, pedante abogado catalán, remilgado poeta, empresario de las letras, que cae herido de muerte por la fuerza cruel del misterio de la creación, o Joaquin Font, el arquitecto de la vanguardia, cuerdo en un mundo de locos, loco en un mundo de cuerdos, escucha su aviso, no cometas el error de hacer una literatura para desesperados, no seas el típico pendejo que se suicida después de leer el Werther, que beben mezcal Los Suicidas, agua de la vida, con el arqueólogo de la literatura Amadeo Salvatierra, recorrerán la creación poética desde los albores de los tiempos a la más rabiosa y agotada poesía de nuestra era, brindad por todos nuestros camaradas muertos, ¿cuál es la relación entre la poesía y la existencia?, ¿conocieron Belano y Lima la Internacional Situacionista?, serían sus vidas vividas los máximos exponentes, 'nuestra época no necesita escribir consignas poéticas sino ejecutarlas', asesinaron a Cesárea, y quedaron exiliados, deambulando sinsentido entre el cadáver de la poesía, cansados, derrotados, 'eramos demasiado pequeños cuando se estaban gestando los proyectos de transformación radical del mundo, y cuando llegamos a la edad de participar en el mundo descubrimos que teníamos que escondernos entre escombros y cadáveres'.

domingo, 7 de abril de 2019

José de Espronceda, "El estudiante de Salamanca" [1837-1840]


"El estudiante de Salamanca" de Espronceda supone un hito en lo que posteriormente se catalogaría como primera generación del Romanticismo español. Tiene elementos fascinantes, la figura de Félix de Montemar, altivo, sublime, blasfemo, que desafía el poder de Dios y del Infierno, la ambientación tenebrosa, vaga, lúgubre, la noche misteriosa en la que truhanes y duelistas acometen sus crímenes, o la guía hacia el inframundo por un diablo convertido en mujer, Elvira, transmutada en seductora sacerdortisa, coreógrafa de la danza de la muerte. Entre los versos del poema, recuerdo vivamente el lamento de amor de Elvira, preludio de su fatal muerte, su tormentoso y bello delirio amoroso, suscitado por un Montemar indolente que ya ni se acuerda de aquel idilio. La interpretación que establece que el castigo por la impiedad hacia la sacrosanta religión del Amor es el móvil del descenso de Montemar a los infiernos es mi preferida.

"Y tú, don Félix, si te causa enojos
que te recuerde yo mi desventura;
piensa están hartos de llorar mis ojos
lágrimas silenciosas de amargura,
y hoy, al tragar la tumba mis despojos,
concede este consuelo a mi tristura;
estos renglones compasivo mira;
y olvida luego para siempre a Elvira.

Y jamás turbe mi infeliz memoria
con amargos recuerdos tus placeres;
goces te dé el vivir, triunfos la gloria,
dichas el mundo, amor otras mujeres:
Y si tal vez mi lamentable historia
a tu memoria con dolor trajeres,
llórame, sí; pero palpite exento
tu pecho de roedor remordimiento.

Adiós por siempre, adiós: un breve instante
siento de vida, y en mi pecho el fuego
aún arde de mi amor; mi vista errante
vaga desvanecida... ¡calma luego,
oh muerte, mi inquietud!... ¡Sola... expirante!...
Ámame: no, perdona: ¡inútil ruego!
¡Adiós! ¡adiós! ¡tu corazón perdí!
-¡Todo acabó en el mundo para mí!"

(José de Espronceda, "El estudiante de Salamanca", 1837-1840.)

sábado, 6 de abril de 2019

Chris Marker, Yannick Bellon, "Recuerdos del porvenir" [2001]


Las Exposiciones Internacionales Surrealistas, la invasión fracasada del Valle de Arán por parte de las fuerzas republicanas españolas, las películas apiladas en la bañera de Henri Langlois, cuna de todas las cinematecas, la premonitoria Exposición Universal de París de 1937, los documentos fotográficos de las colonias francesas en África y Asia, entre las que se encuentran aquella mirada de una prostituta tunecina, 'ser fotógrafo no es sólo mirar, es sostener la mirada de los otros', o aquella en la que aparecen unos colonos revisando las dentaduras adultas de los pobladores como si de caballos se tratase, las instantáneas del poeta Joë Bousquet postrado en cama desde que una bala le invalidara durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial, 'tiene la guerra alojada permanentemente en el cuerpo, para pensar en la desgracia hay que sentirla', le escribió Simone Weil. El cineasta Chris Marker y Yannick Bellon confeccionan un fabuloso viaje a los treinta años del siglo pasado (1930-1950) que Denise Bellon registró con su cámara fotográfica, una mujer asociada al movimiento surrealista, cuya vocación por la imagen se fraguó al calor del movimiento de la 'Nouvelle Vision', que agrupó a una cantidad importante de mujeres fotógrafas profesionales.

viernes, 5 de abril de 2019

Héctor Olivera, "No habrá más penas ni olvido" [1983]


Un día del año 1974 en la ignota localidad Colonia Vela, en una indeterminada provincia argentina, se enfrentan absurdamente los dos bandos del peronismo. Ninguna de las dos fuerzas sociales, formadas fortuitamente por el azar de las circunstancias y por lealtades improvisadas o creadas en el transcurso de un tiempo anterior, cuestiona la necesidad de morir por Juan Domingo Perón. Algunos representantes institucionales, liderados por Suprino, el delegado normalizador del partido, y el intendente de la policía Guglielmini, se adscriben a un peronismo de derecha. Han recibido órdenes de depurar la municipalidad de 'marxistas comunistas', asumen las órdenes recibidas con la astucia aglutinante de lo social del monólogo del poder ('Somos todos argentinos, ¿por qué peleamos entonces?'), con el interés por preservar una situación privilegiada o acceder a posibles privilegios recompensa por una buena limpieza; están apoyados por el cuerpo policial y por los fascistas de la Triple AAA. Los peronistas de izquierda, acusados de bolcheviques y traidores subversivos, liderados por la carismática y cohesionadora figura de Ignacio Fuentes, el delegado municipal, salen a la pelea si un horizonte de expectativas claro (el peligro de perder la propia posición social, un ascenso, la presencia de la ultraderecha, la posibilidad de llevar a Perón al pueblo, etc.). Son apoyados por la Juventud Peronista ('La Tendencia') y otros sectores laboriosos del pueblo. Víctimas de un manejo político proveniente de las altas esferas, apenas tienen conciencia del proceso histórico de la lucha en la que participan. Habrá más penas y olvido. Un peliculón de Héctor Olivera, director también de la "La Patagonia Rebelde".

jueves, 4 de abril de 2019

Mohamed Chukri, "El pan a secas" [1973]


"Madrugadores, trasnochadores, pesimistas y optimistas, rebeldes, adolescentes, cuerdos no olvidéis que el juego de la vida es más fuerte que nosotros. Es un juego mortal. Sólo lo podemos afrontar si vivimos nuestra propia muerte, nuestra aniquilación, sólo vivimos al límite en agradecimiento a la vida."

A amar la vida intensamente, aun con sus penurias, violencias y amarguras, llama Mohamed Chukri, cuya infancia, relatada en "El pan a secas", es una galería de penalidades maceradas en la miseria. Una obra escrita con un estilo sencillo, directo, de intensidad absorbente, empapada de un naturalismo tan sereno que despierta perplejidad y admiración a la vez. El gran Mohamed Chukri.

"¡Yo no sé escribir sobre la leche de los pájaros, ni sobre el delicado abrazo de la belleza angelical, los racimos de rocío, las manadas de leones y los cantos del ruiseñor! No sé escribir teniendo en la mente un pincel de cristal. El pincel ha de ser protesta y no adorno."

(Mohamed Chukri, "El pan a secas", 1973.)

martes, 2 de abril de 2019

Nick Flynn, "Otra noche de mierda en esta puta ciudad" [2004]


Era una noche para leer un libro que se titula "Otra noche de mierda en esta puta ciudad", escrito por el estadounidense oriundo de Boston, Nick Flynn, unas memorias incómodas, adecuadas para los chavales que temen seguir los errados pasos de sus dañinos padres, ¿no se han asustado, retoños visualizados como hombres, al verse reflejados en el espejo de aquel macho progenitor exponente surtidor de desgracias?, ¿han alumbrado alguna semejanza que ha avivado la peligrosa tendencia autodespectiva?, sepan agradecer lo que la vida les ha ofrecido, absórbanlo dialécticamente y superen los errores, y desesperen recordando aquel lapidario proverbio árabe, 'el hombre se parece más a su tiempo que a su padre', o si están interesados en la experiencia de la indigencia, acérquense a las meditaciones que un chaval inteligente y sensible despliega sobre la experiencia laboral en un albergue para vagabundos en aquel Boston de la década de los ochenta, con pesar reconocerá que la vida de quien está tirado en la calle no emula la dignidad de los preciosos personajes de "Mendigos y orgullosos" del gran Albert Cossery o a las gestas menesterosas del insigne Diógenes de Sínope, ¿y por qué Nick Flynn no se atrevió a rescatar a su padre?

"A veces lo veía pasar frente al edificio donde vivo, camino de ninguna parte. Podía darle una llave, ofrecerle un rincón en mi piso. Un colchón. Una cama. Pero no lo hice. Si lo dejaba entrar me convertiría en él, se difuminaría la línea que nos separaba, se aceleraría la lenta marcha hacia mi propio naufragio. El lema de una empresa de mudanzas decía VAMOS JUNTOS, pero un gamberro o un empleado descontento lo había modificado, y en el costado de un camión se leía CAEMOS JUNTOS. Quien socorre al que se ahoga, puede irse al fondo con él. No podía ser su bote salvavidas."

(Nick Flynn, "Otra noche de mierda en esta puta ciudad", 2004.)