martes, 31 de diciembre de 2019

Juan Antonio Bardem, "Felices pascuas" [1954]


¿Y si pensaran que les ha tocado el premio gordo de la lotería de navidad, abandonaran exultantes su trabajo al grito de '¡viva la libertad!', descubrieran que las papeletas se han esfumado en una repartición no consentida de participaciones, y recibieran sólo un adorable borrego como compensación? ¿Serían capaces de degollar al enternecedor corderito para saciar el apetito? ¿No se encariñarían de él y lo adoptarían como mascota? ¿Y si para colmo unos desalmados consumidores de cadáveres lo robaran para asarlo? ¿No se consagrarían desazonados a su búsqueda, no rastrearían todos los rincones de la ciudad para encontrarlo?

lunes, 30 de diciembre de 2019

Michael Moore, "Roger & Me" [1989]

Roger Smith llevó las riendas de la General Motors durante la década de los ochenta, y fue príncipe responsable del cierre de varias factorías a finales de esa década, que supuso el despido de alrededor de 30.000 trabajadores, en Flint, Michigan, cuna de Michael Moore, y de Ben Hamper, que también participa en el documental: "Historias desde la cadena de montaje" es un libro muy divertido plagado de hilaridad sardónica, un recorrido sarcástico por las entrañas de una cadena de montaje del gigante industrial GM. El documental supone un retrato del declive de Flint, asociado al desmantelamiento de la industria del motor (tendrán ustedes referencias de la situación de Detroit, capital de Michigan): algunos desempleados aceptando trabajo de estatuas humanas en una fiesta de ricos, el agente de desahucios prófugo de la cadena de ensamblaje de la GM, el desesperado y cómico intento municipal por convertir a Flint en un destino atractivo para el turismo, los altos índices de criminalidad, etc,


"Una mañana me llamó a casa un compañero de trabajo. Eran las once pasadas y yo estaba en la cama con una resaca del copón. - Corre, pon el Canal 5 -me exigió la voz-. Tu maldita pareja de bolos está dando una conferencia de prensa. ¡Han interrumpido la programación! - ¿Por qué? - pregunté entre dientes. Mi informante no estaba muy seguro del motivo. Dijo algo sobre cierres de fábricas y cartas de despido revoloteando sobre la clase trabajadora. Llevábamos un tiempo oyendo rumores parecidos. Fui al salón y encendí la tele. Efectivamente, era él. Roger Smith mi reticente rival de bolera, el gurú residente con su plan de reducción de puestos de trabajo. Quizá estemos hablando del único tío en todo el hemisferio con ocho millones de pecas en la cara, y aun así, absolutamente ningún sentido del humor; como un Pumuki presidiendo un fusilamiento: diabólica combinación de poder, terror, pánico y excesivo colorete. Evidentemente había llegado tarde, y Rog ya había revelado la nómina de fábricas que serían exterminadas. Una vez anunciados los despidos, tocaba el denso turno de preguntas y respuestas. Los periodistas rodearon a El Jefe como si fueran un mar de mosquitos con cámaras y cables de micrófono. Nacía el concurso de televisión americano por excelencia, con más de treinta mil posibles desahuciados en fila detrás de la puerta número 1. [...] Roger hacía todo lo posible por explicar a la prensa qué estaba pasando. Resultaba más que obvio que sus aptitudes a la hora de hablar en público dejaban mucho que desear, y Smith tenía la misma gracia que un azadón o el pomo de una puerta. Yo me solidarizaba algo con él, pues si tuviera un trabajo tan asqueroso como el suyo también tendría los nervios destrozados. Aniquilar el modo de subsistencia de miles de personas antes de la hora del almuerzo sin duda debía poner histérico a cualquiera.Pero lo que más me inquietaba era que el propio Smitty parecía estar completamente confundido con el tema, en especial con los datos específicos sobre el cuándo, dónde, quién y, en especial, por qué. Santo Dios, jefe, escúpelo de una vez. Tu culo está bien a salvo, está claro que tú no vas a aser uno de los nuestros que termine pudriéndose tirado en alguna cuneta. [...] Un periodista que estaba en las últimas filas se echó hacia delante y, citando a Smith, gritó: - ¿Cómo es posible que la supresión de 30.000 puestos de trabajo vaya a mejorar la seguridad laboral? ¡Eh, vaya tipo listo! Ni siquiera Cabeza de Remache había caído en lo irremediablemente fatuo que había sido aquel comentario que debía haber hecho mi colega boliche. Y entonces, impávido a más no poder, Roger Smith miró al periodista y razonó el solito: - Para los que se queden, sus puestos gozarán de una seguridad muchísimo mayor. ¡Ay, madre! Así de simple. El tipo al frente de la mayor coroporación de EE.UU. tenía el cerebro del tamaño de una puta judía verde. Y la verdad es que mentir, no mentía, es decir, siempre que se prescinda de 30.000 trabajadores, 'los que se queden' sí o sí van a tener una seguridad laboral mucho mayor por cojones. Lo que me tenía con las uñas clavadas en el sillón era que Smith proporcionaba como por casualidad una inyección de genocidio puro y duro que trataba hacer pasar por un método inofensivo para reestructurar el negocio. Nos lanzaba su retahíla putrefacta tan como quien no quiere la cosa que uno se quedaba con la impresión de que Smith realmente se creía que los estúpidos obreros de mierda íbamos a encontrar en sus palabras grandes dosis de alivio. La madre que lo parió, los huevos que tienen algunos podrían usarse como bolas de grúas demoledoras, de lo grandes que los tienen. Para los que se queden. Si se supone que esta solución debería resultar reconfortante, la verdad es que no sonaba nada bien. Era bastante probable que Roger Smith se hubiera equivocado de vocación. y que lo que de verdad debiera hacer es irse de embajador americano a Eitopía: '¿Cómo? ¿Escasez de alimentos? Esto lo arreglo yo en un periquete. Mira, exterminamos a una cantidad ingente de etíopes. los apilamos por ahí, donde no se les vea, para que su horrenda visión no le quite el hambre a nadie, y ¡PRESTO!, avituallamiento PARA LOS QUE SE QUEDEN'."

(Ben Hamper, "Historias desde la cadena de montaje", 1990.)

jueves, 12 de diciembre de 2019

Calímaco, "Himno a Deméter" [siglo III antes de Cristo]


"Aún no ocupaban la tierra cnidia, todavía habitaban la sagrada Dotio,
y en aquel lugar un hermoso soto plantaron los pelasgos,
tupido, lleno de árboles: a duras penas lo habría atravesado una flecha.
Allí pino, allí elevados olmos había, y también perales
y bellos manzanos de dulce fruto; el agua ambarina
en acequias bullía. La diosa estaba encantada con el lugar,
tanto como con Eleusis, con Tríopas lo mismo que con Ena.
Pero cuando el buen dios se irritó con los triópidas,
entonces la peor de las maquinaciones se apoderó de Erisictón.
Salió con ímpetu llevando a veinte criados, todos en la flor de la edad,
varones todos de la talla de un gigante, capaces de una ciudad entera levantar,
a los que había armado tanto con hachas como con segures;
a la carrera llegaron, gente desvergonzada, al soto de Deméter.
Había un álamo, árbol elevado que el cielo tocaba;
en su cercanía las ninfas al mediodía se solazaban.
Éste, golpeado el primero, entonaba para los otros una terrible canción.
Se dio cuenta Deméter de que su bosque sacro padecía,
y dijo irritada: '¿Quién tala mis hermosos árboles?'
Al instante de Nicipa (a la que la ciudad había nombrado
su sacerdotisa oficial) adoptó el aspecto, y tomó en sus manos
ínfulas y amapola; al hombro portaba una llave.
Y dijo, intentando aplacar al perverso y desvergonzado varón:
'Hijo, tú que los árboles a los dioses consagrados, talas,
hijo, para; hijo, tan ansiado por tus padres,
déjalo, y a los criados detenlos, no se enoje en algo
la venerable Deméter, cuyo santuario mancillas.'
Tras mirar a ésta torvamente, con más fiereza de la que con un hombre,
un cazador, usa en los montes de Tmaro una leona
recién parida, cuya mirada afirman que es la más fiera,
'¡Retírate,' dijo, 'no te clave en el cuerpo el hacha inmensa!
Estos árboles techarán mi morada, en la que banquetes
que el ánimo agradan por siempre, sin cesar, con mis amigos celebraré'.
Dijo el jovenzuelo, y Némesis tomó nota de sus perversas palabras.
Deméter se irritó de modo indecible y se convirtió de nuevo en diosa;
sus pies hollaban la tierra, mas su cabeza tocaba el Olimpo.
Los unos, medio muertos después que a la soberana vieron,
al punto se alejaron, abandonando el bronce en los árboles;
ella de los demás se despreocupó, que a la fuerza seguían
el mandato de su amo, pero a su adusto señor replicó:
'¡Sí, sí! Constrúyete un palacio (¡perro, más que perro!) en el que banquetes
hagas, que en el futuro te aguardan comidas constantes.'
Ella, diciendo esto, de Erisictón labraba la desgracia.
Al punto le envió un hambre terrible y salvaje,
abrasadora, fortísima; una grave enfermedad lo consumía.
¡Infeliz!, de todo cuanto consumía volvía a tener deseo."


"Erisictón era hijo de Tríopas, que se había convertido en rey de Tesalia tras expulsar a sus habitantes autóctonos, los pelasgos. Estos últimos le habían consagrado un magnífico bosque a Deméter, la diosa de las cosechas. En su centro se alzaba un árbol gigantesco y las dríades, las ninfas de los bosques, danzaban a la sombra de sus ramas. Erisictón, deseoso de hacer con él tablas para construir su palacio, se presentó un día en el bosque con algunos siervos armados de hachas y empezó a derribarlo. La propia Deméter se le apareció entonces bajo la apariencia de una de sus sacerdotisas para invitarlo a que cejara en su empeño. Erisictón le respondió con desprecio, pero los siervos se atemorizaron y quisieron evitar el sacrilegio. Su amo cogió entonces una segur y de un golpe limpio le cortó la cabeza a uno de ellos. Después derribó el árbol, a pesar de que de él brotaban sangre y una voz que le anunciaba su castigo.
Este no se hizo esperar: Deméter le envió el Hambre personificada, que penetró en el cuerpo del culpable a través de su aliento. De él se apoderó un hambre tan canina que ya nada podía calmarla: cuanto más comía, más hambre tenía. Engulló todas sus provisiones, sus rebaños y sus caballos de carreras, pero sus entrañas seguían vacías y él se marchitaba poco a poco. Como un fuego que todo lo devora, consumió lo que habría bastado para alimentar a una ciudad, incluso a un pueblo entero. Según Calímaco, tuvo que ocultarse en su casa, renunciar a salir y a participar en los banquetes, y acabó por mendigar alimentos por las calles tras haber terminado de arruinar la casa paterna. En la versión de Ovidio, llega incluso a vender a su hija Mestra para comprar comida. Esta logró escapar gracias al don de la metamorfosis que le había concedido Poseidón. De vuelta a casa, su padre volvería a venderla de nuevo en varias ocasiones. Pero nada de todo esto calmó el hambre de Erisictón y 'después que aquella violencia de su mal había consumido todos sus recursos y faltaban nuevos alimentos a su grave enfermedad, él mismo comenzó a desgarrar sus propios miembros con lacerantes mordiscos y el infeliz alimentaba su cuerpo disminuyéndolo'. Así concluye el relato de Ovidio.
Solo la desaparición casi completa de la familiaridad con la Antigüedad clásica puede explicar por qué el valor metafórico de este pequeño mito se les ha escapado hasta hoy a los portavoces del pensamiento ecológico. En efecto, todo está aquí: la violación de la naturaleza en lo que tiene de más hermoso -y de más sagrado para los habitantes originarios del lugar- para extraerle materiales de construcción destinados a la edificación de los espacios del poder. Los bucólicos placeres de las dríades son sacrificados en aras de los 'festines' a los que el arrogante príncipe prevé explícitamente consagrar su palacio. Es el poderoso el que presta oídos sordos a las apremiantes exhortaciones para que renuncie a la profanación, mientras los dominados se niegan a contribuir a ella (en Ovidio, los siervos refunfuñan ante la fechoría antes incluso de la intervención de la diosa). Su resistencia, expresada en nombre del respeto a la tradición, les cuesta cara, porque la rabia ciega del poder cuestionado se desencadena contra aquellos que lo critican y no quieren participar en sus crímenes. Finalmente, los siervos deben someterse y ayudar a su amo a cumplir su designio. Sin embargo, no es sobre ellos, que no han hecho más que 'obedecer órdenes' (Calímaco lo dice explícitamente) sobre los que Deméter arroja las llamas de su venganza. La diosa castiga solo a Erisictón de un modo ajustado a su delito: al no poder alimentarse, vive como si toda la naturaleza se hubiera transformado -para él- en un desierto que se niega a prestar el auxilio natural a la vida del hombre. Incluso su tentativa de obligar a una mujer a reparar los estragos producidos por la locura de los hombres fracasa, y muere abandonado por los hombres y privado de los frutos de la naturaleza.
Se trata de uno de esos mitos típicamente griegos que evoca la hybris -la desmesura debida a la ceguera y el orgullo impío-, que acaba por provocar la némesis, el castigo divino sufrido por Prometeo, Ícaro, Belerofonte, Tántalo, Sísifo y Níobe, entre otros. La actualidad de este mito no puede sino sorprendernos. En particular, quienes gustan de presentar la destrucción del medio natural como la transgresión de un orden asimismo natural, con acentos más o menos religiosos, pueden ver en él una anticipación arquetípica de sus inquietudes. No respetar la naturaleza atrae necesariamente la ira de los dioses, o de la propia naturaleza...
Pero hay algo más: no es una catástrofe natural lo que se abate sobre este ancestro de los insensatos que hoy destruyen la selva amazónica. Su castigo es el hambre. Un hambre que crece al comer y que nada sacia. Pero ¿hambre de qué? Ningún alimento es capaz de aplacarla. Nada concreto, nada real responde a la necesidad que siente Erisictón. Su hambre no tiene nada de natural y por eso nada natural puede calmarla. Es un hambre abstracta y cuantitativa que jamás puede ser saciada. No obstante, su desesperada tentativa de calmarla lo empuja a consumir alimentos en vano, estos sí muy concretos, destruyéndolos y privando así de ellos a quienes los necesitan. De esta suerte, el mito anticipa de forma extraordinaria la lógica del valor, de la mercancía y del dinero: mientras que toda producción con vistas a la satisfacción de necesidades concretas encuentra sus límites en la naturaleza misma de dichas necesidades y recomienza su ciclo esencialmente al mismo nivel, la producción de valor mercantil, que se representa en el dinero, es ilimitada. La sed de dinero no puede apagarse jamás porque el dinero no tiene como función colmar una necesidad precisa. La acumulación del valor, y en consecuencia del dinero, no se agota cuando el 'hambre' ha quedado saciada, sino que vuelve a ponerse en marcha de inmediato en un nuevo ciclo ampliado. El hambre de dinero es abstracta, está vacía de contenido. El goce es para ella un medio, no un fin. Pero esta hambre abstracta no tiene lugar, sin embargo, solo en el reino de las abstracciones. Como la de Erisictón, destruye los «alimentos» concretos que encuentra a su paso para alimentar su fuego y, como en su caso, lo hace a una escala siempre creciente. Y siempre en vano. Su particularidad no es la avidez en cuanto tal —que no es nada nuevo bajo el sol—, sino una avidez que nunca puede obtener a priori lo que la colma: 'En medio del banquete, quiere otro banquete', dice Ovidio. No es simplemente la maldad del rico la que está aquí en juego, sino un encantamiento que hace pantalla entre los recursos disponibles y la posibilidad de disfrutar de ellos. El mito de Erisictón presenta, pues, paralelismo con el bien conocido mito de Midas, que muere de hambre porque todo lo que toca se transforma en oro, su comida incluida.
El aspecto más notable de la historia de Erisictón es tal vez su final: la rabia abstracta, que ni siquiera calma la devastación del mundo, concluye con la autodestrucción, con la autconsumición. Este mito no nos habla sólo de la devastación de la naturaleza y de la injusticia social, sino también del carácter abstracto y fetichista de la lógica mercantil y de sus efectos destructivos y autodestructivos. Se revela pues como una iñustración de la crítica contemporánea del fetichismo de la mercancía, según la cual 'el capitalismo es como un brujo que se viera forzado a arrojar todo el mundo concreto al caladero de la mercantilización para evitar que todo se pare. La crisis ecológica no puede encontrar su solución en el marco del sistema capitalista, que tiene necesidad de crecer permanentemente, de consumir cada vez más materiales, solo para compensar la disminución de la masa de valor', o cuando esta crítica compara la situación del capitalismo contemporáneo con un barco de vapor que sigue navegando mientras quema poco a poco las tablas de su puente, su casco, etc. Morir de hambre en medio de la abundancia: esa es sin duda la situación a la que nos conduce el capitalismo."

(Anselm Jappe, "La sociedad autófaga. Capitalismo, desmesura y autodestrucción", 2019.)

martes, 10 de diciembre de 2019

Sófocles, "Edipo Rey" [429 antes de Cristo]


"Edipo, hijo de Layo, rey de Tebas, y de Yocasta, fue abandonado al nacer sobre el monte Citerón, pues un oráculo había predicho a su padre que el hijo que Yocasta llevaba en su seno sería un asesino. Recogido por unos pastores, fue llevado Edipo al rey de Corinto, que lo educó como un príncipe. Deseoso de conocer su verdadero origen, consultó un oráculo, que le aconsejó no volviese nunca a su patria, porque estaba destinado a dar muerte a su padre y a casarse con su madre. No creyendo tener más patria que Corinto, se alejó de aquella ciudad, pero en su camino encontró al rey Layo y lo mató en una disputa. Llegado a las inmediaciones de Tebas, adivinó el enigma de la Esfinge que cerraba el camino hasta la ciudad, y los tebanos, en agradecimiento, le coronaron rey, concediéndole la mano de Yocasta. Durante largo tiempo reinó digna y pacíficamente, engendrando con su madre y esposa dos hijos y dos hijas, hasta que asolada Tebas por la peste, decidieron los tebanos consultar al oráculo en demanda del remedio. En este momento comienza la tragedia de Sófocles. Los mensajeros traen la respuesta en que el oráculo declara que la peste cesará en el momento en que sea expulsado del territorio nacional el matador de Layo. Mas ¿dónde hallarlo?
'¿Dónde hallar
la oscura huella de la antigua culpa?'
La acción de la tragedia se halla constituida exclusivamente por el descubrimiento paulatino y retardado con supremo arte -proceso comparable al de un psicoanálisis- de que Edipo es el asesino de Layo y al mismo tiempo su hijo y el de Yocasta. Horrorizado ante los crímenes que sin saberlo ha cometido, Edipo se arranca los ojos y huye de su patria. La predicción del oráculo se ha cumplido."

(Sigmund Freud, "La interpretación de los sueños", 1900.)

"Habitantes de Tebas, mirad, este es Edipo:
descifrador de enigmas y hombre el más poderoso
todos a su fortuna miraban con envidia.
¡Mirad ahora a qué ola llegado ha de infortunio!
No juzguéis, pues, dichoso a otro mortal alguno
que no haya aún contemplado aquél último día
en tanto no termine su vida sin dolor."

(Sófocles, "Edipo Rey", 429 a.C.)

lunes, 9 de diciembre de 2019

Tucídides, "Historia de la Guerra del Peloponeso" III [431-411 antes de Cristo]

La mortífera peste de Atenas, enigmática aliada de los guerreros espartanos, durante el segundo año de la Guerra del Peloponeso, que acabó con un tercio de la población ática: mermó la infantería hoplita, se deshizo de centenares de jinetes, se llevó al mismísimo Pericles. Ante el panorama de muerte y desolación que acarreó, la población ateniense abjuró de sus creencias, se abandonó al frenesí en el disfrute de los efímeros goces de la vida. En otro de los pasajes célebres de su "Historia", Tucídides acomete un magnífico análisis del estado de ánimo colectivo provocado por la epidemia,


"También en otros aspectos la epidemia acarreó a la ciudad una mayor inmoralidad. La gente se atrevía más fácilmente a acciones con las que antes se complacía ocultamente, puesto que veían el rápido giro de los cambios de fortuna de quienes eran ricos y morían súbitamente, y de quienes antes no poseían nada y de repente se hacían con los bienes de aquellos. Así aspiraban al provecho pronto y placentero, pensando que sus vidas y sus riquezas eran igualmente efímeras. Y nadie estaba dispuesto a sufrir penalidades por un fin considerado noble, puesto que no tenía la seguridad de no perecer antes de alcanzarlo. Lo que resultaba agradable de inmediato y lo que de cualquier modo contribuía a ello, esto fue lo que pasó a ser noble y útil. Ningún temor de los dioses ni la ley humana los detenía; de una parte juzgaban que daba lo mismo honrar no honrar a los dioses, dado que veían que todo el mundo moría igualmente, y, en cuanto a sus culpas, nadie esperaba vivir hasta el momento de celebrarse el juicio y recibir su merecido; pendía sobre sus cabezas una condena mucho más grave que ya había sido pronunciada y antes de que les cayera encima era natural que disfrutaran un poco de la vida."

(Tucídides, "Historia de la Guerra del Peloponeso", 431-411 a.C.)

domingo, 8 de diciembre de 2019

Tucídides, "Historia de la Guerra del Peloponeso" II [431-411 antes de Cristo]


La crueldad de la guerra civil en Corcira, la primera de las sangrientas contiendas civiles que sacudieron sucesivamente a las ciudades griegas durante la Guerra del Peloponeso, que enfrentaron a los oligarcas y a los demócratas, prestos a ser ayudados por sus respectivos aliados, lacedemonios y atenienses respectivamente, quedó sancionada magistralmente por Tucídides en uno de los más célebres pasajes de su "Historia", aquel que ilustra las consecuencias morales de la guerra civil: la degradación inevitable del espíritu humano en el enfrentamiento fanático de los bloques políticos.

"Muchas calamidades se abatieron sobre las ciudades con motivo de las luchas civiles, calamidades que ocurren y que siempre ocurrirán mientras la naturaleza humana sea la misma, pero que son más violentas o más benignas y diferentes en sus manifestaciones según las variaciones de las circunstancias que se presentan en cada caso, En tiempos de paz y prosperidad tanto las ciudades como los particulares tienen una mejor disposición de ánimo porque no se ven abocados a situaciones de imperiosa necesidad; pero la guerra, que arrebata el bienestar de la vida cotidiana, es una maestra severa y modela las inclinaciones de la mayoría de acuerdo a las circunstancias imperantes. Así pues, la guerra civil se iba adueñando de las ciudades, y las que llegaban más tarde a aquel estadio, debido a la información sobre lo que había ocurrido en otros sitios, fueron mucho más lejos en la concepción de novedades tanto por el ingenio de las iniciativas como por lo inaudito de las represalias. Cambiaron incluso el significado normal de las palabras en relación con los hechos, para adecuarlas a su interpretación de los mismos. La audacia irreflexiva pasó a ser considerada valor fundado en la lealtad al partido, la vacilación prudente se consideró cobardía disfrazada, la moderación, máscara para encubrir la falta de hombría, y la inteligencia capaz de entenderlo todo incapacidad total para la acción; la precipitación alocada se asoció a la condición viril, y el tomar precauciones con vistas a la seguridad se tuvo por un bonito pretexto para eludir el peligro. El irascible era siempre digno de confianza, pero su oponente resultaba sospechoso. Si uno urdía una intriga y tenía éxito, era inteligente, y todavía era más hábil aquel que detectaba una; pero quien tomaba medidas para que no hubiera ninguna necesidad de intrigas, pasaba por destructor de la unidad del partido y por miedoso ante al adversario. En una palabra, era aplaudido quien adelantaba a otro en la ejecución del mal, e igualmente lo era el que impulsaba a ejecutar el mal a quien no tenía intención de hacerlo."

(Tucídides, "Historia de la Guerra del Peloponeso", 431-411 a. C.)

sábado, 7 de diciembre de 2019

Tucídides, "Historia de la Guerra del Peloponeso" [431-411 antes de Cristo]

En el invierno del primer año de la Guerra del Peloponeso, Pericles declamó su famoso discurso fúnebre en homenaje a los soldados caídos, que contiene el célebre elogio de la ciudad de Atenas, que opuesta a la temible Esparta, aunaba exitosa las antiguas virtudes guerreras con las nuevas potencias de la participación común en los asuntos colectivos. Una ciudad preñada de una vida ciudadana libre y relajada, que, no obstante, era un imperio dominante que disponía de una organización militar eficaz. Pericles, o Tucídides, convertían a Atenas en una ciudad por cuya disposición democrática merecía la pena luchar y morir.


"Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somo un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie, en razón de su pobreza, encuentra obstáculos debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar servicio a la ciudad. En nuestras relaciones con el Estado, vivimos como ciudadanos libres y, del mismo modo, en lo tocantes a las mutuas sospechas propias del trato cotidiano, nosotros no sentimos irritación contra nuestro vecino si hace algo que le gusta y no le dirigimos miradas de reproche, que no suponen un perjuicio, pero resultan dolorosas. Si en nuestras relaciones privadas evitamos molestarnos, en la vida pública, un respetuoso temor es la principal causa de que no cometamos infracciones, porque prestamos obediencia a quienes se suceden en el gobierno y a las leyes, y principalmente a las que están establecidas para ayudar a los que sufren injusticias y a las que, aun sin estar escritas, acarrean una vergüenza por todos reconocida.
Por otra parte, como alivio de nuestras fatigas, hemos procurado a nuestro espíritu muchísimos esparcimientos. Tenemos juegos y fiestas durante todo el año, y casas privadas con espléndidas instalaciones, cuyo goce cotidiano aleja la tristeza. Y gracias a la importancia de nuestra ciudad todo tipo de productos de toda la Tierra son importados, con lo que el disfrute con que gozamos de nuestros propios productos no nos resulta más familiar que el obtenido con los de otros pueblos.
En el sistema de prepararnos para la guerra también nos distinguimos de nuestros adversarios en estos aspectos: nuestra ciudad está abierta a todo el mundo, y en ningún caso recurrimos a las expulsiones de extranjeros para impedir que se llegue a una información u observación de algo que, de no mantenerse en secreto, podría resultar útil al enemigo que lo descubriera. [...] Y en lo que se refiere a los métodos de educación, mientras que ellos, desde muy jóvenes, tratan de alcanzar la fortaleza viril mediante un penoso entrenamiento, nosotros, a pesar de nuestro estilo de vida más relajado, no nos enfrentamos con menos a valor a peligros a peligros equivalente.
Amamos la belleza con sencillez y el saber sin relajación. Nos servimos de la riqueza más como oportunidad para la acción que como pretexto para la vanagloria, y entre nosotros no es un motivo de vergüenza para nadie reconocer su pobreza, sino que lo es más bien no hacer nada por evitarla. Las mismas personas pueden dedicar a la vez su atención a sus asuntos particulares y a los públicos, y gentes que se dedican a diferentes actividades tienen suficiente criterio respecto a los asuntos públicos. Somos, en efecto, los únicos que a quien no toma parte en estos asuntos lo consideramos no un despreocupado, sino un inútil; y nosotros en persona cuando menos damos nuestro juicio sobre los asuntos, o los estudiamos puntualmente, porque en nuestra opinión, no son las palabras lo que supone un perjuicio para la acción, sino el no informarse por medio de la palabra antes de proceder a lo necesario mediante la acción."

(Tucídides, "Historia de la Guerra del Peloponeso", 431-411 a. C.)

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Heródoto de Halicarnaso, "Historia" [hacia el 430 antes de Cristo?]


En el libro III de su "Historia", Heródoto cuenta que, hacia la década de los veinte del siglo VI a. C, antes de ser entronizado Darío I El Grande como rey de Persia, tras el derrocamiento del mago usurpador por los siete nobles, tres de ellos, Ótanes, Megabizio y el propio Darío, pronunciaron sendos relevantes discursos sobre la preferente forma de organización del Estado persa. Heródoto, en la época en la que escribía sus historias, acorde a su experiencia política, sólo tenía en consideración tres posibles formas de gobierno, que eran, a saber, la democracia, la oligarquía y la monarquía. A Ótanes adjudica el historiador griego la anacrónica apología de la democracia, contestada por Megabizio, partidario de la oligarquía, expresión de la existencia de una nobleza que justificaba sus ambiciones de poder mediante sus pretensiones de superioridad moral e intelectual, y respondido a su vez por Darío, próximo gran rey de los persas, vencedor del debate que sostiene la superioridad de la monarquía por las enemistades irreconciliables que se maceran en la comunidad oligárquica.

"Ótanes solicitaba, en los siguientes términos, que la dirección del Estado se pusiera en manos de todos los persas conjuntamente: 'Soy partidario de que un solo hombre no llegue a contar en lo sucesivo con un poder absoluto sobre nosotros, pues ello ni es grato ni correcto. Habéis visto, en efecto, a qué extremo llegó el desenfreno de Cambises y habéis sido, asimismo, partícipes de la insolencia del mago. De hecho, ¿cómo podría ser algo acertado la monarquía, cuando , sin tener que rendir cuentas, le está permitido hacer lo que quiere? Es más, si accediera a ese poder, hasta lograría desviar de sus habituales principios al mejor hombre del mundo, ya que, debido a la prosperidad de que goza, en su corazón cobra aliento la soberbia; y la envidia es connatural al hombre desde su origen. Con estos dos defectos, el monarca tiene toda suerte de lacras; en efecto, ahíto como está de todo, comete numerosos e insensatos desafueros, unos por soberbia y otros por envidia. Con todo, un tirano debería, al menos, ser ajeno a la envidia; sin embargo, para con sus conciudadanos sigue por naturaleza un proceder totalmente opuesto: envidia a los más destacados mientras están en su corte y se hallan con vida, se lleva bien, en cambio, con los ciudadanos de peor ralea y es muy dado a aceptar calumnias. Y lo más absurdo de todo: si le muestras una admiración comedida, se ofende por no recibir una rendida pleitesía; mientras que, si se le muestra una rendida pleitesía, se ofende tachándote de adulador. Y voy a decir ahora lo más grave: altera las costumbres ancestrales, fuerza a las mujeres y mata a la gente sin someterla a juicio. En cambio, el gobierno del pueblo tiene, de entrada, el nombre más hermoso del mundo: 'isonomía'; y, por otra parte, no incurre en ninguno de los desafueros que comete el monarca: las magistraturas se desempeñan por sorteo, cada uno rinde cuentas de su cargo y todas las deliberaciones se someten a la comunidad. Por consiguiente, soy de la opinión de que, por nuestra parte, renunciemos a la monarquía exaltando al pueblo al poder, pues en la colectividad reside todo'.
Esta fue, en suma, la tesis que propuso Ótanes"

(Heródoto de Halicarnaso, "Historia", hacia 430 a.C.?)

lunes, 2 de diciembre de 2019

Aristófanes, "Las asambleístas" [392 antes de Cristo]


"Y sois vosotros, pueblo, los causantes de esos males, pues recibiendo como soldada los dineros del erario, en particular andáis mirando cada uno el provecho que va a obtener, mientras lo común va ondeando como Esimo. Así que, si me hacéis caso, todavía podéis salvaros: Sostengo que a las mujeres es necesario que nosotros transmitamos el gobierno de la ciudad; pues de hecho en las casas nos servimos de ellas como intendentes y administradoras."

En tiempos de apatía varonil respecto a los asuntos públicos, sólo interesados los hombres en las cosas comunes por salario percibido por la implicación en los asuntos decisorios generales, las mujeres de Atenas, lideradas por la carismática Praxágora, se han confabulado para, suplantando a sus maridos, disfrazadas de hombres, asistir a la Asamblea del Pueblo y adueñarse del poder político, y así poder dirigir los asuntos del Estado promoviendo leyes justas: comunidad de bienes e hijos, educación de los ciudadanos costeada por el Estado, alimentación comunitaria, y comunidad de mujeres, matizada por la especial atención dedicada a viejas y feas, que en cuestiones sexuales gozarán de absoluta prioridad en relación a las más jóvenes y guapas. Una utopía comunista implantada en la Atenas de la primera década del siglo IV antes de Cristo. Pero la vida no es tan bonita, peña. La osada aventura de navegar nuevos rumbos con la nave del Estado enfrentará resistencias contumaces. Las leyes que obligan a entregar las propias posesiones individuales a la Comuna despiertan la desconfianza de algunos suspicaces objetores de conciencia, que sólo los más idiotas de los ciudadanos hacen caso de las decisiones democráticamente aceptadas. Además, los varones jóvenes, deseosos de muchachas gráciles y hermosas, se opondrán a un comunismo sexual que les requiere dispuestos y potentes para colmar la lujuria de algunas de las vetustas ciudadanas...

domingo, 1 de diciembre de 2019

Abigail Disney y Gini Reticker, "Reza para que el diablo regrese al infierno" [2008]


Leymah Roberta Gbowee, una trabajadora social con experiencia en el acompañamiento a niños soldados, lideró un movimiento de mujeres liberianas, cristianas y musulmanas, la Red de Mujeres para la Construcción de la Paz, para poner fin a la Segunda Guerra Civil de Liberia, cuando el infame Charles Taylor se situaba en la cúspide del Estado y los señores de la guerra, coordinados en Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia, marchaban encarnizadamente hacia Monrovia. El movimiento por la paz empezó de forma local, circunscrita a la capital liberiana, con mujeres vestidas de blanco que rezaban y cantaban en el mercado de pescado local, y a medida que fue cobrando fuerza, fue innovando con métodos más arriesgados: las movilizaciones, la huelga sexual o la presión a cargos administrativos y a las delegaciones negociadoras.
'En el pasado nosotras éramos silenciosas, pero después de haber sido asesinadas, violadas, deshumanizadas, e infectadas por enfermedades, y viendo a nuestros niños y nuestras familias destruidas, la guerra nos han enseñado que el futuro yace en decir ¡NO a la violencia y SÍ a la paz! No pararemos hasta que la paz prevalezca.'

sábado, 30 de noviembre de 2019

Spike Lee, "Chi-Raq" [2015]


'Estados Unidos es un país muy violento, el más violento del mundo'. En la primera quincena del siglo XXI, los asesinatos por disparo de arma de fuego en Chicago superaron a los militares estadounidenses muertos en Iraq. Sólo en el año 2012, los homicidios en la capital de Illinois ascendieron a quinientos seis, doscientos más que los militares norteamericanos muertos en Afganistán. Hace ya lustros que los raperos locales podrían referirse a su ciudad como Chi-raq... ¿Y cómo será posible detener la violencia entre las bandas? Spike Lee traslada el esquema argumental del drama cómico de Aristófanes, "Lisístrata", a los barrios del South Side de Chicago, para construir una sátira que inspecciona una improbable vía de actuación contra la crónica 'gang violence': las novias de los pandilleros presionarán a sus amantes gangsters con una huelga sexual para conseguir la paz entre las bandas, una huelga que inspirará no sólo a la comunidad femenina de su propia ciudad, sino a la de todas las naciones del cruento orbe. Decían que los cómicos áticos conocían y defendían lo justo, que eran poetas convertidos en educadores políticos del pueblo que exponían lo conveniente al bien común, y que aspiraban a curar, cual médicos, las dolencias de la ciudad... Bien. Aquí está Spike Lee en su caótico esplendor con un diagnóstico matizado. Y que no podamos verificar la eficacia de su receta no desmerece el valiente acercamiento a tan miserable círculo de sangre.
'No peace, no pussy'

Aristófanes, "Lisístrata" [411 antes de Cristo]

"Nadie habrá en absoluto, ni amante ni marido
que se me acerque empalmado,
y en casa pasaré la vida desmaridada
vestida con túnica de color azafrán y bien maquillada
para que mi marido se inflame al máximo de deseo de mí,
y nunca de buen grado haré caso a mi marido.
Y si contra mi voluntad me violenta por la fuerza
me prestaré de mala manera y no me acoplaré a él con mis movimientos.
No levantaré hacia el techo mi par de... zapatillas persas.
No adoptaré la postura de leona sobre rallador de queso.
Si guardo este juramento con firmeza, beba yo de esta copa,
pero si lo transgrediera, ¡que se llene de agua esta copa!"


No tiene sentido alguno soportar durezas, sufrimientos y privaciones por causa de la guerra, tampoco aguantar las arrogancias y perversiones de politicastros que se granjean sus éxitos a base de los irreparables sacrificios, penas, lutos y pesares de los ciudadanos de a pie. Atenas lleva demasiado tiempo enfrascada en una guerra forzada contra los espartanos, que tanto como los atenienses, están deseando la paz. Pero los varones, machistas como son, se resisten, por causa de un detestable y poco práctico sentido del honor, a dar el paso decisivo. Son las mujeres de las ciudades griegas, más sensatas y realistas, quienes toman la iniciativa de una empresa tan noble y humana como es la de restablecer la ansiada paz. Lideradas por Lisístrata, 'la que desintegra ejércitos', 'la que licencia a los soldados de los ejércitos', las mujeres jóvenes de Atenas, Esparta, Tebas y Corinto emprenderán una huelga de sus tareas reproductivas, conyugales y maternas, una huelga sexual, para presionar a los tercos varones helenos a firmar la paz. Por su parte, las mujeres atenienses añosas, ocuparán la Acrópolis para evitar que los políticos belicistas obtengan del tesoro público allí depositado los medios para seguir financiando la guerra obstinadamente. La confabulación de las mujeres helenas conseguirá modificar la política exterior de Atenas: las mujeres conseguirán parar la odiosa Guerra del Peloponeso.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Sófocles, "Ayax" [hacia el 450 antes de Cristo]

"La espada homicida clavada está de punta, por donde más cortante habrá de ser, si para alguno hay tiempo también de reflexionar, regalo del guerrero Héctor, de los huéspedes para mí con mucho el más odiado, y el más aborrecible de ver. Clavada está en la hostil tierra de Troya, con amoladera que el hierro roe recién afilada. Yo la clavé rodeándola con esmero, a fin de que bien dispuesta esté para con este hombre de forma que al punto muera."


Ayax es un gran guerrero de fuerte orgullo, violentas pasiones e intenso compromiso con un inquebrantable ideal del honor, que, en una noche sangrienta de locura, comete un acto vergonzoso que no puede tolerar porque es incongruente con la imagen que él pretende de sí mismo en su sociedad. El Gran Ayax, héroe de la Guerra de Troya, en gloria sólo por debajo del inigualable Aquiles, ha arremetido sangrientamente, maldito por Atenea, contra las reses capturadas a los troyanos destinadas a abastecer a las huestes griegas, pensando estar cumpliendo justa venganza con los caudillos guerreros, Agamenón, Menelao, Odiseo, que en el juicio de las armas de Aquiles había sido dictaminado, por el capricho de la diosa, que las armas fueran concedidas a Ulises, infame corona a alguien con menos méritos de guerra. Y Ayax, ultrajado, enfermo de vergüenza, acomete su suicidio en la solitaria independencia de su dignidad y de su fuerza: tras su muerte, será la habilidad verbal de su enemigo, Odiseo, aka Ulises, la que se precise para obtener de su comunidad el honor por el que se suicidó: el honor final de un entierro digno.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Eurípides, "Ifigenia entre los Tauros" [414 antes de Cristo]


Ifigenia, antes de ser degollada en Áulide, fue salvada por la diosa Artemisa, 'deus ex machina', que en vez de su pescuezo, puso el de una cierva, contradiciendo su propio oráculo en el instante último. La esfumada Ifigenia, fue transportada, según el mito, milagrosamente, al país de los Tauros, lo que hoy se conoce como Crimea, y allí, entre gentes bárbaras, ejerce como sacerdotisa de la diosa, concediendo en sacrificio a los extranjeros que arriban a la península. Y a las costas del Quersoneso táurico llega Orestes, acompañado de su fiel amigo Pílades, todavía perseguido por las irredentas Erinias, a quien Apolo ha ordenado la sustracción de la estatua de Ártemis del templo tauro para calmar las iras de las recalcitrantes vengadoras del matricidio. En un trance descontrolado azuzado por la pestilencia de las viejas diosas, ambos primos son capturados por los Tauros y entregados a Ifigenia, la preste, que mientras oficia las próximas oblaciones, como manda la tradición táurica, interroga a los apresados sobre su procedencia. Al emotivo mutuo reconocimiento, que un crítico tan poco atraído por Eurípides como Aristóteles celebró en su poética, sucederá el ingenio de un plan de escape de la tan sangrienta tierra, ¿cómo es posible que la antaño sacrificada oficie de sacrificadora?, que felizmente permitirá la vuelta de los amantes hermanos a la añorada Argos. Happy end.

Eurípides, "Las troyanas" [año 416 antes de Cristo]

La ciudad de Troya, recién destruida, humea, y mientras sus torres caen, los aqueos discuten cómo van a repartirse su más preciado botín: las mujeres troyanas. En la "Historia de la guerra del Peloponeso" de Tucídides, puede leerse que los atenienses habían obrado de similar manera, con la misma implacable crueldad, un lustro antes, en el 421 a.C, undécimo año del conflicto bélico, en la ciudad de Escione, 'dieron muerte todos los hombres adultos, redujeron a esclavitud a los niños y las mujeres y cedieron a los plateenses el disfrute del territorio', y en el invierno anterior, durante el año 415 a.C., el decimosexto del enfrentamiento, en el que 'los atenienses dieron muerte a todos los melios en edad adulta, redujeron a esclavitud a los niños y mujeres'. A Odiseo le conceden Hécabe, la sagaz viuda del rey Príamo; su hija, Polixena, ha sido sacrificada en el túmulo de Aquiles; Andrómaca, la viuda del héroe troyano Héctor, lamentará seguir con vida al lado del hijo del Pelida, Neoptólemo, quien impelido por el impío temor griego a la futura venganza troyana, arrojará a Astianacte, el hijo de la insigne pareja, desde las murallas de Troya; Casandra, la profetisa asignada a Agamenón, le acompañará al Atreo para compartir el sangriento augurio; y Helena, pérfida entre pérfidas, será entregada a Menelao, y con viles argucias, intentará eludir su condena a muerte. La tristeza de las troyanas, esposas viudas a merced de sus enemigos, contrasta con la alegría de los victoriosos griegos, una vana alegría que será efímera: Atenea, la diosa aliada aquea, que maldice el regreso triunfal de los caudillos guerreros encolerizada por el turbio sacrilegio de su templo, durante el saqueo de Troya Ayax mancilló su imagen violando a sus ojos a Casandra, y Poseidón, protector de los troyanos, que blasfema sobre quienes redujeron su apreciada Ilión a cenizas, 'insensato aquel de los mortales que destruye sin dejar piedra sobre piedra ciudades, templos, tumbas, santuarios de los difuntos', han urdido la perdición de los héroes griegos. En la guerra de Troya, no hubo vencedores ni vencidos, sólo dolor, muerte, mutua destrucción.


"Ellos, a causa de una sola mujer y de una sola Cipris, perecieron a millares a la caza de Helena. Su sensato general ha perdido lo que más quería a cambio de lo que más odiaba, al confiar la alegría hogareña de sus hijos a su hermano por causa de una mujer, y eso que ésta fue raptada de buena gana y no a la fuerza. Tan pronto como a las orillas del Escamandro llegaron, al punto iban muriendo, pero no porque se viesen de las lindes de su tierra despojados ni de su patria de altas torres. Y aquellos a quienes Ares iba sometiendo bajo su yugo, ni vieron a sus hijos, ni fueron cubiertos con mortajas por la mano de sus esposas, sino que en tierra extranjera yacen muertos. Y en su patria sucedía lo mismo. Ellas iban muriendo viudas y ellos sin hijos, aun habiendo criado en sus casas hijos para otros, y ni siquiera junto a sus tumbas había quien con sangre de víctimas a la tierra obsequiase. ¡Éste es verdaderamente el aplauso que merece esta expedición! ¡Semajante oprobio mejor es callarlo! ¡Que la musa no me inspire cantos que un himno eleven por estos males!"

(Eurípides, "Las troyanas", año 416 antes de Cristo.)

jueves, 21 de noviembre de 2019

Esquilo, "La Orestía" [458 antes de Cristo]


"Llevada de su pasión por su amante Egisto, Clitemnestra mata a Agamenón, su marido, al regresar éste de la guerra de Troya; pero Orestes, hijo de ella y de Agamenón, venga al padre quitando la vida a su madre. ello hace que se vea perseguido por las Erinias, seres demoníacos que protegen el derecho materno, según el cual el matridicio es el más grave e imperdonable de los crímenes. Pero Apolo, que por mediación de su oráculo ha incitado a Orestes a matar a su madre, y Atenea, que interviene como juez (ambas divinidades representan aquí el nuevo derecho paterno), defienden a Orestes. Atenea escucha a ambas partes. Todo el litigio está resumido en la discusión que sostienen Orestes y las Erinias. Orestes dice que Clitemnestra ha cometido un crimen doble por haber matado a su marido y padre de su hijo. ¿Por qué las Erinias le persiguen a él, cuando ella es mucho más culpable? La respuesta es sorprendente: 'No estaba unida por los vínculos de la sangre al hombre a quien ha matado'.
El asesinato de una persona con la que no se está ligado por lazos de sangre, incluso si es el marido de la asesina, puede expiarse y no concierne en lo más mínimo a las Erinias. La misión que a ellas corresponde es perseguir el homicidio entre consanguíneos, y el peor de estos crímenes, el único imperdonable, según el derecho materno, es el matricidio. Pero aquí interviene Apolo, el defensor de Orestes. Atenea somete el caso al areópago, el tribunal jurado de Atenas; hay el mismo número de votos en pro de la absolución y en pro de la condena; entonces Atenea, en calidad de presidente del Tribunal, vota en favor de Orestes y lo absuelve. El derecho paterno obtiene la victoria sobre el materno, los 'dioses de la nueva generación', según se expresan las propias Erinias, vencen a éstas, que, al fin y a la postre, se resignan a ocupar un puesto diferente al que han venido ocupando y se ponen al servicio del nuevo orden de cosas."

(Friedrich Engels, prefacio a la cuarta edición de "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado", 1891.)

Se trata de salvar la ciudad. 'Ni anarquía ni tiranía', el principio rector del Aerópago. ¿Cómo detener la ilimitada cadena de muertes azuzada por la venganza? Un consuetudinario derecho tribal exigía sangre por sangre. Ojo por ojo. La Ley del Talión. Una justicia de cruenta retribución. El juicio a Orestes supone la fundación del gran juzgado de Atenas, instituido por Atenea para dirimir los asuntos de la ciudad de forma recta y proporcionada. Hay que aplacar la ponzoña de las Erinias, integrarlas en el orden democrático-religioso. La visión optimista de Esquilo, sustentada en el aprendizaje legado por la experiencia del dolor, confiaba en haber encontrado una solución institucional equilibrada y justa para dirimir los numerosos litigios que trastornaban la concordia en la ciudad democrática.

"Ni indisciplina excesiva,
pues, ni gobierno despótico,
que tales son los principios
que aconsejo respetar
sin, empero, eliminar
de la ciudad para siempre
todo temor. Pues si nada
se teme, ¿qué hombre va a seguir
el recto camino? Si
sentís justa reverencia
hacia este tribunal,
en él habréis de encontrar
un protector baluarte
de esta tierra, de este estado,
cual no ha conocido nadie
ni en Escitia ni de Pélope
en la tierra. Y será virgen
de corrupción, y severo,
venerable, en vela siempre
por proteger al dormido:
tal es el consejo que
yo instituyo, protección
eterna de esta ciudad."

(Esquilo, "Las Euménides", 458 a.C.)

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Mihalis Kakogiannis, "Iphigenia" [1977]


"Una cosa es segura. Esta guerra [la de Troya], absurda más que cualquier otra y detestable como son todas, se presenta constantemente como evitable. Bastaría, para que fuera evitada -la acción construida por el poeta, con ese vaivén de decisiones encontradas y trastornos emotivos, viene a demostrarlo con toda claridad- con un minuto en que se pusieran de acuerdo todas las voluntades de salvación que se agitan caóticamente en el drama, en que se reunieran en un punto los tesoros de afecto, de generosidad, de piedad que se disipan locamente en el viento. Pero justamente, por un azar que nadie gobierna, ese minuto, entre todos los minutos decisivos en el drama, no se da. El Contratiempo, que rige la acción, no lo consiente. Pues cuando Agamenón quiere salvar a su hija, Menelao lo impide. Cuando Menelao pretende ayudarlo, Agamenón declara que se ha vuelto imposible. Cuando Ciltemnestra e Ifigenia acosan con sus súplicas y lágrimas al sensible Agamenón, este inestable personaje se ha vuelto firme como una roca. En fin, cuando Aquiles propone un golpe de fuerza, es Ifigenia, momentos antes tan apegada a la vida, quien desiste del empeño y se arroja a la muerte...
Lo trágico del desorden del mundo, de la anarquía de los sentimientos, de la inestabilidad de la voluntad, lo manifiesta todo el teatro de Eurípides. E Ifigenia lo hace con brillantez. Pero a la composición de lo trágico esta obra añade, en el plano de la relación de los humanos entre sí, un elemento que no está en ningún otro lugar señalado con tanta fuerza: la falta de acuerdo entre los humanos en que se trataría, para conjurar la desdicha, que cada uno ajustara lo suyo. Ahí, una vez más, la anarquía. Cada uno tira por su lado, las manos se desunen. Ifigenia rehúsa la última mano que se le tiende."

(André Bonnard, "Civilización griega", 1970.)

martes, 19 de noviembre de 2019

Gary Owen y María Hervás, "Iphigenia en Vallekas" [2017]


"Iphigenia en Vallekas" presenta una Ifigenia anónima, una poligonera de barrio del extrarradio madrileño, fiestera, 'nini', abocada a la pobreza, proclive a recibir una menguada ayuda social por la que será demonizada como 'gorrona', 'parásita', 'procreadora de chupones', 'la típica choni guarra y borracha', integrante del colectivo residual de vagos y depravados que habitan en los barrios del sur de Madrid, ¿los han convertido ya en vertederos sociales?, ¿se están promoviendo en ellos campañas para la esterilización de los pobres condenados al fracaso?. Ifi pertenece a la clase obrera sin aspiraciones, es una proletaria desechable que no logrará ascender en el edificio social, que no tendrá una casa en propiedad ni accederá a ninguna de las prebendas de la supervivencia ampliada. También, como la Ifigenia de la Grecia clásica retratada por Eurípides, es un símbolo del sacrificio por la colectividad. María Hervás domina la escena. Ifigenias del mundo, uníos.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Rebecca Solnit, "El síndrome de Casandra" [2015]

"Es frecuente que cuando una mujer dice algo que pone en cuestión a un hombre, especialmente si es uno poderoso o un hombre convencional (aunque si es negro no suele ser así, a no ser que acabe de ser elegido para el Tribunal Supremo por un presidente republicano); o si sus palabras cuestionan una institución, especialmente si lo que dice tiene que ver con el sexo, la reacción pondrá en duda no solo los hechos aseverados por la mujer, sino también su capacidad de hablar y su derecho a hacerlo. Generaciones de mujeres han escuchado cómo se les repetía que deliran, que están confusas, que son manipuladoras, maliciosas, conspiradoras, congénitamente mentirosas, o todo a la vez: podríamos llamarlo el síndrome de Casandra."


Apolo escupió en la boca de Casandra cuando la sacerdotisa rechazó tener el pactado encuentro carnal en pago por el don de la adivinación que el dios griego le había concedido: quedaba condenada a que sus premoniciones no fueran creídas por nadie. Predijo la caída de Troya, la muerte de Agamenón y su propia muerte, que la voluntad asesina de Clitemnestra y Egisto no sólo se ciñó a la vida del héroe griego. ¿Predijo también la violación de Ayax? De nada servirían las visiones sobre la propia futura desgracia. Aún estamos en una era de batallas en las que se lucha por quién tendrá garantizado el derecho de hablar y a ser creído.

"Una cosa más sobre Casandra: la incredulidad con la que se acogían sus profecías fue el resultado de una maldición lanzada por Apolo cuando Casandra rechazó tener sexo con él. En todo momento, ya desde entonces, se ha mantenido la idea de que la pérdida de credibilidad está vinculada a hacer valer los derechos sobre tu propio cuerpo. Pero podemos deshacernos de la maldición que pesa sobre las Casandras que encontramos en nuestra vida codiana decidiendo nosotros mismos a quién debemos creer y por qué."

(Rebecca Solnit, "Los hombres me explican cosas", 2015.)

sábado, 16 de noviembre de 2019

Marguerite Yourcenar, "Clitemnestra o el crimen" [1936]


"Tengo ante mí audencias de piedra. Maté a aquel hombre con un cuchillo, dentro de la bañera, con ayuda de mi miserable amante que ni siquiera era capaz de sujetarle los pies. Ya conocéis mi historia: no hay ni uno de vosotros que no la haya repetido veinte veces al acabar la copiosa comida, acompañada del bostezo de las sirvientas; ni una de vuestras mujeres que no haya soñado alguna vez con ser Clitemnestra. Vuestros pensamientos criminales, vuestras ansias inconfesadas ruedan por los escalones y vienen a derramarse en mí, de suerte que una especie de horrible vaivén hace de vosotros mi conciencia y de mí vuestro grito."

Situada en los contornos temporales de la I Guerra Mundial, o en una perpetua guerra por la ambición del poder, una mujer, sumergida en un mundo de hombres, la mítica Clitemnestra, relata ante sus jueces por qué asesinó a su marido.

"Durante un instante, pensé en disponerlo todo para simular un accidente que no dejara huellas, de suerte que la lámpara de petróleo cargara con las culpas. Pero yo quería obligarlo a mirarme de frente por lo menos al morir: por eso lo iba a matar, para que se diera cuenta de que yo no era una cosa sin importancia que se puede dejar o ceder al primero que llega."

(Marguerite Yourcenar, "Clitemnestra o el crimen", 1936)

viernes, 15 de noviembre de 2019

Esquilo, "Prometeo encadenado" [siglo V antes de Cristo]

"Bien, pues, vuestra pregunta, por qué causa
[Zeus] me está ultrajando, paso a contestaros.
Cuando el trono del padre hubo ocupado,
repartió entre los dioses sus prebendas,
a cada cual lo suyo, organizando
su imperio así. Mas de los pobres hombres
en nada se ocupaba, pues quería
aniquilar toda la raza humana
y crear una nueva. A estos deseos
nadie supo oponerse; yo tan sólo
tuve el valor de hacerlo, así salvando
a los hombres de verse destruidos
y bajas al Hades. Y por ello
me veo sometido a estas injurias
que si causan dolor al soportarlas
provocan compasión al contemplarlas.
Y yo que me ablandé por los mortales
compasión no logré para mí mismo.
Y ahora me somete a este tormento,
para Zeus espectáculo infamante."


Prometeo, 'el primer santo mártir del calendario filosófico' como lo celebraba Karl Marx, el titán benefactor de la humanidad. Los más tenebrosos tiranos de la historia han pretendido emprender una cruenta obra de purificación social. ¿Cómo amar las flaquezas de la humanidad? O cómo integrar el sufrimiento en el sentido de la existencia. 'Lo viejo se hace nuevo, pero lo nuevo acepta el legado de lo viejo'. Tal es la sabiduría de Esquilo integrada a las actividades concretas humanas. La furia libertaria pintaba plena de pasión en las calles de Logroño: 'volver a empezar desde el principio'. No hay un Génesis localizado, como no existirá el Día del Juicio Final. En el proceso surgen las posibilidades.

"Prometeo, como sabemos, compadecido de la raza humana, que no era más que una muchedumbre de sombras adormecidas, con el fin de librarla de la extinción le otorgó el fuego junto con las artes vinculadas a él, le concedió el recto entendimiento, la memoria, la escritura, los números, la distinción de las estaciones, los remedios curativos, etcétera, etcétera. De esto modo, él mismo, símbolo inmortal del rebelde y del mártir, encarna en idéntica medida el progreso, el genio del trabajo, de la civilización y del libre pensamiento creador. Por curioso que parezca, Promoteo se nos presenta a un tiempo como innovador y como conservador. Innovador, cuando le abre al género humano nuevos horizontes. Conservador, cuando lo preserva de la metamorfosis envilecedora. Sin embargo, cabe decir, que para la imaginación humana él es, ante todo, el desafiador de los dioses, el indomable, el mártir milenario. No sólo no teme ni hace concesión alguna a Zeus, sino que tiene el coraje de calificarle de odioso tirano y de predecir incluso hasta su caída. Por todo ello, y sobre todo por no revelar el secreto que Prometeo guarda sobre el fin del señor del Olimpo, a cambio del cual sería liberado por Zeus (en cuántas ocasiones habrán descendido los tiranos a las mazmorras en las que mantenían aherrojados a sus oponentes para arrancarles cualquier mensaje relacionado con ellos mismos, mensaje que en la mayoría de los casos no era producto sino de sus mentes enfermas), debido a todo ello, pues, Prometeo es azotado por el rayo de Zeus y precipitado al abismo."

(Ismaíl Kadaré, "Esquilo", 1988.)

jueves, 14 de noviembre de 2019

Esquilo, "Los persas" [año 472 antes de Cristo]

Salamina. La célebre batalla naval entre la alianza de ciudades griegas capitaneadas por Atenas y el gran ejército persa comandado por Jerjes I. Una angustiosa expectación domina en Susa, capital del imperio asiático. ¿Qué habrá sido de las hordas imperiales que marcharon a la conquista de las tierras helenas? Los malos presagios dominan los sueños de la gran ciudad, son unos presentimientos terribles que el mensajero confirmará: los grandes jefes de Persia han muerto en las aguas de Salamina, el ingente ejército persa ha sido destruido, su enorme potencia militar diezmada. 'Hybris'. La desmesura del gran Jerjes ha provocado una catástrofe, ¿por qué no atendió el comandante persa al designio divino que prohibía la invasión por mar? Los Fieles lamentan el sufrimiento que sucede al desastre, la Sombra de Darío es conjurada por los ancianos que claman su sabio consejo, Jerjes, interrogado por el coro, prorrumpe un arrepentido lamento fúnebre. Hay una grandeza noble en este canto de Esquilo, un drama que glosa la gloria de la victoria militar griega. El héroe trágico es Jerjes, el comandante de las huestes persas, el temible enemigo de Atenas, aquel que pecando de orgullo desmedido, condujo a sus tropas a la perdición. El dolor que se representa es el que claman los vencidos, el llanto que nos conmueve proviene de la grandeza de los abatidos: la nobleza de los derrotados dignifica a los invasores persas. Pocos son los espíritus, bellos, brillantes, excelsos, que han tratado a sus enemigos con tan majestuosa deferencia.


"Las montañas de caídos
-hasta la generación
tercera- han de pregonar
aun sin hablar, a los hombres,
que quien es mortal no debe
ser en exceso orgulloso.
Florece la desmesura,
y da por fruto una espiga
de ceguera, y la cosecha
que produce es lamentable."

(Esquilo, "Los persas", año 472 antes de Cristo.)

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Esquilo, "Las suplicantes" [entre el 467 y 458 antes de Cristo]


Las suplicantes, descendientes de Épafo, el vástago de Io, doncella de Argos, engendrado por el mismísimo Zeus, llegan, con su padre Dánao a la cabeza, a la linde de la ciudad helena de Argos, huyendo de los varones egipcios que quieren convertirlas en esposas. Allí, el rey de esa tierra, Pelasgo, escucha su súplica; el coro de mujeres extranjeras, revelando su ascendencia común, implora protección. El rey Pelasgo duda, una terrible disyuntiva se le presenta, las calamidades que Zeus impondrá a la impiedad que supone negar asilo, se debaten con las penalidades que vaticina el heraldo de una guerra contra los egipcios acosadores. El democrático pueblo de Argos, al que se encomienda el rey, decide en asamblea acoger y proteger a las danaidas, honrando el designio del padre de los dioses y de los hombres, preludiando la batalla por venir.

"Tendremos residencia en esta tierra,
libres, sin gajes, con derecho a asilo.
Y nadie del país podrá prendernos
ni venido de fuera. Y que si intenta
imponernos la fuerza, quien no corra
en nuestra ayuda, de los habitantes,
la infamia sufrirá y duro destierro."

(Esquilo, "Las suplicantes", entre el 467 y 458 antes de Cristo.)

lunes, 11 de noviembre de 2019

André Breton, "El surrealismo" [1952]


Otro gran libro perdido por entre las baldas de un armario: una extensísima entrevista al mismísimo André Breton detallando las andanzas del surrealismo desde sus comienzos hasta la década de los cincuenta. Sigue siendo un movimiento inabarcable, inacabable, todavía hoy fecundo si se comprendieron sus más ambiciosos propósitos, cotidianos, iluminados por la búsqueda de lo maravilloso, siempre proscritos.

"Podría usted aclararnos un punto importante: ¿se mostraba uniforme el grupo surrealista en su ambición revolucionaria?

Tanto si se trata de la firme intención de romper el racionalismo cerrado, como de la contestación absoluta de la ley moral en curso, así también como del proyecto de liberar al hombre medinate la utilización de la poesía, del sueño, de lo sobrenatural, o del afán de promover un nuevo orden de valores, en todos estos puntos nuestro acuerdo era total."

(André Breton, "El surrealismo", 1952.)

domingo, 10 de noviembre de 2019

Carlos Rodríguez Sanz y Manuel Coronado, "Animación en la sala de espera" [1981]


Quienes han traspasado demasiadas veces el umbral que separa a los locos de los sanos, a los enfermos mentales de los individuos saludables, desdibujada frontera, celebrarán que este documental esté a su disposición en la red. ¿Quieren presenciar cómo transcurre la vida de los reclusos del psiquiátrico de Leganés a finales de la década de los setenta? Me han venido recuerdos de mis recientes visitas al riojano Centro de Salud Reina Sofía: un montón de gente vagando ensimismada por los pasillos, lanzando excursos más o menos comprensibles, según el nivel de psytoxicomanía, entre los que podrá escucharse algún delirio admirable, absortos en un tiempo que fluye extraviado, apático, contemplativo. ¿Saben qué me dice la intuición, acompañada de algo de experiencia y de formación, sobre el tratamiento de la enfermedad mental? Que requiere de gente, cierto que mejor si está preparada para curar mediante las palabras y conoce adecuadamente las propiedades de los medicamentos, que escuche interesada, no simples máquinas expendedoras de psicofármacos. Como mínimo la estancia les resultará más agradable: por un breve periodo de tiempo conseguirán escapar de su microcósmico compartimento estanco.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Joaquim Jordà, "Más allá del espejo" [2006]


Que Joaquim Jordà es uno de los mejores cineastas ibéricos se defiende siguiendo su filmografía. Introduciéndome en cuestiones de neurolingüística, siguiendo qué es la afasia, he recordado este documental del difunto Joaquim. En él las enfermedades cerebrales relatadas son la agnosia y la alexia, pero el documental es mucho más que la explicación de unas patologías y las disfunciones que acarrean: es una preciosa historia de amistad.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Joaquim Jorda, "20 años no es nada" [2005]


Una historia de veinte años de democracia mostrada a través de una parte del colectivo de trabajadores que participó en el proceso autogestionario de Numax. Tras la disolución de su comunidad de resistencia, cada uno se busca vida como puede. El desencanto, la sensación de fraude, la gente que se amolda a lo existente como buenamente puede, la impotencia, los amigos y amigas que se han quedado en el camino... El documental resalta la historia de Juan Manzanares, que junto a un grupo de acción que también integraba su compañera, se dedicó a atracar sucursales bancarias hasta que fue capturado. Numax fue una escuela de lucha, de solidaridad, de autonomía para esta gente, un perídodo intenso que les dejó huella.

Joaquim Jordá, "Numax presenta..." [1979]


"1973, los precios del petróleo se multiplican por tres en el espacio de unos pocos meses debido a la guerra del Yom Kippur y la fundación de la OPEP. Desde 1968, al menos, la agitación en los grandes centros industriales de Occidente empuja los salarios por encima de los pactos keynesianos que los ligaban a los incrementos de productividad. La crisis está servida. Son años de huelgas salvajes, de crítica al sindicato como 'gestor del capital', de consignas anómalas como la del 'rechazo del trabajo'... En muchas fábricas, al patrón ya no le sale a cuenta producir en esas condiciones. Y la abandona. En ocasiones, los obreros se hacen cargo de la producción.
Toman las fábricas con ideas que no corresponden exactamente con el grueso de la reivindicación obrera principal: menos horario, más salario. Se apoyan en los viejos conceptos del consejismo obrero, de la autogestión (entonces todavía circulaba cierta idealización del experimento yugoslavo). En España más de un millar de unidades productivas son así tomadas por los propios trabajadores. Se calcula que son más de cien mil los trabajadores y trabajadoras que participan en estas experiencias. El gobierno socialista se ve obligado a reconocerlas y crea una figura nueva parecida aunque atemperada a la del viejo 'cooperativismo': las sociedades laborales.
La experiencia de este industrialismo cooperativo es, no obstante, agridulce. Se produce al final de un ciclo de movilización obrera que acaba en derrota política tras la institucionalización sindical y los pactos de la Transición, pero también cultural. El paro, la reconversión, la desindustrialización, el alcoholismo y la heroína minan la vida y la convivencia en los barrios obreros. No hay alternativas de vida. El cooperativismo o la sociedad laboral son experimentados como una solución a veces desesperada, a veces como un mal menor. Un documental “Numax Presenta”, de Joaquim Jordá, muestra las dificultades y las contradicciones de un grupo de trabajadores que tomaron la fábrica ante el abandono del empresario en 1976-1977. La fábrica en 'régimen de autogestión', como muchas otras después y especialmente en la década siguiente, no sobrevive. La reproducción de la organización del trabajo, el empeoramiento del mercado entonces en proceso de contracción y de exceso de capacidad a nivel global, sobre todo, sitúan unas condiciones que llevan a la incapacidad de que la autogestión suponga otro régimen laboral y de comunidad, y se constituyen en razones aducidas en el fracaso de la experiencia.
Aquella época dejó, de todas formas, un gran número de experiencias cooperativas que perduran hasta hoy, como es el caso de la CC de Mondragón y también de muchas cooperativas de autoempleo en servicios públicos que sirvieron para que determinados colectivos salvaran la crisis de empleo de los años ochenta."

(Emmanuel Rodríguez y David Gámez, "Más allá del cooperativismo, más allá de la economía social", 2016.)

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Darby Wheeler, Sam Dunn, Scot McFadyen, "Hip Hop Evolution" I [2016]


En el principio fue el South Bronx, un barrio que ardía mientras el glamour de la música disco entretenía la asistencia al deterioro urbano: las manzanas arrasadas, los edificios derruidos, los escombros de los solares. El 11 de agosto de 1973, Kool Herc organizó la primera fiesta Hip Hop, el micro lo empuñaba Coke La Rock, celebraba la gloria del carrusel breakbeat. El Bronx era peligroso, la gente temía caminar por sus calles, las bandas dominaban la zona deprimida, luchaban por tonterías, se mataban por estupideces. Afrika Bambaataa, líder respetado de los Black Spades, organizador carismático, logró pacificar la violencia pandillera: surgía la Universal Zulu Nation. La cultura Hip Hop se expandía, creaba una comunidad de DJs, rimadores, b-boys, b-girls, llegaría el maestro de la ciencia sonora, Grandmaster Flash, rayando vinilos, desacralizando los discos, convirtiendo los platos en un instrumento. La Santa Trinidad: Kool Herc, Afrika Bambaataa, Grandmaster Flash. Los cimientos del Hip Hop. ¿Cuándo se juntaron las rimas y los ritmos? ¿Cab Calloway, los cuartetos de Góspel? ¿El rap político de Malcolm X, el ingenio provocador de Mohamed Ali, la poesía de Sonia Sánchez? ¿Gil-Scott Heron o The Last Poets o The Watts Prophets? ¿Frankie Crocker o DJ Hollywood o Pigmeat Markham? La movida se hacía grande, la orientación cambiaba: Grandmaster Flash & The Furious Five centraba la atención en los emecés, los rimadores ganaban importancia, la lírica se hacía prominente. Sólo era el principio.

martes, 5 de noviembre de 2019

Ernesto Castro, "El trap. Filosofía millenial para la crisis en España" [2019]


Hace ya nos cuantos años, cuando el sultán del reino subterráneo del rap madrileño era Charlie Hijos Bastardos, tiraba una mañana gaupasera en un piso de Embajadores con una chavala, charlando de nuestros emecés favoritos, y fue inevitable nombrar a Crema, referencia ineludible en aquella época, que acababa de sacar, ya como C Tangana, el álbum "LO▼E'S". La chica no sabía nada del proceso de renovación que Pucho había emprendido, y cuando le puse el vídeo de "Bésame mucho", me miró sorprendida y me dijo, 'no, no puede ser él'. Aunque molaba más cuando era Crema, me encanta el "LO▼E'S", es el álbum de Tangana que más he escuchado.
Un célebre dejota local, rastreador impenitente de nuevos y viejos sonidos, estaba fascinado con la novedosa escena musical que se iba formando en Barcelona, eran los tiempos en que se estaba macerando la ruptura de Cecilio G con Pxxr Gvng, muy implicado, me iba poniendo al día de las novedades que se sucedían, me pasaba los temas de los Pobres, los temas de Kinder Malo, las locuras de Ceclio G. Especialmente recuerdo el vídeo de "Gucci Shane", seguramente el inicio de la cierta leyenda: Cecilio siempre gana. La letra, repasaba con descaro divertido, conocedor de referencias poco honrosas, alguna vergüenza de algunos rappers admirables: Elio Toffana, la SDJ Crew o NY de Mde Click. Rappers que todavía admiro.
La movida quinqui la revitalizó El Coleta. En las eternas noches en el local de Blue Planet, solían sonar sus canciones antiguas, como "Nainai Nanaina", reíamos mucho con aquel estribillo ya célebre, 'Delincuencia y drogadicción / petando Las Grecas y cortando jamón / a la escena le pego un tirón / le doy tol palo al rap español'. Lo siguiente que fue sacando este neoquinqui de Moratalaz no me interesó, aplaudí cómo denominó algunas de sus siguientes canciones, como "MdeMO" o "Contad los muertos", pero rápidamente me cargó la compresión de referencias y la monotonía del flow.
Podría seguir contando alguna anécdota relacionada con la oleada de músicos urbanos que han florecido durante esta década, que aunque a mí la movida me ha pillado pasando la treintena, han sido una parte importante de la banda sonora de estos dos últimos lustros. Sencillamente, he disfrutado de muchas canciones que han ido saliendo, que la música la manejo para disfrute, me mola vacilar con ella, y algunos temas se han convertido en auténticos himnos vitales, como "100k pasos" de Agz, paseando por Barcelona sin rumbo de madrugada, o "La vida es" de Dellafuente y Maka, aguantando el tirón en mi última vuelta a Logroño. 'La vida es un contratiempo'.
Ernesto Castro, que es uno de los tipos inteligentes e instruidos que sigo por las redes, ha sacado una guía pormenorizada y lúcida para adentrarse en la ética y la estética de este género sonoro, que se ha convenido en llamar trap, la metamúsica de la crisis, la mandanga sonora que hacen los chavales y las chavalas que están en paro mientras los demás trabajamos, a veces, el vehículo de expresión para las angustias, las tristezas, las ambiciones y los vaciles de una parte importante de la nueva escuela milénica.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Francisco Rovira Beleta, "Los Tarantos" [1962]


¿Será cierto que que si Shakespeare hubiera conocido el estilo flamenco hubiera ambientado 'Romeo y Julieta' en una población gitana? Cuesta pensar que en lo que hoy es la Plaza del Somorrostro, allí en La Barceloneta, al borde la playa, se erigía un enclave de barracas habitado por gitanos, que allí nacieron leyendas flamencas como La Chunga o la fantástica Carmen Amaya, en esas 'casuchas que se llenan de agua en las noches de lluvia torrencial', 'a punto de desaparecer en cuanto soplan vientos de temporal'. Pasión gitana, elegancia shakespIriana.

"¿Habré de creer que la incorpórea muerte es amorosa, y que como aborrecido monstruo descarnado te preserva en estas tinieblas para que seas su amante furtiva?"

(Shakespeare, "Romeo y Julieta", 1597.)

sábado, 2 de noviembre de 2019

Eduardo Chibás Fernández, "Bye Bye Barcelona" [2014]


Turistas e inmigrantes. ¿Detrás del decorado espectacular de Barcelona se esconde otro tipo de vida? Que el turismo es una actividad monótona, uniforme, para un rebaño bípedo codicioso por fotografiarse en los enclaves destacados por los monitores de la mirada, que visitarán lugares ya contemplados en las imágenes de las guías de viajes, una acumulación de postales que sólo certificarán un estúpido 'yo estuve allí'. ¡Conviertan su ciudad en el esperado Parque Temático promocionado por los touroperadores! ¿Quieren joderme una tarde?, enséñenme las fotos de sus viajes, ¿una aventura tautológica?, e intenten convencerme de lo singular de su experiencia. ¿Inflación de egos estereotipados? Consumo industrial de paisajes, monumentos y cuerpos. Distanciamiento profiláctico, producción de emociones narcisistas. Rehuyan La Rambla, maravíllense ante la majestuosidad de la Sagrada Familia de madrugada, evítenla en las horas de luz, desesperen en Ciutat Vella, laméntense caminando por los jardines que rodean la zona monumental del Parque Güell.
TOURIST, BARCELONA WILL DISAPPOINT YOU

viernes, 1 de noviembre de 2019

Marco Potyomkin y Manuel Gómez, "Sueños colectivos" [2011]


Durante la guerra civil española, en amplias zonas del país, destacadamente en las tierras de Aragón, prosperó un hermoso y magno proyecto de sociedad colectivista, no sin graves inconvenientes y fragilidades. Existían colectividades ricas y pobres, que partían de desiguales situaciones desde las que las gentes empezaban a acometer el proceso comunista, y que inducían a la pervivencia de un neo-capitalismo que sólo podía ser regulado por los precarios valores del apoyo mutuo, apuntalado por el egoísmo de algunos proyectos colectivizadores. A esto hay que añadir, la falta de superación de estadios primeros de improvisación y la intención del gobierno republicano de contener y deteriorar el ensueño colectivo. Quede en la memoria de los revolucionarios el golpe represivo contra el Consejo de Aragón, liderado por las divisiones del general Enrique Líster, aquel agosto de 1937. Este largo documental, versa sobre el proyecto comunista del anarquismo constructivo en el territorio ibérico durante aquellos convulsos años. Y otra vez estoy escribiendo sobre la guerra.

jueves, 31 de octubre de 2019

Arturo Barea, “La forja de un rebelde” [1941-1946]


Un monumento literario a la historia de los primeros cuarenta años de la España del siglo pasado: el retrato costumbrista del Lavapiés de principios del siglo XX, la cruda experiencia de la guerra colonial española en Marruecos, el clima reinante en la España republicana anterior al 18 de julio de 1936, y las difíciles vicisitudes de la defensa de Madrid en la maldita Guerra Civil. La forja, La ruta y La llama.

"Aquellos días del mes de noviembre de 1936, todos y cada uno de los habitantes de Madrid estaban en constante peligro de muerte. El enemigo estaba en las puertas y podía irrumpir de un momento a otro; los proyectiles caían en las calles de la ciudad. Sobre sus tejados se paseaban los aviones impunes y dejaban caer su carga mortífera. Estábamos en guerra y en una plaza sitiada. Pero la guerra era una guerra civil, y la plaza sitiada, una plaza que tenía enemigos dentro. Nadie sabía quién era un amigo leal; nadie estaba libre de la denuncia o del terror, del tiro de un miliciano nervioso o del asesino disfrazado que cruzaba veloz en un coche y barría una acera con su ametralladora. Los víveres no se sabía qué mañana habrían dejado de existir. La atmósfera entera de la ciudad estaba cargada de tensión, de desasosiego, de desconfianza, de miedo físico, tanto como de desafío y de voluntad irrazonada y amarga de seguir luchando. Se caminaba con la muerte al lado. Noviembre era frío y húmedo, lleno de nieblas, y la muerte era sucia."

(Arturo Barea, “La forja de un rebelde”, 1941-1946.)

miércoles, 30 de octubre de 2019

José Campúa, "Luctuosos sucesos revolucionarios en Asturias" [1934]


El 5 de octubre se conmemoró otro aniversario de la Insurrección de Asturias. Rosa Luxemburgo podría haberla considerado 'una pieza más de esa serie de derrotas históricas que constituyen el orgullo y la fuerza del socialismo internacional', de cuyo tronco habría de florecer 'la victoria futura', como esa 'Semana de Espartaco' tras la que reinó el orden en Berlín: admirables y fracasados intentos de tomar el cielo por asalto. Una lectura interesante es el libro de Ignacio Díaz editado por Muturreko Burutazioak "Asturias Octubre 1934, La Revolución sin Jefes".
¡UHP!

"Las clases revolucionarias recordarán por siempre la Asturias roja de 1934, con un sentimiento de admiración y con el propósito de seguir su ejemplo hasta el triunfo. Aquellas iniciales horrendas a los ojos de la burguesía, UHP (Unión de Hermanos Proletarios), que los insurrectos grabaron en sus tanques toscamente fabricados, a cuyo grito cayeron acribillados miles de héroes, anónima grandeza extraída del fondo de las minas, son un guión de estrategia revolucionaria para el proletariado español y mundial."

(G. Munis.)

martes, 29 de octubre de 2019

David Fernández de Castro, "El Papus. Anatomía de un atentado" [2011]


El 20 de septiembre de 1977, un joven anónimo entregó a José Peñalver, portero del edificio, un maletín dirigido a la revista satírica El Papus. El paquete estalló en el rellano: mató al portero, hirió gravemente a la secretaria de la redacción y de forma leve a otras 15 personas. El consejo de redacción de la revista, objetivo del atentado, resultó indemne. El atentado fue reivindicado por la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista). Nadie fue condenado.

lunes, 28 de octubre de 2019

Tino Calabuig y Miguel Ángel Cóndor, "La ciudad es nuestra" [1975]


Los inmigrantes provenientes del éxodo rural fueron los protagonistas de la expansión del Madrid de las décadas del desarrollismo (1950-1972). La masiva afluencia de gentes provenientes del campo, despectivamente llamados 'los paletos de Madrid', sedimentó las periferias obreras, los barrios, en un proceso que comenzó con la autoconstrucción chabolista y con la autoorganización de algunos servicios públicos ausentes, y que estalló ferozmente en la década de 1970, en un vastísimo proceso político-urbano que configuró los polígonos de vivienda obrera. Los vecinos se organizaron de forma autónoma en asociaciones para resolver sus problemas: la precariedad de la vivienda, la carencia de infraestructuras elementales y servicios básicos, las complicaciones de movilidad, las remodelaciones urbanísticas indeseadas planeadas por la administración, etc. En este valiosísimo testimono audiovisual, dique de contención contra el olvido, vecinos del Pozo del Tío Raimundo, del Barrio del Pilar y de Orcasitas retratan la situación en que se encuentran sus barrios en ese año, 1975.

domingo, 27 de octubre de 2019

Pablo Larraín, "No" [2011]


El 5 de octubre de 1988 fue la fecha fijada por la Junta Militar de Gobierno chileno comandada por Augusto Pinochet para el plebiscito que debía decidir su permanencia en el poder hasta marzo de 1996. Y esta película aborda las vicisitudes, complicaciones, ambiciones de la campaña mediática lanzada por la Concertación de Partidos por el No. ¿Trucos de mercadotecnia aplicados a la comunicación política para vender una opción deseable? ¿o maestra exposición de las inmensas posibilidades de la alegría, de lo nuevo, de lo que está por venir y que ha de dejar atrás lo caducado, obsoleto, aborrecible? Lo que más me ha interesado: la distancia entre los representantes de la izquierda clásica, enquistados en los dolores de los fracasos pasados, y la voluntad ganadora del publicista, columna vertebral de la campaña, captor de ánimos y sentimientos, generador de sueños y esperanzas. Sufrir no arregla nada, expender sufrimiento no crea entusiasmo.
Este es el spot central de la campaña por el NO.

sábado, 26 de octubre de 2019

José Ángel Pascual, "La Batalla de Euskalduna" [1984]


"Con puntería precisa, con armas de artesano, se hacía caer la rutinaria lluvia de rodamientos sobre los escudos de los policías nacionales agazapados bajo el Puente de Deusto. Las cargas y los amagos de avanzar contra las puertas de la fábrica eran repelidos por los obreros encerrados. Apenas equipados con cascos y pañuelos para evitar el ácido de los gases se enfrentaban a los policías con una determinación que día a día se hacía más profesional. Durante dos meses los combates se sucedieron sin descanso: manifestaciones, cortes de avenidas, cargas policiales, intercambios de violencia nada simbólica. Fue una época dominada por el tiragomas y la bocacha, y en ocasiones por los cócteles molotov y el fuego real.
En Euskalduna la batalla comenzó en octubre de 1984. El conflicto, largo y pesado, hecho de negociaciones y movilizaciones concertadas, había comenzado hacía un año, a raíz de la Ley de Reconversión Industrial y de la posterior decisión de desmantelar el astillero. Pendía de un hilo el futuro y los medios de vida de 2.500 trabajadores, diez mil si se incluían los de las industrias auxiliares. Ni en Euskalduna ni en Bilbao, los intereses de UGT-PSOE eran tan fuertes como en otros astilleros. Europa, el Mercado Común, exigían el fin de las ayudas a la construcción naval; para los socialistas concentrar los «excedentes de empleo» en las fábricas más conflictivas era la estrategia políticamente más rentable.
Hartos, desesperados, al principio pequeños grupos, luego casi toda la plantilla acudían regularmente a su cita con la policía. Botes de humo, pelotas de goma, porras y escudos contra tirachinas, rodamientos y tuercas. La tensión y la lucha por la empresa tomada por los trabajadores creció en intensidad a cada jornada. El 20 de noviembre, impelida por las órdenes categóricas de Interior, los nacionales entraron al fin en los astilleros. Siguieron cuatro días de batalla campal protagonizados por la determinación de los obreros por recuperar la fábrica. Los combates se mantuvieron hasta la mañana del 24. Entre ráfagas de metralleta y persecuciones por el puerto, un trabajador, Pablo González, murió de infarto de miocardio, otro recibió una herida de bala y un tercero resultó con quemaduras graves en casi un tercio de su cuerpo. A pesar de la solidaridad de una parte significativa de la ciudad, de las movilizaciones sostenidas durante meses, de la violencia de los enfrentamientos, Euskalduna fue primero convertida en un astillero de reparación y luego clausurada en 1988."

(Emmanuel Rodríguez López, "Por qué fracasó la democracia en España. La Transición y el régimen del '78", 2015.)