martes, 28 de marzo de 2023

Paul Lafargue, "El derecho a la pereza" II [1880]

El 13 de agosto de 1866, Carlos Marx escribió la siguiente carta al novio de su hija Laura, un cubano llamado Paul Lafargue, en la que aparte de su 'temperamento criollo', le reprochaba una cierta tendencia a la pereza: 'la observación me ha demostrado que usted no es trabajador por naturaleza, pese a su buena voluntad y sus accesos de actividad febril'.
Esplendor de Marx padre.

"Usted me permitirá hacerle las siguientes observaciones:
1º Si quiere continuar sus relaciones con mi hija tendrá que reconsiderar su modo de ‘hacer la corte’. Usted sabe que no hay compromiso definitivo, que todo es provisional; incluso si ella fuera su prometida en toda regla, no debería olvidar que se trata de un asunto de larga duración. La intimidad excesiva está, por ello, fuera de lugar, si se tiene en cuenta que los novios tendrán que habitar la misma ciudad durante un período necesariamente prolongado de rudas pruebas y de purgatorio (...). A mi juicio, el amor verdadero se manifiesta en la reserva, la modestia e incluso la timidez del amante ante su ídolo, y no en la libertad de la pasión y las manifestaciones de una familiaridad precoz. Si usted defiende su temperamento criollo, es mi deber interponer mi razón entre ese temperamento y mi hija (...).
2º Antes de establecer definitivamente sus relaciones con Laura necesito serias explicaciones sobre su posición económica. Mi hija supone que estoy al corriente de sus asuntos. Se equivoca. No he puesto esta cuestión sobre el tapete porque, a mi juicio, la iniciativa debería haber sido de usted. Usted sabe que he sacrificado toda mi fortuna en las luchas revolucionarias. No lo siento, sin embargo. Si tuviera que recomenzar mi vida, obraría de la misma forma (...). Pero, en lo que esté en mis manos, quiero salvar a mi hija de los escollos con los que se ha encontrado su madre."

domingo, 26 de marzo de 2023

Yemi Bamiro, "Fight the Power: how Hip Hop change the World" [2023]


El documental, de cuatro episodios, ofrece lo que puedes esperar de una historia del Hip Hop comandada por Chuck D: una apertura de foco a las cuestiones sociales que rodearon su surgimiento y su desarrollo. El ascendiente de la conciencia negra en los años sesenta y setenta, "Fight the power" de The Isley Brothers, los inicios del Hip Hop en un violento Bronx que literalmente ardía, "The message" de Grandmaster Flash & The Fourious Five, la epidemia de crack en la era Reagan y los desastrosos resultados de la guerra contra las drogas, "Night of the living baseheads" de Public Enemy, la brutalidad policial, "Fuck the police" de NWA, el asesinato impune de Rodney King, la rabia ciega de los disturbios en Los Ángeles, "The Chronic" de Dr Dre, la supuesta glorificación de la vida gangster, la misoginia, "Ladies first" de Queen Latifah, la calamitosa lucha contra el crimen en la era Clinton, la cultura presidiaria, "It ain't easy" de Tupac Shakur, el 11 de Septiembre, la guerra de Afganistán e Iraq, el Katrina, la esperanza puesta en Obama, "Where is the love?" de The Black Eyed Peas, la persistencia de los crímenes policiales, Donald Trump, Charlottesville, Black Lives Matter, "We're gonna be all right" de Kendrick Lamar. Un extraordinario itinerario musical.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Anari, "Demoliciones controladas" [2023]


Ha llovido mucho desde aquella hipnótica "Denbora", la primera canción que escuché de Anari, allá por el año 2000, en el "Independentzia 10 Urtez" de Esan Ozenki Records. Ya son muchos años escuchándola. Casi toda la vida. Desde el "Habiak", sin olvidar su disco homónimo, que lo adquirí presuroso tras quedar prendado de su tensa melancolía, hasta "Epilogo bat", el último largo que ha publicado. Habitualmente se me hace complejo explicar qué tipo de placer me atraviesa al conectar con una magia lírica similar, expresar, extensivamente, qué clase de consuelo recibo cuando acompaño un parejo viaje interior y me reconozco en algún ensueño íntimo, así que, generalmente, ventilo el asunto de manera pedestre diciendo que encuentro reconfortante enterarme de la existencia planetaria de gente afín: gente capaz de crear con la niebla belleza, con la angustia, alivio, peña capaz de iluminar, aunque sea tenuemente, la oscuridad. Inmensa ha sido la alegría al enterarme de que la insigne allende los siete mares Pepitas de Calabaza ha publicado "Demoliciones controladas", el libro en el que la propia Anari, en tensa labor de demolición y rescate, ha volcado a riguroso castellano sus letras: cerrado Musikazblai, no siempre fue fácil encontrar traducción. Bernardo Atxaga en el prólogo sintetiza con "Aingura hegodunak" la ruta lírica de Anari, un ancla con alas, el título del primer corte del álbum "Zebra", el que más vueltas ha dado en mis equipos reproductores. Todavía es mi favorito, todavía somos "Náufragos".

"Nuestros abrazos, nidos de angustia,
no protegen, ni aman;
solo ahogan.

Somos náufragos porque somos agua,
en la charca de la rutina
-sentir dolor no te da la razón-.
Nos salvamos
ahogando a quienes tenemos al lado."

viernes, 17 de marzo de 2023

fuero de Logroño

siendo un lector medio tirando a alto no doy a vasto con todas las lecturas pendientes, y también tendré que darle acelerón a las asignaturas de la uned y alcanzar por fin este año un nivel resultón en lengua no indoeuropea: por suerte llevo un par de meses en que he podido volver a permitirme largos ratos de biblioteca, honor y gloria, aun persistiendo la impresión de que no avanzo o avanzo muy lento, de que los rangos de interés son demasiado amplios y ya se sabe, el que mucho abarca poco aprieta: todas las lagunas no serán colmadas; básicamente así transcurre la rutinaria vida provinciana, poco prestigiosa, estable a trompicones, ortopédica, con un atractivo aliciente en la posibilidad periódica de ir caminando a la biblioteca para echar unas horas, cuando el eventual fragor de la supervivencia ampliada se rebaja a provisional supervivencia básica, con libros, y alguna curda por ahí los findes libres, pocos escarceos, full albums en youtube, pocas escapadas, ratos de Filmin, algún concierto, que para eso también se labura,

jueves, 16 de marzo de 2023

Enzo Traverso, "Revolución. Una historia intelectual" III [2021]

¿hooliganismo moral rabioso, patriotismo fanático de partido o humanismo remilgado e irrelevante?

"En la década de 1930, los Procesos de Moscú fueron un reflejo estremecedor de las tendencias en conflicto y los dilemas morales que desgarraron a toda una generación de bolcheviques y, de manera indirecta, de intelectuales revolucionarios en una escala global. En la defensa de un ideal comunista que trascendía los intereses individuales, su compromiso moral estaba bajo la amenaza permanente de dos derivas distintas. La primera era el extremismo ético, que postulaba valores absolutos en nombre de los cuales cualquier consecuencia social, política y hasta humana podía considerarse como menor y aceptable y cualquier compromiso como una traición y una forma despeciable de realpolitik. Bakunin y Necháyev habían fijado sus reglas en una suerte de ley revolucionaria:
'Duro consigo mismo, [el revolucionario] también debe serlo con los otros. En él, todas las emociones tiernas y afeminadas del parentesco, la amistad, el amor, la gratitud y hasta el honro deben sofocarse por obra de una pasión fría y excluyente por la causa revolucionaria. Para él solo existen un deleite, un consuelo, una recompensa y una gratificación: el éxito de la revolución. Día y noche, no debe tener sino un pensamiento, una meta: la destrucción inmisericorde. En la búsqueda despiadada e incansable de esa meta, debe estar preparado tanto para morir como para destruir con sus propias manos todo lo que se interponga en el camino de su consumación.'
La segunda deriva era una forma de autoalienación con respecto a un partido visto como la encarnación de la ética revolucionaria. Después de 1917, esta tendencia prevaleció y avasalló cada vez más cualquier ámbito de autonomía individual. Según Lukács, 'la verdadera fortaleza del partido es moral'. El aterrador espectáculo de los procesos de Moscú, en los que una generación de intelectuales revolucionarios brillantes, valiosos, generosos y a menudo valientes 'confesaron' los más terribles delitos imaginarios y se autocalificaron de traidores, echa luz no solo sobre la destrucción de la ética comunista por el estalinismo, sino también sobre las consecuencias extremas de una peligrosa teoría filosófica y política que consideraba al Partido Comunista como la encarnación misma de la ética. Enfrentados a los trágicos resultados de esta práctica de autolienación, varios comunistas redescubrieron las virtudes del humanismo radical. En la autobiografía de Victor Serge podemos leer lo siguiente:
'Defensa del Hombre. Respeto por el Hombre. Es preciso dar al Hombre sus derechos, su seguridad, su valor. Sin ellos, no hay socialismo. Sin ellos, todo es falso, ruinoso e infecto. Me refiero al hombre, quien sea, aunque se trate del peor de llos hombres, el 'enemigo de clase', hijo o nieto de un burgués; no me importa. Jamás hay que olvidar que un ser humano es un ser humano. Todos los días, en todas partes, ante mi vista, se lo olvida, y esto es lo más repulsivo y antisocialista que puede suceder."

("Revolución. Una historia intelectual", Enzo Traverso, 2021.)

miércoles, 15 de marzo de 2023

Enzo Traverso, "Revolución. Una historia intelectual" II [2021]

terrorismo y comunismo

"Desde el tren blindado que había transformado en el Estado Mayor de la Revolución Rusa, Trotski escribió "Terrorismo y comunismo" (1920), un ensayo incendiario en el que afirmaba y teorizaba la dictadura del partido bolchevique:
'Nos han acusado más de una vez de haber sustituido la dictadura de los sóviets por la de nuestro partido. Sin embargo, puede decirse con toda justicia que la dictadura de los sóviets sólo resultó posible por medio de la dictadura del partido. Gracias a la claridad de su visión teórica y su fuerte organización revolucionaria, el partido brindó a los sóviets la posibilidad de transformarse de parlamentos informes del movimiento obrero en el aparato de la supremacía de este último. En esas 'sustitución' del poder de la clase obrera por el poder del partido no hay nada casual y, en realidad, no hay sustitución alguna. Los comunistas expresan los intereses fundamentales de la clase obrera. Es muy natural que, en el periodo en que la historia pone esos intereses, en toda su magnitud, en la orden del día, los comunistas se hayan convertido en los representantes reconocidos del conjunto de la clase obrera.'
En las páginas siguientes, el jefe del Ejército Rojo hace hicapié en la aparición del Terror revolucionario como una suerte de 'ley histórica'. Orgulloso de las virtudes de la dictadura del partido bolchevique, jusftifica la eliminación del pluralismo político (todos los partidos antibolcheviques están proscritos), la censura, la creación de la Cheka (el órgano de represión extralegal), la militarización del trabajo y los sindicatos e incluso la implementación del trabajo forzado: 'la obligación y por consiguiente la coerción son condiciones esenciales para refrenar la anarquía burguesa [y] garantizar la socialización de los medios de producción y trabajo'. Con argumentos similares, un año después defendería la sovietización forzada de Georgia -el sacrificio de la autodeterminación nacional en defensa del régimen soviético- y la represión de la rebelión de Kronstadt. A sus ojos, el Terror revolucionario estaba teleológicamente inscripto en la historia. Era el terror de una clase en ascenso, que encarnaba el progreso y el futuro, contra una clase declinante que representaba el pasado y no quería renunciar a su poder. Los bolcheviques no hacían otra cosa que acelerar la 'marcha de la historia'. Cuando el dirigente menchevique Raphael Abramovitch preguntó cuál era la diferencia entre ese tipo de socialismo y la esclavitud egipcia, Trotski le respondió con desprecio. Abramovitch había olvidado que 'en Egipto había faraones y había propietarios de esclavos y esclavos. No fueron los campesinos egipcios quienes decidieron, a través de sus sóviets, la construcción de las pirámides'. La coerción soviética, al contrario, la 'aplicaba un gobierno de obreros y campesinos en nombre de los intereses de las masas trabajadoras'. En lo que era una marcha atrás respecto de la crítica que veinte años antes, en el segundo congreso de la socialdemocracia rusa, había hecho al 'sustitucionismo' de Lenin, Trotski describía la dictadura soviética como una especie de absolutismo hobbesiano en el cual el pueblo aceptaba el sometimiento total al soberano en nombre de una 'ley de la naturaleza' superior, una 'lex naturalis' que reemplazaba la libertad por la restricción o, según los términos utilizados por el filósofo inglés, por la 'obligación'. Traducida a la doctrina teológico-política de los dos cuerpos del rey, esta perspectiva coincidía con el lema medieval 'rex vicarius Dei': Dios (el pueblo) estaba completamente subsumido en el rey (el partido)."

("Revolución. Una historia intelectual", Enzo Traverso, 2021.)

martes, 14 de marzo de 2023

Enzo Traverso, "Revolución. Una historia intelectual" [2021]

el Estado y la revolución

"En "El Estado y la revolución" el ensayo que escribió en el verano de 1917, Lenin trató de sistematizar las ideas de Marx sobre la Comuna de París y la dictadura del proletariado. La finalidad de este ensayo era 'restablecer lo que Marx enseñó realmente sobre el tema del Estado'. En ese momento, la disposición intelectual de Lenin era antiautoritaria. Su texto se ocupa de los escritos de Marx sobre las revoluciones de 1848 y la Comuna de París, pero reinterpretados a través del prisma de la Revolución Rusa, precisamente cuando los sóviets pasaban de ser órganos de lucha a convertirse en órganos de poder. A juicio de Lenin, el resultado de esa transición era una nuevo poder que actuaba desde el principio con vistas a su propia extinción, una nueva entidad gobernante en la cual 'los dos cuerpos del pueblo' -la escisión entre su 'corpus naturalis' y su 'corpus politicus' abstracto- había perdido todo significado.
El Estado, escribía Lenin, es una institución históricamente transicional. Como en el pasado muchas comunidades humanas habían existido sin un Estado, un futuro sin este era igualmente concebible. A su entender, el Estado era un producto histórico de la sociedad de clases y, por lo tanto, una herramienta de la clase gobernante. Ese Estado burgués no podía transformarse: era preciso suprimirlo mediante un acto violento. Pero esa destrucción era creativa. El modelo de la dictadura del proletariado era la Comuna de París, que había reemplazado el 'gobierno de las personas' por 'la administración de las cosas'. Como dictadura proletaria, era un Estado que creaba las premisas de su propia desaparición. En el "anti-Dühring" (1878), Engels mencionaba el proceso de la extinción estatal: 'El Estado no es 'abolido', 'se extingue [stirbt ab]''. En contraste con muchas formas de socialismo utópico que prefiguraban una sociedad ideal, Marx describía el comunismo como 'el movimiento real que suprime el presente estado de cosas'. Antonio Negri ha caracterizado con pertinencia esta concepción de la revolución dirigida contra la soberanía como 'un poder constituyemte expansivo', que es diferente de la idealización de la insurgencia como un poder puramente 'destituyente'.
Este momento 'libertario' de la teoría de Lenin es asombrosamente diferente del autoritarismo que él expresaría después de la conquista del poder. La lectura de "El Estado y la revolución" es a la vez revitalizante, dado que revela a un pensador muy alejado de muchas representaciones estereotipadas, y problemática. A juicio de Lenin, los órganos de la dictadura del proletariado eran tanto legislativos como ejecutivos, con delegados electos que se encargaban de la 'administración de las cosas' en un sistema sin jerarquías. Pero ¿cómo funcionaría la deliberación democrática y quién tomaría las decisiones? En su ensayo, Lenin evitaba toda reflexión sobre la centralización del poder (un tema que, como dirigente político en medio de la crisis rusa, no ignoraba en la práctica). Y pasaba completamente por alto la consideración del marco legal del Estado revolucionario. ¿El derecho le era necesario? ¿Debía tener una constitución? ¿Garantizaría el pluralismo político? ¿Preservaría la conquista de las libertades individuales y públicas? ¿Qué lugar había para el disenso en sus instituciones? ¿Establecería alguna forma de censura? Los bolcheviques enfrentarían estas cuestiones empíricamente y la Constitución soviética de 1918 no fue el producto de una Asamblea Constituyente, que ellos habían disuelto en diciembre de 1917. Una dictadura del proletariado, que no puede ser el estado de excepción de un régimen existente sino, antes bien, un poder constituyente, tenía que suspender y abolir las leyes con el objetivo de crear un nuevo orden. En un vacío, todo se tornaba posible. Si Giorgio Agamben tiene razón al definir 'constituyente' como 'la figura del poder en la cual se captura y neutraliza un potencial destituyente', la falta de un concepto de soberanía en la teoría revolucionaria no favorece la perservación de un espíritu insurgente; genera en cambio las premisas de un poder constituyente sin control y extremadamente autoritario."

("Revolución. Una historia intelectual", Enzo Traverso, 2021.)

lunes, 13 de marzo de 2023

Chis Ealham, "La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto 1898-1937" [2005]

Si quieren leer algo apasionante sobre el movimiento libertario ibérico del primer tercio del siglo XX, adquieran "La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto 1898-1937" de Chis Ealham: la historia de cómo Barcelona se convirtió en ciudad roja, ciudad del mal, la capital revolucionaria de España. Una historia desde abajo, atenta la correlación existente entre protesta callejera y política institucional, que rastreando las limitaciones de la ciudad capitalista, en acceso al empleo, la vivienda, el comercio, la calle, las restricciones al derecho de la ciudad, indaga en la economía moral de los 'barris' proletarios barceloneses y en la esfera pública obrera de inspiración anarquista y anarcosindicalista que propició el surgimiento de la CNT, el sindicato revolucionario más grande de Europa. Un suculento pedazo de la historia del primer asalto del proletariado ibérico a la sociedad de clases. Un libro que puede llevarte a otros muchos libros.