lunes, 31 de diciembre de 2018

"Libro de miseria de omne" [siglo XIV]

"Oístes muchas razones de que quier mucho saber,
lo que ha studiado le puede valer;
dezis vos he, si vos plazer del que quiere enrequeçer:
¡ninguno non será rico omne por siempre al sol yacer!

Por amor de ganar algo, los omnes que son mortales
andan, corren e trastornan por oteros e por valles;
fazen vías e caminos por sierras e piñascales;
desende pasan la mar, en que sufren muchos males.

E pónense a tronidos e a rayos muy mortales,
desende a pluvias e a vientos e a toda tempestades,
scodriñan todo el mundo e los fodones de los mares,
por gaar una meaja muchos pierden sus verdades.

Tajan, duelan, urden, tejen, fazen muchas maestrías;
plantan viñas, fazen casas, uertas, fornos, pesquerías;
fazen furtos e engaños, que son malas merchaderías,
e, por amor de los dineros, otras muchas folías.

Muchas maneras cata omne por el dinero ganar,
por que aya dignidades que lo trayan a onrar;
por pecados a las buenas non se quiere acostrar;
quán son buenas o malas non podría rezar."

Algunos eruditos de las letras ibéricas han querido ver en el "Libro de miseria de omne", una traslación anónima y libre a la castiza cuaderma vía del “De contemptu mundi” de Inocencio III fechada en diferentes años, no hay acuerdo, del siglo XIV, una poesía de protesta. ¿Cómo un clérigo del siglo XIV no iba a ser permeable a los conflictos y preocupaciones de su tiempo? Las imprecaciones contra el amor al dinero, la denuncia de las condiciones de vida de quienes no pueden acceder a él, y la denuncia de los abusos de los señores contra los campesinos, se presentan en el transcurso de las diferentes cuadernas, en consonancia con el sentido didáctico moral homélico del texto y sus imprecaciones a la soberbia, pecado capital considerado germen de todos los males, del que se deriva la avaricia. ¿Un poeta revolucionario que lanza su diatriba al nuevo modelo social preconizado por la clase mercantil que idolatra al dinero como perverso nuevo elemento estructurador? ¿O un rebelde conservador, enemigo del comercio, que protesta frente a las nuevas condiciones sociales creadas por una nueva clase emergente que, abanderada de una progresiva mayor apertura a la movilidad social, está socavando las bases mismas del sistema feudal?


"Ond los proverbios antiguos saber que son verdaderos:
los omnes de aqueste mundo, quando aven muchos dineros,
muchos aven de amigos e muchos de compañeros,
mas, quando torna el visiesto, ándanse todos señeros.

Pues qui lo bien conosciere puede aver grand dolor,
ca puede aver fi de rey e de grand emperador,
que, si non ovier riquezas, non puede aver honor;
¡si las oviere un poquerizo, sobre todos ha valor!

Onde consejo a todo omne si quiere bevir honrado
e dógelo por juïzio, ca beo que es guisado:
que gane como podiere, ¡tan solament sin pecado!,
e que no püeda ser del dïablo acusado.

Mas ha muchos en el mundo muy ricos e abondados;
son soberbios e grandiosos e, por ser desenfrenados,
corren, saltan por do quieren, si mal fazen son pagados,
onde son plenos de culpas por que serán mal penados.

La riqueza, quando se gana, gánase con grand trabajo;
onde guardarla es gran miedo; en perder, dolor e daño;
onde dize el apóstol que Matheo es llamado:
'Ubi est el tu tesoro, ý es el tu cuïdado'."

(“Libro de miseria de omne”, siglo XIV.)

Cristóbal de Castillejo, "En una aldea para cantar la noche de Navidad" [primera mitad del siglo XVI]

Jüizio será füerte,
áspero y crüel de muerte.

Hurgando en las obras devocionales de Cristóbal de Castillejo, el poeta castellano del primer Renacimiento, encontré una sorprendente composición con el encabezado "En una aldea para cantar la noche de Navidad". Sus primeras estrofas son una paráfrasis en español del célebre himno latino, de inspiración franciscana, "Dies Irae", un himno precioso y macabro, dictado por los reproches de una conciencia culpable,

Tened memoria, mortales,
del jüizio que vendrá,
adonde se os tomará
la cuenta de vuestros males.
Una sibila pagana
que Christo no conoció,
antes lo profetizó
qu'el tomasse carne humana.


¿un himno apocalíptico para celebrar la meliflua noche de Navidad? Imagínense una Misa del Gallo, la empelagosa liturgia de Nochebuena que celebra la alegría, la vida y la esperanza, en la que los asistentes entonan poseídos la melodía del Día de la Ira, sobrecogidos por la profecía del sublime segundo advenimiento de Jesús. Y es que la primera cristiandad, no sólo consideraba a ese Jesús un adorable niño mofletudo, también era el Dios que retornará algún día, de manera no tan enternecedora, para emitir la sentencia del Juicio del Final de los Tiempos. Y ya estamos en Tiempo de Adviento.

Del cielo decenderá
y en carne será presente
a juzgar toda la gente
el Rey que siempre será.
El incrédulo y el fiel
verán a Dios poderoso
con sus santos glorïoso
desd'el siglo en el fin dél.

(Cristóbal de Castillejo, "En una aldea para cantar la noche de Navidad", primera mitad del siglo XVI.)

domingo, 30 de diciembre de 2018

Simone Weil, "La condición obrera" [1934-1942]

"Cuando pienso que los grrrandes [sic] jefes bolcheviques pretendían crear una clase obrera 'libre' y que seguramente ninguno de ellos -Trotski seguro que no y Lenin creo que tampoco- había puesto los pies en una fábrica y por consiguiente no tenía la más ligera idea de las condiciones reales que determinan la servidumbre o la libertad de los obreros... la política me parece una broma siniestra."


La más lúcida, detallada, sensible y desazonadora experiencia de lo que significa ser una obrera queda expuesta en "La condición obrera" de Simone Weil, una coleccion de textos, diario de fábrica, cartas a compañeras y análisis brillantes, que da inolvidable testimonio de su paso por varias fábricas francesas en la década de los treinta del siglo pasado. ¿Una consigna central de las enseñanzas adquiridas?: 'La fábrica debería ser un lugar de alegría'. ¿Qué podría hacerse?: cambiar la naturaleza de los estímulos del trabajo, que el miedo al despido y la codicia del dinero dejen de ser los motivos esenciales del alma obrera; avivar la conciencia trabajadora de que hay algo que hacer, una determinada producción que se debe ejecutar que debe realizarse con esfuerzo, un sacrificio consciente vivido con inevitables intervalos de monotonía y aburrimiento; evitar el resentimiento y la envidia proletaria, el hastío de los movimientos simples exigidos por la adaptación a las máquinas, inventando nuevos artefactos manipulables por quien las use; otorgar al obrero una dimensión temporal, la conciencia del funcionamiento del conjunto de la fábrica, la previsión de una labor a emprender que con esfuerzo será cumplida, proyectando los jalones del merecido prestigio al cumplirse la tarea. Se trataría de hacer de una romántica utopía socialista una posible efectividad práctica.


"Si alguien venido de fuera, penetra en una de estas islas y se somete voluntariamente a la desgracia, por un tiempo limitado, pero lo bastante largo como para empaparse de ella, y ralata luego lo que ha experimentado, podrá discutirse fácilmente el valor de su testimonio. Se dirá que ha experimentado algo distinto de los que están ahí de manera permanente. Se tendrá razón si solo se ha dedicado a la introspección o si solo ha observado. Pero si, después de haber llegado a olvidar que viene de fuera, que volverá fuera, y se encuentra allí solamente como de viaje, compara continuamente lo que ha experimentado por sí mismo con lo que lee en los rostros, en las caras, en los ojos, los gestos, las actitudes, las palabras, en los sucesos pequeños y grandes, se crea en él un sentimiento de certidumbre, desgraciadamente difícil de comunicar. Los rostros contraídos por la angustia de la jornada que se ha de atravesar y la mirada dolorida en el metro por la mañana; el cansancio profundo, esencial, el cansancio del alma aún más que del cuerpo, que marca las actitudes, las miradas y el pliegue de los labios, por la tarde, a la salida; las miradas y las actitudes de animales enjaulados, cuando una fábrica, después del cierre anual de diez días, acaba de volver a abrir para un interminable año; la brutalidad difusa y que se encuentra casi en todas partes; la importancia concedida por casi todos a detalles, pequeños por sí mismos, pero dolorosos por su significado simbólico, tales como presentar una tarjeta de identificación al entrar; las jactancias detestables intercambiadas entre los rebaños concentrados ante las puertas de las oficinas de contratación, y que, por contraste, evocan tantas humillaciones reales; las palabras increíblemente dolorosas que a veces se escapan, como por descuido, de los labios de hombres y mujeres semejantes a todos los demás; el odio y el hastío de la fábrica, del lugar de trabajo, que las palabras y los actos muestran tan a menudo, que proyecta su sombra sobre la camaradería y empuja a los obreros y obreras, cuando salen, a apresurarse cada uno a su casa sin apenas cruzar una palabra; la alegría, durante la ocupación de las fábricas, de poseer la fábrica en su pensamiento, de recorrer sus partes, el orgullo completamente nuevo de mostrársela a los suyos y de explicarles dónde se trabaja, alegría y orgullos fugitivos que, por contraste, servían para expresar de una manera tan punzante los dolores permanentes del pensamiento acallado; todas las turbulencias de la clase obrera, tan miesteriosas para los espectadores, en realidad tan fáciles de comprender; ¿cómo desconfiar de todos estos signos, cuado al mismo tiempo que se los lee alrededor de uno se experimenta en sí mismo todas las sensaciones correspondientes?"

(Simone Weil, "Experiencia de la vida en la fábrica", entre 1934 y 1942, incluido en el volumen "La condición obrera".)

sábado, 29 de diciembre de 2018

"Romance del Enamorado y la Muerte" [siglo XV?]

no tiene autor conocido, ni fecha concreta de composición, la tradición oral del romancero viejo, ha legado varias versiones, y varios son los músicos de décadas pasadas los que le han compuesto música a sus versos: Amancio Prada le da una tensión estética de gran belleza; en el sueño, tormentoso, la Muerte, dama blanca y fría, le concede al enamorado, condenado, una hora más de vida, Muerte severa, presta a la compasión, le otorga una pequeña prórroga, la Muerte, inusualmente piadosa, le permite acudir, raudo, al hogar de su amada, un ansiado último encuentro, la despedida definitiva: cruel desventura, no hay tiempo, Muerte rigurosa, el encuentro, fortuito, no ha sido pactado, imprevisto, no ha podido realizarse, funesto azar, ha fracasado: y la Muerte, estricta, se lleva al enamorado, a bailar la más oscura de las danzas,

Antonio Soler, "Apóstoles y asesinos" [2016]

"La Barcelona de esos años es más violenta que el Chicago de la época. Si Hollywood hubiera tenido acceso a esa Barcelona estaríamos absolutamente informados de quien eran el gobernador Martínez Anido, Salvador Seguí o Pestaña… como sabemos hasta los platos favoritos de Al Capone."


Salvador Seguí aka El Noi del Sucre, del grupo radical anarquista Els Fils de Puta hasta su conversión en 'el coloso del anarcosindicalismo', los días de fragor bélico de la derrotada huelga revolucionaria de 1917, la épica Huelga de la Canadiense, los aciagos días del pistolerismo en las calles de Barcelona, la Banda de los Sesenta, los justicieros anarquistas, el desencanto de Ángel Pestaña en el Segundo Congreso de la Tercera Internacional, el asesinato de Francesc Layret, la ley de fugas o la ejecución de Eduardo Dato, una novela documentada trepidante, de agilidad absorbente,


"Los bolcheviques, a los que desde lejos admira Layret, ocupan palacios y poderes, fusilan, combaten, traen la justicia, su justicia, la Gran Guerra europea entra en su última e incierta fase, el continente es un amontonamiento de cadáveres y barro, casas destruidas y caminos hundidos. La guerra acaba, acaba en falso pero por todas partes se celebra la vida, entre escombros, entre ruinas y cementerios hinchados, las fábricas de Europa vuelven a ser fumarolas del progreso y en España, en Cataluña, las exportaciones menguan, se ha acabado la época de los negocios fáciles, los patronos aprietan, bajan los sueldos, suben los precios, la clase obrero lo paga todo con sudor y miseria, Barcelona, industrial y rebelde, es el ojo del huracán y allí estalla otra guerra, un conflicto interminable que esta vez es una contienda enmascarada y sorda, con la ciudad y las calles como campo de batalla, las esquinas como filos de navaja y los portales convertidos en guarida de lobos o transitorios depósitos de cadáveres. El mundo y la ciudad cambian. Comienza un nuevo tiempo, van a ser unos años sangrientos, plagados de traiciones, matones, tretas y disparos a bocajarro, sin misericordia para el enemigo, sea quien sea. Las nuevas reglas no están escritas en ninguna parte, pero todos las conocen. Es el tiempo de los asesinos."

(Antonio Soler, "Apóstoles y asesinos", 2016.)

Norman Cohn, “En pos del milenio" [1957]

Una seductora visión lineal del mito del Gran Tiempo, la división trinitaria de la historia de Joaquín de Fiore, el influyente monje calabrés, ínclito morador del 'Paraíso' de Dante, quien profetizó con poder la próxima llegada de la Edad del Espíritu, el Reino de la Libertad, el tiempo del 'Evangelio Eterno', en el que la 'Iglesia de los clérigos', la Iglesia de Pedro, desaparecerá, para florecimiento de la 'Iglesia de los contemplativos', la Iglesia de Juan. La gran visión de un 'humano nuevo', un monje universal, en una 'nueva edad', como un gran monasterio: el fin de la prehistoria de la humanidad.


"El inventor del sistema profético, que iba a ser el más influyente en Europa hasta la aparición del marxismo, fue Joachim de Fiore (1145-1202). Entre 1190 y 1195, y después de largos años dedicados a investigar las Escrituras, este abad y ermitaño calabrés tuvo una inspiración que le reveló un significado oculto de gran valor profético y originalidad.[...] En sus exégesis de las Escrituras, Joachim de Fiore interpretó la historia como un ascenso en tres edades sucesivas, cada una de ellas presidida por una persona de la Santísima Trinidad. La primera edad era la del Padre o la Ley; la segunda la del Hijo o del Evangelio y la tercera la del Espíritu, que sería con respecto a las anteriores como la luz del día comparada con la de las estrellas y la aurora o como el ardiente estío comparado con el invierno y la primavera. La primera época había sido la del temor y la servidumbre, la segunda la de la fe y la sumisión filial, y la tercera sería una época de amor, alegría y libertad en la que el conocimiento de Dios sería revelado directamente en los corazones de todos los hombres. La época del Espíritu sería el 'sabbath' o día de descanso de la humanidad y el mundo se convertiría en un vasto monasterio en el que todos los hombres serían como monjes contemplativos en éxtasis místico unidos en sus alabanzas a Dios. Esta nueva versión del reino de los santos duraría hasta el Juicio Final."

(Norman Cohn, “En pos del milenio: Revolucionarios milenaristas y anarquistas místicos de la Edad Media”, 1957.)

Gonzalo de Berceo, "Signos que aparecerán antes del Juicio Final" [1236-1246]

"Por esso lo escripso el varón acordado
que se tema el Pueblo, que anda desviado,
mejore sus costumnes, faga a Dios pagado,
que non sea de Christo estonz desemparado."


Una composición que suele pasar desapercibida de nuestro poeta riojano, Gonzalo de Berceo, es "Signos que aparecerán antes del Juicio Final", elaborada entre 1236 y 1246, en los mismos años en que Gegorio IX, sobrino del infame Inocencio III, pervertía, tras morir, el legado de Francisco de Asís, en el tiempo en que daba forma jurídica a la tristemente célebre Inquisición. El "Apocalipsis de San Juan", un libro admitido como canónico, muy discutido, asumido de forma dispar, fue central en la configuración de la cristiandad visigoda. En el IV Concilio de Toledo, año 633, las autoridades eclesiásticas peninsulares exigían que el 'Apocalipsis', considerado ya sagrado, fuera leído en los oficios y que los sacerdotes lo explicaran a los fieles. Fue una centuria después que aparecieron los sucesivos comentarios del Beato de Liébana, concebidos para el combate propagandístico contra la revitalización de la herejía arriana, Elipando y los adopcionistas, 'Testículo de Cristo', y la presencia árabe en tierra ibérica, quizá el primer best-seller hispano de alcance europeo, admirado por su poderosa secuencia de iluminaciones. Y allí, otras centurias después, en el monasterio de San Millán de la Cogolla, centro de difusión de los 'Beatos', la pluma clerical de Berceo se ponía a las órdenes de una efectista catequesis del miedo, en un contexto de movilización reconquistador que amplificaba los padecimientos que la furia del Gran Ogro desplegará ante quienes se mantengan díscolos a los postulados de la verdadera Iglesia.


"Todos los christïanos que en Christo creemos,
si estas visïones escusar las queremos,
mejoremos las vidas, penitencias tomemos,
ganaremos la gloria, el mal escusaremos."

(Gonzalo de Berceo, "Signos que aparecerán antes del Juicio Final", entre 1236 y 1246.)

"Oráculo de 'Ali Ibnu Yabir Alfärisyo sobre los escándalos que han de acontecer al final de los tiempos en España" [siglo XVI]


"Pues cuando aquello será, enviará Alá, enaltecido sea, sobre ellos quien les destruya el tiempo, y les dará grandes hambres y gran mengua de vianda. Habrá grandes adversidades entre las gentes en las ciudades y en las villas, y enviará Alá, enaltecido sea sobre ellos la lluvia cuando no hará menester, y la detendrá cuando haga menester."

Un manuscrito aljamiado escrito en el siglo XVI, conservado en el fondo árabe de la Biblioteca Nacional de Francia, contiene tres profecías apocalípticas que se difundieron clandestinamente entre la comunidad morisca hispana durante aquella desesperada centuria. Son aljofores, predicciones, que anuncian un glorioso porvenir para la 'umma', que indudablemente, cómo no, se usaron como arma de articulación política resistente en aquellos tiempos de asedio y persecución: visiones imaginativas de un futuro triunfante que pretenden alentar a un pueblo oprimido, vaticinios que nos asoman al horror de una situación bélica que se intenta subvertir, desviaciones de la realidad dolorosa a través de una imaginación delirante. No era un pasatiempo banal en aquellas décadas redactar, difundir y conservar semejantes manuscritos.

"Pues tener buena esperanza, que el tiempo se acerca al fin, que dice el vivo al muerto: 'fuéseme como a ti'. Pues despertad de vuestra negligencia, que el tiempo se acerca, y mirad bien las señales que el asceta dijo que había de venir sobre los musulmanes de la isla preciosa de España por los grandes pecados que acaecerán los musulmanes, y se ensañará Alá, enaltecido sea, con ellos y enviará sobre ellos los adoradores de la cruz, y perderán sus algos y sus casas y sus mujeres y sus criaturas, y no habrá piedad de ellos. Y pues, musulmanes, aúnense como la fragua emplomada fuerte. Que su principio será año de novecientros y diez, y Alá es más sabidor. Esto es lo que nos ha hecho llegar [Alá] por 'Ali Ibnu Yabir Alfäresiyo."

("Oráculo de 'Ali Ibnu Yabir Alfärisyo sobre los escándalos que han de acontecer al final de los tiempos en España", siglo XVI.)

Luisa Carnés, "Tea Rooms. Mujeres obreras" [1934]


¿En cuántas novelas que conocéis queda retratada la cotidianidad del mundo laboral? ¿Por qué los literatos son tan poco dados a sumergirse en alguna de las diferentes vicisitudes del trabajo asalariado? "Tea Rooms. Mujeres obreras" de Luisa Carnés, ha supuesto un hermoso descubrimiento. Con agudeza, plasma el Madrid de las camareras de las pastelerías de los años veinte y treinta del siglo pasado, el drama del colectivo de las mujeres que atendían sus requerimientos: el temor a la pérdida de trabajo, el salario miserable, los diferentes asuntos con la clientela, las huelgas del gremio de camareros y mozos de restaurantes, la subordinación de las mujeres en el entorno laboral y doméstico, o las a menudo mezquinas triquiñiuelas de la supervivencia diaria.

"La lluvia ha cesado, y las plantas han comenzado a florecer. Flores en los árboles, en las trepadoras madreselvas y en los vestidos de las mujeres. De las mujeres ricas, para las que es la primavera una ilusión más. Para la muchacha pobre el cambio de estación supone la adición de un problema a la suma de dramáticos problemas que integran su vida. Cada primavera requiere una renovación proporcional del indumento. La mujer rica desea el estío, que le permite cultivar su fina desnudez. La pobre lo teme. La pobre ve con temor la proximidad de los días radiantes de ese sol enemigo que descubre el zapato informe, que ilumina cada deterioro del atavío con la precisión del reflector a la 'estrella'. La mujer pobre ama el invierno, aunque el agua le entumezca los pies. En el invierno, la gente camina deprisa -cada uno a lo suyo-. Hace demasiado frío para fijarse en los demás. Llueve demasiado para detenerse a contemplar una pierna bonita. Y la muchacha modesta no se ve constreñida a caminar salvando el buen equilibrio de un zapato torcido. El invierno enerva los miembros y agrieta las manos desnudas; pero la mujer pobre lo prefiere al estío y a la primavera, porque ante todo tiene un sexo y un concepto de la feminidad, que cultiva como la mujer rica su fina desnudez en las playas cosmopolitas."

(Luisa Carnés, "Tea Rooms. Mujeres obreras", 1934.)

José Carlos Llop, "Reyes de Alejandría" [2015]

Aquella ciudad que no conozco, que añoro, que sólo me ha sido legada por las historias de nuestros mayores que obran su alquimia en una imaginación bullente, ¿ha existido de verdad, alguna vez, esa ciudad? El libro es un relato precioso, elegante, denso, melancólico, de la Barcelona de la década de los setenta, 'Nos inventábamos la ciudad, aunque no sin plantilla. Buscábamos en ella otras ciudades posibles para escapar de la nuestra'. La furia de las calles, el calor de los bares, el deseo en expansión. Salvador Puig Antich, Ocaña, Leopoldo Maria Panero. El Sexo, el Amor, y la Poesía, 'Ante todo, sobre todo y después de todo éramos poetas. Nada era descifrable sin la poesía; nada era digno de ser vivido sin la poesía', y la Música, 'Yo no escuchaba música; yo era la música que escuchaba. Vivia en ella como ella vivía en mí. La música era el lenguaje y ese lenguaje desconocía identidades: era la identidad. La vida empezaba para todos nosotros y todos teníamos una lengua común. No había ocurrido nunca: que la música usurpara el lugar de cualquier otro lenguaje. La vida empezaba para todos nosotros y la música sostenía sus muros, pautaba nuestro día". Un libro que marca mi línea genealógica, la derrota y el cansancio en los que me reconozco, la búsqueda de la belleza en el dominio de la literatura, la melomanía como única patria conocida. La Barcelona, la Donosti, el Logroño, el Madrid, el Bilbao en los que querría haber vivido, ciudades en las que, más como comediante de una farsa que como héroe de una tragedia, he vivido. Maldición, lo he leído con un nudo en la garganta, que no ha conseguido contener la lágrima en alguno de los pasajes más hermosos, o más crueles.


"Pero sí que ocurrió: de repente el dinero fue cool, la medida de todas las cosas, el metro de platino iridiado. El arte, una prenda de vestir, y las palabras, otra forma de la mentira. Una nueva corte de los milagros. Se institucionalizó el engaño y quienes hablaban de verdad lo hacían también con engaño. Recordé la frase de mi amigo: 'Cuando entró la droga, entró la mentira'. Pero no era sólo eso. Había más y su larva se había incubado antes. Los artistas se hicieron mercaderes y siervos de los nuevos ricos, que los sentaban a su mesa como adquirían un jarrón chino. El poder, por pequeño que fuera -y todo eran poderes pequeños y a todos se miraba como si fueran faraónicos-, se convirtió en un imán. Y el olvido en un ansiolítico. La coherencia era un estorbo, la deslealtad, una costumbre. La vida empezaba cada día, como si el ayer no existiera. Sin pasado se vivía mejor. Un presente continuo. No había que mirar nunca atrás. Allí sólo vivían los muertos y los que se habían quedado a la intemperie, como sombras tocando el sitar en la terraza de un café'.

(José Carlos Llop, "Reyes de Alejandría", 2015.)

Daniel Jiménez, "Cocaína" [2016]


La conocida íntima fractura de quien se dirige a sí mismo en segunda persona. ¿Será que es divertido reconocerse en una tristeza ácida o decadente o destructiva? Y quizá sea cierto que es una novela generacional, al menos de aquella parte de nuestra generación adicta a la cocaína o a otras drogas, o quizá sea la novela de aquellos que han crecido en familias quebradas, eternos aspirantes a ocupar algún infecto puesto laboral del que serán expulsados, con fortuna lo abandonarán gustosos tras amontanar un tímido fajo de billetes, o la de quienes anhelan crear una obra de artesano entretenimiento enfocada a un solvente nicho de mercado que permita rascar algo de prestigio y algo de dinero. Por aquí diria que va la cuestión generacional, qué menos que resulte enfermizamente divertida.

"La vida no tiene nada que ver con lo que se escribe. Breton. Follar es lo único que desean los que van a morir. Bolaño. La muerte no existe. Tolstoi. La muerte es, acaso, la única materia con que está hecha la literatura. Hugo. La literatura, tal vez, pueda salvar el planeta. Cheever.
Frases categóricas como éstas te obligan a plantearte qué puedes ofrecerle tú al mundo como escritor si tu vida no es ni ha sido ejemplar, si al fin y al cabo no eres un judío que estuvo preso en Auschwitz, ni un yihadista internacional, ni fuiste negro durante el apartheid, ni tu abuelo luchó en la Guerra Civil, ni has estado preso en Estambul, ni te has manifestado por las calles de Birmania, ni has escalado el Everest, ni te has hecho una operación de cambio de sexo, ni has trabajado en La Moncloa en los oscuros tiempos de Aznar, ni te han obligado a ejercer la prostitución, ni eres una madre soltera que lucha contra el mundo y se repone de las adversidades. Como sólo eres un escritor fracasado y un triste cocainómano no parece descabellado escribir sobre tu adicción a la cocaína. No cambiarás el mundo ni alumbrarás pasajes oscuros de nuestra historia ni servirás de ejemplo a generaciones futuras, pero al menos serás honesto.
Es cierto, eres un cocainómano y necesitas la cocaína, o lo que sea esa sustancia blanquecina y brillante y extraordinariamente cara que esnifas, porque logra que el simple hecho de poseerla, de triturarla, de colocarla en una línea horizontal sobre la superficie de tu cartera y luego esnifarla sin remordimientos y con devoción religiosa sea lo único importante de tu vida y, todavía mejor que eso, la cocaína logra que todo lo demás, las guerras y la muerte, las enfermedades y la locura, las deudas contraídas y las esperanzas truncadas, las amistades perdidas y el amor, la soledad y la estupidez circundante, la soledad y tu absoluta imbecilidad y la mierda que os rodea, te dé absolutamente igual."

(Daniel Jiménez, "Cocaína", 2016.)

Juan Francisco Ferré, "Karnaval" [2012]


La novela: "Karnaval" de Juan Francisco Ferré. El suceso motor narrativo: el escándalo Strauss-Kahn, recuérdenlo, Dominique Strauss-Kahn fue director gerente del Fondo Monetario Internacional, sucesor de Rodrigo Rato, desde el 1 de noviembre del 2007 hasta el 19 de mayo del 2011, día en que fue detenido por el asalto sexual a Diallo Nafissatou, camarera del hotel de Nueva York donde se alojaba. la enjundia literaria: un inteligente y despiadado bufón, preciso representante de nuestra era posmoderna, malévolo diseñador de máscaras, maestro de la heteroglosia, arrogante matón intelectual, convertirá al preboste del FMI, DK, en una esperpéntica deidad, el gran dios K, y como exponente del poder exuberante de la literatura, será perverso tratadista del deseo, recreará la polifonía interpretativa del sexo, una panorámica del contemporáneo pensamiento asociado a la libido, testimonio de nuestro insatisfactorio desarrollo amoroso, y azuzará la irrisión demoniaca que libera el gran carnaval de la realidad, el capitalismo vuelto esquizofrénico que socava todos los valores que como sociedad proclamamos sostener, o los megalómanos sueños de una triunfante revolución, la alevosa ambición de otra revuelta que fracasará en sus pretensiones honestas, y que nos legará, otra vez, la amarga impotencia del cinismo, un novelista que nos conducirá por la delirante comedia imperante, el categórico dominio de la confusión, la tiranía incontestable de la cibernética, la dictadura sedosa de la economía financiera, y la insoportable constatación de que el futuro está aquí, y es ciencia ficción, y los cobardes o los estúpidos o los mediocres o los interesados o los acomodados o los mentirosos, que son legión, lo enmascaran. El Apocalipsis está siendo como 'una caída completa en la banalidad, un ocaso de la grandeza, un hundimiento total de la vida en su sentido moral y un eclipse de la inteligencia en las simas de la trivialidad más absoluta y absorbente, como un programa de televisión eterno'.

Lucía Etxebarría, "Un milagro en equilibrio" [2004]


"El caso es que tomé la decisión de no perseguir a aquel hombre, de no llamar, no presentarme en su casa, no enviarle cartas, no escribirle poemas, no extrañar el calor de sus manos, el olor de su cuerpo, el reflejo del mío en su mirada. Antaño, siempre que había recurrido a una de esas tácticas, él había vuelto a mi lado con la misma actitud de quien te hace un favor, de quien te salva la vida porque le das pena y porque si él no vuelve contigo te quedarás sola, ya que no vas a encontrar a otro que te aguante teniendo en cuenta lo loca que estás y lo mala persona que eres. Sin embargo esta vez no hice nada por recuperarle, más bien al contrario. ¿Cómo decía el tanto? 'De pie, sobre el más negro, el último peldaño que alcanza mi existencia, el más débil y oscuro, desde allí, con tristeza, contemplo tu partida y dejo que te vayas...' Y así, escribí su nombre con tinta negra en un trozo de pergamino, la caricia deseada, dos sábanas, dos piernas, lo enrollé, lo introduje en una botella, la sellé con la cera de una vela negra derretida para la ocasión, la metí en el bolso junto con un cucharón de sopa, el monedero y las llaves, lavé mis manos sucias en las tranquilas aguas de la esperanza buena, cogí el metro, quijotesca y absurda emprendí la cruzada, me bajé en la estación de Cautro Vientos -a la que nunca regresé-, busqué un descampado, arrastrábamos juntos un pasado de ruinas, cavé un hondo agujero con ayuda del cucharón, enterré la botella, tu mente estuvo grávida de oscuros apetitos, y regresé a casa decidida a no volver a mencionar jamas, ni siquiera por escrito, el nombre de aquel hombre, el mismo que ya nadie lee en un papel encerrado en una botella enterrada en un descampado en la zona de Cuatro Vientos, y dejo que te vayas, y dejo que te vayas..."

(Lucía Etxebarría, "Un milagro en equilibrio", 2004.)

viernes, 28 de diciembre de 2018

Inocencio III, "De contemptu mundi, Sive de miseria humanae conditionis" [1194-1195]

Un curioso tratado bajomedieval, de rabiosa misantropía, fue el redactado por la mano del infame papa Inocencio III, ustedes saben, roca de una Iglesia autoritaria y burocrática, pretendido reformador del apostolado por dar cobijo a Francisco de Asís en el seno eclesial, instigador de la inquisitorial furia contra los herejes y, entre otras viles gestas, responsable último de la cruel cruzada albigense, escrito antes de ser uncido como vicario terrestre de Cristo, cuando contaba con alrededor de treinta y cinco años, entre 1194 y 1195: "De contemptu mundi sive de miseria humanae conditionis". Un título no demasiado sutil: el desprecio del mundo o la miseria de la condición humana. Pretendía resultar, según sus propias palabras, un tratado ascético-moral que conminara al lector a dejar de lado la soberbia, pecado capital, 'cabeza de todos los vicios'. Son tres libros, plagados de erudición bíblica. El primero es una magistral exposición, realmente impactante, de la corrupción del cuerpo humano, qué duda cabe de que puede llegar a ser sumamente desagradable, el segundo es un sermón soporífero, alimento espiritual para straight edges, y el tercero una colérica meditación visionaria sobre la muerte, la parusía y el infierno, que allí, a padecer eternamente entre las llamas del fuego que jamás se extingue, seremos condenados en el implacable Juicio Final del sapientísimo Dios Nuestro Señor. Amén.


"'¿Quién dará a mis ojos una fuente de lágrimas' (Jer. IX), para llorar el ascenso miserable de la repetida condición humana y la salida condenable de la disolución humana? Pues consideré con lágrimas de qué está hecho el hombre: qué hace el hombre, qué hará. Formado sanamente de la tierra, concebido en la culpa, nacido para el dolor, vuelve depravadas las cosas no permitidas, feas las que son decentes, vanas las ordenadas, convierte el alimento en fuego, las comidas en gusanos, es una masa de putrefacción. Lo expondré más plenamente, lo diré con más claridad. El hombre está formado de polvo, fango y cenizas; y lo que es más vil, de semen inmundísimo; concebido en la comezón de la carne, en el fervor de la libido, en la pestilencia de la lujuria y lo que más deprimente, en la mancha del pecado. Nacido para el trabajo, el dolor y el temor y lo que es más miserable, para la muerte. Hace lo depravado, ofendiendo a Dios, al prójimo, a sí mismo; actúa torpemente haciendo sucia la fama, la conciencia, la persona. Convierte en vanas las cosas serias, útiles y necesarias. El alimento lo vuelve fuego que siempre quema y arde hasta extinguirse. Las comidas se trasforman en gusanos, que siempre roen y comen sin parar. Es una masa de putrefacción que siempre hiede y es suciedad horrible."

(Inocencio III, "El desprecio del mundo o la miseria de la condición humana", entre 1194 y 1195.)

Andrea Mantegna, "El Parnaso" [1497]

Isabella d'Este, duquesa de Mantua del Renacimiento, coleccionista de arte conocida por el impulso de patronazgo independiente, adquirió los servicios del hábil pintor Andrea Mantegna, quien elaboró las composiciones de su famoso ''studiolo', según el programa pictórico diseñado por la propia Isabella. Una de ellas es la obra conocida como "El Parnaso". Las muchachas, las Nueve Musas, danzan al son que tañe Apolo, plácidas merodeadoras del monte clásico, aquí, regido entre Marte y Venus, disfrutando de la Armonía del buen gobierno: Vulcano, el marido despechado, señala iracundo desde una gruta a los unidos por la gracia divina, y burlado por Cupido, que defiende como activo escudero el matrimonio, permanece impotente sumido en el rencor. El cuadro pretendía exaltar la unión de Isabella d'Este y Gian Francesco Gonzaga, un esfuerzo confluente que, ad maiorem gloriam, convertía en mítica la corte de Mantua.


Por aquellos años, escribía Pico della Mirandola,
"Venus amansa y mitiga a Marte, porque el poder atemperante reduce y sobrepasa la lucha y el odio que persiste entre los elementos contrarios. Similarmente, de acuerdo con los astrólogos antiguos cuya opinión siguen Platón y Aristóteles y de acuerdo con los escritos del español Abenazra y también con Moisés, Venus fue situada en el centro de los cielos a continuación de Marte, porque ella debe aplacar su impulso."

Franco "Bifo" Berardi, "Héroes. Asesinato masivo y suicidio" [2015]


"Escribir este libro ha sido un intento de producir un caoide [un elaborador irónico del caos]. Al abordar el crimen y el suicidio, he intentado escribir sobre el espasmo contemporáneo y desentrañar la génesis social y cultural de la patología del presente. He intentado respirar con calma mientras miraba a los ojos de la bestia."

El 20 de julio del 2012, durante la proyección de "El caballero oscuro" de Christopher Nolan, James Holmes comete la masacre de Aurora, le dijo a los policías que era el enemigo de Batman, el Joker. El 7 de noviembre del 2007, Pekka-Erik Auvinen, mató a nueve estudiantes del Instituto Jokela en la ciudad finlandesa de Tuusula, cercana a Helsinki, suicidándose posteriormente: '¿cómo se ha convertido la selección natural en una selección idiocrática?' se preguntaba en su manifiesto del "Selector natural". El día de la masacre de la Escuela Preparatoria de Columbine, Eric Harris, llevaba una camiseta en la que podía leerse 'Selección natural', 'vamos a morir vengándonos', había escrito su cómplice Dylan Klebold. El 16 de abril del 2007, fue la masacre de Virginia Tech, el asesinato masivo obra de Seung Hui Cho, "Toda la mierda que me habéis dado os la devuelvo con balas". Anders Breivik, el asesino de Utoya, escribió un manifiesto titulado "2083: Declaración de independencia europea", su idea básica es recurrente: el marxismo, evolucionado en marxismo cultural, ha propiciado una 'revolución sexual' y una forma de corrección política que se ha traducido en relativismo y tolerancia hacia los enemigos de la Europa cristiana. El siglo XXI se inauguraba a lo grande el 11 de septiembre del 2001, hito en la estrategia suicida del terrorismo islámico: un acto terrorista y un acto de autodestrucción. Los suicidios de los trabajadores franceses de France Telecom, de los chinos obreros de Foxconn, la cosecha de Monsanto, centenares de miles de campesinos indios suicidados, o la ola de suicidios de Japón y Corea del Sur. Son algunos de los asuntos bestiales a los que Bifo mira a los ojos.

"La cuestión ahora es ver qué queda de la subjetividad y de la sensibilidad humana y de nuestra capacidad para crear e inventar. ¿Podrán los seres humanos salir de este agujero negro e invertir su energía en una nueva forma de solidaridad y de ayuda mutua?"

(Franco "Bifo" Berardi, "Héroes. Asesinato masivo y suicidio", 2015.)


Roberto Saviano, "Gomorra" [2006] II

Roberto Saviano en el capítulo "Tierra de fuego" escribe sobre los 'skateholders', los intermediarios independientes que gestionan ilícitamente la producción de resudios tóxicos ofreciendo los necesarios servicios de transporte, indicación del lugar donde acometer el vertido y desclasificación del cargamento. "¿Te da asco este oficio? Pero Roberto, ¿sabes que los skateholders han hecho entrar en Europa a este país de mierda? ¿Lo sabes o no? ¿Y sabes cuántos obreros han podido salvar el culo gracias a que yo he hecho que sus empresas no se gasten un carajo?"


"Los vertederos eran el emblema más concreto de todo ciclo económico. Amontonan todo lo que ha sido, son la verdadera estela del consumo, algo más que la huella que todo producto deja en la corteza terrestre. El sur de Italia es la terminal de todos los residuos tóxicos, los restos inútiles, la escoria de la producción. Si los desechos que escapan al control oficial -según estimaciones de la asociación Legambiente- se unieran en un solo montón, su conjunto formaría una cordillera de catorce millones de toneladas: prácticamente como una montaña de 14.600 metro de altura con una base de tres hectáreas. [...] Es así como he imaginado el ADN de la economía, sus operaciones comerciales, las restas y sumas de los asesores fiscales, los dividendos de los beneficios: en la forma de esta enorme montaña. Una enorme cordillera -como si se la hubiera hecho explotar- se ha dispersado por la mayor parte del sur de Italia, en las cuatro regiones con mayor número de delitos ecológicos: la Campania, Sicilia, Calabria y Apulia. La misma lista que surge cuando se habla de los territorios con mayores organizaciones criminales, con la mayor tasa de paro y con la participación más alta en las convocatorias de voluntarios para el ejército y las fuerzas de la policía."

(Roberto Saviano, "Gomorra", 2006.)

Roberto Saviano, "Gomorra" [2006]

Con un "¡Malditos bastardos, todavía estoy vivo!" cerraba Roberto Saviano su impresionante best seller "Gomorra", quién iba a decir que el mismo día del estreno del primer capítulo de la segunda temporada de la trepidante adaptación audiovisual, Francesco Schiavone, hijo del histórico boss 'Sandokan', iba a ser detenido por la Guardia de Finanzas mientras veía en su morada una televisión colocada sobre una peana de oro sentado en uno de los sillones blancos, rollo el Pietro Savastano de los primeros capítulos. Alrededor de dos mil chavales seguirán disputándose cruentamente las plazas de venta de droga en los barrios de Nápoles, la mímesis de los gestos y hablares de los personajes ha hecho que un jefe de la policía italiana llegara a sentenciar 'no son camorristas, sino gomorristas'. Desempolven "La sociedad del espectáculo", 'la realidad surge en el espectáculo, y el espectáculo es real'. Y ahí que ha quedado defenestrado Roberto Saviano, acusado de pesimista cósmico que retrata las nocividades de una Italia que es preferible ocultar. No hablar de los problemas no los resolverá, pero ¿qué hay de malsano en hacer una fábula fascinante con una caterva de matones sanguinarios, abyectos, traidores, ambiciosos, infames? La maldita guerra del dinero sigue imperando en la putrefacción del cadáver social. Disfruten del show.


"La tensión se convierte en una especie de pantalla que se interpone entre las personas. En la guerra, los ojos dejan de estar distraídos. Cada cara, cada cara concreta debe decirte algo. Debes descifrarla. Debes observarla. Todo cambia. Tienes que saber en qué tienda entrar, estar seguro de todas y cada una de las palabras que pronuncias. Para decidir si paseas con alguien, tienes que saber quién es. Tienes que averiguar algo sobre él que sea más que una certeza, eliminar toda posibilidad de que sea un peón en el tablero del conflicto. Caminar juntos, dirigirse la palabra significa compartir el bando. En la guerra, el umbral de atención de todos los sentidos se multiplica, es como si se oyera con más agudeza, se mirara más a fondo, se percibieran los olores más intensamente. Pese a que la prudencia no sirve de nada frente a la decisión de una matanza. Cuando alguien ataca, no se preocupa de a quién salvar y a quién condenar."

(Roberto Saviano, "Gomorra", 2006)

jueves, 27 de diciembre de 2018

José Ovejero, "Los ángeles feroces", [2015]


Alegría ni enferma ni envejece, su sangre ha sufrido una mutación genética milagrosa. Arnoldo, El Loco, devoto de la Santa Muerte, la busca para asesinarla, 'la niña blanca' exige el fin del sacrilegio. Cástor, el Ministro de Sanidad, un taimado político que quiere dar un impulso definitivo a su decadente carrera, pretende capturarla para someterla a pruebas médicas, ¿qué votante no agradecerá los dones curativos que augura un examen científico de su sistema inmunológico? Y AM, un okupa miembro de un misterioso y difuso Ejército de las Sombras, que la encuentra en una batalla callejera y le ofrece su ayuda. En una ciudad revanchista, dividida en zonas seguras, áreas confortables defendidas con múltiples sistemas de vigilancia, y zonas inseguras, ajenas a la institucionalidad estatal, sin líneas de transporte público, intoxicadas por el tráfago automovilístico, carentes de servicios sociales, territorio de turbas supervivientes. Una distopía del presente.

"Esto no es el ocaso de la civilización, es la civilización. De todas formas, si el apocalipsis llegara nadie se daría cuenta. O a lo mejor alguno sí, pero escucharíamos sus gritos con la misma atención con la que escuchamos a ese tipo de barbas largas, pelos lacios y ojos hundidos que pasea por la Gran Vía izando un cartel en el que pone: El final está cerca. Puede que lo esté pero aún tengo que pagar los plazos del coche y ni siquiera he utilizado mis puntos de frequent flyer, así que no jodas con el final. Lo que hoy estás viviendo sería sin duda para alguien de un siglo atrás una época de corrupción y decadencia, de debilidad moral y de pérdida de valores; pero tú ni te enteras porque tienes cosas urgentes que hacer, el mundo se destruye todos los días y todas las noches, se envenenan lagos y mares, desaparecen especies, hay violaciones masivas en los campamentos de refugiados, fanáticos religiosos exterminan a hombres, mujeres y niños invocando a su dios; bandas de asesinos financian a políticos a los que votas una y otra vez. ¿Es esto el Apocalipsis? Da igual, a las nueve tienes que estar en el trabajo o en la universidad o en la cola del paro y eso es lo que cuenta ahora mismo cuando acabas de despertar. Así que no nos pongamos trágicos. Esto es sólo una historia."

(José Ovejero, "Los ángeles feroces", 2015.)

Pablo Sorozábal Serrano, "Lloro por King Kong", [1990]


¿Una novela impresionante sobre la guerra civil y la posguerra?: "Lloro por King Kong" de Pablo Sorozabal: de ritmo frenético, precisión despiadada y sexualidad descarnada, supone un rudo retrato de la aparente corrección de la burguesía vencedora en la contienda y un llanto por los vencidos, atemperado por la hermosa ingenuidad amorosa que portan. Torrencial.

"De pronto, sin saber por qué, se puso a recordar una tarde de domingo en que un chico la había llevado al cine Chueca a ver King Kong en programa de sesión continua y se había visto la película tres veces seguidas y ella, Soledad, se había enamorado de King Kong con un amor dulce, profundo y loco, y había llorado cuando los aviones le ametrallaban en lo alto del rascacielos, y habían sentido desprecio por aquella rubia idiota de la pantalla que no sabía amar a King Kong, y cuando se terminó la película y se encendieron las luces de la sala el chico que la había invitado al cine, al verla llorar, le había preguntado que por qué lloraba, y en vista de que ella no contestaba y seguía llorando en silencio, había hecho una seña al vendedor de patatas fritas, que en aquel momento se acercaba por el pasillo con su cesta de mimbre al brazo, y había comprado una bolsa y, volviéndose hacia Soledad, le había dicho que cogiera, y ella había cogido una patata enorme y se la había llevado a la boca, pero en ese preciso instante un río de lágrimas le había resbalado por las mejillas y había ido a despeñarse contra la patata, inundándola, reblandeciéndola, y ella había tratado de esforzarse por alzar los ojos y mirar al chico y sonreírle y quererle, pero se había dado cuenta de que en realidad no le quería, de que el único ser en el mundo a quien ella quería era a King Kong, y entonces los ojos se le habían llenado otra vez de lágrimas, y el chico, con un gesto torcido, de fastidio y de rabia, pero al mismo tiempo cogiéndola de la mano y acariciándola entre las suyas, había vuelto a preguntarle que por qué lloraba, y ella, con la patata en la boca y mirándola sin verle, a media voz y como para sí, le había contestado: lloro por King Kong."

(Pablo Sorozábal, "Lloro por King Kong", 1990.)

Jesús Ruiz, "Posibilismo libertario. Félix Morga, Alcalde de Nájera (1891-1936)" [2003]


recordaba a Félix Morga, el peculiar alcalde de Nájera durante la II República, la localidad riojana, y el libro que sigue su trayectoria, "Posibilismo libertario. Félix Morga, Alcalde de Nájera (1891-1936)" del historiador najerino Jesús Ruiz, y me sugería cuestiones relacionadas con el actual rimbombante 'asalto a las instituciones', que en la era espectacular integrada, bien hace clarificándose como 'asalto a los medios', Félix Morga como un interesante referente municipalista libertario en los años de la II República, orador y escritor resuelto en esa compleja arena política: firme defensor de la institucionalidad republicana, alcalde por el Partido Radical Socialista y líder local anarcosindicalista de la órbita del treintismo, que se suma a la perspectiva del uso de los resortes de la democracia para empujar medidas progresivas en asuntos promotores de igualdad material y cultural, en un contexto legal favorable para el libre desenvolvimiento de la educación espiritual y organizativa de la clase obrera, con orientación comunista libertaria, un tipo carismático que fue asesinado en Logroño aquel 19 de julio de 1936: los militares sublevados logroñeses lo atraparon a traición, lo consideraban un individuo con capacidad para liderar una significativa resistencia armada contra la rebelión facciosa,

Corsino Vela, "Capitalismo terminal. Anotaciones a la sociedad implosiva" [2018]


Corsino Vela, viejo participante de las luchas obreras autónomas de la década de los setenta, fue regente de una de las editoriales de sumo interés de la década pasada: Alikornio Ediciones. El objeto de análisis de este "Capitalismo terminal" es la economía, o las transformaciones que pretenden mantener estable el inexorable estrechamiento de los márgenes de ganancia o lo que se denomina como ley de la caída tendencial de la tasa de beneficio, un análisis desarrollado con la pretensión de confeccionar la crítica de la economía política dominante, a izquierda y derecha, para, en la mejor tradición marxiana, apuntar guías de superación de las categorías del capital que tiranizan la sociedad. Una explicación exhaustiva de la crisis como realidad tangible experimentada en los conflictos y vaivenes de la vida cotidiana, la intensificiación de la explotación, la precariedad, el desempleo, el envenenamiento, las huelgas, la crisis de la democracia, los desplazamientos de población, la tendencia hacia el derrumbe del edifico social.

"En ausencia de una perspectiva clara de ruptura, ni siquiera hay lugar, por la vía muerta donde transita el institucionalismo, para una reforma significativa de la producción y redistribución de la riqueza. La dinámica del capital en la integridad de su ciclo (producción, circulación y realización) estrecha progresivamente los márgenes de maniobra en cada fase del mismo. En ese sentido, nada cabe esperar de la evolución del capital si no es un empeoramiento progresivo de las condiciones de existencia humanas y del planeta. Si existe alguna posibilidad de no sucumbir al desmoronamiento de la sociedad capitalista, solo podrá consistir en la autoconstitución de la población proletarizada bajo presupuestos realmente antagonistas, es decir, mediante la transformación de sus condiciones materiales de existencia desde sí misma y para sí misma, y no desde planteamientos meramente verbales, discursivos, simbólicos o institucionales."

(Corsino Vela, "Capitalismo terminal. Anotaciones a la sociedad implosiva", 2018.)

Chuck D, "Fight the power. Rap, raza y realidad" [1997]

"El crimen entre los jóvenes, las armas y la violencia de las gangs son ahora temas nacionales. Cuanto más portadas y eco mediático le den, más grande se hará. Hay gente en Alemania expresándose con gestos propios de los gangs porque están impresionados por su cultura. Si hablas con alguien de ocho, nueve, o diez años de edad, con niños fácilmente impresionables -y las presiones son más fuertes que nunca a esta edad- tienes muchos puntos en los que deseducarles. Empecé a ver aflorar vestigios de las gangs en otras ciudades después de la película 'Colors'. Después de que se estrenara la película y de que surgiera una buena cantidad de rap en la Costa Oeste, muchos jóvenes de otras áreas empezaron a buscar información dentro del mundo del rap. Y los chavales, no importa de donde, son impresionables. Cuando alguien aparece en televisión o en los vídeos, siempre es visto como más glamouroso, incluso cuando está hablando acerca de la realidad de su propio barrio."

(Chuck D, "Fight the power. Rap, raza y realidad", 1997.)


"La policía nos pega constantemente, y nos mata, pero aún toleramos verles cada día sin dispararles. Sin embargo, una vez que vemos esos trapos azules o esos trapos rojos, ¿tenemos que pensar en matar a alguien? Tenemos delante a personas cuyas familias violaron a nuestros antepasados, los mataron y los colgaron de los testículos, los torturaron y los aniquilaron. Si podemos olvidar esto y caminar todos los días alrededor de gente como ésta, entonces debemos de ser capaces de perdonarnos fácilmente los unos a los otros. No conoces a un hermano que haya despellejado a otro hermano vivo, que le haya rociado con sal, le haya hervido en aceite y le haya matado. Yo no conozco a ningún hermano que le haya hecho eso a otro hermano. Los blancos nos lo han hecho un sinfín de veces, y les perdonamos. Si podemos perdonar cosas como ésa, entonces ciertamente podemos perdonar a un hermano por disparar a otro hermano; en verdad ni siquiera pretendía hacerlo... Tenemos que perdonarnos los unos a los otros, tenemos que dejar que todo pase."

(General Robert Lee citado por Chuck D, "Fight the power: Rap, Raza y Realidad", 1997.)

Nerea Barjola, "Microfísica sexisa del poder. El caso Alcásser y la construcción del terror sexual" [2018]


El crimen de Alcásser, un hito operativo sobre el terror sexual. Régimen Alcásser. 'La cartilla de todas las fronteras que no debes cruzar'. La disciplina del terror sexual: un castigo sustentado en una escabrosa representación mediática, una narración coactiva, aleccionadora, correctiva sobre el peligro sexual. Que el clamor de venganza exija la instauración de la pena de muerte o la aplicación de penas más severas, que las familias impongan restricciones a los excesos de la libertad juvenil, que las mujeres se plieguen a la protección varonil. El sufrimiento como espectáculo: la divulgación detallada de las autopsias, la exposición visceral del dolor, la tormenta discursiva de los expertos. 'Cualquier narrativa ha de ser puesta en cuarentena y cuestionada'. La tortura diseñada para la cámara. Una snuff movie. El fenómeno fan. El simulacro mediático-judicial. Los relatos que devienen en campañas de terror que adoptan el objetivo de controlar, vigilar y castigar lo que se establece como transgresión. La práctica del autostop. 'Mantener la mirada fija; observar los relatos terroríficos de frente'. Y Alcásser que se repite.

Simon Critchley, "Apuntes sobre el suicidio" [2014]


Son unos buenos apuntes, "Apuntes sobre el suicidio" de Simon Critchley, que ya saben mis lectores furtivos que soy diletante de esa compleja materia que se ha dado en llamar suicidología. Es un libro de lectura inspiradora que sigue el asunto custodiado por autores, algunos ya clásicos algunos aspirantes a serlo, disertadores sobre la materia: de Albert Camus a Edouard Levé, de Virginia Woolf a Émile Cioran. En la discusión, que se plantea relacionada con la libertad suprema que concede al individuo la posibilidad de quitarse la vida, también resulta relevante esta reflexión, intuida por la turbia disposición que podría planear sobre una posible asunción colectiva de un fenómeno de resultado tan inapelable,

"No parece en absoluto inconcebible, en mi opinión, vislumbrar una pendiente resbaladiza desde una posición legal y moral que autoriza el suicidio, ya sea asistido, acompañado o solitario, a una posición en la que la sociedad ejerce una presión suave o no tan suave en aquellas personas que considera inútiles, excedentarias con respecto a las necesidades de la sociedad, o parásitas de los servicios públicos para que se quiten de en medio: 'Vamos, haz algo de derechas, por el bien de la comunidad, y suicídate. Por lo menos alguien podrá quedarse con tu empleo y habrá una boca menos que alimentar'."

(Simon Critchley, "Apuntes sobre el suicidio", 2014.)

Gabriel González Ortiz, "Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios" [2018]


Como política mediática alrededor del suicidio, prevalece el silencio, el temor a fomentar lo que se conoce como 'efecto Werther', el contagio de 'el mal del siglo'. Un silencio, un tabú, rodeado de un halo de oscurantismo, a pesar de su sorprendente frecuencia. A veces se reportan suicidios en las páginas de sucesos de los periódicos, como el suicidio de Robbin Williams o Kym Jong-Huin, o, considerado asunto de interés general, el suicidio de algún desahuciado, que para quien esté algo familiarizado con la complejidad del fenómeno, supone una instrumentalización deshonesta. El libro de Gabriel González Ortiz, "Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios", tiene el valor de plantear, diría que con escrupulosa sensatez, cómo romper el silencio mediático que rodea al suicidio, tomando como perspectiva una óptica preventiva que no aumente el daño de los allegados, ni simplifique el fenómeno, que es multicausal, de interacción compleja no unívoca. Supervivientes de intentos frustrados y asociaciones de familiares reclaman que se hable del suicidio, y cada vez tendrá que ser más usual ver noticias relacionadas en las secciones sobre salud de los distintos medios. Y algún día se elaborará un Plan Nacional para la Prevención, y quizá funcione.

David Cooper, "El lenguaje de la locura" [1978]


"No hay esperanza. Sólo hay lucha permanente. Ésta es nuestra esperanza. Ésta es una primera frase, en el lenguaje de la locura."

David Cooper ya empezaba su introducción de "El lenguaje de la locura" con una recriminación que recibiría de sus adversarios, 'se me acusará de minimizar el sufrimiento de la 'enfermedad mental' y de 'glorificar la locura como supercordura'', y cruda certeza que revela una certeza tirana, cuando en nuestra era, es más usual que el proceso desestructurador que manifiesta el discurso demente se estanque en un lodazal pringoso de culpa atormentada, o en la espiral paranoica de un delirio estéril, para finalmente quizá desahogarse y reconciliarse en la realidad dominante con las horas compradas a los confesionarios de psiquiatras y psicólogos.

"Lo que hay que hacer históricamente en nuestra sociedad es sacar la locura de cualquier contexto clínico, que no tiene ninguna función aparte de la represión y del control social, y encontrar su lugar en un mundo de creatividad universal. Esto implica una acción política. La enfermedad mental y la psiquiatría no pueden tener lugar en una auténtica sociedad socialista. Más que una analogía precisa, existe una lógica precisa que une la lucha de cualquier persona contra la alienación, por la plena expresión de la libertad y la autonomía, a la lucha de cualquier grupo, nación o clase oprimida."

(David Cooper, "El lenguaje de la locura", 1978.)

Guillermo Rendueles, "Suicidio(s)" [2018]


"¿Existe el suicidio, o variadas formas de darse muerte etiquetadas como 'suicidios'? ¿Existe el suicidio como fenómeno inequívoco o las diferentes perspectivas psiquiátricas, forenses, sociológicas homogeneizan actos heterogéneos bajo el mismo nombre?"

"Suicidio(s)" de Guillermo Rendueles es el libro más sustancioso que he leído sobre el suicidio. Es una visita por una amplia galería de suicidas, algunos tan célebres como César Pavesse, Eleanor y Laura Marx o Paul Lafargue. Organizados por parecidos de familia (suicidas impulsivos y suicidas reflexivos, suicidas feminicidas, suicidios comprensibles e incomprensibles, suicidas aliados), supone una lúcida toma de conciencia de la diversidad de un fenómeno de sorprendente frecuencia: una muerte voluntaria planetaria cada 40 segundos. Acercándose al legado de las voces de los singulares suicidas, desde la evidencia de la dimensión íntima inaccesible de sus biografías, y a los registros de allegados y autoridades, documenta una extendida práctica que despierta perplejidad, rechazo, incomprensión o temor.

"El suicidio es una traba para la salud pública, la justicia, el ciudadano común y el psiquiatra y, sin lugar a dudas, puede ser una de las acciones más complejas e insondables del ser humano. ¿Atentado contra un dios creador?, ¿egoismo?, ¿altruismo?, ¿cobardía?, ¿inestabilidad emocional?, ¿acto de libertad? Vivo porque puedo morir cuando quiera, exclama Cioran. O en palabras de otro suicida: 'No tengo ningún miedo del porvenir desde que oculté un revólver cargado en los muelles de mi cama'. ¿Capacidad o incompetencia debido a una alienación psicopatológica? ¿'Raptus' o lúcida decisión? Aquel que se mata tiene que estar loco, escribe Esquirol, uno de los padres de la psiquiatría. La cosa es que somos los vivos quienes recreamos lo que pretenden decir las palabras o el gesto del suicida, las razones que le han llevado a los barbitúricos, la soga, la cuchilla, la escopeta o el salto al vacío."

(Guillermo Rendueles, "Suicidio(s)", 2018.)