miércoles, 31 de julio de 2019

Nigel Cole, "Made in Dagenham" [2010]


La huelga de las 187 mujeres lideradas por Rita O'Grady de la factoría de la todopoderosa Ford en Dagenham, Gran Bretaña, por la Equal Pay Act, la ley de igualdad de salarios entre hombres y mujeres, en aquel fogoso año de 1968. Por aquel entonces estaban los laboristas en el gobierno inglés, y Barbara Castle, la reina roja, regenta del Ministerio de Trabajo y Productividad, mostró su simpatía a las demandas de las huelguistas. Las relaciones sociales estallaron durante aquellos días.

martes, 30 de julio de 2019

Silvia Federici, "El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo" [2018]

Silvia Federici, lleva a Marx más allá de Marx. Centrándose en la cuestión de la reproducción de la vida (el trabajo doméstico, la sexualidad, la procreación) consigue dar un buen revolcón a las ya insostenibles deficiencias de la izquierda, en cualquiera de sus escuelas, que han ninguneado el trabajo del hogar realizado por las mujeres, tradicionalmente productoras de la mercancía más preciosa aparecida en el mercado capitalista: la fuerza de trabajo. Con pluma instruida y punzante, repasa en los artículos recogidos en "El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo", las fallas, las ausencias, invisibilizaciones o naturalizaciones, en la magna obra teórica de Karl Marx, además de polemizar en torno a una consigna de combate feminista central: el Salario para el Trabajo Doméstico.


"Nuestro objetivo es no tener precio, valorarnos fuera del mercado, que el precio sea inasumible, para que el trabajo reproductivo, el trabajo en la fábrica y el trabajo en la oficina sean 'antieconómicos'."

(Silvia Federici, "El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo", 2018.)

lunes, 29 de julio de 2019

Mario Monicelli, "Los camaradas" [1963]


Una crónica de una huelga en una fábrica textil de Turín a finales del siglo XIX. Una joya del cine obrerista que fue censurada en España.

"Cada huelga recuerda a los capitalistas que los verdaderos dueños no son ellos, sino los obreros, que proclaman sus derechos con creciente fuerza. Cada huelga recuerda a los obreros que su situación no es desesperada y que no están solos. Véase qué enorme influencia ejerce una huelga, tanto sobre los huelguistas como sobre los obreros de las fábricas vecinas o próximas, o de las fábricas de la misma rama de industria. En tiempos normales, pacíficos, el obrero arrastra en silencio su carga, no discute con el patrono ni reflexiona sobre su situación. Durante una huelga, proclama en voz alta sus reivindicaciones, recuerda a los patronos todos los atropellos de que ha sido víctima, proclama sus derechos, no piensa en sí solo ni en su salario exclusivamente, sino que piensa también en todos sus camaradas, que han abandonado el trabajo junto con él y que defienden la causa obrera sin temor a las privaciones. Toda huelga acarrea al obrero gran número de privaciones, terribles privaciones, que sólo pueden compararse con las calamidades de la guerra: hambre en la familia, pérdida del salario, a menudo detenciones, expulsión de la ciudad donde residía y trabajaba. Y a pesar de todas estas calamidades, los obreros desprecian a quienes abandonan a sus camaradas y entran en componendas con el patrono. A pesar de las calamidades de la huelga, los obreros de las fábricas vecinas sienten entusiasmo cuando ven que sus camaradas han iniciado la lucha. 'Los hombres que resisten tales calamidades para quebrar la oposición de un burgués, sabrán quebrar también la fuerza de toda la burguesía', decía un gran maestro del socialismo, Engels, hablando de las huelgas de los obreros ingleses. Con frecuencia, basta que se declare en huelga una fábrica para que inmediatamente comience una serie de huelgas en otras muchas fábricas. ¡Tan grande es la influencia moral de las huelgas, tan contagiosa es la influencia que sobre los obreros ejerce el ver a sus camaradas que, aunque sólo sea temporalmente, se convierten de esclavos en personas con los mismos derechos que los ricos!"

(V.I. Lenin, "Sobre las huelgas", 1899.)

domingo, 28 de julio de 2019

Antonio Tabares, "La punta del iceberg" [2011]


La compañía La Abadía representó hace unos años en el teatro Bretón de Logroño una obra interesante, "La punta del iceberg" escrita por Antonio Tabares. Cuenta su autor que la idea le sobrevino cuando se enteró de tres casos de suicidio de trabajadores de la Renault en la planta de innovación tecnológica Guyancourt. Descubrió casos similares, el más mediático, el suicidio de alrededor de cuarenta trabajadores de France Telecom entre 2008 y 2009. ¿Cuál fue el motivo? ¿Una insoportable traición, un duelo agónico que te hace sucumbir, una tragedia no superada? Los denominan factores de riesgo... ¿La incomunicación, la presión del éxito, la tensión de las exigencias productivas? Quizá sólo la punta del iceberg... La obra se adentra, diría que en algún momento con gran fortuna y verosimilitud, en las tirantes relaciones humanas que dominan el ámbito laboral.

jueves, 25 de julio de 2019

Vsevolod Pudovkin, "El fin de San Petersburgo" [1927]


Al igual que 'Octubre' de Eisenstein, esta película es un encargo del gobierno soviético para conmemorar el décimo aniversario de la Revolución Rusa. Y como si estuviera bombardeando el Palacio de Invierno desde el crucero Aurora, homenajea Pudovkin los emblemáticos sucesos que desembocaron en aquel épico octubre a través de un campesino que ha de emigrar, para encontrar trabajo, a una San Petersburgo fabril en abierta lucha de clases. El chico pobre e ingenuo, proveniente del campo, ejerce de delator de los comunistas organizadores de una huelga, y denigrado por las mujeres del bloque de viviendas, avergonzado por su traición, recobrará su dignidad enfrentándose a guantazos al burgués propietario de la factoría, otra de las hienas que se agolpa en el parque de la carroña accionarial que impulsa al alza el negocio de la muerte. La guerra llama a colmar las catacumbas de la patria de sangre proletaria entre desfiles militares y vítores entusiastas, y a sus trincheras nuestro joven campesino es obligado a acudir para presenciar los cruentos sacrificios humanos que demanda la madre Rusia, el padrecito zar y el capital. Y de los límites del sufrimiento, de la solidaridad de los desheredados, de la insubordinación de los condenados, de la audacia de los valientes, surgirá la fuerza revolucionaria que abrirá un presente de gloria y un futuro de esperanza a los habitantes de la ciudad rebautizada como Petrogrado.
¡Honor al proletariado de Petrogrado!

miércoles, 24 de julio de 2019

Gillo Pontecorvo, "Operación Ogro" [1979]

El 20 de diciembre de 1973, el Dodge Dart negro de Luis Carrero Blanco, que circulaba por la calle Claudio Coello Nº 104, en el barrio madrileño de Salamanca, voló por los aires más de veinte metros, por encima del adyacente edificio de los jesuitas, a cuyo patio dio a parar. Era el objetivo de la Operación Ogro, planificada por el conocido como Comando Txikia de ETA. La historia de la preparación del atentado la contaron los propios perpetradores en la célebre entrevista que Eva Forest realizó a los miembros del comando en abril-mayo de 1974, y que posteriormente publicó, bajo el seudónimo de Julen Aguirre, con el nombre de "Operación Ogro: Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco", editado en el exilio por la célebre Ruedo Ibérico. En el libro, en cuya exposición de los hechos, de forma infiel, está basada la película, los cuatro integrantes del comando cuentan cómo se las ingeniaron para urdir el plan magnicida.


"La Organización Revolucionaria Socialista Vasca de liberación nacional Euskadi ta Askatasuna (E.T.A.), asume la responsabilidad del atentado que hoy, jueves 20 de diciembre de 1973, ha producido la muerte del sr. Luis Carrero Blanco, Presidente del actual Gobierno Español.
A lo largo de la lucha, en Euskadi Sur y en el resto del Estado español, la represión ha demostrado claramente su carácter fascista deteniendo, encarcelando, torturando y asesinando a quienes combaten por la libertad de su pueblo.
En muy poco tiempo las criminales fuerzas fascistas al servicio de la gran burguesía española, han asesinado a nueve de nuestros compañeros -Txabi, Txapela, Xenki, Mikelon, Iharra, Txikia, Jon, Beltza y Josu- y a otros militantes y patriotas vascos por el simple hecho de defender sus más elementales derechos.
La operación que E.T.A. ha realizado contra el aparato de poder de la oligarquía española, en la persona de Luis Carrero Blanco, debe inrerpretarse como justa respuesta revolucionaria de la clase trabajadora y de todo nuestro pueblo vasco a las muertes de nuestros nueve compañeros de E.T.A. y a la de todos los que han contribuido y contribuyen a la consecución de una humanidad definitivamente liberada de toda explotación y opresión.
Luis Carrero Blanco -un hombre 'duro'. violento en sus planteamientos represivos- constituía la pieza clave garantizadora de la continuidad y estabilidad del sistema franquista. Es seguro que sin él, las tensiones en el seno del poder entre las diferentes tendencias adictas al régimen fascista del General Franco -Opus Dei, Falange, etc.- se agudizarán peligrosamente.
Por ello consideramos que nuestra acción llevada a cabo contra el Presidente del Gobierno español significará sin duda un avance de orden fundamental en la lucha contra la opresión nacional y por el socialismo en Euskadi y por la libertad de todos los explotados y oprimidos dentro del Estado español.
Hoy los trabajadores y todo el pueblo de Euskadi, de España, de Cataluña y de Galiza, todos los demócratas, revolucionarios y antifascistas del mundo entero nos encontramos liberados de un importante enemigo. La lucha continúa. ¡Adelante por la liberación nacional y el socialismo!
GORA EUSKADI ASKATUTA!
GORA EUSKADI SOZIALISTA!
Euskadi, 20 de diciembre de 1973
Euskadi Ta Askatasuna E.T.A."

(El primer comunicado de E.T.A. reivindicando el atentado.)

martes, 23 de julio de 2019

Gillo Pontecorvo, "La batalla de Argel" [1965]


En la lejana primavera de 1945, aquel 8 de mayo que se recuerda como el Día de la Victoria en Europa tras la rendición incondicional de la Alemania nazi, ocurrieron las masacres en las ciudades argelinas de Sétif y Guelma. El ejército francés, ayudado por la policía, la legión extranjera y los colonos organizados en milicias, festejaban la liberación encadenando el territorio norafricano a la metrópoli con el estruendo de las armas: ahogaron en sangre el clamor argelino de independencia ejecutando decenas de miles de árabes mientras en las catedrales de Europa doblaban las campanas por el triunfo de la democracia frente a la tiranía. ¿Cómo podría aplacar la inexistencia de una unida conciencia humana el resurgir del ruido ensordecedor de los sufrimientos provocados por el colonialismo? Diez años después de esta masacre, sepultada en otra de las fosas comunes de la historia, el Frente de Liberación Nacional y las autoridades coloniales francesas, libraron La Batalla de Argel. Terrorismo (organización piramidal, ejecución de traidores e indeseables, asesinatos discriminados por la espalda, uso de explosivos, incitación al terror) y contraterrorismo (atentados paramilitares, suspensión del Estado de Derecho, militarización de áreas conflictivas, prisión, torturas, detenciones arbitrarias).

lunes, 22 de julio de 2019

Gillo Pontecorvo, "Queimada!" [1969]


Era en "Las venas abiertas de América Latina", en el epígrafe "El rey azúcar y otros monarcas agrícolas", en el que Eduardo Galeano escribía,
'Cuanto más codiciado por el mercado mundial, mayor es la desgracia que un producto trae consigo al pueblo latinoamericano que, con su sacrificio, lo crea',
y las Antillas eran conocidas como las Sugar Islands. Citaba a Augusto Cochin,
'La historia de un grano de azúcar es toda una lección de economía política, de política y también de moral',
o el "Discurso del libre cambio" de Karl Marx,
'Pensaréis, tal vez, señores, que la producción de café y de azúcar es el destino natural de las Indias Occidentales. Hace dos siglos, la naturaleza, que apenas tiene que ver con el comercio, no había plantado allí ni el árbol del café ni la caña de azúcar',
y remarcaba,
'El azúcar del trópico latinoamericano aportó un gran impulso a la acumulación de capitales para el desarrollo de la industria en Inglaterra, Francia, Holanda y, también, Estados Unidos, al mismo tiempo que mutiló la economía del nordeste del Brasil y de las islas del Caribe y selló la ruina histórica de África. El comercio triangular entre Europa, África y América tuvo por viga maestra el tráfico de esclavos con destino a las plantaciones de azúcar'.
"Queimada!" es otra obra maestra del gran Gillo Pontecorvo.

domingo, 21 de julio de 2019

Tomás Gutiérrez Alea, "La muerte de un burócrata" [1966]


No sabía si citar algún discurso olvidado del Che Guevara o "La Burocracia" de Ernst Mandel, si remitirme a alguna de las tesis de "La sociedad del espectáculo" de Guy Debord o si usar algún extracto de los escritos de nuevo rumbo del mariscal Trotsky, ¿quizá desarrollar alguno de los últimos desvelos de Lenin contra el aparato?, o mencionar al propio Karl Marx de "La guerra civil en Francia". Se me había ocurrido poner esa solemne frase escrita en alguna dependencia de La Sorbona en Mayo del 68, 'La humanidad no será feliz hasta el día en que el último burócrata sea ahorcado con las tripas del último capitalista', y estaba buscando algún extracto de algún texto del Observatorio Crítico Cubano. Aunque no lo crean, me aburre citar, así que así queda, presentada con el desbarre que antecede, esta divertidísima película de Tomás Gutiérrez Alea.

sábado, 20 de julio de 2019

Miguel de Cervantes, "Rinconete y Cortadillo" [1613]

El robo es una ocupación atractiva para quienes se obstinan en liberarse de la maldición bíblica que establece la obligación de trabajar para sobrevivir. La de ladrón es una ocupación de pícaros, que pueden pertenecer a muy diferentes estratos sociales, de los que quieren enriquecerse sin gran esfuerzo, en su vertiente más admirable, la de aquellos que tienen la voluntad de ondear la bandera de la libertad y convierten sus vidas en una aventura constante. Aunque las Repúblicas de Ladrones existentes, como la presidida por Monipodio, contradicen esta ambiciosa pretensión libertaria. Rinconete y Cortadillo, bautizados así por el jerarca de la congregación latrocinia, descubrirán que las sociedades de ladrones tienen su propia jerarquía y sus propias reglas restringidas: no podrán robar sin licencia oficial, no podrán ganar una moneda sin repartirla con otros, no tendrán derecho a trabajar libremente por la ciudad, en fin, no podrán ganarse la vida sin permiso previo, como si estuvieran dentro de una aduana secreta en que los bienes robados se encontraran sujetos a fiscalidad.


"-Diganme, señores galanes, ¿voacedes son de mala entrada, o no?
-No entendemos essa razon, señor galan-, respondio Rincon.
-¿Que no entreuan, señores murcios?-, respondio el otro.
-Ni somos de Teba ni de Murcia-, dixo Cortado: -si otra cosa quiere, digala, si no, vayase con Dios.
-¿No lo entienden?-, dixo el moço, -pues yo se lo dare a entender y a beuer con vna cuchara de plata. Quiero dezir, señores, si son vuessas mercedes ladrones; mas no se para que les pregunto esto, pues se ya que lo son; mas diganme, ¿como no han ydo a la aduana del señor Monipodio?
-¿Pagase en esta tierra almojarifazgo de ladrones, señor galan?-, dixo Rincon.
-Si no se paga-, respondio el moço, -a lo menos registranse ante el señor Monipodio, que es su padre, su maestro y su amparo, y assi les aconsejo que vengan conmigo a darle la obediencia, o si no, no se atreuan a hurtar sin su señal, que les costará caro.
-Yo pense-, dixo Cortado, -que el hurtar era oficio libre, horro de pecho y alcauala, y que si se paga es por junto, dando por fiadores a la garganta y a las espaldas. Pero, pues, assi es, y en cada tierra ay su vso, guardemos nosotros el desta que, por ser la mas principal del mundo, sera el mas acertado de todo el, y assi puede vuessa merced guiarnos donde esta esse cauallero que dize, que ya yo tengo barruntos, segun lo que he oydo dezir, que es muy calificado y generoso y, ademas, habil en el oficio."

(Miguel de Cervantes, "Novelas ejemplares", 1613.)

jueves, 18 de julio de 2019

Alberto Conejero, "Rinconete y Cortadillo" [2016]

"Y así, se deja para otra ocasión contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio, y otros sucesos de aquellos de la infame academia, que todos serán de grande consideración y que podrán servir de ejemplo y aviso a los que las leyeren",


Pedro del Rincón y Diego Cortado, el Rinconete y el Cortadillo de la novela ejemplar cervantina, existieron, han crecido, tienen cuarenta años y están muy enfadados. Han acudido a la coronación de Felipe IV, ¿o Felipe VI?, quieren expresarle su agravio para que lo repare, pero han sido encarcelados. Los errores cometidos en una disoluta juventud no deberían haberse convertido en clásico literario, no merecían el estigma glosado en la prosa ficticia del Manco de Lepanto: su pluma les condenó a una vida de adversidades, a una amarga existencia. Y allí estuvieron en el teatro Bretón de Logroño, ajustando cuentas con don Miguel. ¡Devoldedles sus honorables nombres!

miércoles, 17 de julio de 2019

Carlos García, "La desordenada codicia de los bienes agenos" [1619]

Los confeccionadores de los manuales de literatura hispana la enmarcan en la órbita de la literatura picaresca, y otros críticos la consideran el mejor ejemplo en lengua española de los libros del hampa. Fue un enigmático Carlos García quien escribió en París esta memorable, aun desconocida, obra, "La desordenada codicia de los bienes agenos". En ella, entre las apasionadas alabanzas al oficio ladronesco, se dibuja una intención didáctica, en las vicisitudes del encuentro en la prisión, prisión que se asocia al infierno de los condenados en ultratumba, entre el narrador y Andrés el ladrón, en las aventuras con desenlace trágico que le relata el ladrón Andrés al misterioso narrador, devenido narratario. ¿Habrá existido en alguna parte del orbe la República de los Ladrones esbozada al final de la obra? La dantesca descripción de la cárcel, una intensa exposición de las ruinas a las que somete la prisión al humano que da con sus huesos en ella, dictamina que el precio que se paga por dedicar la vida al robo es excesivo, aun considerando de forma entusiasta la prodigiosa promesa de libertad que contiene la ocupación latrocinia,


"Y otros ay tanbién que, aunque no muercen el cuello ni hablan tanto de Dios, tuercen con todo esso la jurisdición de su officio al que más diere; los quales, estando murados con ciertas ropas largas, anchas y de respeto, no ay hombre que ose dezilles una palabra, ni aun mostralles por señas la mala satisfacioón que dellos se tiene. Pero el desdichado que no tiene a Dios en la lengua, ni escorza en que engastarse, si no fuere muy prudente y discreto, todas las persecuciones del mundo le envisten de tropel, escupiéndole todos en la cara y siendo el terreno de todas las affrentas del mundo. Assí que vuestra merced no vitupere a vulto nuestra arte, porque offendería a todo el mundo y, por ventura, a sí mesmo, pues nemo sine crimine vivit. Quantomás que si vuestra merced supiese la dulçura que trae consigo coger el fruto que un hombre no a plantado y hallar la cogida en su granero, sin tener campo ni viña, se mamaría los dedos. ¿Es poco, le suplico, amanecer un hombre sin blanca, ni cornado, ni aun saber de dónde lo sacará aquel día para sustentar su familia, y al anochecer se hallará con cien ducados, sin saber de dónde vinieron? ¿Es poca suerte, en el mayor descuydo y necessidad hallar vestidos echos y drechos, sin pagar el paño, sastre, ni echuras? ¿Ay nobleza en el mundo como ser caballero sin renta y tener los bienes agenos tan propios que pueda disponer dellos a su gusto y voluntad sin que le cueste más que el tomallos? ¿Estima vuestra merced en poco, ser mercader sin caudal, ganar doscientos por nada, sin passar el mar, ni entremeterse en ferias o mercados, ni tener cuydado si el mercader hará banco roto, o el año será más estéril o abundante, caro o barato? Y si, por vía de reputación o crédito, lleva vuestra merced nuestro officio, ¿le parece que es poco hallar crédito de la vida y tener a nuestra devoción uno y mil aguaziles que nos fíen los açotes, galeras, el tormento y la horca, sólo con una simple y mal segura promessa de que le satisfaremos con las ganancias del primer hurto, y que no sólo haga esto por nosotros, sino también por nuestros amigos, parientes y conocidos? Desemplúmese vuestra merced y conozca que no ay vida más quieta y segura en este mundo que la nuestra, porque por un desplazer que tengamos, ay infinitos gustos y contentos que gozar. Y esto ay en cuanto a mi vacación y officio."

(Carlos García, "La desordenada codicia de los bienes agenos", 1619.)

lunes, 15 de julio de 2019

Luisa Sigea [Siglo XVI]


Otra de las poetas que suscitan gran interés de aquel S. XVI es Luisa Sigea, quien fuera hija de Diego Sigea, instructor de María Pacheco, comunera recalcitrante, esposa del capitán de las tropas de la batalla de Villalar, Juan de Padilla. De vasta y exuberante formación, puellae doctae, entró a servir en la corte de María de Portugal, protectora de las artes, cuyo célebre séquito era un dechado de talentos. Su obra conservada consta de varios poemas y dos piezas mayores en latín, el poema "Syntra", del que se puede encontrar una traducción de Menéndez Pelayo, y el "Duarum virginum colloquium de vita aulica et privata", en el que dos doncellas dialogan oponiendo las virtudes de la vida agitada y estruendosa cortesana a los beneficios de la vida retirada del mundanal ruido. Uno de sus poemas escrito en octavas, se supone escrito en el ocaso de su vida, sola y desanimada por infundios y esperanzas frustradas, comienza,

"Un fin, una esperanza, un como, ó quando;
tras sí traen mi derecho verdadero;
los meses y los años voy pasando
en vano, y passo yo tras lo que espero;
estoy fuera de mí, y estoy mirando
si excede la natura lo que quiero;
y así las tristes noches velo y quento,
mas no puedo contar lo que más siento."

domingo, 14 de julio de 2019

Santiago González Mateo, "Inventario de disidencias, suma de calamidades: la vida trágica del Job del siglo XVIII y XIX"

Toca presentaros al querido presbítero laguardiense Santiago González Mateo, natural de Lapuebla de Labarca, nacido en el lejano año de 1765. La Rioja Alavesa, tierra de mis ancestros; Laguardia, extraordinaria villa escenario de los más hermosos recuerdos de infancia. La insigne incluso allende los mares, Pepitas de Calabaza, editó hace algún lustro la azarosa vida del sacrílego sacerdote riojanoalavés, un bonito volumen titulado "Inventario de disidencias, suma de calamidades: la vida trágica del Job del siglo XVIII y XIX". Honorable pícaro que aprovecha las oportunidades de libertad, placer y gandulería, sátiro mártir, nuestro afrancesado prelado narra pasajes significativos de su desventurada existencia, magullada por la autoridad patriarcal, castigada por aquellos verdugos que se llamaban maestros, acosada por la infame Inquisición. Hec omnia inicia sunt dolorum.


"Las vocaciones propias de un debilitado espíritu y cuerpo por tantas mortificaciones inconsideradas fueron muchas. La primera fue de fraile francisco, sin duda por el trato continuo con los de esta religion. Consulté con el Padre Guardian de los capuchinos de Laguardia mi vocacion, quien me aconsejó hiciese exercicios, los que puse en practica baxo su dirección. Trece dias gasté en ellos. Los dias primeros me parecían santos todos los capuchinos, por el orden i modestia con que se presentaban a coro y todos los actos de comunidad, siendo mis delicias imitarlos en tan santas ocupaciones; pero se me acabó el fervor los dias ultimos, especiamente por el empeño del que me asistia a hacer cama y despertarme. Me echó tantas indirectas acerca de que lo convidara a anguilas, que me fue preciso salir a escondidas del convento a buscar dinero para el efecto. Logré sesenta reales, que entregué a dicho fraile importuno, todos los quales se gastó en medio arrova de anguilas, cuia maior parte regaló, dexando la menos para merendar el y yo. Otros tubieron el empeño de que comprase caxas de tabaco, por lo qual sali cuanto antes de su compañia, convencido de que hasta para buscar a Dios entre frailes es necesario mucho dinero. El guardia me disuadio de la vocacion, sin necesitar de muchos argumentos para convencerme."

(Santiago González Mateo, "Inventario de disidencias, suma de calamidades: la vida trágica del Job del siglo XVIII y XIX".)

sábado, 13 de julio de 2019

"La vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades" [1554]


"Huelgo de contar a Vuestra Merced estas niñerías, para mostrar cuánta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos, y dejarse bajar siendo altos cuántos vicios."

De allá de 1554 data la primera edición conservada de "La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y sus adversidades". Un pregonero nacido en Salamanca que ejerce su labor en Toledo, cuenta en primera persona cómo y de quiénes nació, cuál fue su infancia y a qué amos sirvió hasta conseguir el oficio que desempeña, y adoptar por esposa a una criada del Arcipreste de Sant Salvador. Lázaro, a través de la epístola, da así respuesta a la pregunta de un corresponsal anónimo sobre el rumor que corre por su ciudad: las malas lenguas airean que la mujer del pregonero es barragana del Arcipreste. El autor confeccionó una incómoda visión de la España Imperial: el ciego que vagaba por calles y plazas, en compañía de un mozo, rezando oraciones a cambio de limosna; el vagabundeo de los pobres, en su mayoría mujeres y niños, pordioseando por las ciudades; el ejemplo de la grotesca ruindad del cura avaro; el escudero depauperado que ha de dar prueba de su hidalguía exenta del pago de tributos mediante la demostración de su nobleza; el buldero, predicador deshonesto de escasa conciencia que defraudaba la recaudación de impuestos, y el empleo de aguador, mano de obra barata.

"El Lazarillo es una obra muy moderna porque explica la decadencia del mundo antiguo sin que una nueva forma social lo sustituya aún. Lázaro busca desesperadamente un vínculo de dependencia personal. un amo, pero sólo encuentra un gran vacío de relaciones fallidas. No es un siervo rural, sino un habitante urbano jurídicamente libre de vender su fuerza de trabajo. Pero eso no lo convierte en un proletario, sino en un vasallo desorientado."

(César Rendueles, "Capitalismo canalla. Una historia personal del capitalismo a través de la literatura", 2015.)

viernes, 12 de julio de 2019

Luis Buñuel, "Viridiana" [1961]

El informe de uno de los censores decía,
'Prohibida. Blasfema, antirreligiosa. Crueldad y desdén con los pobres. También morbosidad y brutalidad. Película venenosa, corrosiva en su habilidad cinematográfica de coordinación de imágenes, sugerencias y fondo musical',
agradezcámosle a la censura franquista otro loable logro, consiguieron que Buñuel retorciera la perversidad concluyente,
'La censura española era entonces célebre por su fomalismo cominero. En un primer final, yo había imaginado, simplemente que Viridiana llamaba a la puerta de su primo. La puerta se abría, ella entraba, y la puerta volvía a cerrarse. La censura rechazó este epílogo, lo que me llevó a imaginar otro final, mucho más pernicioso que el primero, pues sugiere muy precisamente una relación trilateral. Viridiana se une a una partida de cartas ente su primo y la otra mujer [Ramona], que es su amante. Y el primo le dice: sabía que acabarías jugando al tute con nosotros',


y me parece tan magnífica esta película, la obsesión erótico-religiosa, la nostalgia necrófila, el fetichismo que azuza el travestismo, el imparable loco amor que desata pasiones y desastres, una santa fantasma que es cadáver y amante, esposa y sobrina, morboso ceremonial religioso y animal acto sexual, las sutilezas de la perversión católica, vilezas retorcidas del torturado Don Jaime, el suicidio será su conclusión, o los terribles abrazos de una sexualidad violenta, la sórdida manifestación de la carne, El Cojo, la brutalidad de una violación que el asesinato frenará, y santa Viridiana, tu inocencia sometida a la mirada pecaminosa, tu incomprensible e irreparable complejo de culpa, cuelga los hábitos y dedícate a obras caritativas, te traicionarán aquellos a quienes auxiliaste, sufre las despiadadas agresiones del hombre, descúbrete como sujeto de deseo, que ardan las coronas de espinas, entrégate,

jueves, 11 de julio de 2019

Luis Buñuel, "El discreto encanto de la burguesía" [1972]


los infructuosos intentos de un conjunto de burgueses de cenar originan el cúmulo de situaciones singulares, ¿qué esconde la sutileza de sus gestos, las exquisitas maneras de comportamiento, el refinado paladar que selecciona brebajes y alimentos?, los siete pecados capitales o los escuadrones de la muerte o el lucrativo juego del narcotráfico o la sensata corrupción de la esfera política institucional o la tortura en las cloacas del estado o el cálculo táctico que mantiene activa una célula de un fichado grupo terrorista o el camino a ninguna parte del constante desarrollo del reino de la economía o una medida apariencia de amistad presta a ser traicionada o una vanidad acorazada defendida a punta de pistola,

miércoles, 10 de julio de 2019

Luis Buñuel, "La Vía Láctea" [1969]


¿Emprenderán el peregrinaje hacia Compostela? Ojalá se convierta en una travesía tan fascinante como este viaje por la Vía Láctea, que los saltos espacio-temporales os lleven por la antigua Palestina, la Europa medieval, la Edad de la Razón, por los restoranes de lujo y las supercarreteras actuales, que atravesando el itinerario os encontréis misteriosos y excéntricos individuos que lancen enigmáticas profecías que se cumplirán, que se topen con Priscialiano redivivo, con crueles libertinos como el Marqués de Sade, con quienes pecan de soberbia intelectual, sean ortodoxos o herejes, ¿hubo alguna vez una Santísima Trinidad? ¿fue Cristo Dios, hombre y Espíritu Santo simultáneamente, en secuencia o sólo fue, en todo momento, Dios padre disfrazado de ser humano a fin de ser reconocido por los hombres?, que escuchen cómo María aconseja a Jesucristo que no se afeite la barba, y presencien a quien padeció en la cruz dirigir a su concurrencia parábolas blasfemas, que sueñen con participar en el pelotón de fusilamiento que ejecutará al Sumo Pontífice, que asistan a los concilios que edificaron la doctrina de la cristiandad católica, y repudien sus sagrados acuerdos, y abracen los anatemas, como un cura escapado de un psiquiátrico, que demonios fugados de su prisión cumplan vuestros más viles deseos; ved cómo las monjas se mortifican para sufrir como Cristo sufrió, cómo jansenitas y jesuitas se enfrentan en un duelo a muerte, ¿tiene el humano en el momento de la acción la gracia suficiente para hacer el bien, o el alma humana está supeditada a la delectación imperante?; el sacrílego cazador que disparó despectivo a un rosario se postrará ante la virgen María cuando se le aparezca emanando bienaventuranza, la fe no se alcanza con la razón, penetra en el corazón, los milagros ocurrirán aunque la Guardia Civil siga custodiando las posadas, y en ellas curas fervientes del Dogma de la Asunción, se afanen en relatar las bonanzas de los sublimes milagros marianos... Escribía Gonzalo de Berceo, que el humano 'es en esti sieglo huéspet e peregrino', en la Vulgata una locución latina dice 'peregrini et hospites sunt super terram': los humanos, que somos peregrinos y extranjeros sobre la tierra... 'Gracias a Dios, soy ateo', decía Buñuel, 'mi odio hacia la ciencia y mi horror hacia la tecnología, me llevarán finalmente hacia la absurda creencia en Dios'.

martes, 9 de julio de 2019

Luís Buñuel, "Simón del Desierto" [1965]


Simeón el Estilita fue un 'ermitaño de columna' del siglo IV, un excéntrico anacoreta que impacta por la sobriedad y constancia de su ascesis: su extravagante perseverancia le sostuvo treinta y seis años sobre una columna alimentándose frugalmente, meditando, impartiendo discursos, instruyendo discípulos, despreciando su cuerpo, resistiendo deseos y tentaciones. Una autodisciplina estricta y arrogante, una austeridad severa que hace intuir que no estaba capacitado para convivir con los demás. ¿Un humilde que se alza arrogante sobre una columna? ¿Una mente atormentada por negar los elementales impulsos corporales? ¿Un ser débil que huye despavorido del pecado?

lunes, 8 de julio de 2019

Akira Kurosawa, "Rashomon" [1950]


'Los humanos son débiles y mienten, incluso a sí mismos'. Hay una difusa línea entre verdad y mentira: ¿qué narración de los hechos creer cuando los implicados en el crimen esbozan versiones plausibles que pretenden salvar su alma, su orgullo, su dignidad? Quizá aquella que bondadosamente nos muestre como seres débiles, estúpidos y cobardes, quizá aquella que compasivamente comprenda la vulnerabilidad humana.

domingo, 7 de julio de 2019

Frank Piasecki, "Sangre en el móvil" [2010]

La tragedia ignorada de la República Democráctica del Congo. El genocidio de proporciones escalofriantes. La historia de rapiña y saqueo de la nación. El conflicto armado más mortífero desde la IIGM. La violación como arma sistemática de guerra. Las terribles secuelas de la matanza en Ruanda. El silencio mediático. La intervención de los EEUU en la región. El desnivel prometeico. La disolución de la ética en el marasmo del intercambio internacional de mercancías. El bruto coste humano y ecológico del desarrollo de las nuevas tecnologías.


"Se habla mucho de la deslocalización de la producción y muy poco de la del consumo. La movilidad subjetiva de las nuevas tecnologías, que tantas vidas ha salvado, se ajusta como un guante al universo de la publicidad y a su ecosistema cerrado de voces e imágenes desinfectadas de cuerpos. La mercancía nos salva de la muerte como la comunicación nos salva del contagio; si compro y me compran no muero; si no soy más que un eco nada ni nadie puede hacerme daño. Pantallas, redes informáticas, mercados financieros, telefonía móvil, la ilusión inmaterial es la de un impulso individual sin fronteras, la de una pulsión aérea que revolotea picoteando entre marcas y simulacros. No es más que una ilusión: la deslocalización del consumo, cuyo símbolo máximo es el teléfono celular, está ligada por un hilo invisible, al otro lado del mundo, a la muerte de 5 millones de cuerpos en el Congo, cuyo territorio y minerales se disputan unas cuantas empresas occidentales ( Nokia, Ericson, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM). A nosotros no nos importa. Se pueden mantener los muros o levantar otros nuevos porque no impiden que pase la voz (o el gag visual) por encima de ellos; los muros están hechos solamente para retener los cuerpos, para frenar a los retrasados que todavía conservan uno: los pobres y los terroristas, y también las mujeres, cuyo exceso de cuerpo conviene tener localizado ininterrumpidamente. EEUU, en efecto, ha desarrollado un sistema de espionaje para localizar llamadas desde celulares sin intervención judicial y una empresa española anunciaba hace poco la comercialización de un dispositivo para que los celosos puedan saber en todo momento desde dónde llaman sus esposas.
En España viven 42 millones de personas y a finales de 2007 había ya 50 millones de teléfonos móviles. Según algunos estudios de mercado, los europeos cambian de modelo cada cuatro meses. Podemos hablar ininterrumpidamente con todos nuestros amigos -que no son necesariamente conocidos- en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento. Pero, ¿tenemos algo que decirles? Sí, tenemos que decirles dónde estamos, desde dónde llamamos. O, al revés, tenemos que decirles en realidad dónde no estamos, desde donde no llamamos. Porque el único lugar del mundo donde ya no estamos es aquel desde donde llamamos o donde recibimos una llamada. Llamamos o recibimos llamadas precisamente para no estar allí donde estamos, para no estar allí donde está nuestro cuerpo, ese rescoldo tenaz y desazonante que, en condiciones capitalistas, queremos olvidar lo antes posible, por falta de recursos y para conservar nuestro prestigio: la pura tentación de la descorporización vacía, el malestar de estar vivo, el rechazo de las situaciones residuales, la intolerancia frente a lo concreto, el creciente desprecio por los otros, el deteriororo cultural y antropológico del espacio público. Cada vez me resulta más incomprensible el escándalo de los que protestan en Europa por la intromisión en la vida privada de los medios de comunicación o del Estado. Lo que es inquietante, lo que es verdaderamente amenazador es la invasión del espacio público por parte de los intereses y las pulsiones privadas. El ágora capitalista es esta imagen: la de una plaza donde se reunen miles de personas para darse la espalda unas a otras y declarar por teléfono a miles de ausentes diferentes: 'No estoy aquí', 'no estoy en ninguna parte'.
El único acto de comunicación total que conocemos es la guerra. La ininterrumpida conversación sin vivencias y fuera del espacio convierte el intercambio de mensajes en un puro intercambio de señales. Liberados del cuerpo, desprendemos sin cesar flechas, balas, misiles, bengalas. Es parte de la guerra, aunque los muertos caigan sobre todo en el Congo y nuestros propios cadáveres mentales los escondamos detrás de una valla publicitaria."

(Santiago Alba Rico y Carlos Fernández Liria, "El naufragio del hombre", 2010.)

Luis Buñuel, "Él" [1952]


Un loco amor desata el infierno, y la razón pesa como una losa: la paranoia hila su tormento opresivo. ¿Quién será el que niegue el predominio del azar sobre los hilos lógicos de unas cadenas de palabras con presunción irrefutable? ¿Cuándo la pasión se torna en obsesión, y la poesía se muestra insuficiente para sofocar el misterio intenso de unas fuerzas delirantes que pretenden dominar la irreductible autonomía de la otra? Son juegos perversos de megalómanos que producen monstruos como Él.

viernes, 5 de julio de 2019

Ippolita, "El acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capitalismo" [2012]

"¿Para qué sirven los 'social media'? Tranquiliza conectar el ordenador y encontrar todos los contactos en 'skype'. Tranquiliza ver muchos 'mails' en el buzón de correo; tranquiliza ver tus 'post' comentados. Los 'social media' nos aseguran que hay un mundo ahí fuera, que es un mundo muy activo y que nosotros estamos integrados en ese mundo. Cada sms, cada pitido, 'post', 'mail', 'tweet', además de la dichosa función comunicativa, desempeñan la función primaria de confirmarnos nuestra existencia dentro de una red social."


El default power. La cultura del spot out. La facilidad de entrar y la dificultad de salir. La merma de la capacidad de atención. La estúpida perversidad de la cibernética social o considerar que a la participación en la Web 2.0 le corresponde un nivel mayor de democracia. La homofilia caralibrera: esa fascinación recíproca de quien se siente parte de una misma identidad, apuntalando una homogeneidad que se opone a la afinidad, sustituyendo el conflicto creativo por la indiferencia. La extensión de la delación. O Narciso enamorado de su propia imagen: ocultar lo que no es presentable y confesable, rehuir el riesgo de no gustar, practicar el elitismo de masas al estilo Ivy League. Convertirse en otro pez de la sociedad del espectáculo masificada y ser al mismo tiempo espectador que aplaude y actor que representa una identidad virtual. Tener amigos que no se tienen, la celebridad difusa, la actualización compulsiva, la transparencia radical y los gadgets personalizados. La pornografía emocional y relacional: comparte tu estado sentimental, ¿cómo te sientes?. Dinos en qué estás pensando. La experiencia circunscrita a un eterno presente: el pasado fluye inexorablemente hacia abajo, nadie acude a leer los posts viejos, ¿quizá alguien que quiera descubrir algo turbio?. La maldita Timeline: una narración sin puntos oscuros, lineal, clara, consecuente. La tensión por decir todo, ¿vamos gritando por la calle que el que imaginábamos el amor de nuestra vida nos acaba de dejar?, o una máxima sinceridad que rima con ingenua estupidez. El enjambre de interacciones superficiales, como bípedos pancakes instantáneos. La religiosidad científica de la tecnología digital. La sociabilidad turbocapitalista o el ajuste de nuestro perfiles para estar a la altura del mundo de ahí fuera. El registro de todo movimiento online y la paranoia securitaria. El alud de estulticias, ¿no fue Raoul Vaneiguem quien escribió el hoy banal 'todo se puede decir, nada es sagrado'?. ¿Por qué mierda el muro de Facebook se llama muro?, no estoy haciendo graffitis. Una formación continuada que no estratifica ni enseña nada más que la adecuación al sistema. El parece que imparable ascenso de la ideología anarco-capitalista: la pérdida de sentido de la crítica. La dictadura del link y la cultura del 'me gusta'. Los Hard disks de metal, silicio y minerales raros; la industria de construcción de circuitos; la electricidad; los sistemas de descodificación. Los Big Data. La socialización automática gestionada por la máquina: la inteligencia colectiva de las redes, sueño de control reaccionario. Los FB-addicted o la espiral de toxicomanía masturbatoria. Lo privado que tiende a ser público gestionado por una sociedad privada. Automercadotecnia personalizada de masas: un yo trabajador agresivo, un yo familiar cariñoso, un yo sexual apetecible, un yo amistoso divertido, un yo social caritativo, un yo revolucionario radical. Y la perversión de los mecanismos de indentificación fija promovidos-impuestos. La muerte de la Privacy, la transpariencia radical: la extracción de palabras clave para proponer publicidad contextual y dirigida sobre la base de intercambios de mensajes considerados confidenciales. Los algoritmos, ¿pueden erigirse en jueces de la bondad o maldad de un contenido?. Compartir forzada y automáticamente. La mecanización de los comportamientos. La autentificación: el login y la password. La ingeniería social que tiene a su merced un campo inmenso de experimentación, la explotación de los datos de los usuarios. Los turbios movimientos financieros. La imperiosa necesidad de ser distraídos, la estupidez técnicamente equipada. O ser socialmente activo siendo más pasivo físicamente. Los duros golpes a nuestra autoestima. Y que tenemos miedo a la soledad y el abandono.
Esto no es todo amigos y seguidores.

jueves, 4 de julio de 2019

Ramón J. Sénder, "Réquiem por un campesino español" [1953]

En alguna comida familiar en el pueblo lo decía, hace años, con igual ligereza que admiración, algún comensal invitado a nuestra mesa: "Réquiem por un campesino español" de Ramón J. Sénder es la mejor obra que se ha escrito sobre la Guerra Civil Española. Un réquiem a Paco el del Molino, traicionado por el medroso cura aragonés Mosén Millán, bosquejo de los entusiasmos de los pobres asociados a la llegada de la II República y de las consecuencias sangrientas ligadas a la sublevación de los generales fascistas.


"Desde la sacristía, Mosén Millán recordaba la horrible confusión de aquellos días, y se sentía atribulado y confuso. Disparos por la noche, sangre, malas pasiones, habladurías, procacidades de aquella gente forastera, que, sin embargo, parecía educada. Y don Valeriano se lamentaba de lo que sucedía y al mismo tiempo empujaba a los señoritos de la ciudad a matar más gente. Pensaba el cura en Paco. Su padre estaba en aquellos días en casa. Cástulo Pérez lo había garantizado diciendo que era trigo limpio. Los otros ricos no se atrevían a hacer nada contra él esperando echarle mano al hijo. Nadie más que el padre de Paco sabía dónde su hijo estaba. Mosén Millán fue a su casa. ─ Lo que está sucediendo en el pueblo ─ dijo─ es horrible y no tiene nombre. El padre de Paco lo escuchaba sin responder, un poco pálido. El cura siguió hablando. Vio ir y venir a la joven esposa como una sombra, sin reír ni llorar. Nadie lloraba y nadie reía en el pueblo. Mosén Millán pensaba que sin risa y sin llanto la vida podía ser horrible como una pesadilla. Por uno de esos movimientos en los que la amistad tiene a veces necesidad de mostrarse meritoria, Mosén Millán dio la impresión de que sabía dónde estaba escondido Paco. Dando a entender que lo sabía, el padre y la esposa tenían que agradecerle su silencio. No dijo el cura concretamente que lo supiera, pero lo dejó entender. La ironía de la vida quiso que el padre de Paco cayera en aquella trampa. Miró al cura pensando precisamente lo que Mosén Millán quería que pensara: 'Si lo sabe, y no ha ido con el soplo, es un hombre honrado y enterizo'. Esta reflexión le hizo sentirse mejor."

(Ramón J. Sénder, "Réquiem por un campesino español", 1953.)

miércoles, 3 de julio de 2019

Günther Anders, "Nosotros, los hijos de Eichmann. Carta abierta a Klaus Eichmann" [1988]

¿Se imaginan que Klaus Eichmann, el hijo del infame Adolf Eichmann, el responsable de la planificación burocrática de la Solución Final nazi, hubiera aceptado la proposición de Günther Anders de unirse al movimiento de los adversarios del armamento nuclear? Tristemente, Klaus no contestó a ninguna de las dos misivas que componen este volumen, "Nosotros, los hijos de Eichmann", en el que Anders, impulsor del movimiento antinuclear internacional, profeta de la era del totalitarismo técnico, nos avisa de que en el imperio de la megamáquina, todos nosotros, incapaces de representarnos los desmesurados efectos de nuestras acciones, condenados a concentrarnos en minúsculos segmentos del proceso de acción global, devenidos en piezas mecánicas de un mundo máquina, somos hijos de Eichmann, o al menos, hijos del mundo de Eichmann.


"El trasfondo de esta carta es 'lo monstruoso'.
¿A qué llamo 'lo monstruoso'?

1) A que haya habido una aniquilación institucional e industrial de seres humanos; de millones de seres humanos.
2) A que haya habido dirigentes y ejecutores de estos actos:
Eichmann serviles (hombres que aceptaron estos trabajos como cualesquiera otros y que se excusaron apelando a las órdenes recibidas y a la lealtad);
Eichamnn viles (hombres que aspiraron a estos cargos);
Eichmann obstinados (hombres que aceptaron el riesgo de perder totalmente su humanidad con tal de gozar de un poder total);
Eichmann ambiciosos (hombres que realizaron lo monstruoso precisamente porque lo monstruoso les era insoportable; es decir, porque no hubieran podido demostrar su inquebrantabilidad de otra forma);
Eichmann cobardes (hombres contentos de poder cometer por una vez lo infame con buena conciencia; esto es, no sólo como algo no prohibido, sino incluso como algo prescrito).
3) A que millones de personas fueran llevadas a, y mantenidas en, una situación de la que nada sabían. De la que nada sabían porque no querían saber nada; de la que no querían saber nada porque no tenían derecho a saber. Así pues, millones de Eichmann pasivos.

Sin esta evocación de lo monstruoso que fue realidad nos es imposible avanzar un solo paso. Aunque con ella, ciertamente, sólo avanzaremos algunos. La oscuridad en la que nos adentramos a través de la rememoración sólo servirá de algo si somos capaces de sacar provecho de ella y la transformamos en otra cosa. Debemos transformarla

1) en la conciencia de que lo que ayer fue realidad, en la medida en que sus fundamentos no han cambiado esencialmente, también hoy puede ocurrir, todavía u otra vez; en la conciencia de que, por tanto, probablemente la época de lo monstruoso no ha sido un simple interregno; y
2) en la decisión de combatir sus posibles repeticiones.

Estas transformaciones no aminorarán nuestra oscuridad. Tanto menos cuanto que las repeticiones de lo monstruoso no son sólo posibles (enseguida veremos por qué, sino probables; y porque la probabilidad de que ganemos la batalla contra su repetición es menor que la de perderla. Pero nuestra derrota sólo quedará sellada si decidimos no escrutar los fundamentos de lo ocurrido, si no descubrimos con claridad lo que propiamente hemos de combatir. Precisamente por eso mis amigos y yo hemos de ir a las raíces de las cosas."

(Günther Anders, "Nosotros, los hijos de Eichmann. Carta abierta a Klaus Eichmann", 1963-1988.)

Jesús Vicente Aguirre, "Lo que pasó (Historia de una saca del 36)" [2019]

Más de dos mil fusilados. Una calculada obra de exterminio. El latigazo del terror. La hora de la saca. En su primera novela, publicada por Pepitas de Calabaza, el ilustre riojano Jesús Vicente Aguirre, riguroso documentalista de la ola de muerte que se abalanzó sobre La Rioja durante la guerra civil, se adentra en el territorio de la narrativa, soplando aires de novela negra, para recrear las circunstancias que rodean a los participantes de una de las múltiples sacas que azotaron las localidades riojanas en aquel verano de 1936. Una historia de sombras y luces, amores y rencores, esperanzas y frustraciones, que con la guerra civil española como telón de fondo, supone un ejercicio de memoria que transita desde el entusiasmo suscitado por la Segunda República, por el miedo silencioso de los supervivientes, la crueldad impune de los vencedores y el tormento de los verdugos, hacia la valentía de quienes no pudieron ni quisieron olvidar: un homenaje a quienes se implicaron, y se implican, en mantener vivo el recuerdo de lo que pasó. Lejos del frente, un servicio de matanzas eficazmente lubricado, cosechó un reguero de sangre.


"Elsa me contaba lo que había significado para ella vivir en medio de aquel ambiente irrespirable y cainita de una ciudad provinciana donde las autoridades y la llamada gente de bien solo se lamentaba de las muertes de sus soldados en el frente, especialmente de los significados como falangistas, requetés o militares de carrera, a los que dedicaban funerales y desfiles entre tantas banderas, cruces, camisas azules y boinas rojas que jamás se ponía el sol imperial. Y luego las celebraciones por la toma de ciudades, 'uno, dos, tres, Toledo nuestro es', y la marcha de la guerra, los conciertos militares, las grandes paradas del nacionalcatolicismo que asomaba las orejas primero y los pies después, los problemas de racionamiento, las delaciones, las ejecuciones de las que nadie decía nada, de las que nadie quería saber nada. Oficialmente no existían los muertos que primero llenaron el cementerio y después ahondaron la Barranca de Lardero, a pocos kilómetros de Logroño. Tampoco se podía hablar de los asesinados en la provincia. Mas de cuarenta en Arnedo, su pueblo."

(Jesús Vicente Aguirre, "Lo que pasó (Historia de una saca del 36)", 2019.)

martes, 2 de julio de 2019

Günther Anders, "El piloto de Hiroshima. Más allá de los límites de la conciencia" [1962]


"En 1.959 un hombre llamado Claude Eatherly, roto y desesperado, lleva ya seis años recluido en un hospital psiquiátrico de alta seguridad del Pentágono tratado por 'trastornos edípicos y sentimiento de culpa'. Internado y liberado muchas veces desde 1950, este hombre ha perdido toda esperanza, no sólo de reintegrarse a la vida normal de sus contemporáneos, sino incluso -y mucho más grave- de comprender exactamente la hechura de su problema. En 1945, de regreso del frente, Eatherly había evitado los homenajes de sus conciudadanos y se había encerrado tímidamente en su casa, agitado por un malestar incomprensible que ni siquiera su mujer, que lo había esperado con impaciencia y recibido con alborozo, pudo soportar. En 1947, ya divorciado, sin lazos que lo vincularan al optimista ajetreo de su país, decide emigrar a Canadá, a donde lo acompaña su angustia y de donde regresa un año más tarde sin haber conseguido librarse ella. En 1950, Eatherly se declara vencido y alquila una habitación en un pequeño hotel de Nueva Orleans; ingiere varias cajas de somníferos, se tiende en la cama y por un momento siente el alivio de dejar atrás el tormento que lleva dentro. Salvado en el último momento, su inestabilidad mental alternará desde entonces las tentativas renovadas de suicidio con extrañas iniciativas de todo punto incomprensibles: manda una y otra vez, por ejemplo, cartas compungidas a Japón con algunos dólares incluidos en los sobres. A partir de 1953, emprende una singular carrera de delincuente. Eatherly, en efecto, entra en un comercio o en una farmacia armado de una pistola que luego se descubrirá de juguete, encañona al cajero y le conmina a depositar la recaudación en una bolsa de papel; luego sale tranquilamente, con una cierta parsimonia exhibicionista, deja la pistola y el botín en la puerta y se deja prender por la policía. Cada vez que hace una cosa así, es conducido al hospital militar de Waco, donde los psiquiatras describen muy científicamente su caso: 'Paciente completamente enajenado de la realidad. Miedos, crecientes conflictos internos, pérdida de los sentimientos, ideas fijas'.
Pero, ¿quién es este incurable perturbado de nombre Claude Eatherly? ¿Por qué las autoridades de los EEUU no lo tratan como a un vulgar ratero y lo meten en la cárcel? ¿Por qué este empeño en 'curarlo'? Pues bien: Claude Eatherly era el piloto estadounidense que el 6 de agosto de 1945, después de analizar las condiciones atmosféricas sobre el cielo de Japón, escogió Hiroshima para que el Enola Gay, a los mandos del coronel Thibbets, arrojara la primera bomba atómica. Eatherly contempló desde el aire el hongo místico de la explosión y quizás se abandonó un instante al placer estético de esta catedral de humo; después, de vuelta a la base, supo que su acción había derretido a 200.000 japoneses en apenas cinco minutos. El coronel Thibetts, entrevistado más tarde por un periódico estadounidense, declaró: 'No tengo remordimientos. Se me dijo -como se ordena a un soldado- que hiciese una cierta cosa y yo la hice. Y no me habléis del número de las personas muertas. Yo no quería que muriese nadie. Miremos de frente la realidad: cuando se combate, se combate para vencer, usando todos los medios a nuestra disposición. No me plantea el más mínimo problema moral: hice lo que se me había ordenado y en las mismas condiciones volvería a hacerlo'. Thibbets fue homenajeado, felicitado, condecorado y sus compatriotas le hicieron sentirse orgulloso de su acción; era el 'normal'. Claude Eatherly, en cambio, se sintió mal; y como no se podía encarcelar a un héroe de guerra sin que el gobierno y la sociedad estadounidense se viesen obligados a enfrentarse a su propia responsabilidad, fue recluido en el hospital militar de Waco, de donde escapó en 1961 para desaparecer -¿a la manera quizás argentina o chilena?- sin dejar rastro. Fue recluido, es decir, no por haber matado a 200.000 personas en cinco minutos sino por no haber sido capaz de 'superarlo'. Mientras él solicitaba una y otra vez 'la gracia del castigo', sus compatriotas le castigaban precisamente declarándolo irresponsable de sus actos; estaba loco: se sentía culpable."

(Santiago Alba Rico, "El mundo en guerra: consideraciones sobre el derecho a la normalidad", 2004.)

En la correspondencia que Günther Anders mantuvo con Claude Ethearly, de 1959 a 1961, mientras Claude permanecía recluido en el hospital psiquiátrico, el filósofo polaco ejemplifica, a partir de la desazón del piloto, cómo la técnica ha traído la posibilidad de que seamos inocentemente culpables, cómo el desarrollo técnico ha abierto un abismo entre aquello que podemos hacer y aquello que podemos representarnos. Anders consideraba consolador para el sentido de responsabilidad humano que Eatherly no pudiera superar su situación, que el desarrollo de su imaginación moral sobre las consecuencias de sus actos le indujera a una locura desasosegante, resultado de una culpa inasible y difusa para la que no encontraba la gracia del castigo: no podía considerarse salubre reaccionar sensatamente a semejante acontecimiento catastrófico cuando se era parte activa de su desencadenamiento, 'precisamente porque lo hizo podemos ver en usted, y únicamente en usted, qué nos habría sucedido de haber estado en su lugar, o de vernos algún día en su lugar'. Eatherly era un símbolo del porvenir. En una de sus cartas, le confiesa a Anders,
'Para la mayoría, mi rebelión contra la guerra es una forma de locura. Pero no hubiese podido encontrar otra manera de explicar a los hombres que una guerra atómica no solo trae consigo destrucción física, sino que también desmoraliza al ser humano. Me da completamente igual qué piensen los hombres de mi moralidad si de esta forma puedo causarles perplejidad y lograr que comprendan que no pueden volver a hacerse esto a sí mismos, ni a sus hijos.'