martes, 27 de diciembre de 2022

Fernando Navarro, "todo lo que importa sucede en las canciones" [2022]

Me resulta sorprendente la selección de canciones tratándose de alguien sólo un par de años mayor que yo: su gusto lo asociaría más al de mi madre que al de mi hermano. Si en casa-padres Bob Dylan y Neil Young estuvieron siempre presentes fue por madre coraje: varios fueron los años melómanos que transcurrieron antes de aprender a apreciar discos que hoy me resultan hermosos, como el "Blood on the tracks" o el "Harvest". El primer álbum de Elvis llegó con relativa prontitud, traído por propia mano cuando rebuscaba en las cubetas de cedeses a bajo precio de las grandes superficies, pero rápidamente fue eclipsado por la energía de Little Richard y Chuck Berry, y su deslucida gloria posterior, incluso aun considerando sus más queridos temas, entre los que incluiría "If I can dream", no lo situarían en un improbable definitivo casete recopilatorio. Añoro las mañanas espídicas en que sustituía el teletecho por las en su simplicidad bellas TDK's de noventa minutos. Y a Bruce Springsteen tengo la persistente tentación de colocarlo bajo la nociva rúbrica de 'rock para policías', la canción que más ha sonado en mi equipo ni siquiera ha sido en versión original suya, sino en versión charnega de Transición: "Nacido en el Carmel". Añoro mis largos paseos nocturnos por Barcelona. Y sin embargo aquí estoy, con el horario torcido, escuchando "Born to run" y "Thunder road", que tienen magia urbana, "Flirting with time" y "American girl" de un ya no tan desconocido Tom Petty, la bonita tristeza del "Are you alright?" de Lucinda Williams y la sobrecogedora despedida de la vida de Warren Zevon "Keep me in your heart". No habían girado antes en mi equipo reproductor. Otros artistas escogidos los siento más cercanos: los Beatles, 'sólo digo que los Beatles son una excusa para ser feliz', el animal nocturno, héroe entre crápulas, Tom Waits, la celebérrima Patti Smith, la imponente voz de Aretha Franklin o Roy Orbison, que he de decir que antes que por "In Dreams" me inclino por sus más simples primeras grabaciones de Sun Records. En mi vida, también en crisis permanente, ya consustancial al transcurso diario, más deslucida si se quiere, que no olvidemos que estamos hablando del libro de un crítico musical consagrado, habilidoso para contagiar su pasión, Fernando Navarro, también (casi) 'todo lo que importa sucede en las canciones'.


"Ahora, casi un año después de entrar en el piso, no dejo de canturrear "Changing of the Guards" y, cuando lo hago, en mi cabeza no dejan de parpadear todo tipo de imágenes. "Changing of the Guards" existía desde hace mil años y Dylan un día tropezó con ella. Yo también tropecé con Bob y su canción. Es normal que suene viniendo desde tan lejos. Sus coros refuerzan esta idea y las sentencias del propio Dylan cuando canta 'el destino llama' y esas voces lejanas y espirituales lo repiten. Esos coros femeninos son una pequeña gloria de la naturaleza. Son como fuertes ráfagas de viento. Elevan. Parece guardar un mensaje: la vida es misterio. También lo es la música. Esconde siempre algo que no se puede explicar, pero es real, como el horizonte, que no se puede medir, pero existe. Se siente. La música no es un uniforme que te puedas quitar y poner. Escucharla es formar parte de algo. Participar en su misterio. Las canciones de mi vida forman parte de mí. No puedo despojarme de ellas. Tampoco quiero. He participado tanto en lo que contienen que ignorarlas sería conspirar contra mí mismo. Los artistas que se escondían detrás de ellas eran espíritus libres que se arriesgaban y, desde que sonaron en mi habitación, en mi coche o en los bares, nunca deseé acabar con ese espíritu. Al contrario: siempre quise honrarlo. Llevo el rock'n'roll en el corazón. Mi vida futura siempre estuvo ahí y ahora puedo decir también que mi vida pasada. Cuando estos músicos ya no estén, se acabará definitivamente una época y quizá este juntaletras musical que represento será una de las últimas pruebas de que sus canciones les han sobrevivido. Sí, lo sé: puede que como personaje yo no sirva para nada más."

("todo lo que importa sucede en las canciones", Fernando Navarro, 2022.)

viernes, 23 de diciembre de 2022

Miriam Toews, "Pequeñas desgracias sin importancia" [2014]

Apunta a un recuerdo central que atraviesa mi adolescencia: mi madre, con infructuosa desesperación, intentando infundirle a mi hermano ganas de vivir. ¿Cómo insuflarle fuerza para vivir a alguien que amas pero que está enfermo de muerte? Es el tema central del valiente y conmovedor libro de la escritora canadiense Miriam Toews "Pequeñas desgracias sin importancia". ¿Cómo aceptar el terminante deseo de suicidarse de un ser querido, manifestado repetidamente a través de bruscos intentos fallidos? La inevitable incomprensión hacia el dolor psíquico intenso, la forzosa distancia ante el abatimiento anímico letal, la terca esperanza en psiquiatras, bálsamos y querencias varias: los suicidas siempre mueren violentamente solos.

"Mi madre y yo íbamos en un avión. Antes de irnos había hablado con Elf. Ella no había dicho ni una palabra. Yo le dije que todo saldría bien, de verdad, que la necesitaba, que la entendía, que la quería, que la echaría de menos, que volvería con ella, que estar las dos juntas en Toronto un tiempo nos iba a sentar de maravilla, que Nora también estaba deseándolo, que yo entendía que solo porque no quisiera vivir no significaba que necesariamente quisiera morir, lo que pasa es que suele hacerse así, que quisiera morir igualmente que había vivido, con elegancia y dignidad, que yo necesitaba que tuviera paciencia, que luchara un poco más, que aguantara, que supiera que la queríamos, que supiera que quería ayudarla, que la ayudaría, que necesitaba zanjar algunas cosas, que mi madre y yo teníamos que ir al funeral de tía Tina en Vancouver, que volvería, que ella se quedaría conmigo un tiempo en Toronto, sería cortar con todo y descansar, que Nic ya había vuelto, estaba en Winnipeg, que vendría a verla todos los días, que yo tenía que irme, que necesitaba saber que ella iba a estar bien en mi ausencia, que me inclinaba compasivamente ante su sufrimiento, que ella podía ser dueña de su vida, que yo entendía que a veces el dolor era mental, no solo físico, y que ella no quisiera otra cosa que acabar con él y dormir para siempre, que para ella su vida había acabado pero que para mí seguía sucediendo y que parte de ella era intentar salvarla, que la idea de salvarla era algo en lo que no estábamos de acuerdo, que yo estaba dispuesta a hacer lo que ella quisiera hacer pero solo si era realmente cierto que no existían nuevas puertas por abrir, empujar o por las que irrumpir porque si las había me rompería hasta el último hueso del cuerpo corriendo u estampándome contra la puta puerta las veces que hicieran falta, una y otra vez, una y otra vez. ¿Vas a comer?, le pregunté. ¿Vas a hablar?
Alargó los brazos como un bebé que se levanta de la siesta y quiere que lo cojan y yo me lancé a su abrazo y lloré desesperadamente."

("Pequeñas desgracias sin importancia", Miriam Toews, 2014.)

miércoles, 21 de diciembre de 2022

algo de lo que más he escuchado de la música publicada en este año

entre las cosas que he escuchado este año ha vuelto con fuerza la música extrema, de entre el HH sólo me vienen los últimos de Kendrick Lamar y de Little Simz, que recientito lo llevo estos días en bucle, y los últimos de Biznaga, Bazka y Tensö en la otra onda toguapa; en la cumbre se desliza el black metal, que preocupantemente se ha estado comiendo el terreno de todas las demás formas musicales, intuyo que quiere decir que cada día camino más melancólico y desconectado y desconcertado, y que tengo que volver al psicólogo, ha dado vueltas en bucle BlackBraid, Sgah'gahsowáh es el real último mohicano, Wiegedood "There's always blood at the end of the road", la plaga de cucarachas, White Ward "False light", saxofones y gafas con nariz, y un álbum de senda blackgaze, proveniente del Japón, el "Island" de Asunojokei, glorioso como Ao Tanaka marcando contra España; ya no soy un gran rastreador pero disfruto de las movidas que me llegan; lo que felizmente he redescubierto son los conciertos en directo, aquellos a los que vas en peregrinación aunque sea solo y aunque sea lejos porque te apetece un montón ver a esa banda que significa mucho para ti y no puedes dejar pasar la maldita posibilidad: llevaba demasiado tiempo trabajando fines de semana; a ver qué pasa estos meses siguientes

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Sergei Loznitsa, "Sobre la historia natural de la destrucción" [2022]

Loznitsa, amo y señor del found footage, retorna con un estremecedor documental, inspirado en la obra homónima del escritor alemán W. G. Sebald, que recoge material de archivo filmado durante los masivos bombardeos aliados sobre la población civil alemana en la Segunda Guerra Mundial. Un asunto silenciado, relegado a las sombras del tabú histórico: 'un pueblo que había asesinado y maltratado a muerte en los campos a millones de seres humanos no podía pedir cuentas a las potencias vencedoras de la lógica político-militar que dictó la destrucción de las ciudades alemanas'. Una grandilocuente sinfonía de metralla, fuego y destrucción, con su imprescidible obertura: el magno esfuerzo colectivo de producción, de colosales dimensiones industriales, de maquinaria de guerra. El ruido ambiental se interrumpe en varios momentos significativos: el discurso del mariscal Bernard Law Montgomery animando zalamero el llamado 'frente interno' británico, los trabajadores de una fábrica de armamento; los fragmentos de "Los maestros cantores de Núremberg" de Richard Wagner, interpretados por la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Wilhelm Furtwängler, delante de la plantilla laboral de otra fábrica de armamento alemana; un discurso que el Primer Ministro británico Winston Churchill dirige a la población germana en que plácidamente la invita a dirigirse a las zonas rurales para escapar de los bombardeos y para que desde ahí 'pueda ver tranquilamente cómo arden sus casas'; otra alocución del célebre carnicero británico, 'The Butcher', Sir Arthur Harris, arquitecto del bombardeo indiscriminado, 'de área', 'Alemania será un experimento inicial muy interesante'; y un audio no menos amenazante de un alto oficial nazi, radiado mientras en las imágenes una Londres arrasada por las bombas nos avisa de la indistinción de las ciudades, 'sabemos que hay una sola respuesta eficaz al bombardeo británico-americano de terror: el contra-terror'. Esplendor found footage.

sábado, 10 de diciembre de 2022

Layla Martínez, "Carcoma" [2021]

Son cien cien años de rencor, tres generaciones de almacenar veneno, una larga sucesión de humillaciones; los amargos posos de la concatenación de vejaciones y las sombras avivadas por la secuencia de violencias silenciadas. Una Comala en la provincia de Cuenca poblada por gentes miserables, mezquinas y cobardes. La casa familiar, más prisión que refugio, el odio de clase, la categórica respuesta a la cruel severidad masculina y la bilis negra de la fría venganza. Cuando no puedes vencer a los mil demonios sólo queda aprender a tratar con ellos: invocarlos por sus nombres y convertirlos en tus eventuales aliados, y apreciar la generosa ayuda de los varios santos que esporádicamente se te aparecen para ayudar en la doma. No confíes en los nostálgicos de una vida rural ensoñada.

"Se enfadó con él, pero aún más conmigo. En esta familia nos hemos escupido el odio unas a otras hasta que nos ha comida por dentro. Yo entonces todavía no sabía lo que ha dicho mi nieta, solo me daba rabia que hubiese sido tan idiota, que no me hubiese hecho caso con todas las veces que le había dicho que esa gente solo nos quiere para hacerle la cama o para deshacérsela, pero para nada más. A ella le revolvía la bilis que yo tuviese razón, que se hubiese cumplido lo que había dicho. Cada vez que nos gritábamos, la casa se estrechaba sobre nosotras. Las paredes se estremecían y las puertas de los armarios se abrían y cerraban de golpe. Los techos crujían como si estuviesen a punto de derrumbarse, como si el tejado fuese a desplomarse encima de nuestras cabezas de un momento a otro. Pero lo peor eran las sombras. Nos agarraban los tobillos para que nos cayésemos al suelo, nos tiraban de la ropa y se nos colgaban de los cabellos, nos lanzaban los platos y los vasos que había dentro de los armarios. Se desquiciaban con nuestras peleas, se trastornaban de oír los gritos y los juramentos y los ojalá te mueras y los ojalá no te hubiera parido desgraciada"

("Carcoma", Layla Martínez, 2021.)

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Carlos Taibo, "Ecofascismo" [2022]


Un perspectiva posible planteada en la suecesión de eventos contemporáneos: el ecofascismo, un darwinismo social militarizado que aspira a gestionar las condiciones que exige la continuidad de la especie en un planeta limitado. La gestión de la pandemia apuntó en una dirección ecofascista: terror general, combinación de protección y represión, neutralización impetuosa de la crítica. Un proyecto consecuente con el trayecto colectivo hacia el colapso, proceso o momento, catástrofe en curso o día de la ira, instigado por la ceguera desarrollista que intensifica el cambio climático y que agota incesante depredadora las materias primas energéticas. Sus previsibles secuelas empujarán el derribo de la sociedad industrial: cambios sustanciales e irreversibles en las necesidades básicas, reducción significativa de la población humana, general pérdida de complejidad, desaparición de instituciones previas, quiebra de las ideologías legitimadoras; crisis demográfica: extensión del hambre y escasez de agua, expansión de enfermedades, entorno invivible para los más vulnerables; reducción drástica de la oferta de energía: obsolescencia de la civilización del automóvil y caída brusca del comercio internacional; quiebra institucional: Estados, fuerzas armadas, grandes empresas; drástico parón del crecimiento económico: cierre masivo de empresas, extensión del desempleo, desintegración del Estado del bienestar, subida de precios de los productos básicos, irrelevancia del sistema financiero. Un proyecto furiosamente autoritario en perspectiva.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Manuel Chiapuso, "Los anarquistas y la guerra en Euskadi. La comuna de San Sebastián" [1977]

El venerable Guillem, en una gran reseña de la última edición del "El eco de los pasos", señalaba la importancia de las biografías para recuperar la memoria, cruelmente derrotada, de la generación libertaria anterior a la guerra civil: una tradición de, como mínimo, setenta años que fue exterminada y expulsada del ruedo ibérico y que dejó constancia de su intensa y contradictoria experiencia en un ingente volumen de biografías. Otra muestra apreciada, no excesivamente célebre a pesar de su admirable pulso literario, la escribió en 1977 el donostiarra, compañero de Félix Likiniano, Manuel Chiapuso: "Los anarquistas y la guerra en Euskadi. La comuna de San Sebastián", una descripción minuciosa, de gran dramatismo, de las jornadas vividas en la ciudad tras el pronunciamiento del 18 de julio, que revela la actuación de los anarcosindicalistas guipuzcoanos en aquellos álgidos momentos de batalla callejera. Algunos pasajes son extraordinarios, como el que sigue, que enfrenta al revolucionario idealista con la pedestre y cruenta tarea práctica de defensa de una ciudad en guerra,

"La revolución triunfante ¿se hundiría en la tenebrosidad de la opresión? Las fugas ideales, ¿se derrumbarían como castillo de naipes ante una realidad implacable? Ante nosotros se perfilaban hechos históricos que en ese instante adquirían relieve singular. Si no era dura con los enemigos, sus partidarios serían masacrados como durante las revoluciones de esclavos, esencialmente la de Espartaco, en carnicería generalizada, como durante la noche de San Bartolomé, matanza digna de mentalidades político-criminales, como durante la Comuna de París, ahogada en mar de sangre ante una Europa cómplice, como durante la Revolución rusa que transforma el régimen zarista en hecatombe de vidas humanas y en una desorganización sin igual que conduce más tarde a imponer una opresión mortífera, como durante la revolución de 1934 en Asturias y en Viena, aplastadas por bombardeos salvajes. El idealista, pues, se encontró mezclado con esta actividad destructora. En nombre de su ideal quisiera resistir a esta pasión primitiva, pero lentamente entró en el engranaje, ya no resistía y enmudecía. Su fuerza moral se agazapaba bajo la necesidad: estaba vencido. Era una víctima de la revolución. Finalmente, no tardaría en acomodarse con nueva conciencia que le permitiría contemplar fríamente la muerte del adversario. Imita a la planta que cambia de color según la hora. En espera de que las aguas vuelvan a su cauce, la institución del 'paseo' ejerce su barbarie y él impotente. El ojo por ojo y diente por diente se va imponiendo y comprueba que se vive muy lejos de la justicia excesivamente mirífica de su ideal."

("Los anarquistas y la guerra en Euskadi. La comuna de San Sebastián", Manuel Chiapuso, 1977.)

jueves, 1 de diciembre de 2022

Pilar Iparragirre, "Félix Likiniano, milicano de la utopía" [1994]

Al enterarme de la muerte de Pilar Iparragirre, he recordado la biografía que escribió sobre Félix Likiniano, célebre héroe del anarcosindicalismo vasco conocido también por diseñar el anagrama del brazo armado del mal, titulada "Miliciano de la utopía". Una narración de su gesta vital, fue hombre de acción para quien lo imposible deviene posible por la práctica solidaria, acompañada de pinceladas reveladoras escritas por quienes se toparon con él en vida. Aunque a Likiniano no le gustaban nada las entrevistas, 'de responder alguna, sería como morir en vida, ya que uno tendría que pasar el resto de su existencia manteniendo los asertos que aparecieran allí', al final de la biografía aparecen varios retazos de una conversación con un tipo llamado Aitor Nalda, que habitualmente me han venido, en los que desarrolla coloquialmente asuntos varios: las dificultosas vicisitudes de la relación entre un padre y su hijo, cómo limar la distancia entre aquel que tiene un conocimiento mayor y aquel que lo tiene menor para posibilitar un diálogo fructífero, la grandeza de la curiosidad, la maravilla de algo tan tristemente denostado como la ingenuidad o la esencia de la mentalidad burguesa. Cosas como la que sigue,

"...Las hostias se tienen que recibir. Llegará un momento en que el bagaje de experiencia que tendrás, lo que es fundamental en la vida, será ya suficiente para que avances, sin estancarte.... Espero que no te estanques, no te fosilices o cristalices totalmente, de modo que ya no haya nada nuevo a realizar en ti; porque lo ideal es que haya una inquietud constante a lo largo de toda la existencia, haya una búsqueda imparable, que se tenga la capacidad de admiración, pues eso, quedar sorprendido por cincuenta mil cosas; mientras el hombre tenga esa facultad, se está renovando constantemente..."

("Félix Likiniano, milicano de la utopía", Pilar Iparragirre, 1993.)