lunes, 31 de julio de 2023

Simon Brückner, "A German Party" [2022]


Un retrato, probable en exceso indulgente con la vileza discursiva filmada, rayana en lo espeluznante, no bajes la guardia chico, no olviden la escala europea, también registro suculento del magma en que arde el partido Alternativa para Alemania (AfD), el partido destropopulista en imparable ascenso que en alguna encuesta ya supera a los socialdemócratas alemanes (SPD). ¿Y qué ideas fuerza maneja en el transcurso del documental el exitoso entramado extremo derechoso? La defensa de los ecosistemas; amenazados por el imparable avance de los gigantescos y destructores aerogeneradores, apuesta central del fanatismo climático socializante, ante cuya despiadada proliferación urge un decidido empuje de la incuestionablemente segura, obvio que de sofisticada tecnología alemana muy alemana, energía nuclear. El etnonacionalismo; que defiende la alegre libertad de los padres de las familias musulmanas a educar a sus hijos en su puto país. O chovinismo del bienestar; ayudas sociales para las familias alemanas muy alemanas, deportación de las cabezas de turco y de los pobres sirios pobres. O paleolibertarianismo; que en las únicas instituciones en las que el Estado ha de intervenir, para fortalecerlas obvio, son el ejército, la policía y la prisión: no robéis a los ricos, pobres. Negacionismo; o no; otra trinchera entre la facción libertariana, que la gente floja prefiere salvarle la vida a un computo desechable de viejos incluso a costa de sacrificar el cotidiano desarrollo del fascinante reino de la economía, y la facción neoconservadora, que dios sabrá qué dirán, dependerá de las fluctuaciones del electorado en las encuestas. Un furibundo antigualitarismo; antinatura utopía que desemboca en distopía socialista: que la naturaleza humana presupone la jerarquía humana rojo. Fin de algo que denominan la cultura de la culpa; relativismo histórico, nuestro libro negro no es tan negro, vuestro libro negro es muy negro: y no exageréis narigudos judíos, que sólo hay que ver cómo os las traéis en Palestina. Y que la inteligencia doméstica nos ampare a todos.

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