domingo, 27 de noviembre de 2022

Spike Lee, "When the levees broke: a requiem in four acts" [2006]


El debacle de una ciudad, la narración coral de la sucesión de desastres que acaeció en Nueva Orleans tras el azote del Katrina: el desastre natural de la tormenta, la ruina consiguiente a una deficiente construcción de los diques que no aguantaron, la devastación social provocada por dejación de responsabilidad o por incompetencia de las diversas administraciones, incapaces o directamente renuentes a ofrecer ayuda a los afectados, y la catástrofe de las autoridades armadas, tanto locales como federales, que vieron, por un racismo enfebrecido, en las víctimas a criminales, convirtiendo a Nueva Orleans en una ciudad carcelaria. El Katrina inundó el ochenta por ciento de Nueva Orleans, todos los servicios esenciales quedaron inutilizados o suspendidos y la superficie de la zona catastrófica abarcó más de doscientos treinta mil kilómetros cuadrados; la fuerza de la tormenta, por sí sola, provocó que el océano, una pared que en algún tramo alcanzó casi diez metros de altura, anegara varios kilómetros desde la línea de la costa. Sin embargo, buena parte de lo peor que ocurrió en la ciudad cuando reventaron los diques no era inevitable. Lo provocó el miedo, el pánico de las élites: miedo al desorden social; miedo a los pobres, a las minorías sociales y a los inmigrantes; obsesión con los saqueos y los delitos contra la propiedad; predisposición a recurrir a la fuerza letal; y toma de decisiones a partir de rumores. Como lo enseña Rebecca Solnit: 'el peor caso de pánico de las élites de la historia de Estados Unidos'.

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