miércoles, 26 de agosto de 2020

Calderón de la Barca, "La dama duende" [1629]

Damas y galanes, riñas y amantes, el sempiterno honor, deber, virtud, mérito y heroismo, una famosa comedia de capa y espada calderoniana. El caballero, don Manuel, valeroso espadachín, se enamora de la dama fantasmal, doña Ángela, que vigilada su viudez, ha de burlar el marcaje férreo de sus hermanos, don Luis y don Juan, pasadizo oculto mediante, para alimentar las llamas de una nueva pasión: su talento audaz le posibilitará huir de la condena a una tediosa soledad. ¿Qué astucias conseguirán que doña Ángela huya de una absurda prisión cimentada en la moralidad? El ingenio de la confusión, acicate de la magia y del ensueño.


"DON MANUEL.
Como sombra se mostró,
fantástica su luz fue,
pero como cosa humana
se dejó tocar y ver.
Como mortal se temió,
receló como mujer,
como ilusión se deshizo,
como fantasma se fue;
si doy la rienda al discurso
no sé, ¡vive Dios!, no sé
ni qué tengo de dudar,
ni qué tengo de creer.

COSME.
Yo sí.

DON MANUEL.
¿Qué?

COSME.
Que es mujer diablo,
pues que novedad no es
-pues la mujer es demonio
todo el año- que una vez,
por desquitarse de tantas,
sea el demonio mujer."

(Pedro Calderón de la Barca, "La dama duende", 1629.)

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