jueves, 19 de noviembre de 2020

Philippe Fourastié, "La Banda Bonnot" [1968]


Por aquel entonces, a principios de la década de 1910, un joven Victor Serge, vinculado al diario "L'Anarchie", se lamentaba de las bandas ilegalistas,
'Anarquistas fuera de la ley disparaban contra la policía y se levantaban la tapa de los sesos. Otros, dominados antes de haberse disparado en la cabeza la última bala, iban a la guillotina burlándose. '¡Uno contra todos!' 'Peor para los amos, para los esclavos; ¡lo siento por mí!'. Yo reconocía en las noticias de los periódicos rostros entrevistos o conocidos, veía todo el movimiento fundado por [Albert] Libertad arrastrado en los bajos fondos, por una especie de vértigo, y nadie podía hacer nada, yo mismo no podía hacer nada'.
La Banda Bonnot fue célebre: Raymond la Science, Jules Bonnot, Octave Garnier, que se voló la tapa de los sesos antes de ser apresado, André Soudy, cuyas últimas palabras fueron 'hace frío, hasta la vista', o Élie Monnier,

"Objetivo: vencer a la formidable organización social. Sorprender. consternar.
Estrategia: la de la avispa contra el elefante. La picada en un lugar sensible. Golpe de mano rápido; acción relámpago que siembre el terror con el dolor inesperado que provoca, luego, aprovechando el pánico desatado, una retirada tan rápida como el ataque.
Medios: el arsenal inventado por la ciencia. Vehículos rápidos. Armas de tiro rápido. Sopletes perfeccionados.
Táctica: en período de preparación, camuflarse bajo nombres falsos en diversos escondites, que ni siquiera se dirían entre ellos para mayor prudencia; citas en lugares variados; no matas sino en caso de necesidad. Dar por sentado que cualquier resistencia del enemigo sería considerada como rebelión y bastaría para justificar el empleo de armas de fuego en legítima defensa.
Organización de las tropas: no habría jefe, era contrario a los principios. Se trataba de una asociación de individuos libres. Sin embargo, habría una función para cada uno de acuerdo con su personalidad. Un comisario político, Raymond. Un consejero militar, Bonnot. Lugartenientes: Garnier, por su vivacidad, su audacia y su agilidad; Carouy, por su solidez y su sangre fría ejemplares; Monnier, alias 'Simentoff', igualmente corajudo, magnífico agente de información, válido sobre todo para huir de Francia. En segundo plano, Metge, el cocinero, excelente ejecutivo, pero con tendencia a perder el control. Dieudonné, tal vez, si aceptaba. Valet habría sido un maravilloso elemento, si le hubiera interesado 'la recuperación individual', pero no era el caso. Soudy, era, sin dudas, utilizable: el pobre muchacho no tenía nada que perder. Lorulot, de ninguna manera: era un parlanchín fullero. De Kilbachich ni hablar."

(Bernard Thomas, "La Belle Époque de la banda de Bonnot", 2000.)

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