miércoles, 9 de febrero de 2022

Rubén Darío, "Los raros" [1896]

el primer paseo de Rubén Darío por Nueva York

"En su fabulosa Babel, gritan, mugen, resuenan, braman, conmueven la Bolsa, la locomotora, la fragua, el barco, la imprenta, el 'dock' y la urna electoral. El edificio Produce Exchange entre sus muros de hierro y granito reúne tantas almas cuantas hacen un pueblo.... He allí Broadway. Se experimenta casi una impresión dolorosa; sentís el dominio del vértigo. Por un gran canal cuyos lados los forman casas monumentales que ostentan sus cien ojos de vidrios y sus tatuajes de rótulos, pasa un río caudaloso, confuso, de comerciantes, corredores, caballos, tranvías, ómnibus, hombres-sándwichs vestidos de anuncios y mujeres bellísimas. Abarcando con la vista la inmensa arteria en su hervor continuo, llega a sentirse la angustia de ciertas pesadillas. Reina la vida del hormiguero: un hormiguero de percheros gigantescos, de carros monstruosos, de toda clase de vehículos. El vendedor de periódicos, rosado y risueño, salta como un gorrión, de tranvía en tranvía, y grita al pasajero: ¡'Intanrsoooonwoood'!, lo que quiere decir si gustáis comprar cualquiera de esos tres diarios: el "Evening Telegram", el "Sun" o el "World". El ruido es mareador y se siente en el aire una trepidación incesante; el repiqueteo de los cascos, el vuelo sonoro de las ruedas, parece a cada instante aumentarse. Temeríase a cada momento un choque, un fracaso, si no se conociese que este inmenso río que corre con una fuerza de alud lleva en sus ondas la exactitud de una máquina. En lo más intrincado de la muchedumbre, en lo más convulsivo y crespo de la ola del movimiento, sucede que una 'lady' anciana, bajo su capota negra, o una 'miss' rubia, o una nodriza con su bebé, quiere pasar de una acera a otra. Un corpulento 'policeman' alza la mano; detiénese el torrente; pasa la dama; ¡'all right'!"

("Los raros", Rubén Darío, 1896.)

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