lunes, 1 de marzo de 2021

Patricio Guzmán, "El botón de nácar" [2015]


El exterminio de los pueblos del agua, los últimos descendientes de las comunidades nativas de Chile, el botón de nácar de Jemmy Button, paradigma de indio patagónico condenado al desarraigo en su tierra, los kawésqar, selk’nam, tehuelche o mapuche. La infausta industria de los zoológicos humanos, vehemente vanguardia del escarnio deshumanizador de los grupos despreciados por incivilizados, que secuestró miembros de las comunidades indias chilenas para circense exposición pública. En la promoción del exterminio de los nativos, fue central el incentivo estigmatizador del Estado chileno, que en pleno arribo a tierras indígenas de sus protegidos, colonos, buscadores de oro, militares, policías, ganaderos, misioneros católicos, acusó a los habitantes seculares del sur de corruptos, ladrones de ovejas y bárbaros, abandonándoles a la cruenta codicia de las escuadras de cazadores de indios. El estallido social, el gobierno de Allende, el derecho de los pueblos originarios a reclamar sus tierras ancestrales, el golpe de Estado y el terrorismo de Estado, los supervivientes del campo de concentración de la isla Dawson, la desaparición forzada de prisioneros políticos, los cuerpos de los detenidos arrojados al mar desde un avión. Y el caso del cadáver de Marta Ugarte, que fue lanzado al océano y devuelto a la costa por la corriente de Humboldt, prueba material del despegue de los vuelos de la muerte, y asombro de Guzmán, que reconstruye con especulación no exenta de escatología los últimos momentos de su vida. 'Según la justicia, las fuerzas armadas chilenas arrojaron entre 1200 personas y 1400 al océano, vivas o muertas; lo hicieron con la ayuda de muchos civiles, tenían la esperanza de que el mar guardara el secreto del crimen'. No es la del agua una memoria de precisión numérica.

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