domingo, 3 de julio de 2022

Bertrand Tavernier y Patrick Rotman, "Guerra sin nombre" [1992]


El trauma de la Guerra de Argelia expuesto minuciosamente mediante una extensa sucesión de entrevistas a reclutas franceses provenientes de la ciudad francesa de Grenoble. ¿Por qué se circunscriben Tavernier y Rotman a los testimonos de los jóvenes soldados reclutados en esta ciudad? Allí sucedió la única movilización iracunda contra el alistamiento de reservistas de toda Francia. Entre 1954 y 1962, cerca de tres millones de jóvenes franceses fueron enviados a Argelia a combatir en una guerra que no quiso ser nombrada como tal y ante la que se impuso un capcioso silencio. Entre esos millones de jóvenes, se encontraba uno de nuestros últimos héroes modernos, Jacques Mesrine, que en su autobiografía, "Instinto de muerte", recordaba su participación en la Guerra de Argelia en estos términos,
'Las patrullas, emboscadas y operaciones en pleno día me enseñaron que la guerra distaba muchos de poseer la nobleza que describían las películas. En aquella escuela de sufrimiento me convertí en un hombre. Conocí el miedo que se siente y la necesidad de olvidarlo para defenderse a sí mismo y a los demás. Aprendí que el hombre llora la muerte de un amigo y que el dolor le llevará a odiar a su enemigo hasta el punto de matarlo por el simple placer de hacerlo. Al convivir tan cerca con la muerte, me olvidé de respetar la vida. Poco a poco me endurecí por dentro y mi sonrisa se convirtió en un rictus. Mis ojos ya no miraban de la misma manera que antes: dejaban traslucir el hastío. Ante una ejecución permanecía indiferente. Durante un mes me trasladaron a la policía militar de Bône. En los sótanos del puesto central interrogaban a los sospechosos. Allí comprobé cómo muchos preferían los horrores de la tortura que confesar, vociferando su odio contra Francia. Muchos murieron sin hablar. Enterré la poca humanidad que me quedaba en lo más hondo de mi corazón. Conocí a muchos tipos que perdieron la vida en emboscadas, y por ese simple motivo sentía por los argelinos un odio irreflexivo que me llevaba a tratarlos a todos por igual.'
Un 3 de julio de 1962 Argelia declaraba la independencia.

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