domingo, 19 de febrero de 2023

David Graeber, "La utopía de las normas. De la tecnología, la estupidez y los secretos placeres de la burocracia" II [2015]

En síntesis, Graeber decía que la libertad es la tensión que se da en el libre acto de jugar de la creatividad humana contra las normas que esta está constantemente generando. Un bello ejemplo lo saca del lenguaje. Por un lado, una imagen clásica de la opresión en el ámbito escolar: la institutriz golpeando en los nudillos a un muchacho que no se ha aprendido la lección gramatical; por otro, la imposibilidad comunicativa, el balbuceo inconexo, resultante de la falta de convenciones lingüísticas (semánticas, sintácticas, fonéticas). No hay lenguaje sin gramática, ni lenguaje que no esté en permanente cambio. ¿Por qué los lenguajes cambian incluso en aquellas sociedades en las que se han creado elaboradas estructuras institucionales para asegurarse de que no suceda? Por mera rebeldía, porque resulta aburrido llamar a las cosas de la misma manera, por mera diversión, porque a los seres humanos les gusta jugar e inventarse nuevas reglas. La tensión entre el juego y jugar se manifiesta en dos tendencias contradictorias del campo social: la tendencia a jugar de modo creativo, porque sí, y la tendencia a mostrarse de acuerdo con quien repruebe por arbitrarias las nuevas reglas.

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