martes, 14 de marzo de 2023

Enzo Traverso, "Revolución. Una historia intelectual" [2021]

el Estado y la revolución

"En "El Estado y la revolución" el ensayo que escribió en el verano de 1917, Lenin trató de sistematizar las ideas de Marx sobre la Comuna de París y la dictadura del proletariado. La finalidad de este ensayo era 'restablecer lo que Marx enseñó realmente sobre el tema del Estado'. En ese momento, la disposición intelectual de Lenin era antiautoritaria. Su texto se ocupa de los escritos de Marx sobre las revoluciones de 1848 y la Comuna de París, pero reinterpretados a través del prisma de la Revolución Rusa, precisamente cuando los sóviets pasaban de ser órganos de lucha a convertirse en órganos de poder. A juicio de Lenin, el resultado de esa transición era una nuevo poder que actuaba desde el principio con vistas a su propia extinción, una nueva entidad gobernante en la cual 'los dos cuerpos del pueblo' -la escisión entre su 'corpus naturalis' y su 'corpus politicus' abstracto- había perdido todo significado.
El Estado, escribía Lenin, es una institución históricamente transicional. Como en el pasado muchas comunidades humanas habían existido sin un Estado, un futuro sin este era igualmente concebible. A su entender, el Estado era un producto histórico de la sociedad de clases y, por lo tanto, una herramienta de la clase gobernante. Ese Estado burgués no podía transformarse: era preciso suprimirlo mediante un acto violento. Pero esa destrucción era creativa. El modelo de la dictadura del proletariado era la Comuna de París, que había reemplazado el 'gobierno de las personas' por 'la administración de las cosas'. Como dictadura proletaria, era un Estado que creaba las premisas de su propia desaparición. En el "anti-Dühring" (1878), Engels mencionaba el proceso de la extinción estatal: 'El Estado no es 'abolido', 'se extingue [stirbt ab]''. En contraste con muchas formas de socialismo utópico que prefiguraban una sociedad ideal, Marx describía el comunismo como 'el movimiento real que suprime el presente estado de cosas'. Antonio Negri ha caracterizado con pertinencia esta concepción de la revolución dirigida contra la soberanía como 'un poder constituyemte expansivo', que es diferente de la idealización de la insurgencia como un poder puramente 'destituyente'.
Este momento 'libertario' de la teoría de Lenin es asombrosamente diferente del autoritarismo que él expresaría después de la conquista del poder. La lectura de "El Estado y la revolución" es a la vez revitalizante, dado que revela a un pensador muy alejado de muchas representaciones estereotipadas, y problemática. A juicio de Lenin, los órganos de la dictadura del proletariado eran tanto legislativos como ejecutivos, con delegados electos que se encargaban de la 'administración de las cosas' en un sistema sin jerarquías. Pero ¿cómo funcionaría la deliberación democrática y quién tomaría las decisiones? En su ensayo, Lenin evitaba toda reflexión sobre la centralización del poder (un tema que, como dirigente político en medio de la crisis rusa, no ignoraba en la práctica). Y pasaba completamente por alto la consideración del marco legal del Estado revolucionario. ¿El derecho le era necesario? ¿Debía tener una constitución? ¿Garantizaría el pluralismo político? ¿Preservaría la conquista de las libertades individuales y públicas? ¿Qué lugar había para el disenso en sus instituciones? ¿Establecería alguna forma de censura? Los bolcheviques enfrentarían estas cuestiones empíricamente y la Constitución soviética de 1918 no fue el producto de una Asamblea Constituyente, que ellos habían disuelto en diciembre de 1917. Una dictadura del proletariado, que no puede ser el estado de excepción de un régimen existente sino, antes bien, un poder constituyente, tenía que suspender y abolir las leyes con el objetivo de crear un nuevo orden. En un vacío, todo se tornaba posible. Si Giorgio Agamben tiene razón al definir 'constituyente' como 'la figura del poder en la cual se captura y neutraliza un potencial destituyente', la falta de un concepto de soberanía en la teoría revolucionaria no favorece la perservación de un espíritu insurgente; genera en cambio las premisas de un poder constituyente sin control y extremadamente autoritario."

("Revolución. Una historia intelectual", Enzo Traverso, 2021.)

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