miércoles, 3 de julio de 2019

Jesús Vicente Aguirre, "Lo que pasó (Historia de una saca del 36)" [2019]

Más de dos mil fusilados. Una calculada obra de exterminio. El latigazo del terror. La hora de la saca. En su primera novela, publicada por Pepitas de Calabaza, el ilustre riojano Jesús Vicente Aguirre, riguroso documentalista de la ola de muerte que se abalanzó sobre La Rioja durante la guerra civil, se adentra en el territorio de la narrativa, soplando aires de novela negra, para recrear las circunstancias que rodean a los participantes de una de las múltiples sacas que azotaron las localidades riojanas en aquel verano de 1936. Una historia de sombras y luces, amores y rencores, esperanzas y frustraciones, que con la guerra civil española como telón de fondo, supone un ejercicio de memoria que transita desde el entusiasmo suscitado por la Segunda República, por el miedo silencioso de los supervivientes, la crueldad impune de los vencedores y el tormento de los verdugos, hacia la valentía de quienes no pudieron ni quisieron olvidar: un homenaje a quienes se implicaron, y se implican, en mantener vivo el recuerdo de lo que pasó. Lejos del frente, un servicio de matanzas eficazmente lubricado, cosechó un reguero de sangre.


"Elsa me contaba lo que había significado para ella vivir en medio de aquel ambiente irrespirable y cainita de una ciudad provinciana donde las autoridades y la llamada gente de bien solo se lamentaba de las muertes de sus soldados en el frente, especialmente de los significados como falangistas, requetés o militares de carrera, a los que dedicaban funerales y desfiles entre tantas banderas, cruces, camisas azules y boinas rojas que jamás se ponía el sol imperial. Y luego las celebraciones por la toma de ciudades, 'uno, dos, tres, Toledo nuestro es', y la marcha de la guerra, los conciertos militares, las grandes paradas del nacionalcatolicismo que asomaba las orejas primero y los pies después, los problemas de racionamiento, las delaciones, las ejecuciones de las que nadie decía nada, de las que nadie quería saber nada. Oficialmente no existían los muertos que primero llenaron el cementerio y después ahondaron la Barranca de Lardero, a pocos kilómetros de Logroño. Tampoco se podía hablar de los asesinados en la provincia. Mas de cuarenta en Arnedo, su pueblo."

(Jesús Vicente Aguirre, "Lo que pasó (Historia de una saca del 36)", 2019.)

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