miércoles, 11 de septiembre de 2019

Abbas Kiarostami, "El sabor de las cerezas" [1997]


Badii pasea con su coche por las afueras de Teherán para reclutar a alguien que le ayude, a cambio de una cuantiosa suma de dinero, en una tarea espinosa: acudir tras el próximo amanecer al foso que ha cavado en la zona y sepultarle tras cerciorarse de que está muerto. Durante esta búsqueda, tres son los encuentros que se suceden: un joven militar de origen kurdo que huye despavorido al escuchar la propuesta, un teólogo de ascendencia afgana con el que es imposible un entendimiento por dogmas religiosos, y un turco taxidermista, más experimentado en la vida, aquel con el que Badii logrará una conexión que le hará replantearse su voluntad. Las cerezas están deliciosas.

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