viernes, 6 de septiembre de 2019

D.H. Lawrence, "El amante de Lady Chatterley" [1928]


la oposición entre intelecto y sensualidad, el detallado y también algo empalagoso pringue erótico, el desparpajo con el que se aborda la sexualidad, el desnudo sin remilgos, la concepción vital otorgada al sexo, el descaro sentimental, el tránsito por tabús algunos todavía escandalosos; fue una novela muy polémica prohibida en el UK y en EEUU durante treinta años, movida clandestinamente por la tierra ibérica en los años franquistas; muestra también la oposición entre clases, desprecio por las ideologías industriales, el bolchevismo se retrata someramente como culmen de la subyugación de las diferentes cualidades humanas a las exigencias maquinistas, o un sano deseo de buscar una supervivencia sencilla que se aleje de unas desmedidas ambiciones monetarias o de las pretensiones obsesivas del éxito social, maldito prestigio; y quede aquí otro inmortal inicio novelesco,

"La nuestra es una época esencialmente trágica; por eso nos negamos a tomarla trágicamente. El cataclismo ha ocurrido. Nos encontramos entre ruinas, y empezamos a construir de nuevo, a tener de nuevo pequeños hábitos, pequeñas esperanzas. Es una tarea ardua: ahora ya no hay camino fácil hacia el futuro; tenemos que sortear o saltar por encima de los obstáculos. Tenemos que vivir, por muchos cielos que se hayan derrumbado."

(D.H. Lawrence, "El amante de Lady Chatterley", 1928.)

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