lunes, 2 de diciembre de 2019

Aristófanes, "Las asambleístas" [392 antes de Cristo]


"Y sois vosotros, pueblo, los causantes de esos males, pues recibiendo como soldada los dineros del erario, en particular andáis mirando cada uno el provecho que va a obtener, mientras lo común va ondeando como Esimo. Así que, si me hacéis caso, todavía podéis salvaros: Sostengo que a las mujeres es necesario que nosotros transmitamos el gobierno de la ciudad; pues de hecho en las casas nos servimos de ellas como intendentes y administradoras."

En tiempos de apatía varonil respecto a los asuntos públicos, sólo interesados los hombres en las cosas comunes por salario percibido por la implicación en los asuntos decisorios generales, las mujeres de Atenas, lideradas por la carismática Praxágora, se han confabulado para, suplantando a sus maridos, disfrazadas de hombres, asistir a la Asamblea del Pueblo y adueñarse del poder político, y así poder dirigir los asuntos del Estado promoviendo leyes justas: comunidad de bienes e hijos, educación de los ciudadanos costeada por el Estado, alimentación comunitaria, y comunidad de mujeres, matizada por la especial atención dedicada a viejas y feas, que en cuestiones sexuales gozarán de absoluta prioridad en relación a las más jóvenes y guapas. Una utopía comunista implantada en la Atenas de la primera década del siglo IV antes de Cristo. Pero la vida no es tan bonita, peña. La osada aventura de navegar nuevos rumbos con la nave del Estado enfrentará resistencias contumaces. Las leyes que obligan a entregar las propias posesiones individuales a la Comuna despiertan la desconfianza de algunos suspicaces objetores de conciencia, que sólo los más idiotas de los ciudadanos hacen caso de las decisiones democráticamente aceptadas. Además, los varones jóvenes, deseosos de muchachas gráciles y hermosas, se opondrán a un comunismo sexual que les requiere dispuestos y potentes para colmar la lujuria de algunas de las vetustas ciudadanas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario