jueves, 3 de diciembre de 2020

José Cadalso, "Noches lúgubres" [1789-1790]

En la leyenda de su génesis reside la fascinación que suscitan las "Noches lúgubres": muerta su amante, la actriz María Ignacia Ibáñez, José Cadalso, desesperado, dio en visitar noche tras noche la tumba de la madrileña iglesia de san Sebastián en que había sido inhumada, y en su delirio febril, intentó desenterrar su cadáver, proyecto abortado por el influyente conde Aranda, que enterado de la locura del poeta lo desterró a Salamanca. Por leyenda y obra, atravesada de noche macabra, macerada en un sepulcro fresco, impregnada de una pasión arrebatada, Cadalso fue distinguido como heraldo patrio de la nueva sensibilidad romántica.

"Objeto antiguo de mis delicias... ¡hoy objeto de horror para cuantos te vean! Montón de huesos asquerosos... ¡en otro tiempo conjunto de gracias! Oh tú, ahora imagen de lo que yo seré en breve; pronto volveré a tu tumba, te llevaré a mi casa, descansarán en un lecho junto al mío, morirá mi cuerpo junto a ti, cadáver adorado, y expirando incendiaré mi domicilio, y tú y yo nos volveremos ceniza en medio de la casa."

(José Cadalso, "Noches lúgubres", 1789-1790.)

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