lunes, 21 de diciembre de 2020

Juan Meléndez Valdés, "Discursos forenses" [1797]

Por el año 1798, cuando Meléndez Valdés ejercía de fiscal, elaboró uno de sus más enjundiosos, aun poco leídos, discursos forenses, titulado, agárrense, "Sobre la necesidad de prohibir la impresión y venta de las jácaras y romances vulgares por dañosos a las costumbres públicas, y de sostituirles con otras canciones verdaderamente nacionales, que unan la enseñanza y el recreo". En el discurso, básicamente, con sus santos bemoles, el poeta reclama a la corona la prohibición de la divulgación del romancero popular, una de las joyas de la literatura ibérica, y su sustitución 'por canciones y romances verdaderamente españoles' que narren 'los inmortales hechos y la fidelidad y la honradez de nuestros venerables abuelos'. ¿Se imaginan las razones que esgrime? Un moralismo que se remonta a la expulsión de los poetas de La República, y que todavía sostiene hoy todo el pelaje aspirante a reformador de los indecentes vicios de la plebe.

"Reliquias vergonzosas de nuestra antigua germanía, y abortos más bien que producciones de la necesidad famélica y la más crasa ignorancia, o a veces de otros tales como los héroes que celebran, nada presentan al buen gusto ni a la sana razón que las deba indultar de la proscripción que solicito. Son sus temas comunes guapezas y vidas mal forjadas de foragidos y ladrones, con escandalosas resistencias a la justicia y sus ministros, violencias y raptos de doncellas, crueles asesinatos, desacatos de templos, y otras tales maldades, que aunque contadas groseramente y sin entusiasmo ni aliño, creídas cual suelen serlo del ignorante vulgo, encienden las imaginaciones débiles para quererlas imitar, y han llevado al suplicio a muchos infelices. O son historietas groseras de milagros supuestos y vanas devociones, condenados y almas aparecidas, que dañando la razón desde la misma infancia con falsas e injuriosas ideas de lo más santo de la religión y sus misterios, de sus piadosas prácticas y la verdadera piedad, la hacen el resto de la vida supersticiosa y crédula. O presentan en fin narraciones y cuentos indecentes, que ofenden a una el recato y la docencia pública, corrompen el espíritu y el corazón, y dejan sin sentirlo en uno y otro impresiones indelebles, cuyos funestos resultados ni se previeron al principio, ni acaso en lo futuro es dado el reparar aun a la atención más cuidadosa."

(Juan Meléndez Valdés, "Sobre la necesidad de prohibir la impresión y venta de las jácaras y romances vulgares por dañosos a las costumbres públicas, y de sostituirles con otras canciones verdaderamente nacionales, que unan la enseñanza y el recreo", 1797.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario