martes, 24 de agosto de 2021

Leslie Feinberg, "Stone Butch Blues", [1993]

Un viaje iniciático al mundo butch-femme de mediados del siglo XX en EEUU: "Stone Butch Blues" de Leslie Feinberg. Una historia épica de las estadounidenses proscritas por las rigideces del género. La mirada fiscalizadora, la brutalidad policial, la marginación laboral. Jess Goldberg te sumerge en las crueldades y las suavidades que atravesó una butch judía de clase trabajadora en la segunda mitad del pasado siglo. La crisis del petróleo, el cierre de fábricas, el aumento del paro, la desesperada búsqueda del passing masculino, la soledad; el sindicalismo revolucionario, las huelgas, el calor del amor de un bar, las mieles y las hieles afectivas y sexuales. Un gran pedazo de la historia del siglo XX. Relajadas nuestras vidas que no fuimos inquisitivamente inspeccionados al entrar en un baño público.

"El acoso de la policía aumentó mucho tras el nacimiento del Orgullo Gay. Los maderos anotaban nuestros números de matrícula y nos hacían fotos cuando entrábamos en los bares. Organizábamos fiestas de forma regular en un nuevo bar gay, captábamos la señal de radio de la policía para avisar a la gente cuando estaban a punto de empezar las redadas. Habíamos oído hablar de las reuniones semanales de feministas radicales y liberación gay en la universidad, pero Theresa era la única de nuestro grupo que sabía manejarse en el campus. Para el resto de nosotras era todavía otro mundo. Todo estaba cambiando muy rápido. Me preguntaba si aquello era la revolución.
Un día llegué a casa y me encontré a Theresa sentada en la mesa de la cocina, rumiando su ira. Varias de las lesbianas de un grupo del campus se había burlado de ella por ser femme. Le habían dicho que le habían lavado el cerebro.
- Estoy furiosa. -Theresa dio un golpe en la mesa-. ¡Me han dicho que las butch son tíos, que son unos cerdos chovinistas!
Yo sabía que era un cerdo chovinista, pero no entendía qué tenía que ver eso con nosotras.
- ¿Es que no saben que no somos nosotras las que manejamos la mierda, sino a las que les cagan encima?
- No les importa, cielo. No van a permitirnos formar parte de su movimiento.
- ¿Crees que Jan, Grant y Edwin y yo deberíamos ir a una de esas reuniones e intentar explicarlo?
Teheresa me puso la mano en el brazo.
- Eso no va a ayudar, cielo. Están muy enfadadas con las butches.
- ¿Por qué?
Reflexionó sobre la pregunta.
- Creo que es porque han trazado una línea: mujeres a un lado y hombres al otro. Así que las mujeres que creen que se parecen demasiado a los hombres son el enemigo para ellas. Y las mujeres como yo estamos durmiendo con el enemigo. Somos demasiado femeninas para su gusto.
- Espera un minuto -la interrumpí- ¿Nosotras somos demasiado masculinas y vosotras demasiado femeninas? ¿Qué hay que hacer para estar en el medio de la balanza?"

(Leslie Feinberg, "Stone Butch Blues", 1993.)

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