domingo, 2 de febrero de 2020

Erinna de Telos, "La rueca" [siglo IV antes de Cristo]


"Baucis infortunada: estas cosas las lloro
con profundos gemidos; y su impronta,
aún caliente, guarda mi corazón
aquejumbrado. Todo cuanto vivimos
es ya ceniza, y brazas…"

"Miserables fragmentos nos quedan de los versos de una poetisa cuya vida también nos ha sido transmitida en un solo fragmento. Erina de Telos, pequeña isla perteneciente a Rodas, siendo todavía una muchacha perdió a su amiga Baucis, que había salido de Telos en seguimiento de un hombre para casarse con él. La poetisa, de diecinueve años, escribió en recuerdo de la amiga un poema triste y nostálgico, y poco después murió. A un poeta, Ascepíades de Samos, que le tributó su homenaje en un epigrama, debemos estas noticias. Poseíamos escasos fragmentos de "La Rueca", hasta que un papiro del siglo I a.C. nos brindó un trozo bastante extenso. Los versos están gravemente mutilados, y la mayoría de las restauraciones modernas, como de ordinario acontece en casos similares, son, más que reconstrucciones dignas de atención, testimonios de destreza filológica. Sin embargo, estos fragmentos bastan para atestiguar la delicadeza y la vivacidad del arte con que Erina evoca en el recuerdo de la amiga muerta las imágenes de los juegos comunes, de las comunes faenas y de los pequeños sufrimientos de la infancia."

(Albin Lesky, "Historia de la literatura griega", 1963.)

"En mi dolor no quise estar presente
el día de tu duelo. Mis piernas no podían
sacarme de mi casa, ni convenía a mis ojos
contemplar tu cadáver, ni a mí llorarte
con el cabello despeinado. Mis mejillas
se ensangrentaron de pudor…"

No hay comentarios:

Publicar un comentario