viernes, 14 de febrero de 2020

Salustio, "Historias" [siglo I antes de Cristo]


La carta recogida por Salustio en sus fragmentarias "Historias", que Mitrídates VI, rey del Ponto, reino que se extendía allá por la costa turca del mar Negro, dirige al rey de Armenia, Tigranes II el Grande, en la que le intenta convencer de que ambos formen una alianza que una sus fuerzas contra 'el insaciable deseo de mando y de riquezas' de los romanos. Los estudiosos plantean que esta carta la elaboró la propia mano de Salustio para ilustrar el fervor antimperialista de los pueblos que se veían amenazados por la expansión romana. Son unas páginas sorprendentes. Así se expresaba el temido Mitrídates en la célebre misiva,

"¿Acaso ignoras que los romanos, desde que, al avanzar hacia Occidente, les puso coto el Océano, han dirigido sus armas hacia aquí y que desde el comienzo no poseen nada que no sea robado, casa, esposas, campo, imperio? ¿Ignoras que, gente de aluvión antaño, sin patria ni padres, fundaron una ciudad para azote del mundo entero, a la que ni lo humano ni lo divino les impide devastar o destruir a aliados, amigos, vecinos o lejanos, débiles o poderosos, y que todo lo que no es esclavo suyo, y en especial los reinos, lo consideran enemigo? Pues unos pocos quieren la libertad, la mayor parte de la gente prefiero amos legales: nosotros somos sospechosos, porque somos rivales, y en el futuro seremos sus vengadores. Pero tú, que posees a Seleucía, la más grande de las ciudades, y el reino de Persia con sus célebres riquezas, ¿qué esperas de ellos sino el engaño por el momento y para después de la guerra? Los romanos tienen armas para todo el mundo, y las más afiladas para aquéllos que al ser vencidos constituyen los mayores despojos. Se han hecho grandes a fuerza de osadía y de mentiras y de encadenar guerra tras guerra. Con este proceder, o destruirán todo o sucumbirán, cosa que no es difícil, si tú en Mesopotamia y yo en Armenia copamos su ejército, que no tiene vituallas, ni cuenta con refuerzos, y que aún está en pie por azar o por nuestros fallos. Y la fama que ha de acompañarte será la de que, poniéndote en camino para ayudar a grandes reyes, has aplastado a los forajidos de los pueblos."

(Salustio, fragmentos de las "Historias", siglo I a.C.)

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