lunes, 24 de febrero de 2020

Safo de Mitilene, "Himno a Afrodita" [principios del siglo VI antes de Cristo]

"A ti, en tu trono multicolor, inmortal Afrodita,
hija de Zeus, tejedora de ardides, yo te suplico:
¡no me paralices con melancolía y hastío,
oh, soberana, el ánimo!

Ven aquí, como hacías antaño,
cuando oyendo mi voz desde lejos
me escuchabas y abandonando la casa paterna
venías.

Unciendo al carro dorado bellos y veloces
te traían alrededor de la oscura tierra,
batiendo velozmente las alas en remolino, desde el cielo
a través del éter.

Llegaban pronto y tú, bienaventurada, sonriendo
con tu inmortal rostro preguntabas
cuál era mi padecimiento y por qué
te llamaba nuevamente.

Y que lo que más deseara en mi corazón atormentado
lo tendría. ¿A quién pretendes que Peitho conduzca
hacia tu amor? ¿Quién, oh, Safo,
te causa pena?

Pues si ahora huye, pronto perseguirá,
si no acepta regalos, en cambio ella te lo dará,
y si no ama, ¡pronto amará
aun contra su voluntad!

¡Ven hacia mí también ahora! ¡Líbrame
de pensamientos tristes y haz
que se cumpla lo que mi corazón ansía!
¡Sé tú misma mi compañera de lucha!"


En lo que se conoce como "Himno a Afrodita", Safo canta, sutilmente, probablemente durante un banquete para celebrar a la diosa, un requerimiento velado dirigido a una de las muchachas que componían su círculo. Safo, que reza devota, movida por una profunda necesidad de su corazón, suplica, con insinuación, piedad, salvación, ayuda, realización de sus deseos, haciendo hablar por ella a la mismísima Cipris. Ya una vez le auxilió Afrodita y colmó su ansia, ¿no podrá volver a liberarla del sufrimiento? ¿Y qué clase de sufrimiento ha de paliar? El sufrimiento por el tedio de la vida, el hastío melancólico que extingue la llama de la vida: Safo ruega a la diosa que no le contenga, paralice, quiebre, que el hastío no mate su voluntad de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario