"Hacia las diez un silencio profundo cubrió la cancha donde yacían unos novecientos hombres. Era la calma precursora de la hora de la 'Saca'. Pasarían unos treinta minutos cuando oímos el ruido de un motor acompañado del chirrido de frenos al parar frente a la puerta exterior. Un pelotón de 'camisas azules' entró en la cancha por la puerta del fondo, formando en doble fila. El suboficial que dirigía la prisión voceó lentamente de una lista nombre tras nombre, hasta hacer un total de dieciocho libertades provisionales firmadas por Bellod, el gobernador civil. La firma de la autoridad parecía dar garantías de no tratarse de un asesinato colectivo, aunque el método era una mejora técnica de la 'Ley de Fugas'."
(Patricio Escobal, "Las sacas".)
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