jueves, 10 de octubre de 2019

Jean-Luc Godard, "La Chinoise" [1967]


Durante aquel verano de 1967 en ese pequeño departamento burgués parisino en el que un grupo de estudiantes universitarios se constituye en célula maoísta y se imbuye de los libros escritos por las espadas del marxismo-leninismo, con la ubicua presencia del Libro Rojo de Mao, un estival cursillo de formación comunista desarrolla la crítica política, la guerra de Vietnam y los conflictos entre el Kremlin y el PC Chino como sus sustancias predilectas, mediante los recursos de la crítica artística, 'un fusil es una idea práctica y una idea es un fusil teórico, un film es un fusil teórico y un fusil es un film práctico' que escribía Godard. Quede la hilaridad que suscita, esas risas que entresaca a nosotros espectadores contemporáneos, como sentencia del fracaso de la fusión teórico-práctica marxiana, los emeleme no asustan ni a nuestras beatas abuelas. ¿Cómo se fraguó la ruptura chino-soviética? El film la reducirá a la oposición entre la coexistencia pacífica propugnada por la URSS, opuesta a la extensión mundial de la revolución defendida por China, los prochinos recuperarán espuriamente una antigua consiga de los revolucionarios internacionales consecuentes: 'no al pacto de Brest-Litovsk'. Otros seguiremos el punto de la explosión de la ideología en China. Malditas camarillas burócratas.
'Pensé que habíamos dado un gran salto adelante y me di cuenta, que a penas recorrimos tímidamente el primer paso de una larga marcha.'

No hay comentarios:

Publicar un comentario