sábado, 26 de octubre de 2019

José Ángel Pascual, "La Batalla de Euskalduna" [1984]


"Con puntería precisa, con armas de artesano, se hacía caer la rutinaria lluvia de rodamientos sobre los escudos de los policías nacionales agazapados bajo el Puente de Deusto. Las cargas y los amagos de avanzar contra las puertas de la fábrica eran repelidos por los obreros encerrados. Apenas equipados con cascos y pañuelos para evitar el ácido de los gases se enfrentaban a los policías con una determinación que día a día se hacía más profesional. Durante dos meses los combates se sucedieron sin descanso: manifestaciones, cortes de avenidas, cargas policiales, intercambios de violencia nada simbólica. Fue una época dominada por el tiragomas y la bocacha, y en ocasiones por los cócteles molotov y el fuego real.
En Euskalduna la batalla comenzó en octubre de 1984. El conflicto, largo y pesado, hecho de negociaciones y movilizaciones concertadas, había comenzado hacía un año, a raíz de la Ley de Reconversión Industrial y de la posterior decisión de desmantelar el astillero. Pendía de un hilo el futuro y los medios de vida de 2.500 trabajadores, diez mil si se incluían los de las industrias auxiliares. Ni en Euskalduna ni en Bilbao, los intereses de UGT-PSOE eran tan fuertes como en otros astilleros. Europa, el Mercado Común, exigían el fin de las ayudas a la construcción naval; para los socialistas concentrar los «excedentes de empleo» en las fábricas más conflictivas era la estrategia políticamente más rentable.
Hartos, desesperados, al principio pequeños grupos, luego casi toda la plantilla acudían regularmente a su cita con la policía. Botes de humo, pelotas de goma, porras y escudos contra tirachinas, rodamientos y tuercas. La tensión y la lucha por la empresa tomada por los trabajadores creció en intensidad a cada jornada. El 20 de noviembre, impelida por las órdenes categóricas de Interior, los nacionales entraron al fin en los astilleros. Siguieron cuatro días de batalla campal protagonizados por la determinación de los obreros por recuperar la fábrica. Los combates se mantuvieron hasta la mañana del 24. Entre ráfagas de metralleta y persecuciones por el puerto, un trabajador, Pablo González, murió de infarto de miocardio, otro recibió una herida de bala y un tercero resultó con quemaduras graves en casi un tercio de su cuerpo. A pesar de la solidaridad de una parte significativa de la ciudad, de las movilizaciones sostenidas durante meses, de la violencia de los enfrentamientos, Euskalduna fue primero convertida en un astillero de reparación y luego clausurada en 1988."

(Emmanuel Rodríguez López, "Por qué fracasó la democracia en España. La Transición y el régimen del '78", 2015.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario