miércoles, 13 de noviembre de 2019

Esquilo, "Las suplicantes" [entre el 467 y 458 antes de Cristo]


Las suplicantes, descendientes de Épafo, el vástago de Io, doncella de Argos, engendrado por el mismísimo Zeus, llegan, con su padre Dánao a la cabeza, a la linde de la ciudad helena de Argos, huyendo de los varones egipcios que quieren convertirlas en esposas. Allí, el rey de esa tierra, Pelasgo, escucha su súplica; el coro de mujeres extranjeras, revelando su ascendencia común, implora protección. El rey Pelasgo duda, una terrible disyuntiva se le presenta, las calamidades que Zeus impondrá a la impiedad que supone negar asilo, se debaten con las penalidades que vaticina el heraldo de una guerra contra los egipcios acosadores. El democrático pueblo de Argos, al que se encomienda el rey, decide en asamblea acoger y proteger a las danaidas, honrando el designio del padre de los dioses y de los hombres, preludiando la batalla por venir.

"Tendremos residencia en esta tierra,
libres, sin gajes, con derecho a asilo.
Y nadie del país podrá prendernos
ni venido de fuera. Y que si intenta
imponernos la fuerza, quien no corra
en nuestra ayuda, de los habitantes,
la infamia sufrirá y duro destierro."

(Esquilo, "Las suplicantes", entre el 467 y 458 antes de Cristo.)

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