sábado, 23 de noviembre de 2019

Eurípides, "Ifigenia entre los Tauros" [414 antes de Cristo]


Ifigenia, antes de ser degollada en Áulide, fue salvada por la diosa Artemisa, 'deus ex machina', que en vez de su pescuezo, puso el de una cierva, contradiciendo su propio oráculo en el instante último. La esfumada Ifigenia, fue transportada, según el mito, milagrosamente, al país de los Tauros, lo que hoy se conoce como Crimea, y allí, entre gentes bárbaras, ejerce como sacerdotisa de la diosa, concediendo en sacrificio a los extranjeros que arriban a la península. Y a las costas del Quersoneso táurico llega Orestes, acompañado de su fiel amigo Pílades, todavía perseguido por las irredentas Erinias, a quien Apolo ha ordenado la sustracción de la estatua de Ártemis del templo tauro para calmar las iras de las recalcitrantes vengadoras del matricidio. En un trance descontrolado azuzado por la pestilencia de las viejas diosas, ambos primos son capturados por los Tauros y entregados a Ifigenia, la preste, que mientras oficia las próximas oblaciones, como manda la tradición táurica, interroga a los apresados sobre su procedencia. Al emotivo mutuo reconocimiento, que un crítico tan poco atraído por Eurípides como Aristóteles celebró en su poética, sucederá el ingenio de un plan de escape de la tan sangrienta tierra, ¿cómo es posible que la antaño sacrificada oficie de sacrificadora?, que felizmente permitirá la vuelta de los amantes hermanos a la añorada Argos. Happy end.

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