Un rudo retrato de un maltrecho Berlín occidental de la década de los setenta: las drogas como sustancias que proporcionan viajes penetrantes, el caballo como refugio en el que escudarse del temor y del sufrimiento, la legión de yonki-zombis extasiados saliendo de los cuartos de baño tras pincharse suciamente, las cuadrillas de alcohólicos peleándose ridículamente en los conciertos de glam-rock, la prostitución de chavales muy jóvenes ejerciéndose en calles y estaciones usuales, el brutal síndrome de abstinencia. Es de intensidad absorbente, y alienta un oscuro deseo de convertirse en héroe decadente ocupado en el consumo de psicofármacos que den satisfacción a una pulsión destructiva, de la misma forma que sólo deseas que acabe, que consiga fuerza para salir de ahí, que termine con esa mierda demoledora.
jueves, 30 de enero de 2020
Uli Edel, "Yo, Cristina F." [1981]
Un rudo retrato de un maltrecho Berlín occidental de la década de los setenta: las drogas como sustancias que proporcionan viajes penetrantes, el caballo como refugio en el que escudarse del temor y del sufrimiento, la legión de yonki-zombis extasiados saliendo de los cuartos de baño tras pincharse suciamente, las cuadrillas de alcohólicos peleándose ridículamente en los conciertos de glam-rock, la prostitución de chavales muy jóvenes ejerciéndose en calles y estaciones usuales, el brutal síndrome de abstinencia. Es de intensidad absorbente, y alienta un oscuro deseo de convertirse en héroe decadente ocupado en el consumo de psicofármacos que den satisfacción a una pulsión destructiva, de la misma forma que sólo deseas que acabe, que consiga fuerza para salir de ahí, que termine con esa mierda demoledora.
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