lunes, 13 de enero de 2020

Dziga Vertov, "Kinopravda nº1" [1922]


"Nuestro ojo ve muy mal y muy poco, y por ello los hombres concibieron el microscopio para ver los fenómenos invisibles, inventaron el telescopio para ver y explorar los mundos lejanos desconocidos, pusieron a punto la cámara para penetrar más profundamente en el mundo visible, para explorar y registrar los hechos visuales, para no olvidar lo que ocurre y que convendrá tener en cuenta a continuación.
Pero la cámara no tuvo suerte. Se inventó cuando en todos los países reinaba el capital. La burguesía tuvo la idea diabólica de utilizar este nuevo juguete para distraer a las masas populares o, más exactamente, para desviar la atención de los trabajadores de su objetivo fundamental, la lucha contra los patronos.
En el opio eléctrico de las salas de cine, los proletarios más o menos hambrientos y los parados aflojaban sus puños de hierro y, sin darse cuenta, se sometían a la influencia desmoralizadora del cine de sus amos. Los teatros son caros, no tienen muchas localidades. Y los amos obligan a la cámara a divulgar las realizaciones teatrales en las que se ve como los burgueses aman, sufren, se ocupan de sus obreros, donde se ve como esos seres superiores, esa aristocracia se distingue de los seres inferiores (obreros, campesinos, etc.).
En la Rusia anterior a la Revolución, el cine de los patronos cumplía el mismo papel. Después de la Revolución de Octubre, el cine ha tenido la difícil tarea de adaptarse a la vida nueva: los actores que representaban a los funcionarios de los zares se pusieron a representar obreros, las actrices que representaba a las damas de la Corte hacen ahora muecas en el estilo soviético.
Pero muy pocos de nosotros nos hemos dado cuenta de que todas estas muecas no han salido esencialmente de los límites de la técnica y de la forma burguesa del teatro. Conocemos a muchos adversarios del teatro contemporáneo que al mismo tiempo se muestran fervientes partidarios del cine en su forma actual.
Son muy pocos los que ven claramente que el cine no teatral (con la excepción de los noticiarios y algunos filmes científicos) no existe.
Todas las representaciones teatrales y todos los filmes se construyen exactamente de la misma manera: un dramaturgo o un guionista, luego un director de escena o un realizador, luego unos actores, unos ensayos, unos decorados y una representación ante el público. Lo principal del teatro es la interpretación del actor, de manera que cada filme construido sobre un guion y sobre la interpretación del actor constituye una representación teatral; he ahí por qué no hay diferencia entre las realizaciones de los directores de matices distintos.
Todo eso está ligado con el teatro en general y en concreto, independientemente de la corriente y de la orientación, independientemente de la actitud hacia el teatro como tal.
Todo eso no tiene nada que ver con lo que constituye la verdadera vocación de la cámara, a saber: la exploración de los hechos vivos.
El Kinopravda ha hecho comprender claramente que se puede trabajar fuera del teatro yendo al mismo paso que la revolución. El Cine-ojo sigue siendo la obra de creación de un cine soviético Rojo iniciado por el Konipravda."

(Dziga Vertov, "Cine-ojo", 1926.)

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