miércoles, 15 de enero de 2020

John Duigan, "Romero" [1989]


"El 24 de marzo de 1980, el arzobispo Óscar Romero de San Salvador (El Salvador) fue asesinado frente a los ojos de sus feligreses mientras celebraba misa. Se encontraba en la basílica del Sagrado Corazón y, en el preciso momento en que terminó su homilía, una bala le atravesó el pecho, fragmentándose y causándole una hemorragia interna. A los pocos minutos, tras ahogarse en su propia sangre, moría. Romero fue abatido por un asesino de derechas probablemente un miembro del Sindicato de los guerreros blancos. Gran parte de la derecha política sentía profundo odio por Romero debido a la franqueza con que expresaba sus opiniones sociales y políticas. Ya meses antes de su asesinato el arzobispo había recibido constantes amenazas de muerte, amenazas que se hicieron realidad en los asesinatos de muchos de sus sacerdotes, de sus amigos íntimos y de sus colaboradores. No obstante, a pesar de las advertencias procedentes tanto de sus compañeros obispos como de la jerarquía eclesiástica, Romero continuó denunciando la violencia, la opresión y la injusticia."

(Christian Smith, "La teología de la liberación. Radicalismo religioso y compromiso social", 1994.)

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