jueves, 23 de enero de 2020

Bruno Muel, "Avec le sang des autres" [1974]


Bruno Muel empuñó la cámara años después de aquella sangrienta jornada de junio de 1968 en Sochaux, y facturó un interesante documental alrededor de la vida cotidiana y las condiciones de trabajo de los obreros de la cadena de montaje de la célebre fábrica de la Peugeot.

"¿Has sentido al menos una vez el deseo de dejar de trabajar (sin hacer trabajar a los otros por ti?)
En tal caso has entendido que:
a) Aunque el trabajo forzado produjera únicamente bienes útiles como ropas, alimentos, técnica, comodidad..., no por ello resultaría menos opresivo e inhumano pues:
- el trabajador seguiría desposeído de su producto y sometido a las mismas leyes de la carrera tras el beneficio y el poder;
- el trabajador seguiría trabajando diez veces más del tiempo necesario en una organización atractiva de la creatividad para poner a la disposición de todos cien veces más de bienes.
b) En el sistema mercantil, que domina por doquier, el trabajo forzado no tiene el objetivo, como se nos pretende hacer creer, de producir bienes útiles y agradables para todos; tiene el objetivo de producir unas mercancías. Independientemente de su empleo útil, inútil o contaminante, las mercancías no tienen otra función que la de mantener el beneficio y el poder de la clase dominante. En dicho sistema, todo el mundo trabaja por nada y cada día adquiere mayor conciencia de ello.
c) Al acumular y renovar las mercancías, el trabajo forzado aumenta el poder de los patronos, de los burócratas, de los jefes, de los ideólogos. Se convierte así en un objeto repulsivo para los trabajadores. Todo paro es una manera de volver a ser nosotros mismos y un desafío para quienes nos lo impiden.
d) El trabajo forzado produce únicamente mercancías. Toda mercancía es inseparable de la mentira que la representa. Así pues, el trabajo forzado produce mentiras, produce un mundo de falsas representaciones, un mundo al revés en el que la imagen sustituye a la realidad. En este sistema espectacular y mercantil, el trabajo forzado produce sobre sí mismo dos mentiras importantes:
- la primera es que el trabajo es útil y necesario, y que a todos nos interesa trabajar
- la segunda mentira es hacer creer que los trabajadores son incapaces de emanciparse del trabajo y de la condición asalariada, que no pueden edificar una sociedad radicalmente nueva, basada en la creación colectiva y atractiva, y en la autogestión generalizada."

(Ratgeb, "De la huelga salvaje a la autogestión generalizada", 1974.)

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