martes, 11 de junio de 2019

Angela Davis, "La democracia de la abolición. Prisiones, racismo y violencia" [2003-2005]

Las cárceles se han convertido en un agujero negro en el que se depositan los detritos del capitalismo. Una revisión de la población penitenciaria de los países de EEUUropa obliga a asumir el componente racista de la institución y atender al progresivo incremento de la población reclusa femenina. Angela Davis establece en el primer artículo de este libro, "¿Están las prisiones obsoletas?", un sucinto recorrido desde los orígenes de la institución penitenciaria en Estados Unidos, su relación con la esclavitud, su pretensión de reconducir a los individuos indapatados hacia la disciplina fabril, deteniéndose posteriormente en la violencia específica de las cárceles de mujeres, la práctica institucional del abuso sexual guardia-presa, y explayándose, en un intento de desmontar la creencia popular que asocia el índice de criminalidad con el aumento de población penitenciaria, en la conformación del complejo industrial-penitenciario estadounidense, en el que la explotación del trabajo carcelario por parte de corporaciones privadas se añade a las otras formas de colaboración entre empresas, gobiernos, comunidades carcelarias y medios de comunicación. ¿Qué alternativas podrían desarrollarse a la expedición siempre creciente de castigos penitenciarios?


"La cuestión más importante hoy día consiste en pensar cómo evitar una expansión aún mayor de las poblaciones encarceladas y cómo lograr sacar a lo que los presos llaman el 'mundo libre' a cuantas más mujeres y hombres, a poder ser negros, podamos. ¿Podríamos llegar a despenalizar el uso de las drogas y el comercio de servicios sexuales? ¿Podríamos tomarnos en serio estrategias para favorecer una justicia restaurativa frente a una exclusivamente punitiva? Ser capaces de desarrollar alternativas efectivas implica una transformación tanto de las técnicas para determinar qué es la 'delincuencia' como de las condiciones sociales y económicas que conducen a tantos niños de las comunidades pobres, especialmente de aquellas comunidades de gente de color, al sistema penal juvenil y luego a la prisión. El reto más urgente y difícil de alcanzar hoy día consiste precisamente en explorar creativamente nuevos marcos jurídicos en los que la prisión no figure como nuestra mayor bandera."

(Angela Davis, "¿Están las prisiones obsoletas?", 2003.)

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