(Luís Buñuel, "Mi último suspiro", 1982.)
Al célebre libertario aragonés Ramón Acín le tocó la lotería, y cumplió su promesa: ayudó a Luis Buñuel a financiar su película sobre esa región extremeña conocida como Las Hurdes. El documental comenzó a filmarse en un contexto tenso: en enero de 1933, en Casas Viejas, la proclamación del comunismo libertario impulsado por los braceros acaba en sangrienta represión, y en Alemania, ese mismo enero, un cada vez más agresivo Hitler accede a la cancillería. Meses después, en noviembre, los comicios españoles dan una amplia mayoría a la CEDA encabezada por Gil Robles, y este Segundo Gobierno de la República prohibe la difusión de la película, consideraba que dañaba la imagen de España. Las Hurdes: hambre, fatiga y muerte. Escribía Buñuel que 'una película siempre debe defender y comunicar indirectamente la idea de que vivimos en un mundo brutal, hipócrita e injusto... La película debe producir tal impresión en el espectador que éste, al salir del cine, diga que no vivimos en el mejor de los mundos.'
No hay comentarios:
Publicar un comentario