"Todo lo ponían en la calle luego para las barricadas metían también coches y les pegaban fuego. La policía tomaba las distancias y permanecía lejos de la avenida hacia el cruce con la avenida Agnelli. De vez en cuando pasaban los coches de la pasma a toda velocidad amagos de cargas. Intentaban deshacer las barricadas eso sí se llevaban una lluvia de pedradas de la gente que luego se refugiaban en los prados de alrededor. Después volvían cuando la policía ya se había ido. Volvían a ponerlo todo en medio de la calle para mantener las barricadas con maderas hierros y todo tipo de objetos. Luego le echaban gasolina y cuando veían que se alejaba la policía le daban fuego. Luego incluso cogían los bidones les pegaban fuego y los lanzaban contra la policía rodando. También empezaba a verse los primeros cócteles molotov.
En las barricadas teníamos banderas rojas y sobre una de las barricadas un cartel donde se podía leer: ¿Qué queremos? Todo. Seguía llegando un río de gente de todas partes. Se oía un ruido seco permanente el tam tam eran las piedras que golpeaban los cables de la corriente eléctrica. Hacían un ruido alucinante. La policía no podía rodear y seccionar la zona que estaba llena de obras y tajos talleres casas populares y prados. La gente continuaba luchando era todo el barrio que combatía. Los grupos se reorganizaban atacaban en un punto concreto para luego dispersarse y atacar otra vez en otro lado. Pero es que además lo que movía a esa gente a la lucha ya no era la rabia y el malestrar creado había una sensación de alegría de entusiasmo. La satisfacción de verse fuertes. De descubrir que estas aspiraciones que esta lucha que llevaban a cabo eran los deseos de todo el mundo la lucha de absolutamente todos. Sentían su fuerza habían oído que en toda la ciudad existía una auténtica explosión popular. Sentían la unidad esta verdadera fuerza. Por lo que cada piedra que arrojaban a la policía era todo un placer casi había desaparecido la rabia. Y es que nos sentíamos muy fuertes. Además veíamos que éste era el único modo que teníamos de vencer al enemigo golpeándole con piedras y palos. Hacíamos añicos las señales luminosas los semáforos los carteles. Se rompían y se abatían sobre las calles los semáforos y todos los postes que encontrábamos. Intentábamos hacer barricadas por todas partes con cualquier cosa. Una apisonadora volcada grupos electrógenos quemados. Mientras se hacía de noche y se empezaban a ver por todas partes los fuegos en medio del gas y el lanzamiento de los cócteles las llamas."
Una novela épica de la lucha obrera italiana durante los convulsos últimos meses de la década de los sesenta, ambientada en el Turín combativo, localizada en fábricas como las de la Fiat, con el obrero-masa migrado desde los campos del sur a las industrias del norte como protagonista, el obrero de los mil oficios que no tiene ninguno, privado de ocupaciones estables y frecuentemente en paro o forzado a prestaciones distintas y discontinuas: huelgas salvajes, autonomía obrera, rebeldía frente a los ciclos de producción-explotación, reconducción de la actividad productiva según los intereses de los trabajadores, lucha proletaria abierta contra la sociedad de la mercancía.
"Lo queremos todo!. porque no queremos pasar la mitad de nuestra vida en la fábrica. Porque el trabajo es nocivo. Porque queremos tener más tiempo para organizarnos politicamente. Porque queremos llevar la lucha contra el patrón. Porque queremos quedarnos en casa sin perder el salario cuando no podemos trabajar. [...] porque somos nosotros los proletarios del sur nosotros los obreros masa esta enorme masa de obreros los ciento cincuenta mil trabajadores de la Fiat los que hemos construido el desarrollo del capital y de su Estado. Porque somos nosotros los que hemos creado toda esta riqueza y de la que no nos dejan más que la migajas. Porque hemos creado toda esta riqueza dejándonos la vida en el trabajo o muriéndonos de hambre en el sur. Pero ahora que somos la gran mayoría del proletariado ya no tenemos ganas de trabajar y de dejarnos la vida en el progreso del capital y de su Estado. Estamos hartos de mantener a todos estos cerdos."
(Nanni Balestrini, “Lo queremos todo”.)
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