domingo, 21 de abril de 2019
Francis Wheen, "Karl Marx" [1999]
"La verdad es que no hay que negar que hay un Marx de todos, o de casi todos: de los liberales y de los demócratas, de los socialdemócratas, de los stalinistas, de los trotskistas y de los eurocomunistas...Y, desde luego, el Marx de los académicos, el Marx tema-de-oposiciones. Ni siquiera el narcisismo herido, autoherido, de todos los collettis o antiguos apologistas de Marx que ahora le imputan los campos de concentración siberianos (aunque conservan suficiente buen sentido para no imputar a Cristo el estadio de Santiago de Chile, seguramente porque no sostuvieron antes que Cristo era un científico puro sin relación con el antiguo testamento) renuncia a completar su ración anual de publicaciones con algún 'paper' sobre el santón derribado."
(Manuel Sacristán, "Carta de la Redacción", en el número 16-17 de la revista "Mientras tanto", 1983, centenario de la muerte de Karl Marx.)
Es un libro dirigido al gran público, el "Karl Marx" de Francis Wheen, sin pretensión académica, que desprecia, ignora, pasa por alto, el inabarcable debate de la marxología de la centuria pasada, que muestra un ser de carne y hueso: 'un agitador radical que pasó gran parte de su vida adulta en el académico silencio de la sala de lectura del Museo Británico; un sociable y cordial anfitrión que se enemistó con casi todos sus amigos; un abnegado padre de familia que dejó embarazada a la criada; y un filósofo profundamente serio al que le encantaba beber, fumar puros y contar chistes'. El Marx hombre, más modesto y limitado que el titán teórico y político, atravesado por molestias físicas, jinete de sus contradicciones, mordaz, brillantemente satírico, prófugo y apátrida, mal administrador, infatigable ratón de biblioteca.
"La caza de brujas del senador McCarthy en los años cincuenta, las guerras de Vietnam y Corea, la crisis de los misiles en Cuba, las invasiones de Checoslovaquia y Hungría, la masacre de los estudiantes en la plaza de Tiananmen, todas estas vergüenzas de la historia del siglo XX fueron justificadas en nombre del marxismo o del antimarxismo. Una hazaña nada despreciable para un hombre que pasó la mayor parte de su edad adulta en la pobreza, afectado de forúnculos y de enfermedades hepáticas, y que en una ocasión fue perseguido por la policía tras una noche de excesos tabernarios."
(Francis Wheen, "Karl Marx", 1999.)
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