martes, 30 de abril de 2019

César Rendueles, "En bruto. Una revindicación del materialismo histórico" [2016]

"[...] en el "Manifiesto comunista" se habla del proletariado como 'clase universal'. La expresión no es muy afortunada. Suena a que la clase obrera industrial es el Mesías redentor de la humanidad. De hecho, a menudo se ha usado la tesis de Marx para justificar un obrerismo absurdo. Hay gente que cree que ser un trabajador descualificado proporciona una perspectiva clarividente de la realidad social y una aguda inteligencia ética. Es una idea rara. Más bien parece sensato pensar que estar explotado, humillado y desesperado no te vuelve especialmente lúcido.
En realidad, la propuesta de Marx tenía que ver con la relación que mantienen nuestras propias expectativas políticas con nuestras condiciones materiales y sociales. Los distintos grupos que participan en el capitalismo están enfangados en una especie de dilema pragmático generalizado que les impide sacar partido de los avances políticos, tecnológicos y sociales contemporáneos. Los asalariados pobres pueden romper ese 'impasse' porque sus propios intereses generales a corto plazo pueden llegar a coincidir con los de la mayoría de la gente a largo plazo. Los perdedores del capitalismo son agentes privilegiados del cambio social. Son los únicos que están en condiciones de impulsar algunos progresos morales que beneficiarían a todo el mundo, pero que ningún otro grupo puede defender porque están atrapados en sus intereses particulares cortoplacistas."

Si quieren impartir un curso lúcido, sensato y relajado de materialismo histórico, adquieran un ejemplar de "En bruto. Una revindicación del materialismo histórico" de César Rendueles: la polémica entre el idealismo poshegeliano y la concepción materialista de la historia, el lugar que ocupa el materialismo histórico en el panorama de las ciencias sociales como alternativa a distintas formas de idealismo sociológico, la validez general del materialismo en el contexto de una reevaluación epistemológica de las ciencias sociales como saberes cotidianos, la aportación de la teoría marxista de la explotación a la comprensión de la sociedad moderna, o la relación entre materialismo y filosofía teleológica de la historia. Y con un epílogo que es una apuesta por la extensión naturalista del materialismo clásico contrapuesto al usual constructivismo social extremo.

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