miércoles, 1 de mayo de 2019

José Martí, "Un drama terrible" [1887]


"Ni el miedo a las justicias sociales, ni la simpatía ciega por los que las intentan, debe guiar a los pueblos en sus crisis, ni al que las narra. Sólo sirve dignamente a la libertad el que, a riesgo de ser tomado por su enemigo, la preserva sin temblar de los que la comprometen con sus errores. No merece el dictado de defensor de la libertad quien excusa sus vicios y crímenes por el temor mujeril de parecer tibio en su defensa. Ni merecen perdón los que, incapaces de domar el odio y la antipatía que el crimen inspira, juzgan los delitos sociales sin conocer y pesar las causas históricas de que nacieron, ni los impulsos de generosidad que los producen."

El héroe nacional de Cuba, José Martí, escribió una radiante crónica del asesinato legalizado de los mártires de Chicago en noviembre de 1887, "Un drama terrible", enviado al periódico bonaerense "La Nación" desde Nueva York, tras la ejecución mediante horca de los cinco anarquistas. Su perspectiva es la de un observador extranjero, un exiliado hispánico, un cubano revolucionario residente en Estados Unidos. Transita por la extrañeza de semejante suceso en la América republicana, ¿no era la Declaración de Independencia el faro que guiaba la próxima independencia cubana?, y tras dibujar un perfil mezquino de los acusados, de sus rivalidades y miserias, se conmueve hasta abrazar la defensa de su causa, como si la crónica nos hiciera testigos del cambio de postura de José Martí hacia los acontecimientos que se desarrollaron en la Revuelta de Haymarket. Todavía me hace temblar el eco de esa voz de barba espesa, y de corazón grave y agriado,

"De la tiniebla que a todos envolvía, cuando del estrado de pino iban bajando los cinco ajusticiados a la fosa, salió una voz que se adivinaba ser de barba espesa, y de corazón grave y agriado: '¡Yo no vengo a acusar ni a ese verdugo a quien llaman alcaide, ni a la nación que ha Estado hoy dando gracias a Dios en sus templos porque han muerto en la horca estos hombres, sino a los trabajadores de Chicago, que han permitido que les asesinen a cinco de sus más nobles amigos!'... La noche, y la mano del defensor sobre aquel hombro inquieto, dispersaron los concurrentes y los hurras: flores, banderas, muertos y afligidos perdíanse en la misma negra sombra: como de olas de mar venía de lejos el ruido de la muchedumbre en vuelta a sus hogares. Y decía el "Arbeiter Zeitung" de la noche, que al entrar en la ciudad recibió el gentío ávido: '¡Hemos perdido una batalla, amigos infelices, pero veremos al fin el mundo ordenado conforme a la justicia: seamos sagaces como las serpientes, e inofensivos como las palomas!'."

(José Martí, "Un drama terrible", 1887)

No hay comentarios:

Publicar un comentario